El mito de la independencia argentina

La única independencia posible es con una revolución socialista que barra el poder de los ricos en la Argentina y en América latina

¿Segunda independencia?: Imposible, porque ni siquiera hubo primera. La Argentina ha sido y es un país cuya burguesía local nació integrada a los intereses del gran capital imperialista. El enfrentamiento a la corona española derivó en la subasociación a la corona británica y, más tarde, al imperialismo norteamericano.

Desde aquellos años hasta hoy, los Pérez Companc, Rocca o Bulgheroni, representan para los pobres de otros países, el mismo papel que aquí juegan Repsol o Telefónica. Los argentinos Pérez Companc son dueños de buena parte del petróleo de Ecuador; Techint del acero de Venezuela; Bulgheroni negoció personalmente con los jefes talibanes para la explotación del petróleo de Asia Central; y ni que hablar de los Macri, que no sólo no pagan un peso por el canon del Correo sino que evaden impunemente toda multa por su comprobado contrabando de automóviles. En otros múltiples terrenos, otro tanto vale para los argentinos Martínez de Hoz, Amalia Fortabat, Ernestina de Noble, Fontevecchia, etcétera.

¿Puede haber una lucha antimperialista eficaz sin sacarnos de encima y echar del poder a estos chupasangre nativos, y a sus representantes políticos, militares, eclesiásticos y sindicales? Evidentemente, no. Por eso el actual llamado a elecciones no es más que una trampa destinada a “cambiar algo para que nada cambie”. Y eso no mejorará por más que en lugar de votar sólo para Presidente, se “elijan” legisladores o hasta convencionales constituyentes. Toda la institucionalidad del Estado de los capitalistas es un chaleco de fuerza para atarnos a la voracidad de los que mandan de verdad. No será una “asamblea constituyente” la que modifique la realidad del país, sino la lucha transformadora de millones de voluntades que demos vuelta la tortilla, sin dejarnos marear por vanas ilusiones.

Esa es la tarea que tenemos pendiente: enterrar el poder de los capitalistas saqueadores y genocidas, para instaurar un poder los trabajadores y la población empobrecida, que barra con el Estado de los explotadores como condición imprescindible para empezar a sentar las bases de un mundo sin hambre, sin sumisión al FMI, sin monopolios des-informativos, sin banqueros, sin genocidas, sin burócratas; en suma, un mundo socialista de mujeres y hombres libres, en la Argentina y en América latina. Los socialistas revolucionarios debemos dar pasos para que esta única alternativa liberadora pueda calar hondo en la conciencia de millones de explotados que se resisten a sucumbir en la más completa barbarie. Una eventual participación electoral será útil si se pone al servicio de ese objetivo.

Que se vayan Duhalde y el FMI
Que se vayan todos los explotadores nacionales
e internacionales, los burócratas y los represores
Para que se vayan HAY QUE ECHARLOS

09/07/02

LSR - Liga Socialista Revolucionaria

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