CAPÍTULO DOS. EL RETO

-Si tan sólo tuviera una espada -dice Paris entre dientes.

-Creo que será mejor que le entregues el anillo -dice Ascot a Marina-. No tenemos ningún poder aquí, ni siquiera puedo convocar a alguna de mis criaturas para que nos ayude.

Con muchas dificultades, los ocho jóvenes han conseguido esquivar el primer ataque. Pero para el segundo, las cosas pintan peor, pues quedan acorralados contra una esquina.

-Ooh, ¿y ahora quién podrá defendernos?

A muchos kilómetros y un océano de distancia, las antenitas de vinil del Chapulín Colorado captan la llamada de auxilio; inmediatamente, el héroe sale a la calle y empieza a hacer auto-sop, pero, por alguna extraña razón, todos le dicen que es imposible viajar en auto desde México hasta Japón.

Marina toca el anillo con las puntas de los dedos y, como respondiendo al roce, la piedra de anillo emite un breve destello. Radel se pone serio.

-¿Qué fue eso?

Alguien le toca la espalda, sorprendiéndolo, él da un salto, mira hacia atrás y queda más confundido aún. Clef en persona está ahí; y no está solo, también están ahí Lirel y un hombre de cabellos azul y ojos negros, todavía más alto que el padre de Clef. Los tres lucen muy disgustados (bueno, Clef no tanto).

-¿Ahora me creen? -pregunta Clef a sus acompañantes.

-Odio admitirlo, Lirel, pero parece ser que tu hijo tiene razón y Radel ha traído el deshonor sobre mi clan.

-Déjame que te explique... -empieza a decir Radel.

-Guarda tus palabras para el juicio de los clanes -dice Lirel-. Hasta entonces, estarás bajo la custodia de Razal.

Radel pone cara compungida y se acerca a ellos con pasos cortos, pero, al pasar junto a Clef, hace un rápido movimiento y lo empuja, apartándolo de los otros dos. Tomado por sorpresa, Clef cae al suelo y es entonces cuando Mantra aprovecha para atacarlo, mientras Radel escapa. Casi inmediatamente, Lirel y Razal lanzan poderosos hechizos sobre el monstruo, pero ya es demasiado tarde para Clef...

Un lugar indeterminado, en la playa de un extraño mar de aguas plateadas

Es de noche y la luna... perdón, tres lunas en cuarto creciente brillan sobre el mar, pero no hay una sola estrella.

En la playa ha sido dispuesta una pira funeraria sobre la cual reposa el cuerpo de Guruclef. Pequeños grupos de personas se encuentran aquí y allá a lo largo de la playa, hablando en voz baja. Uno de esos grupos está formado por las guerreras mágicas, sus amigos de Céfiro y los hermanos de Lucy (incluyendo a Saturno, que ya ha sido puesto al tanto de todo).

-Observa -le dice Maciel a Cameo-, cada grupo usa ropa de un solo color, menos los que están con el señor DeVaranis, ésos llevan dos colores...

-Eso es porque forman parte de dos clanes fusionados en uno -un muchacho de cabello lila claro, ojos verdes y un parecido realmente inquietante con Clef, se acerca a ellos. Al igual que los acompañantes del señor DeVaranis, va vestido de blanco y rojo-. Por tradición, los miembros de un clan no se casaban nunca con miembros de otro clan, hasta que el líder del clan Banco se casó con la líder del clan Rojo; sus hijos podemos usar los dos colores... Por favor, no me miren como si fuera un fantasma.

-Es que... es que... -tartamudea Mairna.

-Es que te pareces mucho a... -trata de decir Lucy.

-A Clef, lo sé -responde el muchacho, con un buen humor que sorprende a todos-. Nos llevábamos endemonidamente mal, precisamente por eso. Me llamo Denali.

Los otros murmuran algunas palabras de saludo. Denali sonríe levemente y fija la mirada en el mar por unos instantes.

-Clef no les habló de la historia de los nueve clanes, me parece, no tuvo tiempo... al otro lado de este mar está el Hogar, el sitio del que somos originarios y del cual fuimos desterrados hace muchos miles de años, cuando se rompió el Prisma de Eternidad. Nuestro castigo por ese crimen fue quedar fuera del Hogar hasta que los nueve clanes recuperaran todos los fragmentos. Por eso nos dispersamos por distintos mundos y dimensiones, y nos reunimos cada cien años para ver cuántas piezas del rompecabezas hemos conseguido y cuántas nos faltan. Cuando un miembro de alguno de los clanes muere, venimos aquí, que es lo más cerca que se nos permite del Hogar y, al cremarlo, rogamos por que se le permita a su alma volver junto con el humo de la pira a la patria de nuestros ancestros... una cursilería ridícula... En fin... ¿Quién de ustedes es Marina?

-Soy yo...

-Bien, conoces a mi padre. Él está junto al fuego ceremonial con mi madre, debes ir y colocarte a su derecha para que podamos empezar.

-¿Yo?

-Normalmente ese sería mi lugar, porque soy el primogénito, pero la familia lo ha dispuesto así porque Clef parecía apreciarte mucho. Anda, ve, hace frío aquí y quisiera irme antes de que mis hermanas se pongan a llorar...

No es una muy buena impresión lo que ha logrado Denali entre los amigos de Clef, pero Marina decide obedecer. Para su sorpresa, Lirel la recibe bastante amablemente y le indica en pocas palabras lo que debe hacer: quedarse en su sitio hasta que sea el momento de encender la pira. Los miembros de los nueve clanes escuchan con respeto las palabras del ritual que se lleva a cabo poco después, una sencilla despedida para el pariente y amigo que vuelve a casa antes que el resto. Finalmente, Lirel enciende una antorcha y la pone en manos de Marina.-Quien estuvo más cerca del corazón del que regresa es quien debe mostrarle el camino.

Marina aplica la antorcha a la base de la pira y pronto se elevan las llamas.

-Esto es imposible -murmura Anaís, asombrada: la columna de humo se dirige hacia el mar, en dirección contraria al viento.

-Eso ha sido todo -dice Lirel, poniendo una mano en el hombro de Marina-, una ceremonia perfecta, ahora él nos esperará en casa.

Alguien se ríe a carcajadas, Lirel frunce el ceño, contrariado, y descubre que Radel ha llegado ahí junto con un grupo de gente armada; todos ellos vestidos de negro y con unas extrañas insignias de un rojo brillante.

-¿Cómo te atreves a presentarte aquí? -exclama la dama pelirroja que está a la derecha de Lirel.

-Mil perdones, Clarisa -contesta Radel-, pero traigo un mensaje de parte de Isthar.

-¿Qué es lo que quiere ella? -pregunta Lirel.

-Primero que todo, presentar sus condolencias por la muerte de tu hijo menor... y segundo, presentar un reto.

-¿¡¿Pero cómo es posible?!? -estalla Paris- ¿¡¿Quién en su sano juicio es capaz de enviar un pésame con el asesino?!?

-Isthar -contesta na de las hermanas d Clef-. Ella ha hecho cosas peores.

-¿Qué es exactamente lo que quiere tu ma? -dice Lirel.

-Un duelo por los trozos del primsa.

-¿Un duelo? -Lirel mira a Clarisa, buscando consejo, ella toma la palabra.

-¿Bajo qué reglas?

-Las del Clan Rojo.

-Oh -eso no parece agradarle a nadie, ni siquiera a los miembros del clan Rojo.

-Las leyes de este tipo de duelos suelen ser incomprensibles para los otros clanes -dice Razal, con aire preocupado-, con tu perdón, Clarisa.

-No te preocupes, para nosotros también resulta problemático.

-Sus problemas tienen sin cuidado a la reina Isthar. Un reto bajo las leyes del Clan Rojo no puede ser rechazado. Tienen cuatro días para escoger a sus guereros.

Dicho esto, Radel y su gente se marchan.

-¿Por qué ahora? -dice Lirel- Isthar tiene muchas más piezas que nosotros, ella tiene todas las de ganar... ¿por qué arriesgar ahora lo que ha logrado cómodamente, sólo por las pocas que tenemos nosotros?

-Me temo que yo tengo la respuesta -interviene Lantiz-. Esperaba un momento más oportuno para hablar de eso, pero...

-Adelante, dilo -indica Lirel.

-Guruclef encontró el Prisma Alfa.

-La pieza principal -murmura Clarisa-, la llave del Portal Infinito.

-¿Qué es eso? -pregunta Anaís.

-El Prisma de Eternidad sirve para controlar al Portal Infinito, una puerta que permite viajar a cualquier lugar y tiempo en cualquier universo. Es necesario tener el Prisma completo para un control efectivo, pero con el Prisma Alfa se puede lograr un control parcial... y es la única pieza indispensable. Eso hace que sea realmente importante ganar este duelo.

-¿Y en qué consiste el duelo? -pregunta Ascot.

-Bajo las reglas del Can Rojo... debemos elegir a doce personas que no formen parte de ningunos de los clanes. Ellos se enfrentarán a otros doce, elegidos por Isthar. Los ganadores obtendrán las piezas del Prisma que han podido ser encontradas hasta ahora.

-¡Líderes de los nueve clanes! -Denali se adelanta-. Les ruego me permitan seleccionar a nuestros representantes.

-¿Estás seguro de que quieres encargarte de esto? -pregunta Clarisa.

-Es algo que le debo a mi hermano -responde el muchacho, muy serio.

Por un momento, las guerreras mágicas piensan que tal vez lo han juzgado mal al principio.

Distrito de Nerima, Japón

Ranma, Ryoga y Akane van por la calle cuando se encuentran con una de esas cosas raras que ven todos los días: un tipo con una gabardina y sombrero (a lo Dick Tracy, pero en blanco). Inmediatamente, los tres adolescentes empiezan a reírse a carcajadas. El desconocido saca de un bolsillo un enorme mazo de madre. ¡Paf! ¡Paf! ¡Paf! Ranma, Ryoga y Akane quedan fuera de combate. Acto seguido, los cuatro desaparecen.

Cerca de ahí, alguien avienta uhn cubo de agua a la calle (¿han notado cómo desperdicia agua la gente de Nerima?). La cámara (imaginaria, por supuesto) enfoca el aire a 1,70 m aproximadamente, por unos cinco segundos; luego, baja lentamente y hace un "close-up" de un pato.

-Cuac -traducción: "¿Qué me ven?".

Una misteriosa figura ataviada con una gabardina negra y sombrero se aproxima sin hacer ruido.

-¿El mago Mousse?

-¿Cuac?

El desconocido saca un enorme mazo de madera y "anestesia" a Mousse. Ambos desaparecen.

Nadie ha prestado atención a estos incidentes.

El Santuario, Grecia

Máscara de Muerte y Afrodita se dirigen a cumplir su turno de guardia en la entrada del Santuario, pero los intercepta un sujeto con una gabardina negra.

-¿Angello y Afrodita?

-¿Qué? -exclama Máscara de Muerte-. ¿Cómo sabes mi nombre?

El desconocido sonríe, por la sombra que hace el sombrero sobre su cara, sólo se pueden ver sus dientes y este tipo tiene unos colmillos estilo Zenki (¡huy!).

-Permítame explicar...

Un mazo sale a relucir. Por unos instantes, la escena se llena con una nube de polvo, algunas estrellitas y ruidos de batalla ("¡Bum! ¡Ba! ¡Crash!"). Cuando el polvo se disipa el tipo de la gabardina está en pie sobre los dos caballeros de oro.

-No tienen mucho aguante que digamos...

Los tres desaprecen.

En otra aprte del Satuario, cinco caballeros de bronce (muy bien conoci}dos por todos) están haciendo planes para el sábado en la noche. Un sujeto con gabardina blanca aparece de repente, saca un mazo y... veinte minutos después, Saga, sumamente intrigado, informa a Saori sobre la desaparición de siete caballeros.

Capsul Corp.

Vegeta y Goku están discutiendo por algún motivo (bueno, la verdad es que no necesitan motivo).

-Ojalá te partiera un rayo! -grita Vegeta cuando se le acaban los argumentos.

No ha terminado de decir eso cuando un sujeto de gabardina blanca (me imagino que ya saben lo que sigue) aparece detrás de Goku, le da un mazazo a traición y desaparece junto con él.

Vegeta está paralizado por el asombro, cosa que aprovecha el sujeto de la gabardina negra para repetir con él la operación.

Ciudad Guardiana, Japón

Zenki tiene la "repentina" impresión de que Cherry tal vez no está bromeando después de todo y quizá sí necesita su ayuda. Así que se dirige al lugar de donde provenían los gritos desesperados de la niña. Lógicamente, ya no hay ratro de ella ni del tipo con gabardina blanca que acaba de llevársela.

-¡Cheeerryyyyyy! ¡Cherry! ¿En dónde estás?

-Buscas a alguien, niño? -pregunta un sujeto de gabardina negra.

-¡No soy un niño! ¡Soy Zenki, el Guerrero Guardián!

-Si tú lo dices...

-Oiga, ¿para qué es ese mazo?

¡Paf!

Juuban, Tokio, Japón

Serena Tsukino corre a toda velocidad hacia la escuela, dobla una esquina y choca con un sujeto de gabardina blanca. No hece falta recurrir al mazo.

Lanuras de San Carlos, Guanacaste, Costa Rica

Investigando la denuncia de una serie de muertes inexplicables en el ganado, Gonzalo Guadamuz Barboza y Carla Chiri Palacios, agentes de la Organización Mundial para Asuntos Irregulares, sección Costa Rica, emprenden la persecución a campo traviesa de un sospechoso cuya descripción cocuerda con la del chupacabras.

Llega un momento en el que el rastro se divide y ambos agentes toman camnos distitos, sin advertir que están sindo perseguidos: un sujeto de gabardina blanca corre detrás de Gonzalo enarbolando un mazo; y otro, con gabardina negra, sigue a Carla, también con un mazo en alto.

Horas después, la comandante "Águila" es informada de la desaparición de los agentes, pero, como las desapariciones sin sentido son una de las especialidades de "Guaba" y "Chiripa", Ángela Aguilar Rojas, jefe de OMAI para Costa Rica, se encoge de hombros y pregunta si alguno de los otros agentes pudo arrestar al chupacabras.

 

Ranma abre los ojos y lo primero que advierte es lo mucho que le duele la cabeza. Hay mucha gente a su alrededor, o al menos eso le parece hasta que su visión se enfoca y puede comprobar que son doce, contándolo a él. Forman un grupo estrafalario, pero al menos Akjane y Ryoga no parecen haber sufrido algún daño (aparte de los chichones, claro).

-Bueno, ¿qué pasó? -pregunta Ranma.

-Nos secuestraron -dice Akane.

-Ah... ¿Ah? ¿Quién? ¿Por qué? ¿Y quiénes son estos payasos?

-¿A quién le dices "payaso"? -exclama un tipo muy alto y musculoso, de cabello negro, corto y ojos azules.

-Pues a ti...

Akane se interpone con una sonrisa nerviosa, ya ha habido varias peleas.

-Discúlpalo, está desorietado.

-¡Akane!

-¡Cállate, Ranma! Pon atención, voy a presentártelos. Él es Ikki, caballero del Fénix.

Es el muchacho con el que Ranma acaba de discutir.

-Hola -dice Ranma.

Ikki gruñe algo ininteligible. Akane señala a un joven de cabello negro y lacio, largo hasta la cintura y ropas al estilo chino (¡Caray! Parece una descripción de Mousse...).

-Él es Shiryu, caballero del dragón -el que sigue es un joven de cabello y ojos castaños-. Él es Seiya, caballero de Pegaso -luego señala a un muchacho rubio, de ojos azules-. Este otro es Hyoga, caballero del Cisne -el ´ltimo es un joven de cabello verde y ojos azules-. Y este es Shun, caballero de Andrómeda. Elllos cinco trabajan para la diosa Atena.

Ranma no entiende una palabra, pero trata de memorizar los nombres. Akane señala ahora a una niña de cabello negro.

-Esta es Cherry.

-Hola.

-Hola.

Es el turno de una chica rubia, como de la edad de Akane y que tiene cara de haber llorado mucho rto.

-Serena Tsukino.

-Hola -dice Ranma.

-Snif.

El siguiente es un muchacho de cabello negro y ojos castaños que lleva una jacket azul con una "G" amarilla.

-Él es Gonzalo Guadamuz.

-Mis amigos me dicen "Guaba".

-Er... mucho gusto...

-Y el último, pero no el menos, Son Goku.

-¡Hola, amigo! -dice Goku, su apretón de manos deja Ranma viendo estrellitas.

-Bien, me alegra que ya se conozcan todos.

El grupo entero voltea como si fueran una sola persona para averiguar quién les está hablando... es nada más y nada menos que Radel, quien está acompañado por una joven de laaargo cabello rubio y ojos violeta. El primer impulso de má de uno (léase Ikki, Ranma y Ryoga) es atacar primero y preguntar despés, pero los demás los detienen.

-¡Espero que haya una buena explicación para esto! -dice Gonzalo, con voz autoritaria.

-La hay, agente Guaba -dice la chica rubia, con una voz tan dulce como para derretir piedras; de hecho, parece derretir a todos los varones presentes, cosa que hace que Akane, Cherry y Serena la miren con muchísima desconfianza-. Soy la princesa Elantra, hija de la reina Isthar, y él es el Comandante Radel, de la Élite escarlata. Los hemos traído aquí porque necesitamos su ayuda para salvar a todos los universos posibles -Elantra suspira y pone una carita de "soy una pobre niña en apuros" que acaba de conquistar a los muchachos y convierte a las tres muchachas en sus mortales enemigas-. Mi madre ha intentado por muchos años recuperar las piezas perdidas del Prisma de Eternidad, pero un grupo de malvados hechiceros siempre se interponen en su camino. No hemos teido más remedio que retarlos a un duelo, pero estos monstruos han coseguido a doce guerreros para que los sustituyan en el duelo, nuestra gente no tiene ninguna oportunidad en su contra... por