LA MANO INVISIBLE

 


¿Es la corrupción la causa del hambre en Etiopía?

Todavía muchas personas creen que la pobreza del llamado "Tercer Mundo" es culpa de factores de esos países como la corrupción o la incapacidad. En este artículo, César Rendueles expone que ese tipo de ideas, extendidas por los grandes medios de comunicación, son sólo mitos.

Rendueles muestra las evidencias de que la causa del hambre en muchos países son las presiones que sufren para dedicar sus tierras a la alimentación de ganado para los países ricos en lugar de producir alimentos para la población local.


La corrupción de la carne

César Rendueles
15 de noviembre del 2002

Una de los más conspicuos recursos del pensamiento burgués para explicar los distintos males económicos que afectan a los países de la periferia es la corrupción estructural. La corrupción sería una especie de enfermedad endémica del sur del planeta cuyos brotes tienden a coincidir como por arte de magia con las crisis de los mercados financieros: México, Brasil, Argentina...

Se trata de una forma tan indemostrable como irrefutable de culpar a los países pobres de su propia pobreza y, además, de expresar esa culpa en términos morales: no sólo son pobres por estúpidos (por no haber sabido liberalizar sus mercados, por ejemplo) sino, sobre todo, por ladrones.

El martes 12 de noviembre de 2002, El País daba otra vuelta de tuerca a esta lógica enfermiza:

    "Etiopía afronta la peor sequía de los últimos diez años y corre el riesgo de sufrir una hambruna más devastadora que la de 1984, en la que murieron un millón de personas. (...) Las crisis alimentarias son cíclicas en Etiopía. Pero además de la escasez de lluvias a ellas contribuyen de manera decisiva factores políticos, como la corrupción y el desvío de recursos públicos hacia objetivos no productivos. Es el caso de la guerra que libraron Etiopía y Eritrea entre 1998 y 2000, que causó la muerte de decenas de miles de personas, dañó las infraestructuras de ambos países y obligó a interrumpir la distribución de ayuda extranjera".

Así pues, se nos avisa ya de que los etíopes están empeñados en morirse de hambre a cualquier precio al tiempo que se nos advierte de que los esfuerzos caritativos están de más.

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NOTA: Presentamos este artículo cuya versión completa puede leerse en la revista digital Rebelion.


 

 

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Última actualización de esta página:
junio 2007