Biarritz engañada

Biarritz, prestigioso centro de Veraneo de la costa de Francia en el departamento de los Bajos Pirineos, ciudad por demás conocida debido a su no menos importante festival de cine, fue sede de una triste mezcla de engaño criminal, exaltación de las opresiones por los lados del tercer mundo e hipocresía. Con el título ORINOCO, se estuvo exhibiendo desde el 11 de Julio al 7 de Octubre de este año, en la Villa de Biarritz (bajo el patrocinio de un prestigioso casino entre otras instituciones), un conjunto de más de 400 piezas provenientes de diversos grupos humanos que habitan el Amazonas Venezolano. La exposición llevaba por subtítulo Ä la reencontré del indiens de l'Amazonie Vénézuéliene y finalizaba puntualizando que todas las piezas pertenecían a la colección Cisneros.

¿Quién se podría imaginar que un Panare iba a estar por casualidad en Biarritz para contemplar con indignación lo que seguidamente nos reveló mostrándonos el susodicho folletito?

-Mira esto -dice nuestro querido amigo E'ñepá apuntando a una foto de la que emergen una rubia sonriente que bien pareciera por su indumentaria, haber sido sacada de una comiquita de Tarzán, al lado de un Yanomami- en perfecto francés aparece escrita la frase: "Mme Patricia Phelps de Cisneros et le capitaine yanomami Doshamoshatheri", ¿quién le dijo a esa señora que los yanomami tienen capitán?. Y eso no es lo más grave, dice también que estas piezas "ilustran el modo de vivir de las diferentes etnias que viven en un entorno tan exuberante como inaccesible" y que ellas pertenecen al "fruto de cincuenta años de exploración en los Estados Amazonas, Bolívar y Sur de Venezuela entre el medio y el alto Orinoco y la Sierra de Parima". Viendo la foto de la mujer se diría que si ella empezó en esa exploración hace cincuenta años, debió iniciarse como antropóloga cuando apenas contaba con cinco años de edad. Esta colección fue comprada por una suma miserable a un hombre que no aparece en ninguno de los créditos de la exposición, ni en catálogo, ni en la museografía de la misma. Esta colección fue forjada por Edgardo González Niño quien llevó adelante todo el trabajo a lo largo de su vida, de manera precaria, sin patrocinantes, sin ayuda de ninguna especie y, al final de su vida, ahogado por la necesidad, accedió a vender su patrimonio de años de lucha a éstos que se hacen pasar como el estandarte de la protección al indígena cuando todos sabemos que muchas concesiones mineras tienen en sus manos estas familias.

Desde esta tribuna nos solidarizamos con quienes manifiestan su indignación ante el atropello y utilización de los pueblos indígenas para encubrir los negocios turbios de los magnates de la mentira que hoy como ayer (bajo la figura del colono-conquistador), imponen una manera de ver el mundo, modificando la realidad a su antojo o mejor vendrá decir, a la conveniencia de sus bolsillos. A la memoria de Edgardo Gonzalez Niño, quien como muchos, desaparecen devorados por las transnacionales de la mentira así como el Amazonas que tanto se jactan en proteger los usurpadores de hoy y de ayer.