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Santa María, causa de nuestra alegría

Un cristiano, y mucho más si es joven, tiene el deber de ser alegre.
La alegría es una nota característica e indispensable en la vida cristiana.
A un cristiano le puede faltar todo, pero si esta unido a Dios, no puede faltarle la alegría.
La alegría no se impone sino que brota espontáneamente dentro, cuando e alma esta abierta a Dios, cuando se lucha por algo que valga la pena dar la sangre.

Alegría no es risotada. ni superficialidad ligera. La alegría debe ser sería, por que ser serio no significa ser triste, sino reflexible y sensato. Seriedad alegre del hombre responsable ante la vida.
La autentica alegría es fruto del alma en gracia y se incrementa con la amistad sincera, con la comprensión benévola, con le deber cumplido, con el servicio a los demás; con la contemplación de las bellezas naturales.

La alegría nos impulsa al bien, nos hace benévolos y amables, nos estimula para el trabajo y vuelve fáciles las empresas difíciles. Alegría y amor son las dos alas para las grandes empresas.
Sólo hay una tristeza, la tristeza de no ser santos.
Sé alma alegre y la virgen será una de las causas de tu alegría. Ello es lo más selecto de nuestro mundo, la persona más excelsa de nuestra raza.

El verla tan hermosa, tan llena de bondad, tan humilde y sencilla... tan llena de gracia, nos alegra.
Es propio de los hijos alegrarse con la grandeza de su madre.

¡Toda hermosa eres, María, y no hay en ti mancha de pecado original!
¡Santa María, causa de nuestra alegría, ruega por nosotros!

Todos a una sola voz la bendijeron diciendo: - Tú eres la alegría de Jerusalén, tú el gran orgullo de Israel, tú la suprema gloria de nuestra raza.





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