PEREGRINACION 2001
27º Peregrinación a Pie a Luján
6 y 7 de octubre de 2001 -
El lema de este año es: ACARICIA NUESTRAS HERIDAS, QUEREMOS SEGUIR CAMINANDO
El
diario dice 1.000.000 de jóvenes,pero no solo había
jóvenes, sino personas de las más diversas edades. Como parte integrante de la peregrinación, puedo asegurar que la gente que peregrinaba era mucho mas. Hace ya once años que voy con mi familia y solo el que vive ese dia, sabe de la inmensa alegria y paz que se obtiene al final del camino. La Virgen nos pide que recemos en comunidad, y como será su alegria cada vez que esto sucede que bendijo a todos los peregrinos con un hermoso e impensado día y una noche estrellada y sin frío. La lluvia de la semana anterior y de la noche siguiente nos demostró a todos los que creemos en ella, que nos permitió disfrutar de un clima hermoso y de una peregrinacion sin frio y sin lluvia, PARA DEMOSTRARNOS CUAN CONTENTA ESTABA CON LA ORACION DE TODOS SUS PEREGRINOS. Gracias María,por darnos tanto amor!! Si necesitas un dia de paz... de
esperanza... de tranquilidad... de oración... y nunca
fuiste caminando a Luján, NO DEJES DE HACERLO EL AÑO
PROXIMO. |
NOTA DEL DIARIO CLARIN DEL 7 DE OCTUBRE
Arrancaron a la una de la
tarde en punto, al ritmo de tambores murgueros, con gorros de
colores, botellas de agua mineral y mochilas colgadas. Con
entusiasmo y mucha fe, miles de personas se unieron ayer para la
27 edición de la peregrinación juvenil a Luján. La multitud
llegará esta madrugada a la basílica de esa ciudad para rezar
por "la unidad nacional y la paz en el mundo".
Cuando los fieles partieron detrás de la virgen de Luján, desde
Rivadavia y la General Paz, en Liniers, el cielo estaba cubierto
por nubes pesadas. Monseñor Jorge Lozano, uno de los obispos
auxiliares de Buenos Aires, impartió la bendición de inicio de
la marcha. De a poco, mientras cientos de miles de jóvenes y
adultos avanzaban por Rivadavia, el sol empezó a despuntar. Un
par de horas más tarde, a la altura de Morón, los peregrinos
llevaban buzos y camperas atados a la cintura, tenían las
mejillas coloradas y se pasaban de mano en mano botellas de agua
y gaseosas.
Grupos de distintas parroquias o colegios religiosos, que se
distinguían por llevar gorros o pecheras de colores distintos, y
familias o grupitos de amigos caminaban a paso firme, riéndose,
conversando y rezando de a ratos, conscientes de que horas más
tarde ya no tendrían la misma energía. El lema de esta
peregrinación es "Madre: acaricia nuestras heridas,
queremos seguir caminando". Además de la oración general
por la paz y por la unidad nacional, muchos caminantes aseguraron
que rezarían también por el trabajo.
Antes de las tres de la tarde, quienes iban adelante en la marcha
llegaron a Morón, donde se hizo la primera parada de descanso.
Sentadas en la vereda junto a un puesto de ayuda, Verónica Bruno
y Bernardette Di Pilla, las dos de 18 años, comían bananas y
tomaban agua mineral. "Es la primera vez que vengo",
contó Verónica, quien está empezando la carrera de Trabajo
Social.
Su amiga, en cambio, participó desde la peregrinación desde
hace dos años. "La primera vez, la verdad es que no llegué
hasta Luján. Me quedé en General Rodríguez. Pero el año
pasado sí llegué. Es increíble cómo te empuja la fe de toda
esta gente. Casi ni te das cuenta, caminás, caminás, y de golpe
estás ahí", sonrió, con sus enormes ojos celestes.
Al lado de ellas, sus amigos y conocidos de la parroquia Santa
Ana, de Villa del Parque, aprovechaban para descansar las
piernas, tomar algo fresco y aprovechar un rincón de sombra,
porque después tendrían que marchar varias horas bajo un sol
abrasador.
Desde la mañana de ayer se organizó un fuerte operativo de
ayuda a los caminantes. Cerca de 5.000 voluntarios de distintas
iglesias oficiaron de guías de ruta, y desde Merlo se montaron
50 puestos sanitarios, uno cada 500 metros.
"En total hay 53 puestos de apoyo", explicó Jorge
Ruiz, coordinador general del operativo. "El más importante
es el número 52, que está en el kilómetro 64,5 de la vieja
ruta 7, justo antes de la entrada a Luján. Es el Puesto
Universal, porque allí se atiende no sólo a determinadas
parroquias, como en otras paradas, sino a todos los peregrinos
que van por su cuenta. Allí tenemos capacidad para atender a
unas 70.000 personas", detalló. En ese puesto, como en los
anteriores, se sirve mate cocido, caldo, agua mineral y jugos. Y,
gracias a donaciones de panaderías de la zona, los caminantes
reciben pan y facturas.
Cerca de las cinco de la tarde, cuando la Virgen pasaba por la
localidad de Castelar, los jóvenes seguían cantando,
organizando juegos de preguntas y respuestas y rezando en voz muy
alta.
"A esta hora todos tienen mucho entusiasmo, mucha fuerza. Se
pasa música alegre, todos se ríen. Pero a la noche el clima
cambia mucho", contó el padre Adalberto Odstrcil, de la
Parroquia del Niño Jesús, de Lugano, que llevó a 180
peregrinos, casi todos adolescentes o jóvenes de veintipico de
años. "A la noche se siente más el cansancio, algunos
están doloridos, la gente necesita más silencio o más
rezos", completó