El secuestro de Abdullah Ocalan, lider del Partido de los Trabajadores del Kurdistan (PKK), es un ataque contra las masas kurdas que debe ser enfaticamente denunciado y condenado por las organizaciones revolucionarias y por todos aquellos que dicen defender los derechos democráticos.
El rechazo a asilar a Ocalan por parte de casi todos los gobiernos europeos, fue un gran servicio prestado por estos a los Estados Unidos y a sus socios del régimen de Ankara. Todo lo que se puede leer en la prensa sobre la detención de Ocalan en Kenya muestra el cinismo de los gobiernos europeos, quienes actuaron como cómplices del régimen turco.
Ocalan no es un terrorista. Él es el líder de un partido stalinista con una gran inserción entre las masas kurdas, el cual está peleando contra uno de los regímenes más represivos del mundo. Turquía, desde hace bastante tiempo es sinónimo de supresión de los derechos democráticos. Su gobierno, permanentemente desarrolla ataques asesinos contra la población kurda que vive dentro de sus fronteras. Además, en muchas ocasiones a extendido estos ataques a la población del Kurdistan iraki, sobre todo después de la guerra del golfo con la connivencia de los EEUU.
Los intentos de presentar al régimen turco como la víctima del "demonio terrorista" son ridículos. Los únicos terroristas son el gobierno turco, los EEUU y todos aquellos que los apoyan. El actual gobierno turco de Bulent Ecevit es el producto de la represión política sistemática. De hecho, el mayor partido del país, el islamista Partido del Bienestar, está proscripto, al igual que el Partido Democrático del Pueblo.
La persecución y captura de Ocalan muestran que los distintos gobiernos del mundo , siguiendo a los EEUU, niegan en los hechos uno de los fundamentales derechos democráticos, el derecho de asilo político. Un régimen detrás del otro, desde el supuesto gobierno nacionalista radical de Siria hasta la socialdemocracia europea, cerraron sus fronteras a un lider que corría el riesgo de ser torturado y asesinado por el gobierno de Turquía. Lo que han demostrado estos gobiernos es que el derecho de asilo político en los hechos no existe y que bajo la excusa del antiterrorismo todas las formas de lucha política pueden ser criminalizadas.
Por otro lado, el rol de los servicios secretos yankees e israelies en el secuestro de Ocalan parece ser evidente. La misma prensa turca ha dicho que agentes de la CIA y el Mossad, quienes se encuentran en Nairobi desde el ataque terrorista a la embajada de EEUU, colaboraron con la detención de Ocalan. El hecho de que Ocalan haya sido transportado por el avión personal de un empresario turco, ex-miembro del gobierno, también indica cierta colaboración del gobierno de Kenia en la operación. Hasta al más distraido no le sorprenderan la participación yankee e israeli en el operativo. Sin embargo, lo que realmente resulta interesante es como se comportaron los gobiernos socialdemócratas de Europa.
En Noviembre, Ocalan busco refugio en Roma, después de ser expulsado de Siria donde vivia hace más de una década. El gobierno Italiano, encabezado por Massimo D'Alema, ex-lider del Partido Comunista Italiano, rechazó la demanda de extradición del gobierno turco, pero también negó el derecho de asilo a Ocalan, expulsandolo del país a mediados de Enero.
Durante varias semanas el destino de Ocalan fue una cuestión de especulación ya que gobierno tras gobierno le fueron negando el derecho de asilo. Alemania, con un canciller socialdemócrata, con el líder de los verdes a la cabeza del ministerio de relaciones exteriores y con la mayor minoría kurda de todo el continente se negó a recibir a Ocalan. De esta forma, el nuevo gobierno alemán demostró que, como dijeron sus miembros en su asunción, no hay una política exterior de izquierdas, sino una política exterior alemana. Esta claro, que el petroleo del Kurdistan, y la venta de armas a Turquía son más importantes para Alemania que los derechos democráticos de los kurdos. Los cuales de hecho tampoco son respetados en Alemania.
Posteriormente, Ocalan fue expulsado de la "neutral y democrática" Suiza. Además, Dinamarca, Holanda y Grecia le recomendaron que no se dirija a su territorio, en donde era considerado un huesped indeseable. Por otro lado, el gobierno socialdemócrata griego del PASOK fue quien le recomendó que se dirijiera a Kenia, en donde se podría alojar en su embajada. Esto siembra dudas sobre la intenciones del gobierno griego, ya que era de público conocimiento que después de la voladura de la embajada yankee en Nairobi, esta ciudad era un nido de agentes de la CIA y el Mossad. Fue sólo una cuestión de tiempo coordinar la actividad de los distintos servicios de inteligencia con el accionar de los militares griegos y kenianos y el de los comandos turcos. Una vez secuestrado Ocalan y transportado a Turquía, el gobierno socialdemócrata de Bulent Ecevit lo acusa de traición a la patria. La condena significaría la pena de muerte para él.
La detención de Ocalan despertó una ola de protestas en Europa, en especial en Alemania. Distintas embajadas y consulados fueron ocupados por kurdos. En Berlin al intentar ocupar la embajada israeli, tres personas fueron asesinadas por soldados israelies. Las sedes del Partido Socialdemócrata (SPD) también están siendo ocupadas. Estas medidas cuentan con el apoyo de la inmigración kurda y turca y el de la mayoría de la izquierda revolucionaria. En respuesta a ellas el gobierno alemán ha aumentado la represión. Muchos kurdos han sido detenidos, a algunos se les retiro el derecho de residencia. En todas las cerreteras y terminales de ferrocarril se establecieron controles policiales en los cuales se trata de detener a militantes independentistas kurdos. Los cuales en realidad pueden terminar siendo cualquier inmigrante oriental que le caiga mal a la policia.
La evolución de los hechos, desenmascara incluso ante el más ingenuo el papel de los partidos sociademócratas y ex-stalinistas y muestra su abierta colaboración con la política terrorista de los EEUU. El avance de medidas represivas como la negación del derecho deasilo deben ser tomadas como una advertencia para la clase obrera y el conjunto de pueblos oprimidos.
Los trotskystas del POR, criticamos la estrategia stalinista del PKK y las tácticas erroneas que se desprenden de ella. Sin embargo, de ninguna manera ello implica que dejemos de apoyar incondicionalmente a aquellos que se enfrentan a los opresores del pueblo kurdo. Por ello, estamos por la defensa de las organizaciones de masas y de los líderes políticos del pueblo kurdo. El POR enfaticamente denuncia el secuestro de Ocalan y reclama su inmediata liberación. Todos aquellos que luchamos por destruir el regimen capitalista debemos unirnos detrás de este reclamo.
17 de Febrero de 1998, Daniel Bengoechea