PEREGRINACION DEL AÑO 1998
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Una multitud de jóvenes va
caminando hacia Luján |
Madre, míranos y
acompáñanos". Con ese lema, miles y miles de cristianos
partieron ayer desde Liniers para caminar 65 kilómetros hacia
Luján y así ofrendar su devoción a la Virgen.
Algunos iban en silencio. Otros coreaban entusiasmados vivas a la
patrona de los argentinos. Era una manifestación masiva de
peregrinos -en su mayoría jóvenes de entre 16 y 25 años-
recortada por estilos particulares. En medio de un gran río de
gente, cuyo cauce fue abierto por un gran operativo policial,
cada uno intentaba a través del sacrificio, mostrarle su fe,
gratitud y fidelidad.
Así, los que cumplían una promesa, caminaban junto a los que le
pedían trabajo o que interceda ante Dios para mejorar su salud.
Según la agencia Télam, hubo más de un millón de peregrinos,
pero la Policía no informó cifras.
La 24 peregrinación terminará hoy, a las 8, luego de una misa
en la basílica Nuestra Señora de Luján que oficiará el
arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio. La cabecera de la
manifestación partió poco después de las 13, desde el
santuario de San Cayetano, en el barrio de Liniers.
Desde allí, comenzaron a caminar los primeros fieles que
esperaban desde las cinco de la mañana. Venían de todas partes
del país, provistos de abrigo y agua y dispuestos a una recorrer
un largo camino, pase lo que pase. Lo mismo ocurrió el año
pasado, cuando no les importó recorrer la avenida Rivadavia bajo
la lluvia.
Esta vez tuvieron más suerte. Cuando la imagen de la Virgen
partió sostenida por sus fieles, un sol radiante los iluminaba
desde el cielo.
"Es un signo de esperanza que nos da la fe, que no ha muerto
sino que sigue muy viva en el corazón de todos los
argentinos", dijo conmovido el padre Jorge Torres Carbonell.
Cuando terminó, la cabecera ya partía. Pero delante de la
imagen de la Virgen, ya había 15 kilómetros de la avenida
Rivadavia ocupados por una marea de peregrinos, que habían
decidido partir antes.
En el camino se incorporaban otros, que engrosaban aún más la
caravana. "Viva la Virgen", gritaban unos. Dos cuadras
más atrás, otro grupo con gorras amarillas y blancas caminaba
rezando el padrenuestro. "Soy de la Virgen, la sigo a todas
partes", cantaban otros, más fervorosos y adolescentes, con
la camiseta de su equipo preferido. Como mar de fondo se
escuchaba una miscelánea de bailantas, rock y canciones
religiosas.
Los fieles de la cabecera, en cambio, pedían a través en sus
cantos: "que la Virgen me ayude a prepararme y guiarme a la
patria celestial".
Entre ellos caminaba un hombre de una larga barba blanca. Hace
cuatro años, su nietita tenía tres y sufría de un grave
problema en la vista. "Fue la primera vez que peregriné.
Ahora tiene vista normal", contaba Luis Alberto Itardi, de
62 años. Desde entonces, todos los años él se prepara para
expresarle a la Virgen su gratitud.
A un paso más apurado iba Karina Galván, de 23. Mientras jugaba
con su bastón de caña -muchos lo usaron para ayudarse-
explicaba por qué peregrina desde hace cinco años: "Yo
vengo simplemente por fe".
A medida que avanzaba la tarde los fieles comenzaron a detenerse.
Lo hicieron en la plaza de Morón. Y, más cansados, en la de
Moreno. Allí muchos se quitaron los zapatos y se pusieron un
rato con los pies hacia arriba, contra un árbol. Fueron esos los
mejores momentos para quienes ofrecían plantillas y pomadas
contra el dolor muscular, a un peso.
Mientras se acercaba la noche también aumentaba el trabajo de
los 5.000 voluntarios que repartían agua y mate cocido entre los
caminantes, que también paraban con más frecuencia para usar
los puestos sanitarios que colocó Aguas Argentinas.
Llegarán hoy a las 6.30 para escuchar la misa. Luego vendrá la
gigantesca desconcentración, con la satisfacción de la promesa
cumplida