PEREGRINACIONES A PIE A LUJÁN

 

 

"Todo peregrinar tiene sus alegrías inmensas, como el momento de partir y el momento culminante cuando a lo lejos tenemos ya la primera visión del ansiado lugar.
Es alegría el ir juntos, el convivir, el compartir, el ayudarse, el cuidarse y quererse, el cantar y el callar, el hacer un alto en el camino y comer bajo el cielo estrellado."

Todos los argentinos y los que habitan en esta tierra sienten por la Virgen de Luján una devoción muy particular.

Desde hace un siglo se vienen realizando las peregrinaciones a Luján. Desde los primitivos tiempos eran multitudes las que llegaban al Santuario de Luján, para pedir o agradecer, tanto los particulares como las multitudes se movieron, en general, por intereses o motivos privados, y no hubo nunca un plan común que los presidiera.

Obispos, prelados, religiosos. clero y pueblo, conocían Luján y allí concurrían infinidad de veces, pero la primera Peregrinación General al Santuario de Luján se llevó a cabo el 3 de diciembre de 1871, cuando comenzaron a organizarse los que llamamos "Peregrinaciones Oficiales" y que por su número y plan que las guiaba llamaron la atención de las gentes. Estas peregrinaciones oficiales fueron ocho, después ya no se tomó nota, ya que desde esa fecha se hizo ordinaria la llegada de peregrinaciones parroquiales, diocesanas y de entidades diversas al Santuario, con un fin determinado.. El motivo de la primera (1871) peregrinación era el de agradecer a la Virgen por el final de la epidemia de fiebre amarilla que había azotado a Buenos Aires, provocando mas de trece mil muertos. Participó de la peregrinación el entonces Obispo de Buenos Aires y una gran cantidad de fieles. Desde esa primera peregrinación, se han llevado a cabo muchas otras. La que merece destacarse fue la peregrinación que en 1904 planeó el Círculo Católico de Obreros de la Capital y que enseguida se transformó con la creación de la "Sociedad de Peregrinos a Pie".

Pero tal vez uno de los hechos más significativos y que se ha dado en llamar "el gran milagro de Luján"fue el comienzo de las peregrinaciones juveniles en octubre de 1975, cuando la muchachada irrumpió en una colosal explosión, que fue el estupor de la Ciudad Capital, del Gran Buenos Aires y de toda la República. Sobrepasó los planes de sus organizadores y fue aquello un verdadero milagro, como jamás nadie pudo soñar.

Y desde la fecha dicha hasta el presente la marcha juvenil al santuario Mariano continúa con la misma fuerza y vitalidad.
La caminata a Luján es larga, unos 70 km desde la Capital Federal, y en el recorrido muchas veces la lluvia ha empapado a los peregrinos. La distancia, el factor tiempo, el cansancio, las incomodidades físicas, el calor, el frío, son motivos que sumados todos ellos o aparte considerados cada uno, indican el aprecio que el pueblo y en nuestro caso, los jovenes en particular, tienen por la Virgen Santa de Luján. Pero firmes en la marcha, los muchachos buscan poner los pies en la Basílica, frente a la que consideran realmente su Madre, la celestial Patrona de la Nación Argentina. . La cantidad de jóvenes que caminan un día y una noche para acercarse al Santuario deNuestra Señora de Luján es cada año más numerosa.
Es la muestra de fe y devoción más grande realizada por la juventud de nuestro pueblo.
Si las peregrinaciones son una muestra de fervor; la fe y el amor a María, se hace evidente año a año que estos sentimientos que nos unen y nos hermanan, cultivando en nosotros la solidaridad, son cada vez más profundos, superando cualquier vicisitud que nos aqueja. Así, mientras caminamos junto a nuestros hermanos y hermanas, para acercarnos a Nuestra Madre, purificamos nuestro corazón y nuestra alma.

Cerca de un millón y medio de personas concurre cada año a esta caminata,siendo uno de los centros de peregrinación más importantes de América Latina

Sólo el que ha vivido esa maravillosa experiencia podrá comprender el día tan especial que se vive en la vida de cada uno de los caminantes.

Aquí transcribo alguno de los comentarios de la prensa de esos días sobre tales peregrinaciones:
"Lo que llamó más la atención del cronista fue la gran cantidad de improvisados bastones que alfombraron la entrada del santuario. Palos de escoba, ramas de todo tipo y tamaño, compañeros durante la marcha de los peregrinos, fueron el acceso a la basílica, mudos testimonios de muchos millares de jovenes que lograron llegar hasta los pies de la Virgen, luego de veinte horas de fatigosa marcha"

Testimonio de un caminante

 


Aquí podemos leer a partir del año 1997, la repercusión de cada caminata anual en el Diario Clarín


PEREGRINACION DEL AÑO 1997

 

ACTO DE FE: PEREGRINOS DE TODO EL PAIS  
Una multitud caminó bajo la lluvia hacia Luján

La procesión termina hoy a las ocho con una misa frente a la basílica · Esta vez los jóvenes se sumaron a muchos adultos · Es la caminata número 23 · Y una popular demostración de fe


Dicen que la fe mueve montañas. Pero esta vez se enfrentó a otro fenómeno natural: la lluvia. A pesar de los chaparrones que mojaron de punta a punta la ruta 7, miles de personas -en su mayoría jóvenes, a quienes se sumaron muchos adultos- marcharon a pie a Luján a pedirle cosas buenas a la Virgen.

Organizada por la Comisión Arquidiocesana de Pastoral Juventud, ésta es la peregrinación número 23 a la basílica y se realizó con el lema: "María, ayúdanos a seguir a tu hijo". La columna, despareja porque cada uno de los peregrinos llevaba su ritmo, partió pasado el mediodía de ayer de General Paz y Rivadavia, en Liniers.

Aunque algunos caminantes desistieron de la marcha por las gotas, la mayoría siguió firme, en una colorida fila repleta de pilotos y paraguas. Muchos llevaban las zapatillas envueltas en bolsas de nailon.

Al frente de los peregrinos marchaba la imagen de la Virgen de Luján, protegida por un plástico para que no se mojara. Cargada por sus fieles, la imagen llegará a las siete de la mañana de hoy a la basílica de Luján. Una hora después, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Antonio Quarracino, oficiará una misa en la plaza central de la ciudad, frente a la iglesia que alberga imágenes de todos los santos patronos del mundo.

Antes, y desde las 4 de la mañana, habrá misa cada media hora para que los peregrinos puedan participar de un oficio religioso a medida que llegan a destino.

Los 60 kilómetros que separan a la basílica de Luján de la Capital parecen ser pocos cuando de pedir ayuda se trata. Los grupos de fieles llegaron de lugares distantes, como Neuquén (había 1.200 neuquinos) o el norte del país, para marchar a Luján. Casi todos admitieron que lo hacían motivados por alguna promesa cumplida o por algún sueño de trabajo.

Aunque los motivos sean diversos, los fieles parecían uno a la hora del descanso y la comida. La lluvia no logró tampoco quitarles el hambre: los puestos de choripán trabajaron "a full". Tampoco faltó el comerciante ocasional que sacó unos pilotines del depósito y los vendió todos a cinco pesos gracias al mal tiempo. Los rosarios y las linternas costaban un peso. Los pares de medias, tres por cinco. Mientras los vendedores "se hacían el día", en las paradas la gente comía y se sentaba. Nada más cotizado que un escalón para reposar de una caminata que duraría unas 18 horas en total.

Cuando bendijo a los fieles antes de partir, el párroco de San Cayetano, Fernando Maletti, dijo: "La peregrinación ofrece un mensaje frente a tanto individualismo, este es un hecho social y colectivo que demuestra que para no bajar los brazos hay que marchar todos juntos".

A medida que pasaban las horas, las palabras del sacerdote cobraban más sentido porque la caminata se hacía más fuerte, con cantos, jóvenes abrazados y familias enteras de mamá, papá y chicos en cochecito decididos a llegar.

Bebés a upa, gente mayor y hasta discapacitados se animaron a los 60 kilómetros de peregrinación. "Estoy en silla de ruedas desde que nací y nunca dejé de ir a Luján", contó Oscar Basso, de 54 años, mientras un chico empujaba su silla. Ambos eran del Movimiento Jornadas de Vida Cristiana de Avellaneda.

La primera parada de la peregrinación fue en la plaza de Morón, frente a la catedral. Mientras la imagen de la Virgen entraba a Nuestra Señora del Buen Viaje, el grueso de los caminantes en zapatillas aprovechó para sentarse en el pasto de la plaza y empezar a consumir los víveres que hasta ese momento habían viajado en los bolsos y mochilas de los peregrinos.

Lo que vale es la intención

La marcha se retomó y en la puerta de la catedral quedó una minibanda -dos guitarras eléctricas y una bateríaa- que tocaba canciones de misa. Bastante más atrás de la Virgen empezaron a sonar ritmos bailanteros. Cada grupito llevaba un grabador envuelto en nailon desde donde Sombras y Commanche soltaban estribillos pegadizos.

Ayudándose con un palo de escoba que trajo de su casa, en Brandsen, Esther Benítez, de 61, caminaba delante de un grabador que habían llevado unos chicos de Burzaco. Era la primera vez en su vida que Esther se sumaba a la peregrinación junto a cuatro de sus hijos. "La Virgen dirá hasta dónde llegaré -dijo algo escéptica sobre la posibilidad de caminar hasta Luján-. Pero vos poné que llegué. Total, lo que vale es la intención, ¿no?".


PEREGRINACION DEL AÑO 1998


 

Una multitud de jóvenes va caminando hacia Luján

Miles y miles de cristianos partieron desde Liniers · Los esperaban 65 kilómetros de caminata · La mayoría iba a mostrarle su fidelidad a la Virgen, patrona de los argentinos

Madre, míranos y acompáñanos". Con ese lema, miles y miles de cristianos partieron ayer desde Liniers para caminar 65 kilómetros hacia Luján y así ofrendar su devoción a la Virgen.

Algunos iban en silencio. Otros coreaban entusiasmados vivas a la patrona de los argentinos. Era una manifestación masiva de peregrinos -en su mayoría jóvenes de entre 16 y 25 años- recortada por estilos particulares. En medio de un gran río de gente, cuyo cauce fue abierto por un gran operativo policial, cada uno intentaba a través del sacrificio, mostrarle su fe, gratitud y fidelidad.

Así, los que cumplían una promesa, caminaban junto a los que le pedían trabajo o que interceda ante Dios para mejorar su salud. Según la agencia Télam, hubo más de un millón de peregrinos, pero la Policía no informó cifras.

La 24 peregrinación terminará hoy, a las 8, luego de una misa en la basílica Nuestra Señora de Luján que oficiará el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio. La cabecera de la manifestación partió poco después de las 13, desde el santuario de San Cayetano, en el barrio de Liniers.

Desde allí, comenzaron a caminar los primeros fieles que esperaban desde las cinco de la mañana. Venían de todas partes del país, provistos de abrigo y agua y dispuestos a una recorrer un largo camino, pase lo que pase. Lo mismo ocurrió el año pasado, cuando no les importó recorrer la avenida Rivadavia bajo la lluvia.

Esta vez tuvieron más suerte. Cuando la imagen de la Virgen partió sostenida por sus fieles, un sol radiante los iluminaba desde el cielo.

"Es un signo de esperanza que nos da la fe, que no ha muerto sino que sigue muy viva en el corazón de todos los argentinos", dijo conmovido el padre Jorge Torres Carbonell. Cuando terminó, la cabecera ya partía. Pero delante de la imagen de la Virgen, ya había 15 kilómetros de la avenida Rivadavia ocupados por una marea de peregrinos, que habían decidido partir antes.

En el camino se incorporaban otros, que engrosaban aún más la caravana. "Viva la Virgen", gritaban unos. Dos cuadras más atrás, otro grupo con gorras amarillas y blancas caminaba rezando el padrenuestro. "Soy de la Virgen, la sigo a todas partes", cantaban otros, más fervorosos y adolescentes, con la camiseta de su equipo preferido. Como mar de fondo se escuchaba una miscelánea de bailantas, rock y canciones religiosas.

Los fieles de la cabecera, en cambio, pedían a través en sus cantos: "que la Virgen me ayude a prepararme y guiarme a la patria celestial".

Entre ellos caminaba un hombre de una larga barba blanca. Hace cuatro años, su nietita tenía tres y sufría de un grave problema en la vista. "Fue la primera vez que peregriné. Ahora tiene vista normal", contaba Luis Alberto Itardi, de 62 años. Desde entonces, todos los años él se prepara para expresarle a la Virgen su gratitud.

A un paso más apurado iba Karina Galván, de 23. Mientras jugaba con su bastón de caña -muchos lo usaron para ayudarse- explicaba por qué peregrina desde hace cinco años: "Yo vengo simplemente por fe".

A medida que avanzaba la tarde los fieles comenzaron a detenerse. Lo hicieron en la plaza de Morón. Y, más cansados, en la de Moreno. Allí muchos se quitaron los zapatos y se pusieron un rato con los pies hacia arriba, contra un árbol. Fueron esos los mejores momentos para quienes ofrecían plantillas y pomadas contra el dolor muscular, a un peso.

Mientras se acercaba la noche también aumentaba el trabajo de los 5.000 voluntarios que repartían agua y mate cocido entre los caminantes, que también paraban con más frecuencia para usar los puestos sanitarios que colocó Aguas Argentinas.

Llegarán hoy a las 6.30 para escuchar la misa. Luego vendrá la gigantesca desconcentración, con la satisfacción de la promesa cumplida


PEREGRINACION DEL AÑO 1999


 

PEREGRINACION A LUJAN: TRADICIONAL MANIFESTACION CATOLICA
Una multitud participa de la marcha a Luján

Los fieles partieron ayer, cerca de las 13, desde Liniers. Caminan 60 kilómetros para profesarle su devoción a la Virgen. A las 8, la peregrinación termina con una misa frente a la Basílica.

Con bufandas y gorritos de Boca, frazadas colgadas al hombro y gruesas camperas, miles de fieles iniciaron ayer su marcha rumbo a Luján. Caminaron kilómetros y kilómetros cantando y rezando, y a nadie parecía importarle el frío ni la llovizna que aparecía de a ratos.

Con alegría y fe, casi un millón de personas participaron ayer de la 25 Peregrinación a Luján, que terminará hoy a las ocho con una misa a cargo del arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Bergoglio, en la plaza General Belgrano, justo al lado de la Basílica de Nuestra Señora de Luján.

Con la imagen de la Virgen y el lema "Madre, regálanos tu mirada", los peregrinos iniciaron el largo recorrido cerca de la una del mediodía a pocos metros de la Basílica de San Cayetano, en Liniers.

Había muchas familias con chicos y parejas, pero la mayoría eran grupos de adolescentes y jóvenes de veintipico. Llevaban banderas de sus colegios o sus parroquias. Adelante de cada congregación iba un carro con imágenes religiosas, comida y frazadas. Y un guía que por altoparlantes les daba fuerzas para que los 60 kilómetros de caminata no se hicieran tan largos.

A la altura de Morón el ritmo todavía era ágil y constante, pero a algunos ya se les notaba el cansancio. Sentada al borde de la calle, Natalia Santamaría, de 23 años, se tomaba un respiro y un poco de agua. "Es la primera vez que vengo, y voy a aguantar porque mi novio me lo pidió. Además, quiero llegar allá porque tengo que agradecer muchas cosas y pedirle a la Virgen algo muy especial".

Al costado del camino también había cientos de vendedores que querían hacerse el día. "Plantillas de toalla por 1 peso", "Crema calmadolores por 2 pesos", decían los improvisados carteles.

La marea de gente no dejaba espacios vacíos a lo largo de toda la ruta 5, la ex ruta 7. Los sonidos de las canciones religiosas se mezclaban con cumbias, temas de bailantas y también de rockeros como León Gieco y el grupo Serú Girán. Los chicos cargaban enormes grabadores en los hombros como si no pesaran nada.

A eso de las cuatro de la tarde, la placita de la estación de Merlo empezó a llenarse con gente extenuada que no podía más. Los voluntarios de la tienda de Defensa Civil no daban abasto contra las ampollas de los pies cansados. También atendían personas mareadas con baja y alta presión.

Angela Villafañe, de 62, fumaba y descansaba junto a unas amigas de La Plata. "Tengo que agradecerle a la Virgen por la salud de mis cuatro hijos y mis once nietos. Y quiero pedirle trabajo y paz espiritual en la Argentina". A unos metros, Lidia Orravailes, con 45 años, se vendaba los pies. "Quiero llegar como sea, para mí es una emoción tan grande ver la Basílica, me pongo a llorar", dijo la mujer que hace 11 años que va a la peregrinación, y ésta era la primera vez que caminaba sola.

Omar no estaba muy contento. "Es que este año no nos cayó bien la fecha, es 2 y la gente todavía no cobró". De todas maneras, eran las cinco de la tarde y ya había vendido, a 1 peso, 120 pares de medias de todos colores. "Lo mejor es cuando llueve, ahí sí te vendés todo", decía recordando el 97, cuando en un par de horas se le acabaron los mil pares que tenía.

"Vamos peregrinos, falta poco", gritaba un joven. "Miren, ya se ve la Basílica", les mentía para darles fuerzas a todos. Los chicos cantaban para pasar las horas, los grandes caminaban lento y en silencio.

Al atardecer, la imagen de la Virgen llegaba a Merlo, y a la medianoche pasaba por General Rodríguez. Todavía faltaba recorrer la mitad del camino a Luján. Pero en la Basílica ya había muchos fieles que se habían adelantado. Se recostaban en el pasto para esperar la llegada de la Virgen bajo un cielo frío cubierto de nubes.