Proyecto General

JÓVENES, COMUNICACIÓN Y CULTURA URBANA


Contenido

a manera de introducción°°°objetivos°°°preguntas de la investigación°°°hipótesis y conceptos claves°°°estrategia metodológica°°°muestra°°°cuadro sinóptico°°°referencias°°°bibliografía°°°


I. A MANERA DE INTRODUCCIÓN

La investigación sobre juventud no es nueva, ya tiene algo de recorrido. Desde los primeros estudios sociológicos a principios de este siglo con la escuela de Chicago, pasando por la reflexiones filosófico-políticas de Gramsci y los estudios de Parssons, hasta una nueva propuesta de una antropología de la juventud [Feixa; 1998], dichas investigaciones han girado en dos vertientes fundamentales, a saber.
 Por un lado, los primeros estudios abocados a las relaciones sociales “patológicas” y “anómicas” de los jóvenes en la urbanidad, esto es el pandillerismo, la drogadicción, las bandas, las “gans”, etcétera. Estudios que se centran en lo que se consideraba las “conductas desviadas” de adolescentes y jóvenes urbanos.
Por el otro lado, y más recientemente ?de los 80s. a la fecha?, aparecen los estudios dedicados a comprender las dinámicas culturales, políticas e históricas que revisten las llamadas culturas juveniles.
Así, muchos de estos últimos trabajos fijan su atención en las llamadas manifestaciones juveniles que se nos aparecen visibles culturalmente [
Cfr. Renato Rosaldo; 1991]: chavos banda, rockeros, punks, etcétera.
Sin embargo, aquellos sujetos que se nos aparecen como gente sin cultura, como personas común y corrientes que no intentan “verse culturalmente”, pero que manifiestan una incesante y a veces desapercibida producción cultural, no les hemos puesto la debida atención.
A lo que nos referimos es que el presente trabajo no gira en torno a las culturas subalternas, marginales, etcétera, sino a aquellas formas de comunicación y prácticas de cultura que los jóvenes establecen al interior de espacios concretos de producción simbólica, como la escuela, la iglesia, la familia, los espacios de diversión; y todo ello íntimamente relacionado con el uso de las ofertas culturales, lo cual hace posible la construcción subjetiva /identitaria de los jóvenes.
En este sentido, se pretende trabajar con la construcción social de los jóvenes, es decir, las formas como el mundo adulto moldea culturalmente a los jóvenes. Sin embargo, el énfasis del trabajo está en las formas de producción comunicativa y cultural  generadas, producidas y puestas en circulación por los jóvenes mismos.

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II. OBJETIVOS
1. Comprender las redes de comunicación que los jóvenes establecen para relacionarse socialmente.
2. Explorar las distintas prácticas culturales que los jóvenes al interior de espacios concretos de producción simbólica.
3. Describir el uso y apropiación de determinadas ofertas culturales.
4. Describir la construcción de las identidades de los jóvenes a partir de las relaciones entre sus redes de comunicación, el uso que hacen de las distintas ofertas culturales y la dinámica de la vida cotidiana en la ciudad.

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III. PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN

 Nuestros entornos urbanos son espacios sociales que permiten formas de interacción y significación, mismas que están íntimamente relacionadas con el uso de las ofertas culturales. En este sentido la constelación de prácticas culturales y redes de comunicación que los jóvenes realizan, a partir y dentro de estas dimensiones, procuran una “ecología” propicia para la constitución de identidades juveniles de nuestras ciudades.
 En este sentido, las preguntas que intentan guíar el trabajo de investigación son las siguientes:
? ¿Cómo se han generado estas redes complejas de comunicación y cultura entre los jóvenes? ¿Cuál es la composición de dichas redes?
? ¿Qué tipo de información generan y cómo son sus prácticas de comunicación?
? ¿Cuáles son los campos de cultura que se cruzan con las distintas prácticas cotidianas de estos sujetos, procurando lugares de contacto e interacción, así como discursos y creaciones que ellos producen y circulan en la ciudad/urbanidad?
? ¿A lo largo de sus rutas de vida, y en relación con todas las dimensiones antes mencionadas, cómo se han formado las identidades juveniles al interior de nuestras ciudades en el marco de las porosas fronteras culturales?

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IV. REDES, PRÁCTICAS CULTURALES E IDENTIDADES JUVENILES: HIPÓTESIS Y CONCEPTOS CLAVE
 

 La configuración de las ciudades como espacios complejos de redes relaciones sociales, han posibilitado el surgimiento de sujetos con identidades igualmente complejas.
 Asi mismo —y conjuntamente con lo anterior—, la aparición, desarrollo y consolidación de instituciones especializadas en la producción discursiva y de bienes simbólicos, llamados campos culturales [
Bourdieu; 1996], en íntima relación con el uso y apropiación de las ofertas de estos campos, han permitido la formación de identidades nuevas: nuevos cuerpos, nuevas procesos de comunicación, manifestaciones nuevas, miradas otras, otras sensibilidades.
 En este orden de ideas, los jóvenes son estos nuevos sujetos sociales quienes producen redes de comunicación entretejidas con prácticas de cultura múltiples y diversificadas, es decir, son creadores de innovadoras relaciones sociales, mismas que están mediadas por las distintas instancias campales, sobre todo las de los medios de difusión.
 Así, la imbricación entre el consumo de las ofertas culturales, los usos específicos del espacio urbano marcados por la vida cotidiana y las microculturas familiares, hacen posible la configuración de habitus [
Bourdieu; 1987], es decir estructuras que permiten a los individuos ser, parecer, actuar y valorar su mundo social.  Lo que se intenta decir es que en estos entrecruces de realidades —que momentáneamente llamaremos Fronteras Culturales [Morales y García; 1995]—, los jóvenes realizan prácticas comunicativas, creaciones que tienen que ver con todo aquello que han interiorizado a lo largo de sus rutas de vida.
 Indagar la composición subjetiva de los jóvenes, sus redes de relaciones sociales y de comunicación, así como los espacios donde se da toda esta constelación de prácticas, es cuestionarnos por los modos como se gestan las identidades urbanas al interior de nuestras fascinantes ciudades.
Pero trabajemos los conceptos. Las redes son sistemas complejos compuestos por vínculos, relaciones, contactos, formas de comunicación. Estas redes son más o menos verticales, más o menos horizontales. La configuración de las redes depende de las relaciones entre los sujetos.
Tomás Rodríguez Villasante [1998] plantea una imagen donde cada sujeto es un nodo y la intensidad de relación entre los sujetos produce “nodos de resonancia”, es decir, vínculos de comunicación.
Pero asimismo, dichas redes están tejidas por prácticas culturales que los jóvenes ponen en juego. Prácticas que han estado cambiando en la medida que los distintos sujetos sociales han podido generar relaciones sociales más horizontales, participativas y generadoras de información. Para lograr esto es necesario la configuración de agentes nuevos con una cultura de información que se vaya convirtiendo en cultura de comunicación.
En este orden de ideas, los jóvenes han creado redes complejas de comunicación desde las cuales realizan una serie creaciones y productos culturales estrechamente ligados a las ofertas de cultura y a la cotidianidad del espacio urbano, lugar privilegiado, este último, en el que se manifiestan expresiones de la cultura juvenil. Al interior de estos procesos se generan identidades nuevas, donde se da la constitución subjetiva de la vida y los procesos de  producción de sentido.
La red, como modelo de acción humana [
Arvanitis, 1996, 44], es a la vez un concepto, una imagen que nos describe relaciones, interacciones, mismas que tienen como característica fundamental el flujo de información que circule en todas direcciones. La participación de los sujetos-red en la elaboración y uso de la información tiende a ser colectiva. Por eso, las redes se parecen más a sistemas de comunicación con una altísima cultura de información [Galindo, 1996], misma que procura prácticas, creaciones y expresiones que hacen estallar los marcos institucionales, normativos, reglamentados.
Más aún. Las redes, como estructuras de organización social, están compuestas de lógicas distintas a los espacios formales y rígidos. Sus pautas de acción son flexibles como para que cada sujeto participé con lo que pueda aportar, pero siempre conservando el compromiso de hacer algo conjuntamente con los demás miembros de la red.
Por lo anterior, es necesaria la existencia de redes que crucen, alimenten, refresquen las instituciones, las universidades, las fronteras entre lo público y lo privado; redes que formen parte de nuestra cotidianidad, donde amigos, compañeros pares, partiendo de objetivos comunes podamos seguir construyendo estas redes “para mejor-vivir” [
Rodríguez Villasante; 1998].
 Por todo lo anterior podemos definir a la juventud como una relación social históricamente determinada. El mundo juvenil está construido por esas redes de comunicación, pos específicas prácticas de cultura y la relación con ofertas culturales que ayudan en la construcción tanto de las identidades como de las culturas juveniles [
Feixa; 1998].

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V. ESTRATEGIA METODOLÓGICA

Cómo hacer observables estas variables conceptuales. En un sentido metafórico: qué tipos de caminos (métodos) y  maneras concretas de caminar (técnicas) se están eligiendo. En términos más académicos: qué formas de intervención nos exige tan particular objeto de estudio para poder aprehenderlo y dar cuenta de él.
 Toda elección metodológica no es neutral, comporta toda una serie de elementos que determinan el uso de tal o cual método y su(s) correspondiente(s) técnica(s).
 Dentro de estos elementos juega un papel importante la experiencia del investigador: su edad, el género, su formación académica y muchos otros factores que ponen por delante a la subjetividad, sobre todo en las metodologías cualitativas.
 Pero la cuestión también tiene que ver con el dominio de ciertos paquetes metodológicos; es decir, el conjunto de múltiples elecciones, decisiones e intervenciones sobre nuestro objeto de estudio mediante la igual multiplicidad de técnicas de investigación.
 En este sentido podemos hablar de objetos cognitivos, entendidos como la relación entre lo que el objeto de estudio nos permite hacer y las elecciones/decisiones  metodológicas y las acciones técnicas de la investigación.
 Así, los objetos cognitivos que determinan  la elección metodológica son tres: observar, describir y comprender las redes de comunicación, las prácticas culturales y la construcción de identidades en los jóvenes.
 Para lograr lo anterior se ha decidido trabajar con la etnografía, concretamente con observación participante.
 La etnografía focaliza su atención en las situaciones sociales configuradas por los sujetos, intenta realizar grandes catálogos de sujetos, acciones y objetos inscritos en un espacio/tiempo determinado. En este orden de ideas, la apuesta es OBSERVAR y DESCRIBIR la composición de los espacios sociales al interior de los cuales los jóvenes (sujetos sociales) realizan, en distintos ritmos, sus prácticas y creaciones culturales. Siguiendo a Spradley [
Spradley; 1980], focalizamos la mirada en lo que los jóvenes hacen (cultural behavior), conocen (cultural kwowledege), usan y crean culturalmente (cultural artifacts) [Spradley; 1980]. En este sentido, la vida cotidiana emerge como espacio donde se da cita toda esta constelación de prácticas.
 Trabajaremos, pues, con observación participante y descripción etnográfica de los siguientes elementos de la lógica social:

En este sentido se ha optado por trabajar con espacios de diversión, religioso, educativo (universidades exclusivamente), deportivos y de producción cultural.
 El lenguaje, los objetos que éste nombra, los saberes que configura y las “conductas expresivas” [
Goffman; 1994] son elementos que nos permiten acceder al mundo subjetivo de la gente. Es por ello que la etnografía nos permitirá, junto con entrevistas etnográficas, explorar y describir las identidades juveniles.
 Sin embargo, abordar un objeto de estudio multidimensional y complejo como las redes, prácticas de cultura e identidades juveniles, implica no solamente una mirada teórica igualmente compleja, sino que tenemos que intentar una aproximación holística desde lo que denomino sistemas de información metodológicos y tecnológicos .
 En este sentido, también se pretende realizar entrevistas para generar relatos en tres niveles. La importancia de esta técnica, generalmente perteneciente a los métodos de la historia oral, nos permite reconstruir, desde la perspectiva del sujeto, la experiencia vital, las rutas biográficas, la percepción del mundo de los sujetos y los referentes empíricos que han posibilitado que los jóvenes construyen su mundo de esa manera y no de otra. Asimismo, una parte de la entrevista me permitirá ver las formas como los jóvenes traban contacto, y en qué momento, con las ofertas culturales, así como la importancia de sus microclimas culturales [
Bertaux; 1994], propios de la familia, los amigos, etcétera.
 Puntualizando lo anterior:

 TEMÁTICAS
 

 Diversión
 Comunicación
 Cultura
 Educación
 Música
 Religión
  Deporte

 



 

? RELATO PROFUNDO: En este nivel se busca entrar de lleno a la exploraión a profundidad, elemento que de los dos momentos anteriores se desprendan; por ejemplo, en tres de las 6 entrevistas que se han efectuado, la familia resalta como elemento principal en el discurso de los jóvenes. Para esta parte, no hay preguntas cerradas, pues aunque cerremos para explorar nuestra temática, volvemos a abrir para ahondar en ella.
  Se recomienda llevar a cabo los dos niveles en una primera sesión, que durará mínomo dos horas, por lo menos una para cada relato.
  Una segunda sesión para trabajar a profundidad el tercer nivel de entrevista. No hay tiempo límite.

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VI. LA METODOLOGÍA MÚLTIPLE, LA ELECCIÓN DE LOS SUJETOS DE ESTUDIO Y LO CUALITATIVO.

 Como se había mencionado en líneas anteriotres, para un objeto de estudio múltiple y complejo, es necesario el uso de una metodología compleja, lo que podríamos llamar “polifonía metodológica”. Lo anterior se fundamenta en la razón de que para dar cuenta de un fenómeno social total, en palabras de Mauss, tenemos que abordarlo desde diversas perspectivas. Así, la riqueza de la información nos lleva a poder abrir sistémicamente nuestros objeto de análisis.
 Entre otras cosas, lo anterior determinó las muestras de estudio. Por ello, se ha decidido trabajar con jóvenes entre 18 y 22 años. Hombres y mujeres que estudien o trabajen. ¿Por qué esa edad y por qué las categoríoas de estudiantes y trabajadores?
 La razón se fundamenta en la propuesta de
Pierre Bourdieu [1994], quien afirma que a la juventud no se le puede clasificar por clases sociales sino por ocupación u oficio. Además creemos que entre los 18 y 22 años, los jóvenes comienzan a decidir sus espacios de estudio, ocio y trabajo, además con cierta autonomía traban contacto con las ofertas culturales, así como sus elecciones, gustos y preferencias se ven más libres de la carga familiar o el mundo adulto.
 En este sentido, se intenta reconstruir la experiencia cotidiana y la construcción identitaria del ser joven a partir de sus redes, prácticas de cultura y uso y apropiación de las ofertas culturales, la metodología cualitativa nos permite acceder a este mundo subjetivo y de las percepciones que tienen los jóvenes sobre ese mundo. Cerramos con palabras de
Taylor y Bogdam [1998] del prefacio de su libro Introducción a los métodos cualitativos de investigación:
“... afirmamos que la década pasada fue testigo de un creciente interés por el lado subjetivo de la vida social, es decir, el modo en que las personas se ven a sí mismas y a su mundo. Escribimos entonces que este interés requería métodos descriptivos y holísticos: métodos cualitativos de investigación.” [idem. 11]

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CUADRO  SINÓPTICO


  NOTA: Aunque la parte teórica es importante, el énfasis cualitativo por el momento lo ponemos en los sistemas de información metodológico y tecnológico.

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