LA MANO INVISIBLE

 


Presentamos este artículo cuya versión completa puede leerse en la revista digital Crisis Energética.

 

EL PIB: LO QUE NO SE DICE


El PRODUCTO INTERIOR BRUTO:

    trata el delito, el divorcio y los desastres naturales como una ganancia económica.

    desprecia la economía informal doméstica y de la comunidad.

    trata el agotamiento del capital natural como un ingreso.

    crece con las actividades contaminantes y también con la subsecuente limpieza.

    no tiene en cuenta la distribución de los ingresos.

    ignora los inconvenientes de vivir de la deuda externa.

Traducido por Pedro Prieto y revisado por Ricardo Jiménez Gómez

¿Qué hay de equivocado en el Producto Interior Bruto?

Desde que se introdujo como una medida de la capacidad de producción en período de guerra, durante la Segunda Guerra Mundial, el Producto Nacional Bruto o PNB (Gross National Product o GNP, en inglés), que ahora se denomina, de forma habitual, Producto Interior Bruto o PIB (Gross Domestic Product o GDP, en inglés), se ha convertido en el indicador de progreso económico nacional por excelencia. Lo usan en la actualidad los políticos, economistas, agencias internacionales y los medios de comunicación como el principal indicador de la salud y el bienestar económico de una nación.

El PIB, no obstante, no se creó para este fin. Es simplemente una contabilidad en bruto de productos y servicios que se compran y venden, sin establecer distinciones entre las transacciones que contribuyen al bienestar y las que lo degradan. En lugar de separar costes de beneficios y a las actividades productivas de las destructivas, el PIB supone que cada transacción monetaria, por definición, aumenta el bienestar. Es como si un negocio tratase de evaluar sus condiciones financieras mediante la simple suma de todas las actividades de negocio, poniendo así juntos los ingresos y los gastos, los activos y los pasivos.

Además, el PIB desconoce cualquier cosa que pueda suceder ajena al campo de los intercambios monetarios, independientemente de su contribución al bienestar. Las funciones económicas esenciales que se realizan en los hogares y las actividades de voluntariado, son completamente ignoradas. Las contribuciones al hábitat natural proveyendo los recursos que lo sostienen, tampoco son reconocidas. En resumen, el PIB no solo enmascara la ruptura de la estructura social y del hábitat natural, sino, lo que es peor, conlleva o considera dicha ruptura como una ganancia económica.

El PIB trata el delito, el divorcio y los desastres naturales como una ganancia económica.

Puesto que el PIB registra cualquier transacción monetaria como positiva, el coste de la decadencia social y de los desastres naturales se calculan como progreso económico. El delito incorpora miles de millones de dólares al PIB debido a la necesidad de cerraduras y demás medidas de seguridad, como la necesidad de más protección policial, daños a las propiedades y costes médicos. El divorcio añade miles de millones de dólares más a través de las minutas de los abogados, la necesidad de establecer segundas viviendas y así sucesivamente. El huracán Andrew fue un desastre para el sur de Florida. Pero el PIB lo registró como un boom económico de más de 15 mil millones de dólares.

El PIB desprecia la economía informal doméstica y de la comunidad.

El PIB no reconoce en absoluto las esenciales funciones del cuidado de los niños, de los ancianos, de las demás tareas domésticas o el trabajo de voluntariado en una comunidad, porque no hay intercambio de dinero. A medida que este tipo de economía declina y sus funciones se trasladan al sector de servicios en el que existe un intercambio de dinero, el PIB registra este proceso como un avance económico. El PIB añade también el coste de las prisiones, el trabajo social, el uso de drogas y las ayudas psicológicas que provoca el abandono de la esfera del mercado informal.

El PIB trata el agotamiento del capital natural como un ingreso.

El PIB viola principios básicos de la contabilidad y del sentido común cuando trata el agotamiento del capital natural como un ingreso, en vez de hacerlo como depreciación de un activo. La Administración Bush trató este asunto en el informe de 1992 del Consejo de Calidad Medioambiental (Council of Environmental Quality, en inglés). “Los sistemas de contabilidad que se usan para estimar el PIB”, decía el informe, “no reflejan el agotamiento o la degradación de los recursos naturales que se usan para producir bienes o servicios”. Como consecuencia, cuanto más se agotan los recursos naturales de la nación, más sube el PIB.

El PIB crece con las actividades contaminantes y también con la subsecuente limpieza.

Se estima que la limpieza de los lugares contaminados costará miles de millones de dólares en los próximos treinta años, fondos que serán añadidos al PIB. Dado que el PIB incorpora antes la actividad que generó los residuos, esto crea la ilusión de que la contaminación supone un doble beneficio para la economía. Así es como la marea negra del Exxon Valdez contribuyó al incremento del PIB.

El PIB no tiene en cuenta la distribución de los ingresos.

Al no considerar la distribución de los ingresos, el PIB esconde el hecho de que una marea en ascenso no levanta todos los botes. De 1973 a 1993, mientras que el PIB creció alrededor del 50 por ciento, los salarios sufrieron una caída de casi el 14 por ciento. Mientras tanto, solo en los años ochenta, el 5 por ciento de los hogares de mayor ingreso incrementaron en un 20% sus ingresos reales. De esta forma, el PIB presenta al final su enorme incremento como un regalo para todos.

El PIB ignora los inconvenientes de vivir de la deuda externa.

En los últimos años, tanto los consumidores como el Gobierno han incrementado su gasto, adquiriendo deuda del exterior. Este hecho eleva el PIB temporalmente, pero al tener que devolver la deuda se convierte en un lastre de la economía nacional. En tanto que los estadounidenses se endeudan más consumiendo que invirtiendo capital, viven más allá de sus posibilidades e incurren en una deuda que debe ser pagada. El lado oscuro de pedir préstamos en el exterior, no es tomado en consideración en el PIB.

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Última actualización de esta página:
mayo 2007