Marco Antonio Regalado




Piel de mar


Índice de secciones:

Regresos y navegaciones
Fragmentación del crepúsculo
Piel de mar
La ciudad de los náufragos









a Lulú






Regresos y navegaciones






1

Vuelvo a la memoria
la tarde cae al mar
con su lamento de espuma y pájaros

Vuelvo cuando el otoño
le da de beber a la lluvia tu recuerdo

Cubierta por el tiempo
esta imagen es una caída de hojas

Nace tu cuerpo del mar

Estas palabras son un legado del silencio
polvo acumulado playa vieja

La memoria es un movimiento del mar
palabra que la tarde deja caer sobre la piel
como tardía caricia

Despierta la noche
canta la tristeza de sus olvidados
Las luces de los autos se pierden en la bruma
los contemplo desde el asidero

La memoria es un espejo
donde tu rostro se levanta


2

He vuelto a la tarde
tu recuerdo es un rito de memoria

El mar se hunde en tus ojos
La lluvia cierra tus labios
Los sueños cuelgan del tiempo

Te buscaría:
en la profundidad de páginas en blanco
en el olor de la ciudad vencida por la lluvia
en el crepúsculo que hace niña a la luna
en la máscara que disfraza las palabras
en la luz de mi lámpara y madrugada
en el quejido de tus labios cuando los pájaros emigran

Las palabras son mis ruinas
El sueño de tus labios

Tu sonrisa salta del alba
dibuja la mañana

El día comienza a disiparse


Fragmentación del crepúsculo

...Y tres dibujos con gaviotas






La fragmentación del crepúsculo

El crepúsculo parecía estar lleno de ti
hasta que los pájaros se estrellaron
contra el paisaje
quebrando a la tarde en pedazos
de cristal anaranjado


Dibujo I

Dibujo tu nombre
sobre la superficie del espejo azul
Gaviotas de luz iluminan tu cuerpo
mariposas de sal tu risa


Dibujo II

Dibujo una gaviota sobre la arena blanca del Pacífico
La mañana
la soledad y el calor se enredan en mi cuerpo
En la cresta de las olas beben el mar las gaviotas
Hay extraviada una mía que vuela a ti


Dibujo III

Dibujo más gaviotas
en la sombra del crepúsculo
La luna es la canción de los amantes
y en su melodía oigo tus ojos
que lloran la espera del amante perdido


Piel de mar






Tu piel es partidaria del mar

José Carlos Becerra


1

Yo sé de la fragilidad de la tarde
después de haber amado

Es triste la luz del crepúsculo

En las habitaciones
los cuerpos tiemblan como una vela

No hay lugar para la memoria en los labios
ni tibia humedad para los cuerpos

Después crece la soledad

Entre los pechos de la amada
la luz del día se apaga

A oscuras el silencio nos aguarda
afuera la noche es una llama temblorosa

Los cuerpos antiguos navegantes


2

La palabra se ilumina

Amanece la mar bajo su luz
contempla su belleza

El viento es una canción
que murmuran las olas a la playa

En ti coinciden los puertos
eres la solución al acertijo del náufrago

Tu cuerpo luna del alba Recuerdo de los puertos
Caricia del mar Beso de agua

La mirada nubla los pájaros
La palabra Repentina Se oscurece


3

Testigos de este crepúsculo
inclinas tus labios a mi memoria

La luna cae de la noche
Perla hundida en tus ojos
Isla extraviada en la mirada

El otoño desnuda la ciudad
Emerge del mar la luna
ilumina las ruinas

Amaneces dentro
te apagas en mi piel
desde tus ojos emigran los pájaros

El alba también es crepúsculo


4

Náufrago de los días
me ahogo en la ciudad
La tarde apresura el horizonte
El día también se ahoga

La lluvia cierra los labios
La tarde entra a tus manos

Es una caricia la luna
se pierde en tu piel

Viajan barcos
Nubes navegan los muelles vacíos


5

Tu ausencia vive en esta imagen
La tarde es la única región
donde la memoria toma la forma de tu cuerpo

El crepúsculo se extingue
muere en esta página para comenzar en otra

Es la hora de encender velas
de iniciar el insomnio

Hubo noches tibias entre tus labios
incendios tristes alboradas
y ciertas naves que yo nunca haré zarpar


6

El día sueña el lecho del mar
imágenes golpeadas por navíos
donde los pájaros lloran

Canta la ciudad sus llamas
He aquí al suicida
al personaje enterrado en su máscara

La ciudad es una abandonada casa
Volvemos al mar
al antiguo llanto de las gaviotas
a la estancada agua de la memoria

Los crepúsculos arden como viejas hogueras
Son la señal durante la tormenta

De los cuerpos queda el mar profundo
La brisa marina Los caracoles


7

La noche se arranca la máscara

Oyes la música y el agua de la luna
cuando cruza el espejo
Va como un silencio en los cerrados labios
como una ave rota que al mar cae
herida de silencio


8

Bajo la luz de la luna
tu cuerpo es una invención del agua

La noche escribe estas palabras
/escapan a su silencio/

Aparecen de nuevo caracoles
pájaros marinos
Bestias del deseo reflejadas por nuevos espejos
La luna hace extrañas señales al movimiento del mar
Vuelve a oírse a lo lejos el viento

Como antigua piel
sobre el mar se mece la luna


9

Mis palabras te buscan
el mar aún no ha escrito tu nombre

Eres esa brisa que sueñan los árboles

La ciudad se ciñe el atardecer
ardes como la invención del crepúsculo
como un niño que se ha puesto a pensar en la lluvia
como la sonrisa que resbala del silencio
de unos labios

A oscuras la luz vela unos ojos
tu mano cuida que siga encendida la luna

Escucho este silencio que penetra
hasta unos ojos de viento
paisaje de una voz ligera como la sonrisa

Hablo del silencio diciendo sueño
diciendo el árbol con un labio de mar y otro de noche


10

Amanece no es el día quien despierta

El mar repite incansablemente la desnudez de tu cuerpo
Eres la que amorosamente blande la espada del deseo
y oficia en mí su ritual sacrificio a la luna
Eres quien viene a sacudir los restos del naufragio
La que dibuja en mis manos la silueta de su cuerpo
Los trazos suaves de sus senos
Las tibias líneas de sus caderas

Anochece la luz duerme


11

Con la misma postura de las palabras
con letras antiguas
un horizonte de olvidos

El mar levanta una lágrima
Superficie de ausencias
ruta que insinúa la imagen de dos lunas

Veo una sombra en tus labios
como un jardín de otoño
en un humo de rostros
otra tarde a la deriva

La noche se lleva sin piedad los recuerdos
El dolor por la memoria es la piel del mar


12

Como un barco la tarde se hunde en tus ojos
El mar brilla en la lámpara que acaba de encenderse
en sus aguas el horizonte inventa tu lejanía

El mar y el cielo son un mismo abismo

Navega la vida como una gaviota muerta
La noche es un árbol que el otoño no puede sacudir

La lámpara ilumina la lluvia
que cuelga desde lo alto de las ruinas
La ciudad resiste el oleaje del tiempo
Tu cuerpo despierta


La ciudad de los náufragos






I

a Max

La mañana dibuja el rostro de los náufragos
el viento alejó la palabra aún no dicha
por nadie como navío en altamar
Era la palabra la noche
y la ciudad el náufrago mayor entre todos
estos hombres a la deriva

En la región más oculta de la razón
en el rincón oculto de la memoria
la brisa de la soledad parece inventar
su duermevelas para que el náufrago perezca

Cada palabra mía es un silencio de tus labios
para que los ahogados asomen la mirada
entre las llamas de lo dicho
y así las frases emerjan por el peso del tiempo



II

Juega la luna con el mar
como una madre con su hijo

Bosteza la madrugada entre los pechos de la noche
la palabra busca su alimento en su propio vacío
en el sueño doloroso que el hombre no puede medir

Ahora juega la tarde con los náufragos
antes de dejarlos partir a la deriva
el viento es todavía un pájaro asustado
el crepúsculo una hoguera consumiéndose en sí misma
El cuerpo de la mujer tiembla en las manos de aquél
que navega su desnudez

Bajo la piel del mar fluyen las corrientes del deseo
no hay fuga posible los ojos de la ciudad
nos siguen a todas partes
Ya nada responde: el mar transcurre vendado por la lluvia
una burbuja de vida parece surgir de otro
que respira allá dentro
su sonrisa parece viajar quién sabe a dónde

Todo está igual que el primer día
el mar lo acecha todo su piel tiene forma de abismo
La tempestad parece crecer

La noche levanta el rostro
el olor tibio y dulce de tus labios


III

Nadie sale ni entra a la ciudad de los náufragos
el olvido de tanta vida es la creación de tanta muerte

bajo las enormes olas del mar
ya no quedan palabras ni fechas ni cantos de caracol

Llueve y la lluvia es el mito de los dioses
El agua escurre como palabras perdidas

Después de la tormenta los pájaros vuelven
como vigías olvidados
Las puertas de la ciudad se abren al amanecer
con un rechinar de enmohecida alegría


IV

Se cierra la noche como un gran libro
las olas acarician suavemente la playa
Los náufragos caminan por la ciudad
sueñan apoyando los codos en la tristeza

Se cierra la noche y la ciudad despierta
como una advertencia

Se detiene la luna
en la ciudad los náufragos cantan
Allá a lo lejos el mar espera con su calma de siglos






Como si el cielo fuese nombrado por la memoria del mar, y las palabras -a modo de cuña- fueran puestas entre la piel de estos dos azules animales para que sangren una sola verdad, es la extraña tarea de las manos del poeta.

Hace viento y mar en ciertos poemas de Marco Antonio Regalado. Frío hace, soledad y espina al pecho. Pasión por el mar y el deseado cuerpo de mujer que trasiega en la memoria como invención del agua, como aguda nostalgia por su omnipresente figura a mitad del recuerdo o en el mar mismo del poema. Un sereno dolor hay en el suave aliento de los poemas de este primer volumen de Marco Antonio Regalado, como si el canto naciera de las tibia espesura del sueño.

Se escribe por amor a los recuerdos, por evocaciones dolorosas que a la página llegan de golpe y sin aviso (fragmentos de la vida que regresan a convertirse en los artífices del poeta). Y si a esto aumentamos el eco de la música hallada en las voces de otros poetas que de minuciosas lecturas vienen -como en el caso las de Villaurrutia, Neruda y Becerra-, el resultado tendrá una consistente armadura. Así la poesía de Regalado, vive sobre todos estos pilares.

Neblinosos cantos, clavicémbalos de humo, candados que se rompen en la tersa melodía de los versos y su profunda aventura por la página, es lo que se oye en esas playas rotas de la tristeza y bajo ese cielo de los muelles donde Marco Antonio Regalado fue a buscar su extraviada sombre y la prueba de que por siempre serán los cuerpos, antiguos navegantes.

Neftalí Coria, verano 1993





Piel de mar se terminó de imprimir
el día 25 de septiembre de 1993 en
los talleres de Impresos AMSA,
19 de Julio-A, Querétaro, Qro. La
edición consta de 1000 ejemplares
más sobrantes para reposición.

Página al aire desde el 2 de agosto de 1998.





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