DOCUMENTO DE SITUACIÓN POLÍTICA NACIONAL
DE LA CONFERENCIA NACIONAL DEL
PARTIDO
OBRERO REVOLUCIONARIO
enero de 2002
I- BASE ESTRUCTURAL DE LA CRISIS ECONÓMICA
El
proceso de concentración de capital, los cambios en su composición cualitativa
(en detrimento de la Industria), la
transferencia de ingresos de los asalariados y la pequeña burguesía al gran
capital financiero, y la proletarización creciente de las capas medias, son
algunos de los aspectos más salientes de la crisis económica argentina.
Este
proceso (que de un modo general podemos iniciar en el Rodrigazo hasta nuestros
días), se produjo sin solución de continuidad, más allá de los límites que
colocara la lucha popular defensiva.
Como
agravante del proceso argentino, debemos anotar el contexto internacional, que
más allá de su curva de los últimos 30 años, estuvo dominado por una crisis de sobreproducción, en el marco
del cual Argentina retrocedió relativamente, pasando de ser el país más
desarrollado (en términos capitalistas) de América Latina, a
"bolivianizarse", involucionando a una economía extractiva con muy
escaso valor agregado.
La
paridad cambiaria de la última década agravó esta situación desfavorable para
la balanza comercial, compensada transitoriamente con el endeudamiento. Esta
"compensación" estalló en la primavera del 2001. El default no es
sólo la cesación de pagos: es la confesión de la imposibilidad de desarrollar
las fuerzas productivas.
Este proceso alteró las
clases sociales, su interrelación, y sus expresiones políticas:
*el
debilitamiento objetivo del proletariado industrial.
*el
crecimiento de los trabajadores desocupados como sujeto social de la lucha y de
los cambios revolucionarios.
*la
proletarización y /o pauperización de amplios sectores de la pequeño burguesía
( de la ciudad y el campo).
*la
destrucción de sectores enteros de la burguesía nacional industrial, y la
integración de los sobrevivientes al gran capital imperialista.
*la
destrucción de la pequeña y mediana burguesía agraria, que en Argentina también
es expresión de un desarrollo capitalista relativo (y no de una sobre vivencia
feudal)
*El
debilitamiento de sectores enteros de la burguesía terrateniente del interior,
producto de la destrucción de las economías regionales.
*Un
potenciamiento del capital financiero, con la particularidad que, por las
relaciones carnales de sometimiento de la semicolonia argentina al
imperialismo, este proceso tampoco consolidó un sector nuevo de la burguesía
nacional (ni siquiera cipayo), sino más bien un giro de divisas permanente,
tanto de origen especulativo, como de origen productivo (vía privatizaciones
del andamiaje esencial de cualquier nación: petróleo, energía, agua, acero,
comunicaciones, puertos y transportes, etc.)
Estos
cambios estructurales en la economía no construyeron, al mismo ritmo,
expresiones políticas que los expresen.
En el
caso de la burguesía, justamente porque es clase dominante, la catástrofe es
mayor, ya que, especialmente en Argentina, hay una fuerte tradición de partidos
burgueses expresión política de la burguesía nacional, e incluso, regional. La
paradoja es que estos partidos siguen existiendo, siguen gobernando, pero
totalmente a contramano del proceso histórico que les dio origen. Peor aún:
gobiernan ejecutando la política que destruya los vestigios de aquel proceso
histórico.
Esto
no demuestra solamente la inviabilidad del nacionalismo burgués para liderar un
proceso revolucionario democrático antiimperialista. Demuestra que esa
imposibilidad lleva a la destrucción de las relaciones políticas con su propia
base social.
En el
caso del proletariado y demás sectores explotados de la ciudad y el campo
estamos, visto de un modo general como una película y no como una fotografía,
en la secuencia de una "primer negación" dentro del proceso
dialéctico. Es decir, en la ruptura de sus relaciones políticas de pertenencia
con las expresiones políticas del nacionalismo burgués (peronismo, radicalismo,
partidos provinciales, etc.). Esto también se ve en el campo sindical. Esta es
la base material de la descalificación que hacen las masas de "los
políticos", de "los sindicalistas", de la "clase dirigente".
Sólo una pequeña minoría, que se expresa en una creciente vanguardia, ha
avanzado en metabolizar este proceso, ingresando a la "segunda
negación", para abrir paso a la posibilidad de una síntesis en términos
revolucionarios: ¡ahí están los piqueteros, como postal emblemática!
II- GOBIERNOS Y
RÉGIMEN POLÍTICO:
LOS PERSONAJES Y LOS PARTIDOS COMO EXPRESIÓN DE LA DESCOMPOSICIÓN DE LA CLASE
DOMINANTE
"Hegel dice en alguna parte que todos los
grandes hechos y personajes de la historia universal se producen, como si
dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra
como farsa. Caussidiére por Dantón, Luis Blanc por Robespierre, la Montaña de
1848 a 1851 por la Montaña de 1793 a 1795, el sobrino por el tío." (Carlos Marx, "El 18
brumario de Luis Bonaparte".)
Esta
introducción nos sirve para explicarnos el por qué los farsescos personajes del
régimen burgués que se van alternando en el poder en los últimos meses
adquieren tal característica como resultado inevitable del proceso económico y
material que explicamos en el primer capítulo. Como Marx explica en este
clásico fundamental, "Los hombres
hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo
circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con
que se encuentran directamente, que existen y transmite el pasado. La tradición
de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los
vivos. Y cuando estos se disponen precisamente a revolucionarse y a revolucionar
las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria
es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del
pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para,
con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la
nueva escena de la historia universal. Es como el principiante que ha aprendido
un idioma nuevo: lo traduce siempre a su idioma nativo, pero sólo se asimila el
espíritu del nuevo idioma y sólo es capaz de producir libremente en él cuando
se mueve dentro de él sin reminiscencias y olvida en él su lengua natal."
Los
políticos burgueses argentinos se esfuerzan por lograr "una nueva forma de hacer política", pero no se cansan de
acudir a los muertos y a las muertas poses para reciclarse. Si en el 18
Brumario Luis Bonaparte era la expresión farsesca de Napoleón, en los
principios del verano argentino Adolfo Rodríguez Sáa fue la caricatura ridícula
de Perón.
Los
políticos burgueses argentinos, los dirigentes sindicales burocráticos, los
jueces, los funcionarios de carrera que caen parados con todos los gobiernos,
están tan atados a su lengua natal, que no pueden pensar en el nuevo idioma
revolucionario. Sus cabezas están atadas a sus estómagos, y estos a sus
espacios de poder.
Esta es una de las expresiones de la crisis política.
Por eso es tan claro que no es la crisis de un Gobierno, sino del régimen en su
conjunto.
Sólo
quienes no tienen ataduras de clase con el viejo régimen, pueden abrir la cabeza
y captar el espíritu del nuevo idioma.
El
proceso político que finalmente parió al actual Gobierno no estuvo ajeno, por cierto, a la presión de las
masas. La inercia de la gran fuerza popular que echara a De la Rúa y Cavallo
golpeó también sobre Rodríguez Sáa, y especialmente sobre su gabinete. Sin
embargo, el factor decisivo que impuso el recambio fue la necesidad de unificar
antes que nada a la burguesía, bajo el visto bueno del Imperialismo. Se
produjo, pues, un verdadero golpe institucional, que contó con el apoyo de una
abrumadora mayoría en el Congreso, de una retirada en orden del propio
"presidente por una semana", y de un transitorio y expectante reflujo
en la movilización de las masas.
Las
características bonapartistas descriptas para el Gobierno de Rodríguez Sáa
valen para Duhalde, pero en el sentido de reforzar sus tendencias
fascistizantes. Contando con la fuerza relativa de haber unificado a la
burguesía detrás de sí, de presentarse como su último recurso ("después de
mí, la anarquía"), el actual Gobierno coloca en segundo plano la demagogia
(sin prescindir de ella), para jerarquizar la mano dura contra los trabajadores
y el pueblo.
El
"diálogo político" en curso no sólo está bajo la bendición del
reaccionario Alto Clero católico argentino: en un pie de igualdad con el propio
poder ejecutivo está el delegado de las Naciones Unidas.
El
otrora bonapartismo de Perón que buscaba jugar de árbitro entre las distintas
fracciones de la burguesía, pero esencialmente, entre las masas y el
Imperialismo, ha dado lugar a un semibonapartismo sui-géneris, que cada vez más
muestra sus rasgos reaccionarios.
Si la
clase dominante ha logrado, transitoriamente, rearmar un equilibrio político
con la elección por la Asamblea Legislativa de Eduardo Duhalde como Presidente
hasta el 2003, obviando inclusive las prometidas elecciones generales, no es
por fuerza propia, y mucho menos por haber superado la crisis de régimen
político. Es simplemente porque las masas cuyo movimiento tuvo la fuerza para
voltear gobiernos, no tuvo la claridad política ni la maduración para colocar
en el poder una alternativa propia.
Parafraseando a Marx, los explotados
argentinos recién están comenzando a aprender el nuevo idioma.
III- CARACTERÍSTICAS DEL MOVIMIENTO DE
MASAS DEL ÚLTIMO PERÍODO
Ha
sido un acierto político de nuestra organización haber caracterizado como defensivo el movimiento de lucha de las
masas en el último período.
Hasta
las peleas más heroicas tuvieron como eje defender
una conquista o un derecho (a veces, superelemental), que la lógica de la
política burguesa obligaba a arrebatar, a conculcar.
La
organización de esas luchas defensivas creó condiciones para un salto cualitativo, en tanto crecientes franjas
de los explotados pudieran politizar sus reclamos, y pasar a la ofensiva,
colocando en primer plano la necesidad de un programa de Gobierno.
La
política consciente de la burocracia sindical (incluida la Mesa de Conducción
de la Asamblea Piquetera), que analizaremos en un capítulo aparte, constituyó
el principal bloqueo para que el proceso se diera de esta manera, producto de
una acción conciente de las direcciones sindicales y políticas.
La
propia crisis económica y política (de la cual forma parte la traición de la
burocracia), llevó a que el salto cualitativo se diera por fuera de esas estructuras y de esas direcciones.
Las
jornadas del 18, 19 y 20 de diciembre, y su continuidad ante los gobiernos de
Rodriguez Sáa y Duhalde implican un viraje, una reconquista de la iniciativa de las masas, que de una
manera empírica, con un alto grado de espontaneísmo y sin dirección revolucionaria (podríamos decir incluso, sin dirección),
irrumpieron en la escena política.
El
carácter independiente de este movimiento es relativo:
Lo es
en cuanto a que carece de una férrea tutela de la burguesía y de sus agentes.
No lo
es en tanto y en cuanto carece de un programa y de una dirección que
políticamente exprese una salida a la crisis, que no puede ser otra que anticapitalista,
obrera, socialista.
Es
esta debilidad, insistimos, lo que dio plafond a la burguesía para capear el
temporal y rearmar sucesivas salidas políticas.
IV- ESPONTANEÍSMO
Y CRISIS DE DIRECCIÓN
PAPEL DE LA BUROCRACIA QUE DIRIGE LAS CGTs, LA CTA Y LA ASAMBLEA PIQUETERA
Es un
lugar común decir que las jornadas del 18, 19 y 20 de diciembre tuvieron un
alto grado de espontaneísmo. Esto fue efectivamente así: tanto los hambrientos
que sitiaron supermercados, como los “caceroleros” de los barrios obreros y de
clase media, como los ocupantes de Plaza de Mayo del viernes 20, no actuaron
como resultado de una voz de orden de organización (ni política ni sindical)
alguna.
Es un
acto de pedantería rayano en la locura autoproclamatoria afirmar "El
levantamiento popular del 19 y 20 fue el menos "espontáneo" de la
historia argentina, si exceptuamos a la Semana Trágica, y se encuentra en un plano
relativamente similar al levantamiento obrero de 1959 contra Frondizi y al
Cordobazo de mayo de 1969...(para luego rematar)...las consignas de la
democracia más consecuente y de los métodos de lucha más radicales, no han
surgido "espontáneamente" de ningún repollo, sino que han sido la
expresión política más directa de los partidos de combate y en primer lugar del
PO".(Prensa Obrera 735, artículo de Jorge Altamira intitulado "La
"espontaneidad" de las masas").
En
nombre de un hecho cierto, que es reconocer el hilo conductor de los
acontecimientos revolucionarios de la primavera argentina con sus antecedentes
de lucha reciente (movimiento piquetero, huelga y toma de Zanón, resistencia a
los despidos en telefónicos, etc.), se obvia de todo análisis la carencia
fundamental del movimiento de masas: la ausencia de una organización estable y
permanente. En nombre de una verdad de perogrullo (la generación espontánea no
existe, ni en la biología ni en la vida social), se niega el factor de
debilidad más evidente: nadie puede atribuirse la paternidad del cacerolazo,
porque nadie lo convocó. Nadie puede atribuirle un programa, una propuesta por
la positiva, porque carece de tal cosa. El "fuera De la Rúa y
Cavallo" no es un programa: es una acto de hartazgo.
Su
indudable progresividad sólo puede consolidarse en la construcción de una alternativa
de doble poder respecto a la burguesía en tanto las masas superen sus ilusiones
de "presión" sobre el sistema. No plantear este problema ideológico,
político y organizativo como el central, o peor aún, hacer una apología del
espontaneísmo mintiendo un supuesto rol de dirección "virtual", es un
mecanismo típico de las sectas autoproclamatorias, incapaces de plantearse los
problemas que implican una lucha concreta por la dirección.
Recién
ahora, luego de la asunción de Duhalde, y por la propia marcha de los
acontecimientos, el movimiento “cacerolero” se plantea una estabilidad
(funcionamiento permanente con el régimen de Asamblea Popular), y una finalidad
por la positiva por la cual luchar (definición de los esbozos de un Programa).
Los revolucionarios tenemos que maniobrar con habilidad para no ser rechazados
por "políticos", y está por verse si logramos avanzar en un auténtico
rol de dirección.
Es
harto evidente que la burocracia sindical de las CGTs y la CTA brillo por su
ausencia en las movilizaciones que voltearon a De La Rua – Cavallo atinando
únicamente a garantizar la gobernabilidad de la burguesía en su conjunto. La
propia Huelga General convocada para el día 21 que finalmente no se concreto
(¡convocada cuando las masas ya habían paralizado el país y derribado al gobierno!) tenía la finalidad
de desactivar las tendencias mas radicalizadas de la movilización popular
ubicando esta medida en el terreno de la presión institucional. Hoy estas
direcciones se encuentran sosteniendo con todas sus fuerzas él “dialogo”
impulsado por el imperialismo, el gobierno y la cúpula de la iglesia.
Por su rol jugado en el
ultimo periodo, nos interesa destacar especialmente el papel jugado por la Mesa
de Conducción de la Asamblea Nacional Piquetera. En el caso de la FTV-CTA y la
CCC cabe preguntarse ¿qué hubiera pasado si se hubiera convocado en tiempo
(Octubre de 2001) y forma a la III ANP, bajo la forma de representatividad de
un delegado cada 20 compañeros, ocupados y desocupados? ¿Qué hubiera pasado si
con ese recurso político-organizativo se socavaba la base y los cuadros medios
de los sindicatos obreros, hoy controlados por la CGTs y la CTA? Bien por el
contrario, luego de haberse borrado del Argentinazo, cumplen el triste papel de
alimentar ilusiones en el Luis Bonaparte puntano consolidando luego al actual
gobierno Duhalde.
La
“izquierda” de la ANP (Polo Obrero, MTR, etc.) denominada actualmente “Bloque
Piquetero” ejerció durante todo el periodo anterior a la rebelión popular una
leve y diplomática presión hacia la CCC y CTA para que realizaran la III ANP
mientras mantenían reuniones de la “Mesa de Conducción” y resolvían tal o cual
medida aislada sin consulta alguna a las bases. En un plenario del “Bloque
Piquetero” inmediatamente posterior a la caída de De la Rua - Cavallo se
negaron a poner fecha y hora a la tercer asamblea bajo la excusa de que era
necesario “prepararla” convocándola finalmente unos días después en una reunión
a puertas cerradas recién para... ¡la primer quincena de febrero!
Esta
traición del conjunto de la “Mesa de conducción” de la ANP tiene también otras
implicancias. En diferentes formas y grados le capitularon a la burocracia
sindical histórica, y fueron cómplices de que la clase obrera no apareciera
como caudillo nacional organizado del pueblo explotado. Efectivamente, el
proletariado intervino diluido en la pueblada, sin identidad, ni política ni
sindical, que marcara su liderazgo de clase.
Como
en las situaciones abiertas con el Cordobazo (1969), y las huelgas de junio y
julio (1975), el problema de los problemas es la dirección. Pero el problema es
cualitativamente diferente: en aquellos acontecimientos, la lucha por la
conducción revolucionaria estribaba en la superación en términos
marx-leninistas-trotskystas del nacionalismo pequeñoburgués, del stalinismo,
del foquismo.
Hoy,
la lucha por la dirección revolucionaria supone plantar, antes que nada, la
necesidad de tal cosa. Más aún: la necesidad de una dirección.
No es
que no haya lucha contra los mismos adversarios: se da en un escenario
diferente, con un atraso político muy grande de las masas, e inclusive, de la
propia vanguardia.
Esta
dificultad marca la tarea. Ésa, que obvian las sectas autoproclamatorias: La de
politizar, elevar el nivel de conciencia del colectivo, y ayudar a avanzar al
movimiento en su conjunto.
V- DOBLE PODER E
ILUSIONES DEMOCRÁTICAS. VIGENCIA E IMPORTANCIA
DE LA TÁCTICA DE FRENTE ÚNICO ANTIIMPERIALISTA
"LA
CRISIS DE LOS DE ARRIBA OBLIGA: CONSTRUIR EL PODER DE LOS DE ABAJO". Con
este título, nuestra organización presentaba su política el 31 de diciembre
ante la renuncia de Rodríguez Sáa.
La
experiencia y desarrollo de las Asambleas Piqueteras sin duda han sido un
precedente fundamental a la hora de desarrollar las innumerables Asambleas Populares que han surgido a lo largo y
ancho del país. Estas asambleas que se han constituido como un embrión de doble
poder expresan todas las contradicciones y limitaciones del movimiento en su
conjunto. Al mismo tiempo que son aclamadas las posturas que plantean la
necesidad de que las Asambleas Populares se vinculen con las asambleas
piqueteras avanzando en el desarrollo de un poder popular, lo mismo sucede con
intervenciones que expresan poderosas ilusiones democráticas como: "Juicio
Político a la Corte" (nada menos que el Parlamento que eligió a Duhalde
remueva a los Jueces); "Elecciones Generales Libres" (como si no
hubiera votado el pueblo argentino cada dos años en las últimas dos décadas) Ni
hablar de la violencia, rechazada no sólo por los miedos de un movimiento en
construcción, sino por la ilusión de que una presión sobre las instituciones
puede ser efectiva. Solo desarrollando y profundizando la extensión y politización
de las asambleas (piqueteras y populares) y por la propia experiencia adquirida
por las masas se podrá derribar cada una de las ilusiones democráticas en un
proceso que nada tendrá de lineal ni de inmediato.
La
intervención de los poristas y de todo obrero y trabajador con conciencia de
clase debe ser enfrentar estas ilusiones. Si bien, y a diferencia del conjunto
del centrismo trotskista, hemos dado una importante batalla en este sentido, no
fuimos ajenos a las fuertes ilusiones de las masas expresado esto en nuestra
deficiente intervención en relación a oponer los TRIBUNALES POPULARES frente al
creciente descrédito de la justicia burguesa. Frente a la represión y
persecución sin limites de todas las instituciones del Estado Burgués, la
necesidad de propagandizar y generalizar la autodefensa se torna imprescindible
para defender en el terreno de la lucha física todo lo conquistado en cuanto a
politización y organización de las masas.
Las
asambleas populares y su proyectada vinculación con los “piqueteros” como
expresión del frente único antiimperialista confirman en la realidad misma la
necesidad y corrección de los presupuestos teóricos de la táctica de FUA,
respecto a lo indispensable de tal recurso para avanzar en la unidad de los
explotados y de su vanguardia. Esta política choca por el vértice con la
impulsada por la CTA y el FreNaPo, cuya concepción apunta a colocar la lucha de
las masas tras la burguesía nacional como parte de su utopía reaccionaria de
“humanización del capitalismo”. Esta política se expresa en las ilusiones
generadas en los políticos burgueses “progresistas” como así también en la
Consulta Popular, que a contramano de la lucha de las masas, fue la orientación
principal de la CTA durante el 2001.
Nuestra
organización ha demostrado en la práctica su capacidad para aplicar la táctica
de FUA en el terreno de la movilización y acción directa, luchando por imponer
en todas las instancias de organización de las masas la dirección política y
organizativa de la clase obrera (incluso allí donde esta no se encuentra
presente físicamente) Por el contrario, aquellas organizaciones que rechazan
tal táctica haciendo eje en el policlasismo de las asambleas mantienen una
posición que linda con el abstencionismo, típica actitud del sectario enojado con
una realidad que no condice con sus esquemas preestablecidos. El eje de nuestra
intervención en la etapa inmediata es la confluencia de las asambleas populares
con la III Asamblea Piquetera, expresando de esta manera una alto gado de
desarrollo del Frente Único Antiimperialista y poniendo todos nuestros
esfuerzos en conquistar a las masas para el programa obrero y a su vanguardia
para la construcción de un Partido Obrero Revolucionario sin el cual no habrá
posibilidad de victoria. Esta política general debe complementarse
dialécticamente con una sostenida intervención sobre los frentes estructurales
en los que veníamos desarrollándonos, evitando caer en una desviación
“sovietista” que nos lleve a desatender dichos frentes en momentos donde la
contraofensiva de la burguesía se hará sentir con fuerza en todas las fabricas,
universidades, oficinas, hospitales, etc.
VI- SENTIDO Y FUNCIÓN DE LAS CONSIGNAS:
INTERVENIR EN EL VIENTRE DE LAS ORGANIZACIONES DONDE ESTÉ PUESTA LA MIRADA DE
LAS MASAS
( INCLUÍDAS LAS INSTITUCIONES DEL SISTEMA) CON UNA POLÍTICA OBRERA
INDEPENDIENTE
versus
ALIMENTAR ILUSIONES DEMOCRÁTICAS CON CONSIGNAS FUNCIONALES AL ORDEN BURGUÉS
(ASAMBLEA CONSTITUYENTE, ELECCIONES INMEDIATAS GENERALES, ETC.)
Nuestro Partido termina de superar (especialmente con
las resoluciones del IX Congreso) cierta matriz izquierdista e infantil de
nuestro origen.
Dicha matriz tuvo más que ver con una posición reactiva
al cretinismo parlamentario y oportunista de la izquierda reformista de la cual
provenimos, que con una consolidación programática e ideológica.
A partir de esta autocrítica, avanzamos en la
intervención en los frentes de masas, en sus organizaciones, y nos dotamos de
un arsenal de consignas que nos permiten respuestas oportunas ante una
situación política más o menos coyuntural.
Nuestra participación en elecciones sindicales y
estudiantiles en diversos frentes y regiones, y la acumulación lograda por esta
acertada intervención, demuestra palpablemente la asimilación de la
autocrítica.
En la crisis política abierta con la primavera
argentina, y ante el recurso que transitoriamente fue dominante (gobierno
provisional interino, y elecciones el 3 de marzo con ley de lemas), nuestro
Partido tuvo una respuesta rápida y oportuna, con la que supimos combinar el
frentismo, con la propia construcción partidaria, ante la maniobra burguesa de
realimentar ilusiones democráticas. Nuestra consigna "MEGALEMA DE LA IZQUIERDA. CONSTRUIR UN SUB-LEMA CLASISTA Y
REVOLUCIO-NARIO. PRECANDIDATURA DE ARMAS Y GRAZIANO", no sólo que no
obstaculizó el trabajo por el doble poder, sino que permitió (bien que por unos
pocos días por la propia evolución de la situación política), responder a la
maniobra burguesa con un planteamiento táctico funcional a nuestra estrategia
de poder dual (Asambleas Populares).
Bien por el contrario con esta concepción leninista, las
principales fuerzas de la izquierda colocaron en primer plano de la agitación política la consigna de ASAMBLEA CONSTITUYENTE. De un modo
vergonzante, a veces la deformaban, (asamblea popular constituyente, asamblea
constituyente revolucionaria, soberana etc.) Ocultaban (probablemente para
poder maniobrar con su propia base radicalizada), el carácter democrático burgués de la consigna, que
constituye el extremo de lo "representativo
y delegativo", contrario a la democracia
directa de la Asamblea Popular. El
extremo de esta política democratizante fue la política de Izquierda Unida
(PC-MST) de proponer que la Asamblea Legislativa... ¡pusiera a Zamora-Walsh
como Presidente! (hasta el propio Zamora, siempre listo a la hora de criticar a
la izquierda, se mofo de esta consigna).
Por eso la consigna fue tomada por algunos sectores del
ARI, y el propio De la Sota en Córdoba la convocó.
Correctamente, nuestro volante del 31 de diciembre la
ataca, como una de las variantes (por ahora, la menos probable), de recambio
dentro del orden burgués.
Al elegir la Asamblea Legislativa a Duhalde,
suspendiendo los comicios del 3 de marzo, se generó un proceso reactivo de masas, que reclama "elecciones libres". En
principio, nosotros debemos adoptar ante esta consigna la misma actitud que
ante la de Asamblea Constituyente, o la de "Juicio Político a la
Corte". Debemos explicar, sin chocar abiertamente con la ilusión
democrática, su esterilidad, su impotencia, ante un régimen que se derechiza,
se fascistiza, y que incluso puede utilizar el recurso electoral como maniobra
manipuladora de plebiscitación. No casualmente, la derecha del Parlamento
(partidos provinciales) que promovieron la abstención ante la elección de
Duhalde, trataron de incluir una enmienda, que habilitara al Presidente a
convocar a elecciones sin consultar con el Parlamento, si la crisis así lo
indicaba.
En síntesis: una cosa es intervenir con una política
revolucionaria ante las maniobras democratizantes del régimen. Otra cosa es
ayudar a promoverlas.
La primer variante es obligatoria para poder incluso exponer la estrategia de doble
poder. La segunda es potenciadora de las ilusiones democráticas de las
masas.
Ni hablar de la violencia, rechazada tajantemente, no
sólo por los miedos de un movimiento en construcción, sino por la ilusión que
una presión sobre las instituciones
puede ser efectiva.
El movimiento se mueve, pues, en una contradicción, en
una paradoja permanente: se construye como protodoblepoder,
pero se expresa como "severo consejero" del poder burgués. "Abrimos una cuota de esperanza, pero
estamos vigilantes" (se escuchó de una genuina oradora en una de las
tantas asambleas producidas)
El contenido y la forma de intervención de los
revolucionarios en esta paradoja pasa a jugar un papel fundamental en el propio
desarrollo de la maduración de las masas y su vanguardia, tanto la
"vieja", con experiencia sindical y política, como la “nueva”, que
nos viene dada con virginidad y con prejuicios.
VII- RECLUTAMIENTO PARTIDARIO CONCIENTE Y SINTESIS CON OTROS GRUPOS
Nuestra organización ha demostrado
en la práctica su capacidad para aplicar la táctica del frente único
antiimperialista. Los presupuestos teóricos, respecto a lo indispensable de tal
recurso para avanzar en la unidad de los explotados y de su vanguardia se
verificaron como correctos.
Logramos
ser "campeones del frente único", potenciando así nuestra autoridad
política, quedando marginados del
movimiento vivo de la lucha de clases todos aquellos que se autocondenan al
triste papel de las sectas autoproclamatorias.
Pero
este avance y estos éxitos encierran un peligro contra el que corresponde
alertar: la ilusión de que así se resuelve la crisis de dirección, sin
necesidad de construcción partidaria. No ser autoproclamatorios no supone, por
cierto, negar la necesidad de proclamar que hay que formar un partido obrero
revolucionario. Este es su programa, que es balance, diagnóstico y pronóstico,
pero es también su organización.
Al
calor de los propios acontecimientos, cabalgando sobre el empuje de las masas,
y procesando nuestra intervención (evaluando aciertos y errores), nuestra
organización puede y debe crecer en este período.
Tal
crecimiento (sin dudas, molecular) será en muchos casos el resultado del remate
de buenos trabajos anteriores.
¡Pero
aún los mejores trabajos preparatorios pueden quedar minimizados si no logramos
relacionarlos con el auge de la actual situación política! Hay que reclutar
"en caliente", antes de la asamblea popular, después de cacerolazo, a
la mañana siguiente.
Y no
hay que abandonar el trabajo estructural en los frentes tradicionales de masas.
Hay relacionarlo con la situación política actual.
Esta
realidad concreta, de cómo se milita, debe ser tomado como el tamiz que depure
las múltiples relaciones con diversos otros grupos de izquierda (en general,
trotskystas) con los que nuestra organización viene compartiendo espacios. El
posicionamiento concreto ante los desafíos de la hora es el fiel de la balanza,
mucho más que ríos de tinta de documentos y tesis.
Más
aún: éstas deben tomar como piedra de toque los acontecimientos para lanzarse a
la acción, y no para comentarlos como buenos observadores de la lucha de
clases.
La
Conferencia Nacional convocada para mediados de enero debe ser un importante
evento: la discusión y síntesis de nuestra caracterización de la Situación
Internacional, y en ese marco, la actual situación argentina, debe ayudar a
cohesionar las actuales filas partidarias, pero también debe ser terreno y
plataforma para nuestro proselitismo.
Sólo
un crecimiento partidario (cuantitativo y cualitativo) puede lograr resolver
las lógicas contradicciones entre vida personal y vida política, que se
plantean cuando se agudiza la lucha de clases.
El
camino no es súper explotar a los cuadros más abnegados, ni hacer de la
militancia un martirologio. El camino es que el crecimiento partidario, y el
armazón de un correcto y ajustado a nuestras fuerzas plan de trabajo permita
lograr el máximo rendimiento posible de nuestra actividad. No hay nada más importante que la construcción partidaria, no como
aparato, sino como órgano vivo de dirección en el propio vientre de la lucha de
clases.
Los
ojos del mundo se han vuelto a la Argentina. Los ojos del Imperialismo y las
burguesías nacionales de América Latina. Pero
también los ojos de los proletarios y campesinos del mundo, de los
intelectuales y los grupos revolucionarios.
Nuestra
organización debe entender su intervención en la situación política argentina
como parte de su lucha por la reconstrucción de la IV Internacional. Nuestro
aporte a tal cosa es muy importante, como vital es también las críticas y
observaciones que recibamos de grupos trotskystas que siguen con atención la
situación argentina y nuestra actuación.
A
fines de enero realizaremos un Encuentro en Brasil, para avanzar en el trabajo
internacionalista. Debemos plantar un mojón trotskysta sólido, especialmente de
cara a una nueva edición del Foro Mundial que sesionará en Porto Alegre, bajo
las banderas de humanización del capitalismo.
VIII- CONCLUSIÓN PROVISORIA DE NUESTRA
CARACTERIZACIÓN DE LA SITUACIÓN
Y PRONÓSTICO DE SU DESARROLLO
Si bien la reciente
Conferencia Programática realizada por nuestro Partido ha convenido en
caracterizar de manera mayoritaria, a la actual situación política nacional
como de situación pre-revolucionaria,
ello no significa, en absoluto, que la polémica alrededor de este punto se
halle agotada. Bien por el contrario, dicha caracterización no constituye una
visión cristalizada e inamovible de la realidad, sino que la misma tiene como
eje fundamental para su permanente actualización al movimiento vivo de las
masas, a su posible evolución, a su carácter independiente y a su
potencialidad.
Más allá de las
diferencias en los análisis entre las distintas tendencias partidarias –entre
los “pre-revolucionarios” y los “revolucionarios”-, ambas coinciden, no
obstante, en resaltar una contradicción clarísima: hay un abismo entre el proceso empírico de lucha, y la conciencia y
organización que el movimiento adquiere de la misma. Existe una
"independencia" (incluso un rechazo) de los aparatos tradicionales,
pero se mantiene una "dependencia" de la influencia ideológica de la
burguesía, que se expresa inclusive en la persistencia (y posibilidad de reanimamiento)
de las ilusiones democráticas.
Es
justamente esta constatación lo que explica que, a pesar de masivo
cuestionamiento de que es objeto, el actual régimen haya podido operar el
recambio que culminó con Duhalde en el sillón de la Rosada.
Sin embargo, el suelo bajo los pies de quien fuera
vicepresidente de Menem, dista de ser firme.
La atenta vigilancia a la cual las masas sometían los
primeros movimientos del bonaerense, se ha ido transformando al ritmo en que
este negaba cada una de sus promesas iniciales -”quien depositó dólares, recibirá dólares”-, en abierto
cuestionamiento y hostilidad.
La falta de respuestas frente a la evidente profundización
que se ha operado en la crisis económica, y sus terribles consecuencias para el
nivel de vida de los explotados, constituye un elemento que impulsa con fuerza
incontenible al movimiento de masas hacia adelante. Con cada hora que
transcurre, cobra fuerza en la conciencia de los explotados la idea de que
Duhalde expresa la continuidad de los aspectos fundamentales de las políticas
de ajuste y entrega de sus antecesores inmediatos.
La “pesificación” total de la economía junto a la
existencia de un dólar “oficial” y otro “libre”, han sido mecanismos creados
con una intencionalidad bien concreta: Licuar los pasivos de los grandes banqueros y empresarios a costa
de los ahorros y la quiebra de una importante franja de la clase media y de los
pequeños y medianos comerciantes, industriales y chacareros.
Por otro lado y como un claro indicador de la orientación
del gobierno de “unidad nacional” que encabeza Duhalde, está la cuestión del
demorado Presupuesto Nacional 2002.
Al igual que como se aprestaban a hacerlo De la Rúa y
Cavallo cuando la rebelión popular de diciembre los echó del poder. El proyecto
de Presupuesto que Duhalde y su ministro Remes Lenicov están por enviar al
Parlamento constituye una verdadera bomba de tiempo, pues el mismo conlleva
entre otras cosas una sideral poda de alrededor de 8.000 millones de pesos en
relación con el del 2001.
Y si bien su aprobación por senadores y diputados es algo
que se descuenta de antemano -los gobernadores cerraron filas con el gobierno
entorno al ajuste en las provincias-, otra cosa muy distinta será lograr su
aplicación concreta ante un movimiento de masas cuya “sensación térmica” crece
a pasos agigantados.
Salud, Educación y Asistencia Social serán algunas de las
áreas alrededor de las cuales se libraran las principales batallas entre los
explotados y el gobierno en el período inmediato.
En vísperas de los anuncios del nuevo “programa” económico
-conteniendo las exigencias que el FMI y ell Departamento del Tesoro yanqui a
diario verbalizan-, la apuesta del Gobierno es a dividir el movimiento de masas
con algunas concesiones transitorias (seguro de desempleo, levantamiento
gradual del “corralito”, pesificación de las deudas y de las tarifas de los
servicios, etc.), mientras se prepara un nuevo "blindaje" de la banca
internacional.
En el plano político,
entramos a una primer fase donde el Gobierno buscará consenso, y derrotar el
movimiento opositor con lucha política militante. Con este objetivo, combinará
argumentos como "nosotros o el
abismo", con la acción de sus propias bandas fascitizantes para
infiltrar, desvirtuar y reventar las movilizaciones opositoras.
Un ensayo general de esta
política ya la tuvimos el 1 de enero del 2002 frente a la Asamblea Legislativa.
Es altamente probable que
el verano sea de "precalentamiento" de los contendientes, de
acumulación de fuerzas, y que el propio Gobierno elija un camino indirecto para
avanzar con sus planes, buscando desgastar y desactivar los conatos de
resistencia. No es nuestra política ir a
un enfrentamiento prematuro. Debemos potenciar toda tarea que suponga
politización y acumulación del movimiento de lucha.
Las acciones prácticas
(marchas, cacerolazos, etc.), deben estar al servicio de la maduración política
y organizativa de los nuevos organismos que están surgiendo. (Asambleas
Populares).
En este proceso debemos
avanzar en todo lo que haga a la conciencia de clase del movimiento, no sólo en
sus formulaciones programáticas, sino en sus medidas prácticas (seguridad,
autodefensa, etc.)
Debemos tomar la
convocatoria para febrero de la IIIª Asamblea Piquetera, y comenzar nuestra
recolección de firmas por sector para buscar nuestra delegación a la misma. Sin
embargo, debemos saber que puede naufragar, como resultado de los mismos
factores que la hicieron naufragar hasta hoy: la adaptación de su Mesa de
Conducción a la burocracia sindical, y a su vez, la funcionalidad de ésta al
Gobierno.
La situación, que es aún
pre-revolucionaria, ha dado un salto en todos los factores componentes que la
agudizan. La formación del Gobierno de Duhalde no la ha cerrado, ni mucho
menos, ha producido una derrota. Los principales combates están por darse.
Dependerá de la magnitud y el desenlace de los mismos, que la misma se trueque
en situación revolucionaria abierta, o por el contrario, a que esta se cierre
abriendo un curso reaccionario a los acontecimientos.
De lo que sí estamos
seguros, es de que por más que el gobierno logre transitoriamente -“zanahoria y
garrote” mediante - operar un retroceso en el movimiento de masas, ello sólo
significará que el piso desde el cual partirá el próximo ascenso de lucha nada
tendrá que ver con la situación anterior al 19 y 20 de diciembre pasado, sino
que dicho piso estará dado por la enorme experiencia asamblearia que hoy las
masas vienen protagonizando a lo largo y ancho del país. La asamblea barrial
como forma organizativa y los cortes, piquetes y “cacerolazos” como expresiones
de lucha concreta, han pasado a integrar el bagaje de la experiencia histórica
y colectiva de las masas en su lucha.
La situación actual puede
durar varios meses, ya que, como queda expuesto más arriba, este Gobierno, de
guerra contra los trabajadores y el pueblo, buscará armar lo más sólidamente
posible sus fuerzas para atacar. Es verdad que la aguda crisis económica no
deja mucho margen, pero en este punto seguramente logrará el auxilio del
Imperialismo para maniobrar.
Debemos aprovechar al
máximo el tiempo que nos brinda la situación para prepararnos mejor, para
organizarnos mejor, para crecer cualitativamente como militantes y como grupo
político y para profundizar los lazos del Frente Único, herramienta vital para,
superando el divisionismo, el sectarismo y el oportunismo de no pocas tiendas
de la “izquierda”, avanzar en la puesta en pie y en el fortalecimiento de esa
nueva vanguardia que a modo de inevitable síntesis, ha comenzado a surgir y
fortalecerse al calor de las asambleas, marchas y piquetes del período último.