PEREGRINACION DEL AÑO 1999


 

PEREGRINACION A LUJAN: TRADICIONAL MANIFESTACION CATOLICA
Una multitud participa de la marcha a Luján

Los fieles partieron ayer, cerca de las 13, desde Liniers. Caminan 60 kilómetros para profesarle su devoción a la Virgen. A las 8, la peregrinación termina con una misa frente a la Basílica.

Con bufandas y gorritos de Boca, frazadas colgadas al hombro y gruesas camperas, miles de fieles iniciaron ayer su marcha rumbo a Luján. Caminaron kilómetros y kilómetros cantando y rezando, y a nadie parecía importarle el frío ni la llovizna que aparecía de a ratos.

Con alegría y fe, casi un millón de personas participaron ayer de la 25 Peregrinación a Luján, que terminará hoy a las ocho con una misa a cargo del arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Bergoglio, en la plaza General Belgrano, justo al lado de la Basílica de Nuestra Señora de Luján.

Con la imagen de la Virgen y el lema "Madre, regálanos tu mirada", los peregrinos iniciaron el largo recorrido cerca de la una del mediodía a pocos metros de la Basílica de San Cayetano, en Liniers.

Había muchas familias con chicos y parejas, pero la mayoría eran grupos de adolescentes y jóvenes de veintipico. Llevaban banderas de sus colegios o sus parroquias. Adelante de cada congregación iba un carro con imágenes religiosas, comida y frazadas. Y un guía que por altoparlantes les daba fuerzas para que los 60 kilómetros de caminata no se hicieran tan largos.

A la altura de Morón el ritmo todavía era ágil y constante, pero a algunos ya se les notaba el cansancio. Sentada al borde de la calle, Natalia Santamaría, de 23 años, se tomaba un respiro y un poco de agua. "Es la primera vez que vengo, y voy a aguantar porque mi novio me lo pidió. Además, quiero llegar allá porque tengo que agradecer muchas cosas y pedirle a la Virgen algo muy especial".

Al costado del camino también había cientos de vendedores que querían hacerse el día. "Plantillas de toalla por 1 peso", "Crema calmadolores por 2 pesos", decían los improvisados carteles.

La marea de gente no dejaba espacios vacíos a lo largo de toda la ruta 5, la ex ruta 7. Los sonidos de las canciones religiosas se mezclaban con cumbias, temas de bailantas y también de rockeros como León Gieco y el grupo Serú Girán. Los chicos cargaban enormes grabadores en los hombros como si no pesaran nada.

A eso de las cuatro de la tarde, la placita de la estación de Merlo empezó a llenarse con gente extenuada que no podía más. Los voluntarios de la tienda de Defensa Civil no daban abasto contra las ampollas de los pies cansados. También atendían personas mareadas con baja y alta presión.

Angela Villafañe, de 62, fumaba y descansaba junto a unas amigas de La Plata. "Tengo que agradecerle a la Virgen por la salud de mis cuatro hijos y mis once nietos. Y quiero pedirle trabajo y paz espiritual en la Argentina". A unos metros, Lidia Orravailes, con 45 años, se vendaba los pies. "Quiero llegar como sea, para mí es una emoción tan grande ver la Basílica, me pongo a llorar", dijo la mujer que hace 11 años que va a la peregrinación, y ésta era la primera vez que caminaba sola.

Omar no estaba muy contento. "Es que este año no nos cayó bien la fecha, es 2 y la gente todavía no cobró". De todas maneras, eran las cinco de la tarde y ya había vendido, a 1 peso, 120 pares de medias de todos colores. "Lo mejor es cuando llueve, ahí sí te vendés todo", decía recordando el 97, cuando en un par de horas se le acabaron los mil pares que tenía.

"Vamos peregrinos, falta poco", gritaba un joven. "Miren, ya se ve la Basílica", les mentía para darles fuerzas a todos. Los chicos cantaban para pasar las horas, los grandes caminaban lento y en silencio.

Al atardecer, la imagen de la Virgen llegaba a Merlo, y a la medianoche pasaba por General Rodríguez. Todavía faltaba recorrer la mitad del camino a Luján. Pero en la Basílica ya había muchos fieles que se habían adelantado. Se recostaban en el pasto para esperar la llegada de la Virgen bajo un cielo frío cubierto de nubes.