Todas las galaxias brillaban con Luz de Amor. Cada
sistema planetario era un paraíso de felicidad, una escuela donde
los seres llegaban para dar sus primeros pasos en el camino de la evolución.
Esa escuela no estaba vacía en el momento en que ingresaban los
alumnos: cada planeta a ser habitado, era previamente preparado para ofrecer
buenas condiciones de vida. Esa función era ejercida por seres ya
evolucionados, que habían cumplido su ciclo como alumnos y se encargarían
de enseñar lo que aprendieron.
Tales Maestros no eran seres con cuerpos físicos,
ni precisaban vivir en planetas: habitaban en un plano inmaterial, más
allá de la tridimensión, donde todo es energía pura
y la materia no existe; es decir, un plano espiritual. Desde allí
controlaban los planetas y cuanto en ellos ocurriera, mediante fuerzas
energéticas que la ciencia no podría explicar, a semejanza
de lo que sucede con los poderes extrasensoriales o paranormales que muchas
personas poseen.
Aunque no eran seres físicos, podían
bajar a los planetas, entrando en el campo de las tres dimensiones, utilizando
cuerpos y vehículos que, con sus poderes, constituían mentalmente.
Podían convertir la energía en materia para entrar al plano
físico, y luego desmaterializaban los cuerpos y naves para volver
a su plano energético. Con tales poderes, eran capaces de controlar
los climas de los planetas, la actividad volcánica, evitar movimientos
sísmicos, impedir inundaciones y realizar todos los controles necesarios
para que los planetas fueran tranquilos y aptos para una vida agradable
y sin sobresaltos.
Al iniciar el ciclo evolutivo en un sistema planetario,
una vez listas las condiciones de vida en el primero de los mundos a ser
habitados, muchos de los Maestros bajaban a la superficie del planeta.
Allí preparaban los cuerpos a ser utilizados por los alumnos que
llegarían. Dada la capacidad de los Maestros para cumplir esa tarea,
era posible a los alumnos vivir en planetas; posibilidad que, por sus propios
medios, no tenían, porque eran incapaces de generar mentalmente
cuerpos físicos. Es que los seres recién llegados a los sistemas
planetarios, estaban mentalmente en cero, como en un sueño que terminaría
una vez en el primer planeta por donde pasarían. Eran como bebés,
emanados de un Ser Superior, y que, como dormidos, recorrieron espacios
cósmicos inmensos, inconcientes de sus orígenes y de sus
potencialidades, todo lo cual aprenderían luego.
La preparación de cuerpos físicos
no requería la unión de células masculinas y femeninas
para constituir un organismo gestado dentro de una madre. La reproducción
por vía sexual, la maternidad, paternidad y todo eso, era inexistente.
Los cuerpos no eran de origen celular, sino energético. Para conformarlos,
era suficiente con que una triangulación de seres, unidos por el
Amor, proyectaran fuera de sí parte de su esencia energética,
concentrándola en una masa que se iba densificando, hasta alcanzar
una composición física.
Los cuerpos preparados no eran de carne y hueso,
no tenían una estructura multicelular: eran etéreos, invulnerables
por enfermedades y accidentes, ágiles, con aptitudes motrices y
mentales análogas a las de una persona en plenitud. Si bien los
alumnos llegaban con la ignorancia de un bebé, no tenían
que verse obligados a pasar por una infancia, un arrastrarse hasta dar
los primeros pasos, por una pequeñez y debilidad física que
exigiera la protección de otros hasta crecer lo suficiente. Por
el contrario, se les daba cuerpos y mentes con excelentes capacidades,
aptos para ponerse a trabajar desde poco después de su llegada al
mundo físico. Allí nadie pasaba por la infancia, adolescencia
o vejez; los cuerpos permanecían sanos e inmutables desde el primer
día en el planeta hasta el último.
Una vez que los seres aprendían todo cuanto
se les podía enseñar en un planeta, finalizaba allí
el ciclo de experiencias evolutivas, y todos los alumnos dejaban sus cuerpos
como quien se quita un vestido. Luego retornaban a los planos inmateriales
del sistema planetario, pasando allí un período de espera
hasta el momento de ser destinados a otro planeta. El primer grado estaba
aprobado y era tiempo de vacaciones, disfrutando de las riquezas obtenidas
y esperando deseosamente la siguiente etapa a cumplir.
Cada nueva etapa evolutiva no podía cumplirse
en un mismo planeta, porque allí todo estaba aprendido; eso sería
un freno para la evolución, como sería no pasar de grado.
Tampoco los seres usarían los mismos cuerpos que en la etapa anterior,
porque para las condiciones ambientales del segundo planeta, serían
necesarios cuerpos menos densos que los del anterior. El primer planeta
habitado en un sistema solar siempre era sólido y, allí,
los seres precisaban cuerpos capaces de caminar sobre el suelo duro. Más
tarde, pasaban a planetas gaseosos, precisando allí cuerpos capaces
de flotar en el aire; cuerpos de composición etérea, entre
lo material y lo energético.
El propósito de esa forma de evolución
era hacer pasar a los seres desde los campos físicos más
densos a los más etéreos, para luego elevarlos a planos en
que la materia no es más necesaria como ambiente de vida y, en ese
proceso, comprobar hasta que punto el Amor puede ser ejercido bajando hasta
los campos materiales, sin perderse o debilitarse. Y con toda esa experiencia,
retornar con las riquezas espirituales o energéticas obtenidas,
al punto de partida, transfiriendo para otros lo que cada uno aprendió.
El Amor, como pilar de las Leyes Universales, hacía
posible una vida hermosa, sin sufrimientos, sin temores.
Hace millones y millones de años, los Directores
y Maestros de un sistema planetario se encontraban haciendo sus planes,
conforme a las Leyes Universales. Estaban casi listos para recibir a sus
primeros alumnos, a los cuales irían a enseñar cuanto habían
aprendido.
Imprevistamente, una gigantesca luz penetró
en el sistema, acompañada de muchas luces de menor tamaño,
aunque enormes. Eran seres poderosísimos, de origen desconocido.
El fulgurante viajero que lideraba el grupo se presentó a los asombrados
Directores. Decidió instalarse en ese sistema planetario, e intervenir
en el proceso evolutivo a desarrollarse en lo sucesivo. Esto no tenía
precedentes conocidos, pues una vez que un sistema planetario estaba regido
por determinado número de seres, nadie podía irse y nadie
podía sumarse hasta el final de todo el ciclo de planeta en planeta.
Por esta razón, hubo quienes ante la incorporación de semejante
ser, decidieron irse, pues era evidente que, por su potencial energético,
iría a producir acciones que alterarían los procesos establecidos.
Otros, en cambio, consideraron que participar de una experiencia evolutiva
con un ser de tal riqueza evolutiva, podría enriquecerlos a ellos.
Y se quedaron a continuar con el proceso previsto.
Los que habían decidido irse, como, por Ley
Universal, estaban inhibidos de hacerlo, fueron retenidos en el sistema,
contra su voluntad. Se negaban terminantemente a tomar parte de una experiencia
evolutiva así, con la enorme sobrecarga de potencial energético
que estaba experimentando la colectividad de seres controladores del sistema
planetario; una sobrecarga que se apartaba de los normales parámetros
de equilibrio. Estos disidentes fueron conducidos a un espacio nunca antes
existente: una cárcel. En toda la historia, nunca había sido
necesario apresar a los seres. Los conflictos habían comenzado.
Millones de años habían pasado desde
los incidentes que abrieron la nueva etapa. En algún lugar del sistema
había una prisión de rebeldes. Y, en otro lugar, sus hermanos
que prefirieron no ir a la cárcel, ya estaban preparando uno de
los planetas para ser habitado. A diferencia de los mundos gaseosos ya
utilizados durante los millones de años transcurridos desde el inicio
de la experiencia, éste era un planeta de superficie sólida
y líquida. Era un proceso inverso al normal, en que los seres van
pasando de planetas sólidos a gaseosos; por el contrario, los seres
eran puestos en planetas cada vez más dificultosos para la vida
que el anterior por donde pasaron.
Con motivo de la preparación de condiciones
ambientales para la vida en el planeta sólido, se realizó
una reunión informativa, en la cual el líder explicó:
-En primer lugar, debemos crear condiciones de inestabilidad
física en la superficie y en la atmósfera. Deberán
producirse frecuentes movimientos sísmicos, erupciones volcánicas,
lluvias, inundaciones, huracanes, sequías...
-¿Para qué todo eso?- preguntó
uno de los asistentes a la reunión.
-Para llevar al máximo los obstáculos
a ser puestos en el camino de la evolución. Así, todos podrán
descubrir sus falencias, que serán desnudadas por los desafíos
que encontrarán. Y luchando contra los obstáculos, aprenderán
a superar esas falencias.
-¿Y si no lograran esa superación?
-Entonces quedará demostrado que hay debilidades
que hasta hoy no se tenían en cuenta. Con seres así, se demostraría
que el Universo está realmente frente a una amenaza muy seria. Seres
débiles frente a los problemas, serían un verdadero peligro.
-¿Y qué hacer con esos seres?
-Sacudirlos más y más hasta que pierdan
su debilidad. El miedo al peligro es el factor clave del fracaso, y sólo
la repetición de la experiencia del sufrimiento puede tornar a los
seres cada vez más acostumbrados a la adversidad, y a no temerle.
-¿Y si en lugar de eso se volvieran agresivos
y destructivos?
-En ese caso, pondremos esas fuerzas al servicio
del Universo. Así, los agresivos pasarán a ser guerreros,
defensores de los más débiles.
-¿Defenderse de quién? no hay enemigos...
-No hay enemigos que ustedes conozcan; hay muchas
cosas que desconocen y que no puedo contar.
La contestación, diciendo sin decir, era concluyente.
En definitiva, la experiencia del dolor en el planeta o fortalecía
el potencial para que los seres amaran, o lo debilitaba; y si lo debilitaba,
fortalecía las agresividades de esos seres, que serían utilizados
en pro de los seres no agresivos. Las alternativas parecían convincentes
en teoría.
La reunión continuaba, y el máximo gobernante ampliaba
sus explicaciones:
-No todo será adverso en este planeta; además
de los extremos de dolor, será necesario conceder a los seres momentos
placenteros. Habrá veneno, pero también dulce; horror y belleza,
lágrimas y alegría. Será una vida bien equilibrada.
-Eso no es equilibrio- dijo uno de los presentes.
-¿Por qué dices que no?- le preguntó
molesto el jefe.
-Porque equilibrio es paridad de semejanzas y no
de diferencias; equilibrio es un estado armónico de fuerzas en la
misma dirección y no en oposición.
-Eso nada tiene que ver con los nuevos principios-
dijo el líder con tono de suficiencia. -El verdadero equilibrio
debe pasar por la comparación de las cosas opuestas, porque en ambas
se pueden encontrar experiencias diferentes. Si después de conocer
ambos extremos se puede retornar al punto medio, sin quedar preso en el
campo de lo doloroso ni de lo placentero, así el equilibrio es más
valioso del que pueda tener quien sólo vivió con felicidad
constante. Así es demasiado fácil estar en equilibrio. El
equilibrio más meritorio es el que se logra en la confrontación
de lo positivo y lo negativo.
Después de escuchar eso, alguien no tardó
en decir:
-Si ese equilibrio es más valioso, el Universo
carece de valor, porque no lo tiene; habría que volver negativa
una parte y dejar la otra como está...
-No sería mala idea- dijo el líder.
-Si así fuera, el Universo estaría en el equilibrio que le
falta. Por ahora, está como un niño que no sabe lo que es
sufrir, lo que es luchar por subsistir. De lo que salga de la experiencia
que estamos cumpliendo, dependerá que el Universo salga de su niñez
y se torne adulto, con golpes y heridas.
El tema parecía guardar una lógica, según
los nuevos conceptos. Pero los principios dados por el Amor Universal,
no admitían tal posibilidad; era una lógica ilógica.
Las explicaciones sobre la vida en el planeta sólido y líquido
continuaban:
-Inicialmente, crearemos seres microscópicos. Luego, los someteremos
a variaciones ambientales que los obligarán a sufrir mutaciones
para adaptarse. Así, surgirán nuevas especies, con mayor
complejidad y tamaño, que van a estar compuestas de unidades vitales
interdependientes. Esas unidades estarán compuestas, sobre todo,
por agua, contenida por una membrana que filtrará sustancias nutritivas
y eliminará lo residual. Tendrán un núcleo donde estarán
almacenados los caracteres genéticos. Esas unidades se reproducirán
conforme a esa genética codificada, preservando la especie. Y lo
más importante: cada organismo generará unidades vitales
específicamente destinadas a la reproducción de nuevos cuerpos.
-No entiendo eso- manifestó uno de los colaboradores.
-Será así: habrá unidades microscópicas
de dos polaridades, unas para fecundar a otras, y esas otras que, al ser
fecundadas, se irán transformando en cuerpos físicos. Las
fecundadoras estarán en órganos emisores del cuerpo de la
mitad de la especie; la otra mitad de los seres de una misma especie tendrá
órganos con unidades vitales a ser fecundadas. La unión física
deberá tener una motivación, y para eso el cuerpo emisor
y el receptor deberán atraerse y sentir placer. Así se logrará
fomentar la reproducción de cuerpos y, en esos cuerpos, encarnaremos
a nuestros alumnos.
-¿Por qué tanta complejidad de conformaciones?-
preguntó uno de los tantos que entendían poco y nada.
-Porque las funciones vitales de ese tipo de organismos
harán necesario un permanente intercambio de sustancias con el medio,
absorbiendo lo alimenticio y deshechando lo innecesario. La obtención
de sustancias alimenticias determinará una lucha por sobrevivir.
En esa lucha, se dará la supervivencia del mas apto. Los más
débiles, tendrán que generar, con el tiempo, armas de defensa
y ataque para mantenerse, o se extinguirá la especie. Así
estará dado el mecanismo de mutación genética, por
necesidad de sobrevivir.
Así fue creado, a partir de esa planificación,
el régimen de vida a regir los destinos de los seres encarnados.
Un régimen de dolor, necesario para fortalecer la conciencia ante
los peligros.
Millones de años pasaron desde aquellas palabras.
Y, conforme a lo explicado, muchos tipos de organismos poblaban las aguas
del planeta, luchando por subsistir. En esa lucha, el ser acuático
más grande se comía al más chico. Basándose
en el concepto de "equilibrio" dado por el gobernante del sistema planetario,
esa situación destructiva era inevitable; era sencillamente "equilibrio
ecológico", es decir, un desequilibrio planificado racionalizadamente.
Con el paso de millones de años, fueron dándose
condiciones ambientales que exigían a los seres adaptarse al cambiante
medio. Así, aparecieron estructuras orgánicas aptas para
la vida en la superficie sólida del planeta. Muchas de las nuevas
especies tenían enormes dimensiones y poseían garras y colmillos,
además de duras escamas de protección. En esos cuerpos monstruosos,
los alumnos de la escuela del dolor eran obligados a encarnar. No tenían
raciocinio, ni posibilidad de tomar conciencia cósmica; sólo
tratar de sobrevivir era lo que podían hacer.
Los resultados no gustaban a los ojos de muchos
integrantes del directorio del sistema. No querían reaccionar contra
el líder, por temor a correr la misma suerte que sus hermanos que,
tras haber sido apresados en el inicio, estaban siendo obligados a encarnar
en esos monstruosos cuerpos por no haber querido colaborar, y en un intento
de que pasaran a hacerlo después de eso.
Algo estaba bien a la vista: aquella propuesta de
crear un mundo de dolor para fortalecer el Amor, no se estaba cumpliendo;
el salvajismo, la irracionalidad, la destrucción, eran las pautas
existenciales.
Mientras tanto, flotas compuestas por millares de
naves procedentes de otros sistemas, atravesando los espacios interestelares,
fueron a parar al secreto laboratorio de experiencias atípicas.
Ya que las flotas alienígenas no representaban un peligro, ante
la magnitud del poderío del líder y los suyos, se los dejó
entrar en los espacios del sistema.
Finalmente, los alienígenas bajaron al planeta
sólido y líquido para ver cómo estaban las cosas.
Encontraron hermanos suyos encarnados en cuerpos horribles, incapaces de
comunicación verbal, de cultura, de integrarse por Amor. El impacto
recibido fue violentísimo.
Poco después, tuvo lugar una reunión
con la máxima autoridad del sistema, en la que los comandantes recién
llegados indagaron sobre lo que estaba ocurriendo en el sistema planetario.
Uno de ellos preguntó:
-¿Qué es lo que están enseñándoles
a los seres en este lugar? ¿Qué es eso de utilizar el sufrimiento
como mecanismo de evolución? Hemos visto que sólo están
fabricando monstruos. ¿Cuál es la intención?
-No se guíen por lo que hayamos logrado hasta
ahora- respondió el máximo responsable de la experiencia.
-¿Guiarse por qué entonces?- preguntó
otro de los comandantes.
-Lo importante no es lo presente, sino lo que resultará
más adelante de esta experiencia. Ahora los seres viven en condiciones
difíciles extremas; más adelante vamos a crear condiciones
de mayor bienestar y, así, los seres podrán reequilibrarse.
Del dolor acumulado, resultará un estado de conciencia que será
útil en el futuro.
-¿Útil en qué?- preguntó
uno de los alienígenas interrumpiendo.
-Útil, porque el dolor generará defensas,
fortalezas, y con esas fuerzas pasará cada uno a ser exponente
de una nueva propuesta evolutiva: formar guardianes para el Universo, guerreros
capaces de defender a los seres carentes de agresividad, incapaces de defenderse.
Vamos a demostrar que el Universo precisa guerreros, y aquí los
estamos preparando.
De ahí en más pasaron muchas cosas. Mucho se habló,
pero ambas posturas no hacían concesiones. Y los alienígenas
se propusieron intervenir, para introducir cambios en la evolución
de los seres vivientes sobre el planeta.
La triste comprobación de un sufrimiento sin
sentido que se pudiera entender, fue motivo suficiente para que los alienígenas
decidieran hacer algo por sus hermanos encarnados en cuerpos tan pesados
y monstruosos. Ante la pasividad del líder del sistema, iniciaron
una serie de experiencias genéticas en una de las especies, para
darle condiciones de raciocinio.
La especie tomada tenía pies y manos con
aptitud para una mutación que la tornara bípeda y sin necesidad
de caminar con sus extremidades superiores, las cuales podría utilizar
en el futuro para manipular herramientas y otros objetos. La masa encefálica,
con una serie de cambios, se prestaba para brindar facultades intelectuales.
Una vez dado el raciocinio en la nueva especie, comenzaría por parte
de los alienígenas, un proceso de enseñanza que hiciera posible
una cultura, un superior nivel de vida y, a la postre, le sería
transmitido por sus hermanos cósmicos, todo el conocimiento de lo
que es la vida y la realidad del Universo, lo que existe en otros mundos,
el por qué del sufrimiento que les tocó vivir a los seres
del sistema, y muchas otras verdades.
Después de miles y miles de años de
trabajo en laboratorio por parte de los alienígenas, la nueva especie
inteligente comenzaba a multiplicarse. En cada uno que era dado "a luz"
-más bien "a tinieblas"- encarnaba un ser que, hasta entonces, sólo
había pasado por incontables reencarnaciones en cuerpos sin posibilidad
de conciencia cósmica. Sin embargo, los primeros miles de años
de reencarnar en la nueva especie, tampoco eran propicios para la tarea
concientizadora, porque era una especie casi totalmente salvaje. Había
mucho que hacer antes de eso.
La especie racional fue instruída por sus
creadores para que aprendiera a utilizar el fuego, armas, herramientas;
le fue enseñado a emplear lenguajes, a desarrollar la agricultura
y otras cosas básicas para una vida mejor.
Cuando el trabajo de los alienígenas estaba
dando buenos frutos, todo quedó cortado imprevistamente. El creador
de los sufrimientos en el planeta tomó la precaución de evitar
que los seres ajenos al sistema pasaran a dar a los encarnados en la especie
racional, enseñanzas peligrosas.
Era peligroso que supieran de la existencia de mundos
mejores, porque así se darían cuenta de que el mundo al que
estaban acostumbrados, era una creación anormal. Era peligroso que
supieran de las bellezas cósmicas, del Amor y la Vida en el Universo,
porque así empezarían a ver al mundo como algo indeseable.
Era peligroso que supieran que la vida en el planeta podía haber
sido paradisíaca y no infernal. Eran peligrosos todos los valores
que pudieran llevar a los seres a amar, porque desarrollando en Amor, vivirían
mejor, y no desbordados por el dolor, la violencia y los antagonismos entre
hermanos.
Ante tales peligros, el máximo gobernante
puso fin a la ayuda alienígena. Obligó a esos seres a abandonar
sus planes y dejar las cosas como estaban, presionándolos para que
se integraran a su ejército. De ahí en más, hubo muchos
incidentes: unos escaparon del sistema planetario, otros fueron acorralados
y, de esos, unos se autodestruyeron antes que caer presos, mientras que
otros fueron capturados. Otros se mantuvieron prófugos de la "justicia",
ocultándose en diversos puntos del sistema. No fueron muchos los
que se mantuvieron fieles a sus principios: la mayoría de los capturados
cayó en la corrupción, sumándose a las huestes del
poderoso gobernante.
Luego de pasar por ciclos de corrupción y
de ser colocados en cuerpos físicos con órganos reproductores,
muchos alienígenas mantuvieron relaciones sexuales con miembros
de la especie racional del planeta. Fueron resultando razas diferentes
en estatura, color de piel, de cabello, de ojos, y diferentes en comportamientos
y costumbres. Como había alienígenas de distintas razas,
cada una procuraba que los seres encarnados en el planeta tuviera sus caracteres.
Así, fueron apareciendo pueblos diferentes, cada uno por obra de
razas alienígenas diferentes también.
De los contactos producidos con los seres del cosmos,
cada pueblo elaboró como resultante las más variadas leyendas,
mitos, creencias y adoraciones, para perpetuar el paso de los "dioses"
por sus tierras.
Tal era la ignorancia de los seres, que en uno de
los pueblos aceptaron como máximo Creador del Universo a uno de
esos "dioses", a pesar de que era violento y destructor. Un "dios" así,
para ellos, era legítimo, porque no alcanzaban a imaginar que existe
un Padre Verdadero, que es puro Amor, que no castiga, no manda diluvios,
no expulsa de paraísos.
Una vez estuvo en el pueblo del "dios" castigador,
un Ser llegado del Cosmos, que habló del Padre Amor, habló
de aquél que creó el mundo de dolor, explicando que el Padre
no tiene nada que ver con la creación de un mundo así, y
que amar al mundo y lo que hay en él, es alejarse del Amor del Padre.
Habló de amar al prójimo, habló de vida eterna...
Habló de un gran plan de rescate que se estaba
preparando. En un tiempo de alrededor de dos milenios, los ejércitos
de la Luz llegarían para llevarse a quienes aún guardaran
amor dentro de su esencia; un amor con minúsculas, debilitado por
las contaminaciones sufridas, pero amor al fin. Y los rescatados serían
conducidos a esos mundos de felicidad que nunca les fue permitido conocer.
Al respecto, dijo el Cósmico Maestro: "En la casa de mi Padre hay
muchas moradas... voy a prepararos un lugar".
Al autor del mundo no le importaba demasiado lo
pregonado por el Ser Cósmico, porque después de su paso por
el planeta, habría de quedar una confusión ya planificada.
Las palabras del Maestro irían a ser mal interpretadas, y en su
nombre serían cometidos incontables asesinatos; los planes del amo
del mundo estaban trazados irreversiblemente.
Hasta la fecha y hora en que el Maestro sería
puesto fuera de escena estaban planificadas desde mucho antes; la forma
en que sería sacrificado... todo estaba tendido como una trampa;
todo estaba escrito. El ingenioso amo del planeta supo como armar los argumentos
necesarios para que se pensara que ese sacrificio era voluntad del Padre
Universal, y no de un lobo sanguinario. Un padre mandando a su hijo al
matadero para liberar pecadores... Tal era la lógica empleada; completamente
ilógica para los verdaderos conceptos de un Padre Amor, que a nadie
mandó jamás a sufrir. Quien manda seres a sufrir, no es precisamente
Él...
Sin embargo, la ignorancia de los verdaderos conceptos
llevó a la mayoría a la aceptación de falsas explicaciones
muy persuasivas. La trampa estaba lista: las escrituras hablaban de un
redentor que sería sacrificado. Si el Maestro, conocedor de lo escrito,
rehusaba ser sacrificado, habrían dicho: "Ése no era el verdadero;
hay que esperar a otro, porque éste no fue sacrificado".
Por Amor, el Ser Cósmico se dejó capturar
y asesinar, en la esperanza de que su paso fuera recordado, y que sus enseñanzas
no cayeran en el saco roto. Un sacrificio que no dio los frutos que merecía,
sino los frutos amargos de la desvirtuación de gran parte de las
enseñanzas. Fue instaurado un sistema institucionalizado de dogmas,
rituales, penitencias, exterminación de no adherentes, destrucción
de libros que dijeran cosas tan peligrosas como que "el planeta no es el
centro de la Creación", y miles de aberraciones más. Supuestos
"iluminados", disfrutando de una "autoridad sobrenatural", decidían
sobre el perdón o castigo de los "pecadores". Tal autoridad y tal
"iluminación", eran indudablemente procedentes "de arriba": precisamente
de allí donde estaba el creador de la injusticia.
Pasaron casi dos mil años; justo el tiempo señalado por el Maestro para el rescate final. Llegaron Seres Cósmicos al planeta para cumplir la misión. Era necesario, previamente, llevar las Verdades a la humanidad, para sacarla de la ignorancia, darle una conciencia cósmica, y prepararla para el anhelado retorno al Padre Universal.
El joven buscador de la verdad llegó al templo
que le habían indicado. Allí encontraría las respuestas
a sus interrogantes sobre el mundo. No cualquiera podía saber de
la existencia de ese templo. Menos todavía, acceder a él.
Y, aun así, no todos los que pudieran llegar, serían recibidos
por el sabio que allí residía. Y de los que él recibiera,
no todos obtendrían las enseñanzas que él revelaba
sólo a quienes considerara capaces de entenderlas.
Pero al joven viajero se le dio todo en favor. El
sabio observó en él las condiciones necesarias para efectuarle
la transmisión del conocimiento oculto. Y comenzó a aleccionarlo.
-Ante todo, deberás comprender que este mundo
no funciona según la Suprema Ley del Universo. Has escuchado hasta
ahora, que si haces el bien, recibes positividad, y si haces el mal, recibes
negatividad. La ley de atracción de los iguales... Atraes lo mismo
que generas. Puedes esperar tanto como lo que hagas.
-Sí, conozco eso.
-Pero te hicieron creer que esa Ley se cumple en
este mundo. Que tendrás divinas protecciones si amas, y que si eres
egoísta recibirás un boomerang de castigos. Pero el mundo
no está dentro del orden evolutivo universal. Estar aquí
no te permite recibir sólo amor si amas. Hay reglas propias del
mundo, que no fueron fijadas por quien conoces como Padre Universal.
-¿Qué reglas son esas?
-Debes comprender que estar aquí te exigirá
siempre esperar lo peor cada vez que hagas lo mejor. Es cosa sencilla vivir
en un planeta donde, según lo que hagas, recibes. Si eres bueno,
harás el bien por naturaleza. Si eres malo, harás el bien
por lógica: sabiendo que pagarás por el mal que hicieres,
¿para qué hacerlo? Bajo esas sencillas condiciones de existencia,
vivir supone seguridad. Pero aquí, ¿cómo puedes estar
seguro de algo? Si todo parece dudoso, si no sabes en qué creer,
no sabes qué creer de lo que crees; ves al injusto en bienestar
y al justo sufriendo injusticias... y llegas a preguntarte muchas veces,
qué mundo es éste, dónde está Dios, por qué
pasa lo que pasa.
-Sí, a veces me pregunto esas cosas.
-Entonces, vivir en esa inseguridad, es la base
de todos los problemas humanos. Si por lo menos supieras cuál es
el secreto de las reglas de juego, sabrías cómo manejarte
en la vida. Por momentos tienes una convicción sobre la vida y el
mundo, y te manejas conforme a esa idea. Pero por momentos pierdes tu fe
en esa creencia, y caes en las dudas que confunden tu caminar. Así
vive la humanidad, con esos altibajos.
-Y es así como vivo.
-Pero ahora tú podrás tener tu propio
micromundo en medio de ese mundo de gente ignorante y llena de dudas, de
incertidumbres. Ahora que vas a saber qué reglas mueven al mundo,
sabrás cómo vivir sin esperar lo que crees que merecerías.
Porque si esperas ser feliz recibiendo positividad cuando haces el bien,
prepárate a ser infeliz de por vida: a mayor bondad de tu parte,
mayores obstáculos irán apareciendo en tu camino. Y tus esfuerzos
irán debilitándose al ver cómo alguna injusticia se
interpone entre tus buenas acciones y tus merecimientos que no llegan;
como si hacer el bien fuera a condición de recibir lo bueno, o dejarás
de hacer el bien, porque no tendrás la realimentación que
tus fuerzas necesitan. Y te impondrás esa condición: avanzarás
en tanto obtengas a cambio fuerza para seguir. O te quedarás, o
retrocederás, a falta de la respuesta esperada.
-Eso me pasa a menudo.
-Es así como casi toda la gente vive. Con
una sensación de que algo anda mal; que el premio y el castigo no
están dados como debiera ser. Podrán tener todos sus creencias
religiosas en las cuales encontrar alguna explicación, pero en la
soledad de los fracasos, de las tristezas, del aparente abandono de Dios,
las dudas aparecen, demuelen la fe.
¿Quieres seguir así? ¡continúa
en el engaño! Continúa creyendo que recibirás bien
por bien y mal por mal. Y cuando compruebes que recibes lo contrario, seguirás
perdiendo y recuperando... perdiendo y recuperando tu fe, tus creencias,
en una inacabable secuencia de esperanzas y desesperos.
Pero si hasta aquí llegaste, para encontrarte
conmigo, llevarás al irte, la llave de la felicidad en esta vida.
Usarla será difícil; tanto como la vida lo es. Pero has venido
al mundo de lo difícil.
-¿A qué?
-Eso ya es más difícil de que lo entiendas
ahora. Para eso deberás llegar al Templo de los Destinos. Lo importante
es que aquí estás, en un mundo de dificultades, y que en
lo fácil no está la resolución de problema alguno.
Por una regla lógica, la llave para abrir la puerta de la liberación
de lo adverso, lo difícil, es una llave de difícil uso.
-Y cuál es ese uso, qué debo hacer
con ella.
-En principio, debes saber mirar al mundo como por
un espejo. Todo lo que llegó a este plano del Universo se convirtió
en una imagen invertida: las cosas son al revés de lo que estás
viendo en el reflejo, al cual consideras como lo real, y no es más
que una imagen. Y como todo es al revés, lo que crees que es la
derecha, es izquierda, y la izquierda, derecha. Diestra y siniestra, bueno
y malo, se te aparecen cambiados. El reflejo de un acto de amor es, por
regla, en este mundo, egoísmo. El reflejo de un acto egoísta
es, como premio, amor.
¿Puede ser odiado, despreciado, maltratado
alguien que ama?
¿Puede ser amado alguien egoísta?
¿Pueden el amor, la valentía, la lucha,
la fortaleza, encontrarse con el odio, la enemistad, la envidia?
¿Puede alguien egoísta, egocéntrico,
ególatra, vanidoso, celoso, ser amado?
¿Cómo hace un Guerrero del Amor para
salir adelante frente a tanta oposición?
¿Cómo hace un egoísta para
lograr que se lo ame?
¿Qué hay de malo en el que ama, para
su opositor?
¿Qué hay de bueno en el egoísta
para el que lo ama?
La clave: el que ama y no se debilita, conoce en
su propósito interior, que el amor no vive de recompensas externas;
se alimenta de sí mismo, más allá de lo que otros
reconozcan o no. El que es egoísta y atrae el amor de otros, hace
el bien por egoísmo, sabiendo que recibirá amor como pago
por el mal que lleva dentro y que está disfrazado de buenos actos.
Y los demás, viendo lo bueno de superficie, amarán a quien,
por dentro -y no lo saben- usa esa imagen atrayente.
-Eso me hace dudar de mucha gente que conozco.
-¿Quieres saber quién ama verdaderamente
y quién utiliza el aparente amor, pero es un egoísta?
-Sí, ¿cómo debo hacer?
-Observa cuánta adversidad y cuánto
amor encuentra cada uno. Los problemas que sufra una persona te darán
la medida de cuánto está amando ese ser. Las ventajas de
una persona, te indicarán cuánto egoísmo tiene.
Si el bueno, en un mal momento, hace algo malo,
tendrá alguna recompensa que lo tentará a reincidir. Y el
problema del egoísta que hace algo bueno, es que está utilizando
parte de su amor. Por eso el egoísta corre peligro de recibir efectos
adversos; deja, por momentos, de ser egoísta. Es entonces cuando
no sólo recibe amor: surge una paralela fuerza de oposición.
-¿Y cómo manejarse entonces ante esto?
-Sabiendo esta regla de funcionamiento, cuanto más
amor esperes recibir, más egoísmo estarás poniendo
en acción para atraerlo. Y lograrás ser amado: buscarás
mil formas de satisfacer tu necesidad de amor. Encontrarás las más
adecuadas para provocar una respuesta amorosa. Aprenderás a manejar
los comportamientos que despiertan amor hacia ti en la gente.
Actitudes que les harán creer a los otros que eres eso que les ofrecerás
y que será lo que tanto apreciarán de ti. Pero no descubrirán
la raíz egoísta de esas actitudes buenas para con ellos.
-¿Pero para qué quiero fabricarme
esa imagen?
-Una vez alcanzada esa imagen externa, crearás
una mecánica de bondad y de amor de ti hacia los demás, que
se te irá incorporando, a tal punto que eso se irá transformando
en verdadero. Y crecerán tus problemas. Habrán sombras a
tu alrededor, que no estaban cuando eras egoísta: es que brillará
tu luz, y esas sombras serán las de la maldad que dejarás
al descubierto, y que antes no podías ver, porque es como tú
eras: oscuridad.
Sabiendo esta regla de funcionamiento, cuanta más
oscuridad esperes recibir, más amor estarás poniendo en acción
para atraerla.
-¿Pero para qué quiero tener necesidad
de recibir oscuridad?
-No, no necesitas eso. No es que lo necesites, sino
que lo preveas, que lo esperes. Que esperes recibir oposición, no
significa que la desees: es sólo saber lo que te va a pasar. Lo
importante es que, lo que te pase, lo tengas previsto. No deberá
sorprenderte un problema inmediato a un buen acto tuyo: es la jugada de
las negras luego de tu movimiento de las piezas blancas. Si conoces esta
regla, no conocerás la decepción: el mundo es decepcionante.
Y si sabes esto del mundo, sabrás mantener una natural firmeza frente
a lo que de malo te pase. Y el mundo con sus decepciones, al no lograr
sorprenderte, no podrá con tu voluntad. Vivirás tu propio
mundo de autodeterminación, en un mundo en el que casi todos están
determinados por lo que les pasa. En eso debe radicar tu diferencia: debes
ser la causa de tus actos, no la resultante de lo que te pase.
-Entiendo. Fijar mis objetivos más allá
de las circunstancias.
-Si persigues tus propios objetivos a pesar de tus
pesares... la adversidad que pretenderá debilitarte, aumentará
tus fuerzas: verás que no necesitas viento en popa para navegar
hacia tus sueños; que si hay viento de proa y estás contra
la corriente, no tomes esa oposición como el final de tu viaje,
sino como una medida de tu fortaleza para aguantar el mal momento. Sin
perder la fe en tus sueños y en que cambiarán los vientos.
Y esa seguridad de tus fuerzas, las aumentará. Y podrás agradecerle
al mal por el bien que te habrá hecho.
Si éste no fuera un mundo al revés,
al amar, recibirías sólo amor, y en la paz de ese puerto,
no conocerías lo que es sobrevivir a una tempestad. Si la Suprema
Ley del Universo existiera aquí, nada malo te pasaría: serías
bueno, y la Buena Ley, con bondad te pagaría.
Pero este mundo funciona mal: es del Mal. Y él
dicta los premios y castigos. Castiga al amor y premia al egoísmo.
Porque el Mal es así: como el espejo que revierte las imágenes,
él revierte los conceptos. Es una mentira, que parece verdad.
Si la Verdad, el Amor, fuera la Ley del mundo como
lo es universalmente (salvo en mundos como éste), este campo de
pruebas no existiría; "el mundo no sería mundo".
-¿Y si lo transformáramos?
-¿Hacer un mundo de Amor? Te he dado la llave
para que busques tu felicidad en medio de la negatividad que te rodea.
Si deseas la llave para transformar el mundo, debes seguir buscando. Hasta
que no llegues al Templo del Secreto Terrenal, no podrás estar seguro
de que este mundo deba cambiar o permanecer.
-¡Debe cambiar, sí!
-No puedo decirte que sí o que no. Si debe
cambiar, ¿entonces no sirve? Si no debe cambiar, ¿para qué
sirve?
-¿Y cuál es la respuesta: que sirve
o que no sirve?
-¿Tú qué crees?
-Que sirve como prueba.
-Entonces déjalo así.
-Pero puede dejar de servir como prueba, y pasar
a una vida distinta, pasar la prueba.
-Entonces cámbialo.
-¿Y si con eso impido que la prueba continúe?
-Será, entonces, porque ya no harán
falta más pruebas, o sería bueno que siguieran, pero tú
interferirías.
-¿Y qué crees que debo hacer?
-Seguir pensando. Si piensas bien, llegarás
al Templo del Secreto Terrenal.
El joven buscador siguió su rumbo, con total determinación,
hacia los otros templos donde encontraría las respuestas sobre qué
hacer con el mundo.
El iniciado recorrió los difíciles
caminos que lo llevarían al templo cuyo guardián podría,
o no, revelarle el secreto de por qué y para qué el planeta
fue puesto en las condiciones en que está. El sabio que lo vio llegar,
también lo vio apto para transmitirle ese conocimiento. Y le habló
sobre este mundo como prueba:
-La prueba continuará mientras el mal exista.
Aunque el amor se extienda por toda la humanidad, el mal se hará
presente a través de cosas no humanas: catástrofes naturales,
plagas, problemas ambientales. Energía negativa. Sin que el agente
maligno que controla el mundo desaparezca, el amor de la humanidad tendrá
siempre un enemigo. Pero eso no es problema de humanos: es un problema
cósmico en gran escala. No tiene sentido que un humano pretenda
transformar la esencia maligna del mundo transformando a sus semejantes:
sólo transformará la actitud de la humanidad frente a su
mundo de mal. Hará posible el amor en medio de la oscuridad. De
ahí en más, lo que en otros niveles pueda hacerse con la
raíz de las negatividades planetarias, trasciende al hombre; no
debe preocuparlo.
-¿Pero cómo no preocuparse?
-El problema del ser humano consiste en que no debe
desear un paraíso en la Tierra para ser feliz: debe lograr su felicidad
en medio de lo infernal del mundo. Convivir con el mal y ser feliz; amar
a pesar del mal entorno. Y se llega a ver como imposible ser feliz en tanto
las cosas continúen mal en el planeta. El día en que los
seres humanos comprendan que están condenados a sufrir, presos en
un mundo indeseable, y que eso no tiene solución, en vez de llorar
por el distante paraíso de la Ley Universal del Amor, y por la injusticia
de la diabólica ley del dolor, se apoderarán por la fuerza
del amor, de esta cárcel, amotinándose en una fiesta de rebelión
al régimen imperante, liberándose aun estando presos, amándose
los unos a los otros. Como si, arrancados de la paz de los paradisíacos
hogares, unos y otros fueran vestidos con uniformes diferentes y enviados
al frente a combatirse a muerte. Y que, en el campo de batalla creado por
el mal, los soldados no combatieran, y en medio de un festejo, intercambiaran
sus banderas. Lejos de la paz de los hogares, una paz mayor harían.
Cada uno lejos de su casa, su paraíso, entre sangre y horror, un
cielo harían. Aun sabiendo que violarían las reglas de sus
generales, que tal vez los fusilen. Y aunque el mal fusile a todos los
que en el mundo de él, en amor se unan, fusilados por quién
sabe qué catástrofes, qué males, habrá de ser
lo importante no ese pago recibido, sino lo que sea logrado: que este mundo,
esta cárcel, sea un hogar feliz. Y que esa felicidad no proceda
de recibir el bien, sino de hacer el bien. Del mal que se reciba, no preocuparse:
es cosa de quien lo hace. Lo importante es lo que uno hace, no lo que le
hacen. No importa, a los fines espirituales de cada uno, el dolor que le
causen, sino el que pueda causar. No importa para el crecimiento interior
de cada uno, el amor que reciba: se evoluciona por lo que se da.
-¿Y cuál debe ser, entonces, mi objetivo
para con el mundo?
-No tengas, entonces, por objetivo, que el amor
ponga fin a todo mal existente: prepárate a crear, cuanto más
amor generes, más sombra a la vista. Que esas sombras se aparten,
que la biología de los cuerpos humanos y animales cambie, que el
león y el cordero convivan, porque hayan de producirse cambios genéticos
en los carnívoros, no será por obra del hombre, sino de fuerzas
cósmicas que operen desde otro plano. No se le puede pedir al hombre
que haga un mundo perfecto: sólo que esté dispuesto a sufrir
sin decepcionarse frente al mal. El mal que lo llama a buscar el bienestar
con egoísmo y sin el dolor que se sufre por sentir amor. Y que ese
sufrimiento no lo debilite, sino que lo fortalezca. Que conozca las reglas
del mundo al revés, y el amor será posible.
¿Cuántos lograrán eso? ¿Tantos
como para que uses la llave transformadora que te entrego? ¿O es
mejor que no la uses, porque perderás tiempo en transformar lo intransformable?
Ya has recibido en el Templo del Revés,
la llave para tu felicidad en esta vida. La que te permite adoptar una
actitud interna frente a los acontecimientos. Ahora te estoy dando la llave
para transformar el mundo: la que determinará tu actitud externa.
Al usar la llave, ten en cuenta que sólo permite una transformación
parcial, porque no deberás tratar de transformarlo todo; el mundo
se transforma por etapas, por sectores, por niveles. Dónde deberás
aplicar y dónde no la acción transformadora, debes descubrirlo,
debes reflexionar. Si lo haces bien, llegarás al Templo de las Profecías.
Allí está escrito lo que sucederá
con el mundo dentro del Plan que las leyes de aquí determinaron.
Pero esas leyes, que están fuera de la Ley Universal del Amor, están
dentro de la Ley de la Unidad Multidimensional.
-¿Qué es la Unidad Multidimensional?
-Es el Todo que conforman las múltiples dimensiones.
Y las múltiples dimensiones son todos los espacios y tiempos existentes.
Una Ley determina que Todo es Uno. Que amor y egoísmo, bien y mal,
que tienen distintas leyes, responden a esa misma Ley de Unidad. Si llegas
al templo, sabrás cómo funciona esa Ley. Y sabrás
que lo que es, debía ser, así como todo lo que deba ser,
será.
-Inevitablemente...
-Inevitablemente.
-De modo que las profecías indican lo que
no es transformable...
-Y lo no indicado como tal, puede ser donde apliques
tu acción transformadora.
-¿Y cómo saber cuál es mi función
en el mundo?
-La respuesta está en el Templo de los Destinos.
-¿Y si descubro allí el destino que
se me dio, y quiero cambiarlo, mejorarlo, hacerme mi propio destino?
-¿Y si descubres que es justamente lo que
en esta búsqueda estás haciendo?
Dos naves se avistan mutuamente en el espacio. Efectúan
un acercamiento. Sus ocupantes establecen comunicación telepática.
Intercambian referencias identificatorias. Proceden de mundos muy distantes
entre sí. Y muy distintos.
Hay, a minutos-luz, un planeta deshabitado. Acuerdan descender en él
para reunirse. Las naves se posan suavemente sobre el suelo rocoso. Dos
de los tripulantes, uno por cada nave, salen para encontrarse.
Uno de ellos procede de un mundo donde existió
la destrucción, hasta que se logró la paz definitiva. A cierta
altura del diálogo, el otro ser, le pregunta a éste:
-¿A qué llaman ustedes "destrucción"?
-A deshacer violentamente, produciendo daños-
le respondió un tanto extrañado.
-¿Qué es "deshacer violentamente"?
¿Y qué es "daños"?- repreguntó con inusual
ignorancia.
-¿Deshacer?, lo contrario de hacer, de construir;
es volver lo hecho a un estado de inexistencia.
-¿Y "violentamente"?
-Es usando la fuerza.
-Pero la Fuerza no puede deshacer; la Fuerza hace.
-Pero también puede deshacer.
-¿Puede?
-Sí.
-¡Aaah...! Debe ser interesante usar la Fuerza
para deshacer... ¿Y qué es "daños"?
-Daño es algo que afecta el funcionamiento
de una cosa; daño es... cuando se rompe algún mecanismo en
una nave, y ocurre alguna falla.
-¿Romperse algún mecanismo? ¿Falla?
-Romperse, sí, fallar; algo que no resista
una fuerza, y se altere.
-No conozco que la Fuerza altere. La Fuerza mantiene
todo en funcionamiento.
-¿Sin fallas?
-¿Qué es "fallas"?
-Falla... es... algo que no debe ocurrir, y ocurre.
-¿Algo que no debe ocurrir? ¿Y qué
es lo que no debe ocurrir?
-¡No debe ocurrir que los mecanismos de la
nave se rompan y ocurra alguna falla!
-¿Y por qué habría de ocurrir
que los mecanismos se rompan y ocurra alguna falla?
-¿Y por qué no habría de ocurrir?
-Porque la Fuerza mantiene los mecanismos sin que
nada de eso suceda.
-¿Nunca una falla?
-No sé lo que es falla.
-Ya te dije: algo que no debe ocurrir y ocurre.
-Sólo sé de lo que debe ocurrir. No
sé qué es lo que no debe ocurrir.
-¡Pues no debe ocurrir que una nave estalle
en pedazos!
-¿Estallar en pedazos? ¿Cómo
podría una nave estallar en pedazos?
-¿Que si podría? ¡Pero claro
que puede!
-¿Has visto estallar alguna?
-Muchas.
-¿Cómo es posible?
-Lo es.
-¿Y la Fuerza?
-Precisamente: la Fuerza.
-¿Pero por qué hizo algo así
la Fuerza?
-Porque ella puede.
-No sabía que pudiera.
-No sabías... No conoces la destrucción...
¿Pero de qué clase de mundo vienes?
-Un mundo como cualquier otro... Por lo menos hasta
ahora que me hablas de un mundo que no entiendo.
-Así que en tu mundo no hay destrucción...
-Destrucción, naves que fallan y que explotan,
no.
-¿Guerras?
-¿Qué es "guerras"?
-Una guerra es una lucha para destruir a otros.
Hay dos ejércitos que luchan entre sí.
-¿Qué es "lucha", y qué es
"ejércitos"?
-Lucha es uso de Fuerza para destruir. Ejército
es un conjunto de seres que luchan.
-¿Con qué propósito luchan?
-Dominar algo que los otros también quieren
dominar, o que quieren defender.
-¿Qué es "dominar" y "defender"?
-Dominar es tener poder sobre algo. Defender es
tratar de que algo no sea puesto en peligro de dominación o destrucción.
-Poder sobre algo... ¿Y qué es "peligro"?
-Peligro es estar ante un posible daño, destrucción
o pérdida.
-No entiendo; naves que fallan, que explotan, seres
que dominan y seres que defienden... peligro...
-Y yo no entiendo cómo no entiendes, y cómo
dices que tu mundo es como cualquier otro.
-Como cualquier otro que haya conocido; pero nunca
supe de estas cosas.
-Y yo nunca supe de mundos donde no conozcan todo
esto. Si no sabes lo que es la guerra, el peligro, la destrucción
¿qué sabes?
-Sé lo que es la construcción.
-Y sabrás lo que es vivir en paz...
-¿Qué cosa es "paz"?
-La paz, esa ausencia de destrucción.
-¿A eso le llaman paz?
-A eso.
-Entonces nosotros debemos vivir en paz.
-¿Desde siempre, entonces? ¿Nunca
tuvieron guerras?
-Nunca.
-¿Y qué pasaría si de otros
mundos trataran de invadirlos?
-¿Invadirnos?
-Sí, entrar por la fuerza para dominar.
-¿Qué pasaría?
-Eso, ¿qué pasaría, qué
harían ustedes?
-Si vinieran a invadirnos... ¿Pero por qué
tendrían que invadirnos? No necesitarían usar la Fuerza para
dominar, porque nosotros no les haríamos nada para que usen la Fuerza
en eso.
-No se trata de lo que ustedes les hagan o no; se
trata de que hay seres que son invasores de mundos, y destruyen para dominar.
-¿Sí?
-Sí. ¿Y qué harían ustedes
para resistirlos?
-¿Resistirlos?
-Sí, negarse a ser invadidos y luchar.
-Ah, sí; luchar... ejércitos... defender.
¿Con qué defender?
-Con la Fuerza, armas.
-¿Armas?
-Sí, proyectores de fuerza para dañar.
-No conozco eso.
-Sin eso, no hay forma de evitar la invasión.
-Sí la hay: proyectándoles Fuerza
para unificar.
-A ellos no les importa unificar nada.
-¿No? Pero es para lo que vivimos...
-Y ellos viven para separar lo que está unido,
y dominar.
-¿Por qué hacen eso?
-Porque necesitan alimentarse de la energía
de otros seres.
-¿Cómo?
-La succionan, se la quitan a otros.
-¿Pero cómo es que logran quitar energía?
-Hacen que los otros sufran y se perturben. Eso
desordena sus campos energéticos, y ellos consiguen aprovechar ese
desorden para absorber la energía desestabilizada.
-No entiendo... no entiendo nada...
-No puedes entender porque lo tienes que sentir.
Si no sientes lo que es sufrir y perturbarse, no puedo explicarte.
-¿Pero qué cosa se siente?
-¿Cómo quieres que te explique lo
que es el dolor, el odio, si no lo experimentas?
-¿Y por qué si yo no experimento eso,
tú sí?
-Yo te preguntaría por qué tú
no.
-No veo por qué tuviera que experimentar
desorden y perturbación; no conozco sino orden y equilibrio.
-Pero tendrías que conocer también
lo otro; tu conciencia de la realidad es parcial.
-Seguramente. Pero tú no entiendes mi mundo,
y mi mundo es una parte de esa realidad de la que hablas. Si ignoras cómo
funciona un mundo como el mío, tu conciencia de la realidad también
es parcial.
-Pero, al menos, yo conozco lo que tú conoces:
sé lo que es un mundo en equilibrio, y también lo que es
un mundo en desequilibrio.
-Pero no conoces un mundo en equilibrio desde su
origen. Sólo conoces mundos que han superado el desequilibrio.
-En eso tienes razón; me intriga el hecho
de que haya mundos que no conocieron el desequilibrio. ¿Será
porque allí nunca llegó ni una invasión, ni las Leyes
Cósmicas?
-¿Qué? ¿El mundo de ustedes
fue invadido y todo comenzó así?
-No, no fue así. Desde mi llegada por primera
vez a vivir en un mundo, ya existía el desequilibrio en él.
Por las Leyes Cósmicas: ellas establecen que a los mundos hay que
alterarlos, causar el desequilibrio, para aprender lo que es la dualidad.
-¿Dualidad?
-Sí, la existencia de dos polaridades, como
guerra y paz, destrucción y construcción...
-Sí, creo entender: son mundos en donde existen
ambas cosas...
-Algo así. Pero luego las dos dejan de existir
juntas, y se termina la bipolaridad. Y entonces todo queda como en tu mundo.
-Como en mi mundo... Y si al final todo queda como
en mi mundo, ¿por qué no lo hacen así desde un principio?
-No podemos.
-¿Por qué no? ¡Nosotros pudimos!
-Pero ustedes no obedecen a las mismas Leyes, por
lo que veo. Nuestras Leyes determinan que para tener conciencia plena de
la dualidad del Universo, hay que experimentarla.
-Yo no quisiera experimentar que falle una nave,
que explote, que nos invadan, que nos dominen, que nos perturben la energía
para quitárnosla... ¿Para qué iría a querer
experimentar todo eso? ¿Para qué experimentar esa "dualidad
del Universo" de la que hablas?
-La dualidad es la realidad del Universo. Y no se
puede vivir fuera de la realidad.
-Yo no vivo fuera de la realidad; yo vivo fuera
de esa realidad. En otra realidad. Y en mi mundo, tu realidad no forma
parte de nuestra realidad del Universo.
-Entre las dos realidades, la de ustedes es menor
en experiencias. Nuestra realidad nos ha permitido valorar lo que es la
Luz, por haber conocido lo que es la oscuridad.
-¿Qué es la oscuridad?
-Oscuridad es luz absorbida. Cuando nuestra luz
había sido absorbida porque estábamos en desequilibrio, éramos
oscuros.
-La luz de ustedes había sido absorbida...
¿por quiénes?
-Por nuestro propio egoísmo. Al vivir en
condiciones de competencia y lucha por la subsistencia, la energía
no se entrega, sino que se quita. Esa absorción de la luz ajena
es lo que oscurece, tanto a quien pierde esa energía, como a quien
la acumula. La energía absorbida no ilumina al que la quita; oscurece.
Y fortalece: otorga poder.
-Y ahora que ustedes han dejado atrás el
desequilibrio, la oscuridad; ahora que serán ustedes quienes gobiernen
otros mundos, ¿los harán de la manera en que se hizo con
el mundo de ustedes, o harán mundos en equilibrio y luz?
-Empezaremos por los niveles más bajos de
la evolución, en estado de desequilibrio, lo mismo que sucedió
con nosotros.
-Pero si ustedes han dejado atrás el desequilibrio,
¿cómo es que lo aplicarán con otros seres?
-Ellos lo necesitarán: es su escuela.
-¿Pero ustedes no entran en desequilibrio
al colocar perturbación en el mundo de ellos?
-No, porque lo hacemos con Amor.
-¿Amor? ¿Cómo se puede hacer
con Amor algo que cause daño?
-Deberías vivir en un mundo así para
entender; aprenderías que el Amor, cuando educa, puede también
causar dolor.
-¿Dolor?
-Sí, un estado de perturbación.
-No entiendo ese Amor.
-Es un Amor capaz de someter no sólo a otros
al dolor, sino también a uno mismo.
-¿Por eso de absorber energía-luz
que se transforma en oscuridad?
-¿Cómo?
-Sí, eso de que los gobiernos planetarios,
al quitarles la luz para que vivan en la oscuridad, los hacían absorber
o perder energía y...
-Ah, sí, lo que te explicaba recién.
Justamente eso de tener que privar de luz a los seres y causarles dolor,
no es doloroso para los gobiernos planetarios, porque eso no quita
que se haga con Amor. Nosotros amaremos a los seres a los que colocaremos
en condiciones dolorosas para que evolucionen. No por hacerles eso estaremos
dejando de amarlos. Pero no por amarlos, omitiremos hacerles eso que necesitan
aprender. Es nuestra obligación, porque es una necesidad. Por eso
no nos causa dolor el tener que hacerlo.
-¿Y qué es, entonces, lo que hace
que sea un Amor que no sólo somete a otros al dolor, sino también
a uno mismo?.
-Es que también nosotros, luego de haber
sometido al dolor a los seres en un mundo físico, podemos bajar
a ese plano y sufrir como ellos, para ayudarlos.
-¿Cómo es eso?
-Por ejemplo, cuando un mundo en desequilibrio está
ya tan perturbado que los seres han aprendido a vivir así, y la
lección está aprendida, y es tiempo de que pasen a otro nivel
de aprendizaje, no es sencillo que por sí mismos encuentren los
caminos hacia la paz y el equilibrio: hay que conducirlos. Y para eso es
necesario que seres más evolucionados bajen a tomar cuerpos físicos
para vivir entre ellos y produzcan los cambios necesarios desde adentro,
y no desde planos cósmicos. Y eso supone someterse a las mismas
situaciones dolorosas que sufren los seres de ese mundo, y estar tan expuestos
como ellos.
-Ah... comprendo. Pero, ¿para qué
causar desequilibrios y después ir a solucionar lo que ustedes mismos
provocaron?
-Porque, justamente, si nosotros fuimos responsables
de lo sucedido en ese mundo, somos nosotros quienes tenemos que reparar
los daños causados. Claro que lo hacemos de modo tal, que nuestra
ayuda sea indirecta, para que cada uno se repare a sí mismo, y no
que a cada uno le solucionemos su problema desde afuera. Al problema lo
ponemos nosotros, para que la solución la encuentren ellos, si bien
les ayudamos a buscarla.
-Ustedes les ponen el problema de tener que vivir
en la adversidad. Y los seres en esos mundos, ¿aceptan ser tratados
así?
-Unos sí, otros no. Los que sí, porque
saben que es la ley de la vida. Los que no, porque creen que esa ley es
injusta.
-Yo creería eso. Si me impusieran vivir en
esas condiciones, no pensaría en una ley, sino en una anti-ley.
Para mí sería sospechoso.
-Yo también creía eso cuando me tocó
sufrir esas condiciones de existencia. Hasta que luego comprendí.
-Entonces yo también podría llegar
a comprender.
-Seguramente.
-¿Y todos los seres llegan a comprenderlo?
-Todos.
-¿Nadie sigue resistiéndose hasta
el final?
-Sí, pero no luego del final. Después
que ya todo pasó, cuando se vuelve a vivir en la Luz, el haber experimentado
la oscuridad adquiere otro sentido. Las cosas se ven de otra manera. Se
valora todo lo sufrido.
-¿Y si yo fuera a ese mundo y les dijera
que ha sido una experiencia innecesaria?
-¿Por qué innecesaria?
-Porque ya estoy entendiendo cómo es que
funciona esto: se soluciona el problema de un mundo, y empieza el problema
en otro. Y los que dejaron atrás la oscuridad, de algún modo
continúan en ella, haciendo nuevos mundos oscuros. Y los que dirigen
a ustedes, continúan manteniendo todo este desorden bajo control;
un control que a ustedes les hace ver como si todo estuviera en orden.
Ése no es el control que es ejercido sobre nosotros y que nos mantiene
en orden, pero orden verdadero. Los controladores de ustedes no son los
mismos que nos controlan a nosotros. Lo de ustedes es la anti-ley de nuestra
Ley. Nuestra Ley es la Unidad, y ustedes obedecen a una Ley de dualidad,
que provoca conflictos, separación, y que después quiere
reunir lo que primero desunió. ¿Qué pasaría
si yo fuera a tu mundo a decir que esto está fuera de todo orden
universal?
-Pasaría lo que me pasa a mí al oírte:
nada. Nada que vaya a cambiar el modo de ser de las cosas.
-Estás demasiado seguro de tu realidad.
-Y tú de la tuya.
-Pero en mi realidad, nosotros no permitiríamos
jamás que introdujeran una forma así de evolución.
Prefiero no tener conciencia de todos esos desórdenes y perturbaciones
que tu escuela enseña. No quisiera estar en tu lugar.
-Estás despreciando la más completa
forma de evolución que se ha logrado en el Universo. La dualidad
existe, es innegable, y hay que conocerla. No se puede vivir en la ignorancia
de lo que es la oscuridad. Sería peligroso caer en ella sin estar
preparado.
-¿Y por qué iríamos a caer
en ella?
-En el Universo no todo es paz y unidad. La amenaza
existe.
-¿Ser invadidos?
-Por ejemplo.
-¿Pero de dónde irían a salir
los invasores?
-Son seres que no aprendieron la lección,
y no retornaron a la Luz. En su libre albedrío, eligieron persistir
en el lado oscuro de la existencia, en la búsqueda de poder.
-Entonces quiere decir que falló la escuela
de la dualidad...
-No es que haya fallado la escuela: ellos eligieron.
-Pero esa posibilidad de elección les fue
dada.
-Es el libre albedrío.
-No entiendo por "libre albedrío" algo que
permita elegir lo indebido. Elegir eso ya no es libertad.
-¿Y qué clase de libertad sería
la que no concediera la posibilidad de esa elección?
-Sería esa libertad que no permite ir más
allá de lo que se debe.
-¿Y qué es lo que se debe, y qué
es lo que no se debe?
-Yo sólo conozco lo que se debe. Por eso
sólo hago lo que se debe. Y si me dieran a conocer lo indebido,
y me dieran la posibilidad de hacer lo indebido que conociera, no lo haría.
Porque mi estado espiritual no me lo permitiría. Pero si ellos lo
han hecho, es porque espiritualmente se encontraban en estado de desequilibrio.
Y no se puede dar libre albedrío a seres en desequilibrio.
-¿Y qué se va a hacer, impedirles
actuar libremente? Se trata de controlarlos y ponerlos en mundos donde
continúen con el aprendizaje que no han sabido seguir.
-¿Manteniéndolos en la fase de oscuridad?
-Así es, hasta que merezcan la Luz.
-Pero eso no es solucionarles el problema que ellos
tienen, sino que obliga a esperar a que lo solucionen en ellos mismos.
No lo harán así. Y no tienen por qué hacerlo: si están
en la oscuridad, es porque alguien los puso en ella, y luego no los sacó.
-De la oscuridad debe salir cada uno; esa es la
prueba.
-Pero a la oscuridad no la inventó cada uno:
se la pusieron. Así que el que la hizo, debe ser quien la deshaga,
o el que no estará pasando la prueba es quien así pretende
estar enseñando, y no quien supuestamente no está aprendiendo.
Lo que se debe hacer con esos seres que han elegido seguir en la oscuridad,
es llevarlos a la Luz, aunque no quieran, aunque sea contra su voluntad.
-Pero eso sería interferir en la libre decisión
de ellos.
-Ninguna decisión de negar la Luz es libre.
Ese estado de corrupción ha sobrepasado los límites de la
libertad. Todo ser que se haya extralimitado del campo de la Luz, debe
ser obligado a retornar al orden. Nadie tiene derecho de dañarse
sin que deba ser corregido. Nadie tiene derecho de no ser corregido. Y
nadie tiene obligación de dejar que alguien sea libre de destruírse
a sí mismo. Ese respeto a tal supuesto libre albedrío de
no querer volver a la Luz, no es más que una complicidad.
-Pero colocar a esos seres en mundos de Luz, terminaría
por apagar la Luz en ese mundo; serían contagiosos para su entorno.
-Sólo si se los dejara actuar tan extralimitadamente
como ustedes creen que se debe. Si les van a conceder libertades extremas
también allí, es seguro que terminarán por alterar
ese mundo, en vez de corregirse. Pero si controlaran paso a paso todo el
proceso de reequilibrio espiritual de esos seres, sin darles margen para
reincidir en el error, terminarán por recuperar su Luz. Y harán
mayor aun la Luz en ese mundo.
-Pero darles esa posibilidad, sin que hayan hecho
nada para merecerlo, sin que hayan adquirido una plena conciencia de lo
que han hecho, sería regalarles un paraíso que no supieron
conseguir.
-Lo tuvieron. Hasta ser despojados de él
por causa de toda esa planificación que sufrieron. Ustedes quieren
actuar con justicia, después de haberles impuesto condiciones que
los alteraron. Ustedes sigan con esa metodología, fabricando mundos
de perversión y pretendiendo que la Luz que le quitan a los seres,
ellos la tengan que recuperar por mérito. Yo, por mi parte, informaré
sobre la existencia de esta distorsión de las Leyes Universales,
y prevendré a nuestros mundos en Unidad, sobre los riesgos del avance
del sistema de dualidad. Y no sólo rechazaremos toda interferencia
que con esa mecánica se pretenda traer a nuestros mundos, sino que
iremos a los mundos de ustedes a transmitirles nuestra realidad.
-No la aceptarán.
-Tú no la aceptas. Pero tu visión
no tiene por qué ser la de todos.
Los dos seres se saludaron, intercambiando coordenadas de ubicación de sus mundos. Las naves despegaron casi al mismo tiempo. Y tras el ascenso vertical, se alejaron una de la otra 180° en sentido contrario, rumbo a sus opuestos sistemas de evolución.
|
|
|
|
|
|
|