Actitud lo es todo en la vida
Por: Francie Baltazar-Schwartz
Traducción: Abraham Salinas
Daniel
era el clásico chavo que por su manera de ser, en vez de que agradarte,
lo llegabas a odiar. Siempre estaba de ánimo y siempre tenía
algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba como le iba, el replicaba:
"! Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo !".
Él era un gerente excepcional, ya que tanto meseros como meseras, lo trataban de imitar y lo seguían a donde quiera que éste fuera. La razón por la que los meseros lo imitaban era por su manera de ver la vida.
Él era un motivador por naturaleza. Si algun empleado estaba teniendo un mal día, Daniel siempre estaba allí para decirle como ver el lado positivo y optimista de la situación.
Ver este estilo de vida me hizo realmente sentir curiosidad. Así que un día fui con Daniel y le pregunté:
- "! No lo entiendo ! Tú no puedes ser una persona positiva todo el tiempo. ? Cómo lo haces ? "
A lo que Daniel contestó:
- Cada mañana, me levanto y me digo a mi mismo: "Daniel, este
día tienes dos opciones. Puedes escoger estar de buen ánimo
o puedes escoger estar de mal ánimo." Siempre escogo estar
de buen ánimo. Verás, cada vez que algo malo pasa, puedo
escoger ser una víctima o puedo escoger aprender algo de la situación.
Cada vez que alguien llega conmigo quejándose, puedo aceptar sus
quejas o puedo puntualizar el lado bueno de la vida. Siempre escogo ésta
última.
- Si, claro, no es tan fácil. - Protesté.
- Claro que lo es." - Dijo Daniel. Todo en la vida se trata acerca de hacer decisiones. Cuando dejas atrás todo lo irrelevante y te alejas de las superficialidades, cada situación se vuelve una decisión. Tú mismo escoges como vas a reaccionar frente a una determinada circunstancia. Tu mismo eres el que permites el que los demás afecten o no, tu estado de ánimo. Tu decides entre ver las cosas positivamente o ver siempre todo negativo. En pocas palabras, tú haces de tu vida lo que quieres que ésta sea.
Así que reflexioné en lo que Daniel me dijo y tiempo después, dejé la industria restaurantera para emprender mi propio negocio. Perdimos contacto, pero a menudo solía pensar en él cuando tenía que hacer una decisión en la vida, en vez de reaccionar como acostumbraba.
Años después, escuché que Daniel había hecho algo que no se supone que uno deba hacer en un negocio restaurantero; Una mañana, dejó la puerta trasera abierta y fue asaltado por tres hampones armados.
Los ladrones le ordenaron que vaciara la caja y mientras lo hacía, su mano, temblando de nerviosismo, tiró sin querer unas monedas al piso. Los ladrones se asustaron y Daniel recibió dos impactos de bala.
Por fortuna, Daniel fue encontrado relativamente rápido y fue llevado al centro post-traumático más cercano. Después de 18 horas de cirugía y 7 semanas de terapia intensiva, Daniel fue dado de alta del hospital con fragmentos de bala aún en su cuerpo.
Fui a verlo seis meses después del accidente y cuando le pregunté que como estaba, el contestó:
- Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo. ?Quieres ver mis cicatrizes?
Yo no quise ver sus heridas y en vez de eso, opté por preguntarle que había pasado por su mente cuando lo del asalto.
- La primer cosa que pasó por mi mente fue que debí haber cerrado la puerta, - Daniel comentó. Después, ya que estaba tirado en el suelo, recordé que tenía dos opciones: Podía escoger seguir viviendo, o podía escoger morir. Escogí vivir.
- ?Acaso no estabas asustado¨ ?Perdiste la consciencia? - Le pregunté.
Daniel
conitnuó.
- Los paramédicos actuaron de maravilla. Todo el tiempo me estuvieron
diciendo que me iba a poner bien y que no había riesgo que correr.
Pero cuando entre a la sala de emergencias, y vi las expresiones de los
doctores y las enfermeras, fue cuando realmente me asusté. En sus
ojos, yo leía: "Es hombre muerto". Yo sabía que
tenía que tomar cartas en el asunto.
- ?Que hiciste? - le pregunté.
- Bueno, pues había una enfermera gorda y refunfuñona que se la pasó todo el tiempo haciéndome preguntas. Una de ellas fue que si era alérgico a algo y yo le respondí que "si ...". Entonces en ese momento, los doctores y las enfermeras dejaron de trabajar y se quedaron callados para esperar a que continuara, respiré profundo y grité: " !! A las balas !! ".
Mientras reían yo añadí: "Estoy escogiendo vivir. Operenme como si estuviera vivo, no muerto."
Así
que Daniel vivió gracias a la habilidad de los doctores que lo atendieron
pero también gracias a su asombrante actitud.
Aprendí
de él que todos los días tenemos la opción de vivir
plenamente. Todo depende de nosotros. Actitud, después de todo,
lo es todo en la vida.
Ahora te toca a tí hacer una decisión: