La represión a las obreras de Brukman y a quienes se manifestaron en su apoyo es un emblema de la Argentina que quieren imponer todos aquellos a los que el pueblo les ha dicho “que se vayan”. Los mismos que, aunque murmuraron un tibio “no a la guerra” contra Irak no tomaron ni propusieron la menor medida en contra de los imperios invasores. De fondo, quieren imponer la misma “paz”: la de los cementerios para el pueblo trabajador. Son los que integran el horrendo espectro que va desde Menem y su abierto afán de militarizar el país, hasta Carrió y su ostentosa cruz de una iglesia que una y mil veces ha bendecido los genocidios.

Las elecciones del 27 son parte de eso, convocadas por un gobierno completamente ilegítimo, presidido por alguien que había perdido en forma aplastante y que está en la Rosada por elección de los 250 “príncipes” de la asamblea legislativa después de que el pueblo echó a De la Rúa. Todo el entramado institucional (desde la “justicia” hasta la policía) está armado para asegurar el dominio de los explotadores, así sean estafadores de poca monta como la patronal de Brukman. Instituciones que quedarán intactas sea quien sea el más votado de los más repudiados.

Todo el sistema político e institucional entró en colapso a fines del 2001 cuando el pueblo trabajador inauguró en las calles el grito de “que se vayan todos”. Hoy es más que evidente que esto no se logrará mediante los votos como tampoco se resolverán las catástrofes que padecemos: seguirán la desocupación y la represión. Por eso incluso han desglosado el calendario electoral, desgranando las elecciones de cada distrito para que el impacto de la crisis institucional no se exprese en forma concentrada y de un viraje.

Ante el colapso de la llamada “democracia representativa”, es necesario avanzar hacia el ejercicio de la democracia directa, la de los explotados y oprimidos. La única forma en que podremos echarlos, será con la lucha de masas extraparlamentaria, independiente de la burguesía, de sus múltiples agentes políticos, militares, judiciales, y de todos los burócratas sindicales.

Para el 27 de abril la LSR se pronuncia por el voto nulo-voto bronca o no voto. No porque seamos abstencionistas: es una táctica en un momento y circunstancias determinadas. Muchos abstencionistas o votoblanquistas sistemáticos, practican cotidianamente el más puro reformismo (la CCC por ejemplo). Y es deplorable el papel de fuerzas “de izquierda” embarcadas en un torneo por ver quién promete mejores “medidas de gobierno”. Tampoco creemos que la simple sumatoria de boletas que digan “que se vayan todos”, constituya de por sí una “alternativa antisistema”.

Ese voto, para que sea útil, debe ser parte de un proceso de movilización y organización de millones, para que podamos enfrentar en mejores condiciones las peleas que se vienen. Es una tarea para todos los días, en cada empresa, barrio o lugar de estudio. La abrumadora falta de expectativas en estas elecciones debe transformarse en debate y organización democrática de masas para ir construyendo un contrapoder, que crezca hasta disputárselo a quienes hoy lo tienen, e instaurar el propio. Sólo así podremos hacer realidad el “que se vayan todos” y empezar a poner en pie una sociedad sin cadenas.

21/04/2003

LSR - Liga Socialista Revolucionaria

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