Es África en el son de mis pasos,
en los latidos de mi sangre roja,
en el fulgor de mi piel obscura.
Es África, África lejos-cerca,
están en mí el sol y el desierto,
el grito y el silencio del mar:
la noche rota bajo las estrellas,
sal y herida, a pecho abierto.
Huir, salir de mí es imposible,
Ni aún borrarte de mi sueño:
Son mis ojos tuyos y de nadie.
Mis manos se aferran a este frío
Mientras brota ardiendo mi canto
Hacia África, en mi alma un río.
Marzo-2006