El ataque a Pearl Harbor. Versión del Almirante Yamamoto.

Oh FuckBoom!Para quien no tenga el dato, yo fui el comandante de la armada japonesa que, en 1941 destruyó casi toda la flota Americana del Pacífico concentrada en Hawai, con lo que se inició la guerra entre Estados Unidos y Japón, durante la segunda guerra mundial.

Quiero aclarar los motivos de este acontecimiento, comenzando por exculpar al Emperador Hiroito, quien no puede cargar con todos los desafueros de sus funcionarios, aunque sea él quien los nombra y los controla ( !ja, ja, ja, ja !). Todo ocurrió por un problema personal entre el Almirante Frederik Sherman, quien mandaba la flota americana, y yo, por una serie de vainas que me hizo pasar días antes del suceso, pesé a que privaba en ser amigo mío, pero no era más que un perro. Otro elemento que influyó fue que a Sherman (o Freddy, como yo le decía) le encantaba decirme "El Chino", y a los japoneses no nos gusta que nos digan así, porque los chinos son más desteñíos y chiquitos que nosotros, tienen el pelo parecido al de los mongólicos y además, pierden en todas las películas o los matan desde el comienzo, mientras que a nosotros nos dejan ganar, aunque sea al principio, y trabajamos con trajes y ellos con franelitas.

El asunto comenzó con un negocio de indocumentados que teníamos, el cual nos repartíamos las ganancias fifty-fifty ; pero era tan agayú que desde el principio quiso joderme. Un día me jarté y nos emburujamos a los trompones ; como yo era karateca, como todos los japoneses de las películas, lo abimbé a patadas, y desde ese día tuvo que usar caja de dientes. Eso no me lo perdonó nunca, pero pronto reanudamos negocios cuando se integraron los indocumentados filipinos y chinos. Yo los traía de sus países y él los entraba al suyo ; pero como no había olvidado la agolpiá que le di, y con la intención de quedarse el negocio para él solo, comenzó a hacerme la vida imposible, y a tratar de que yo cayera en desgracia con el emperador Hiroito.

Vean una de las ocurrencias que me obligaron a darle esa pela a los gringos :

Cogió una de esas calcomanías que tienen a dos puerquitos, uno arriba del otro y con un letrerito arriba que dice : "Haciendo tocineta para el país", de esas que tienen muchísimos carros del concho, y le hizo un montaje con mi cara al puerquito de abajo y con la de un travestí llamado Doris al puerquito de arriba, y mando a tirar volantes con dicha "foto" por toda la ciudad. Además de la vergüenza, otra consecuencia me trajo . Fue que uno de los ministros, que se pintaba las uñas, me dio una nalgada y me dijo : " !aajooo, Almirante, no me lo había dicho!". No le hice un harakiri porque voló a tiempo por una ventana.

Estando en una reunión del Estado Mayor con el Emperador, mandó a un infiltrado que tenía entre mis ayudantes a que me amarrara los bretelitos del pantalón a la silla con un nylon. Cuando fui a pararme a hacer el saludo, me fui boca abajo con todo y silla y me llevé por delante al mozo que traía los refrescos, cayéndole uno encima al Emperador, quien luego de sacarse los hielitos de la camisa, me miró con los ojos más chiquitos que lo que los tenía y luego le preguntó al jefe de los ayudantes que quién seguía en el escalafón de la Marina, y que cuál era el sitio más malo y lejano al que se podía mandar alguien.

También le mandó un anónimo al emperador diciendole que supuestamente era yo quien le estaba suministrando armas a los chinos y que lo hacía con el solo proposito de joder al emperador para luego tumbarlo. Vi que el emperador llamó al que escribe los decretos y le secreteó algo al oído que el tipo se puso pálido y a mí me miró con una risita que quisiera olvidar, porque por poco me meo ahí mismo.

Como yo sufría de muermos y usaba penetro ( así se llamaba el mentol cuando eso) de uno que venía en tubitos de plástico que se metía a la nariz y se absorbía, mandó a que me lo cambiaran por lleno de calibolato (amoniaco cuando eso). Al aspirar esa vaina, caí redondo y hubo que ponerme unos tenis en la nariz y echarme 3 cubetas de agua para que volviera a mí. Desde entonces, una de las cejas se me puso blanca y uno de los hoyos de la nariz se puso casi igual que los de una bruja. Desde ese día, cada vez que salgo a la calle me veo convertido en la víctima de los burlones, que me preguntan si ya es Halloween. Un día me emburuje con 3 debido a eso, y como yo era uno, me agolpiaron de tal manera que quede con los ojos más cerrados que los de un chino comiendo limón agrio.

Un día me fui para disparar con una de mis secretarias, llamada Mipika-Lacosha, con quien yo tenía un embullito en el hotel Mikarajah. Pues el maldito Sherman mandó a un detective privado a que sacara un vídeo filmando todas las actividades que conlleva. Cuando llegué a mi casa, encontré a mi mujer viendo por tercera vez el vídeo, al tiempo que decía : " ! Para esa hedionda sí tienes tiempo y ganas, buen perro !", tras lo cual me dio en plena cara con una olla de presión, tan duro me dio que por primera vez vi mis orejas sin tener que usar un espejo. Me tragué un puente que tenía y pasé casi un mes comiendo sopa solamente.

Me llama un día por teléfono, personalmente, diciendo : "Mira, chino, yo sé que no te caigo muy bien, aunque yo no sé por qué ;pero para que veas que soy amigo de los amigos, convencí a mi gobierno de que, a partir de mañana, le solicité al Emperador, que te favorezca nombrándote jefe de la estación que tenemos en la Antartica, a fin que dirigas a los científicos que investigan el misterio del Big Bang. Verás lo famoso que te vas a hacer, pero después me lo agradecerás, no tienes que hacerlo ahora".

Ante tal amenaza, y que gracias a él perdí mi puesto en el Estado Mayor, consideré que debía actuar antes de que fuera tarde y me hicieran los encargos mencionados, por lo cual ordené al Vice Almirante Nagumo a que arrasara. La verdad es que luego nos acabaron, pero preferí una bomba atómica y no que me encomendaran las misiones indicadas. El Almirante Isoroku Yamamoto, "Toyo".


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