Estudio de la Campaña Aérea en los Balcanes
Primera Parte

Coronel Robert C. Owen, Fuerza Aérea de Estados Unidos

Las conclusiones y opiniones en este artículo pertenecen al autor, y han sido cultivadas en la libertad de expresión y el ambiente académico de la Air University. Las mismas no reflejan la opinión de gobierno de los Estados Unidos, el Ministerio de Defensa, la Fuerza Aérea o la Air University.
EN ESTE ARTÍCULO se resume y sugiere lo que implica el informe final del Estudio de la Campaña Aérea en los Balcanes (conocida en inglés por las siglas BACS).1 El vicecomandante en jefe del Comando de los Estados Unidos en Europa, el General James Jamerson y el comandante de la Universidad del Aire, el Tte. Gen. Jay W. Kelley, encomendaron este estudio en octubre de 1995. Su encomienda específica consistía en “capturar” la planificación, la ejecución y los resultados de la operación Deliberate Force (Ataque Deliberado), la campaña aérea que llevó a cabo la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en contra de los serbios en Bosnia entre el 30 de agosto y el 14 de septiembre de 1995, como parte de una más extensa intervención internacional en el conflicto de Bosnia. Su encomienda específica estribaba en explorar extensamente los acontecimientos prominentes y la importancia de esta breve, pero singular, campaña aérea y compilar un archivo documental y oral para poder llevar a cabo en el futuro una investigación a fondo. La intención consistía en que el equipo pudiese llevar a cabo un estudio de referencia fundamentado de la operación Deliberate Force, dirigido a identificar y delinear asuntos, en lugar de darlos por sentados.

El equipo BACS adoptó una interrogante de investigación central enfocando el estudio en la planificación y ejecución de la campaña aérea: “¿Cómo y bajo cuáles consideraciones pudieron los planificadores y ejecutores de Deliberate Force vincular las operaciones militares con las metas estratégicas, políticas y diplomáticas que se les habían encomendado alcanzar?” Para que en general le fuese fácil a la ciudadanía entender esta interrogante era necesario llevar a cabo un estudio de los factores geopolíticos, sociológicos, diplomáticos, tecnológicos y operacionales que ejercieron influencia sobre esta campaña aérea en particular. Por lo tanto, la organización general de este estudio y los capítulos en este informe se dividieron en secciones que trataban principalmente con (1) el contexto político e institucional de la planificación de Deliberate Force, (2) la planificación misma de la campaña, (3) su ejecución y (4) lo que implican esas experiencias. En la medida en que el informe consta de un tema unificante, con una iniciativa para establecer hasta qué punto los planificadores y ejecutores de Deliberate Force tenían conocimiento de o ejercían influencia sobre las fuerzas que definieron la manera, la ejecución y los resultados de la campaña aérea. En otras palabras, ¿hasta qué punto obedecían los acontecimientos a estas fuerzas y hasta que punto obedecían las fuerzas a los acontecimientos? La respuesta a esta pregunta, al igual que a otras planteadas y, hasta cierto punto, contestadas por el equipo BACS acarrean implicaciones significativas para las teorías y doctrinas de la estrategia y la planificación del poder aéreo.

Contexto Político e
Institucional

En un mundo ideal, los planificadores militares basan su trabajo en pronunciamientos claros y concisos de las metas políticas y diplomáticas formuladas por sus líderes políticos. Si han de organizar tropas, elaborar estrategias, seleccionar objetivos intermedios y llevar a cabo operaciones, ellos necesitan saber esas metas y el grado y la naturaleza de la fuerza que se puede emplear para alcanzarlas. A pesar de que, por lo general, la veracidad de este concepto es transparente para cualquier estudioso militar, la mayoría estaría de acuerdo en que la complejidad intrínseca, el caos y los puntos nebulosos que a menudo las guerras y los conflictos traen consigo, hacen que los pronunciamientos claros y duraderos de metas específicas, tanto políticas como diplomáticas, sean difíciles de formular. Por consiguiente, en la vida real los planificadores militares usualmente fundamentan su trabajo estableciendo metas que algunas veces son claras, algunas veces obscuras y en que, en otras, son desconocidas o solamente suposiciones. Esta mezcla de lo conocido y lo desconocido fue particularmente evidente en el contexto de la planificación de Deliberate Force. El inicio y la naturaleza del conflicto, su estructura consistente de múltiples coaliciones de intervención extranjera, dio paso a una compleja y voluble red de objetivos, compromisos y restricciones que definieron la planificación militar, no obstante que los planificadores percibían como imperfectas o desconocidas a algunas de sus hebras.

En términos generales, la causa inminente del conflicto de Bosnia fue la decadencia económica y política de la Federación Yugoslava durante la década de los 80. El resultado neto de esta crisis prolongada en la política nacional y provincial yugoslava fue la desintegración del país. Las repúblicas de Eslovenia y Croacia se marcharon en el verano de 1991, mientras que Bosnia y Macedonia lo hicieron durante el invierno de 1991–1992. Serbia, Vojvodina, Montenegro y Kosovall, conocidas como la “antigua Yugoslavia”, quedaron en ruinas y bajo el dominio de los serbios y su presidente, Slobodan Milosevic. La desintegración no fue pacífica. El Ejército de Liberación Yugoslava (JNA) libró una guerra de diez días en junio y julio de 1991 a fin de mantener a Eslovenia dentro de la federación, y libró otra batalla aún más larga y amarga entre agosto de 1991 y septiembre de 1992 a fin de aplastar la separación croata. En cooperación con el JNA, los grupos minoritarios serbios en Croacia y Bosnia lucharon por mantener esas provincias en la federación y bajo el mando de Milosevic o, en caso de un fracaso, para establecer sus propios enclaves (krajinas) étnicos con el propósito de unirse a “la Gran Serbia”. Todos estos conflictos estaban caracterizados por una perversidad asombrosa en todas partes, incluso la masacre de civiles y soldados capturados, violaciones y robos en masa y arrasando todo lo que pudiese ser útil para sus enemigos, todas agrupadas bajo una nueva expresión internacional: limpieza étnica. La consternación y aversión hacia tal violencia y sus implicaciones para la estabilidad regional, impulsó a otros estados y organizaciones internacionales a intervenir en la crisis de los países Balcanes en general y, en particular, en Bosnia.

Desde la perspectiva de los estados mediadores y luego de los planificadores de Deliberate Force, el saber que el conflicto de Bosnia surgió de la caída de la Federación Yugoslava, no proporcionó una base suficiente para la planificación estratégica. Hablando sin miramientos, una ruptura política, de por sí, provee pocos blancos en contra de los cuales los estrategas aéreos puedan aplicar sus conocimientos. La formulación de la estrategia aérea, en el caso de Bosnia, exige un entendimiento más minucioso del conflicto, comenzando con una clara descripción de las causas que lo apoyaban. La expresión “causas que lo apoyaban” es útil en esta discusión para identificar las fuerzas y los mecanismos que “impulsan a un conflicto desde la causa inicial hasta su forma final. Las causas que apoyan a un conflicto guían la evolución del mismo, lo apoyan y describen sus características más importantes, tales como los objetivos, la envergadura, la intensidad y la dinámica política. En esta discusión, las causas que apoyan el conflicto de Bosnia son aquellas que llevaron a la población y a sus líderes a tomar el camino que se trazaron como respuesta a las incertidumbres y temores engendrados por la caída del sistema político federal existente. Después de todo, tuvieron opciones. A fin de asegurar nuevamente su futuro, el gobierno bosnio colectivamente pudo haber escogido continuar la coexistencia pacífica de sus habitantes en un estado indiviso, dividirse en una confederación de cantones al estilo suizo o escoger alguna otra opción para acabar con la violencia interétnica. En su lugar, los bosnios se atacaron mutuamente, que podría decirse fue a causa de la instigación de la comunidad serbia. Las explicaciones sobre por qué lo hicieron varían, pero la mayoría de éstas identifican algún tipo de combinación de tres fuerzas fundamentales como la causa principal de su preferencia, a saber: (1) la tensión étnica, (2) el atizonamiento de la tensión étnica por los políticos nacionales y provinciales en busca de poder personal y otros fines políticos y (3) un desbalance en Bosnia totalmente a favor de un grupo étnico — los serbios.2


En un mundo ideal, los planificadores militares basan su trabajo en los pronunciamientos claros y concisos de las metas políticas y diplomáticas que han establecido sus líderes políticos.


La tensión étnica pudo haber sido históricamente endémica para la política de Bosnia, pero la violencia interétnica fue anecdótica. En sus raíces antiguas en las invasiones barbáricas durante el Imperio Romano, todos los habitantes de Bosnia eran eslavos del sur. A finales del siglo XX, aún se parecían y hablaban dialectos con origen en el mismo idioma. Pero por lo general, al igual que en el caso de los eslavos del sur de la región de los Balcanes, siglos de la política de dividir y gobernar de los imperios otomanos y habsburgos, la inmigración interna, las diferencias en experiencias religiosas y las guerras habían dividido a los bosnios en comunidades marcadas, si bien mezcladas geográficamente, en cuanto a su religión y, hasta cierto punto, su cultura. Proporcionalmente, en 1991 los tres grupos étnicos más grandes en Bosnia eran los serbios musulmanes (llamados para los propósitos de este informe musulmanes),3 los serbios cristianos ortodoxos y los croatas católicos que conformaban el 44, el 31 y el 18 por ciento de la población respectivamente. No obstante, después de la creación de Yugoslavia, posterior a la I Guerra Mundial, estas comunidades por lo general vivían en paz y cada vez más se casaban entre sí, particularmente cuando los tiempos eran buenos y el gobierno federal era fuerte. Pero cuando los tiempos eran malos y el gobierno central se debilitaba, como fue el caso durante la II Guerra Mundial y durante la crisis política y económica de la década de los 80, las lealtades étnicas recobraban una importancia preponderante para que suficientes bosnios orientaran la competencia política y difundieran la violencia conforme a las diferencias comunales, en lugar de aquellas ideológicas, económicas o de clase.

Dicha patriotería étnica que surgió como el tema principal de la política de Bosnia a finales de la década de los 80, fue, hasta cierto punto, la consecuencia de las manipulaciones de los políticos federales y provinciales. De hecho, la cronología del conflicto de Bosnia tiene sus inicios palpables en la demagogia de Slobadan Milosevic. Maquinando por el poder, en 1987 comenzó a usar su posición en calidad de presidente de la Liga de Comunistas Yugoslavos como plataforma para fomentar el orgullo étnico y la paranoia de la comunidad serbia de Serbia. La retórica de Milosevic también provocó a grupos serbios que vivían en krajinas al sudeste de Croacia y en ciertas krajinas más pequeñas en Bosnia. A mediados de 1990 los serbo-croatas estaban cometiendo actos de desafío y violencia limitada en contra del gobierno croata. Cuando Croacia declaró su independencia de Yugoslavia en junio de 1991, los serbo-croatas cooperaron con el JNA en una guerra abierta para aplastar el movimiento de independencia o por lo menos establecer el control serbio sobre la krajina. Esta guerra finalizó en enero de 1992, con el establecimiento de una tensa tregua en la krajina y la creación de la Fuerza de Protección de la ONU (UNPROFOR) para supervisarla. Para ese entonces, elementos de la comunidad serbo-bosnia, bajo el liderazgo general, o a veces sumamente inconsistente, de Radovan Karadzic, se preparaban para resistir una declaración de independencia similar en Bosnia. Durante los primeros meses de 1991, la mayoría de los croatas y musulmanes, bajo el liderazgo del Presidente Alija Izetbegovic, habían votado por la independencia. Adueñándose de dicho voto, Karadzic fundó una república serbia independiente. En marzo de 1992, Bosnia se separó formalmente de Yugoslavia y subsiguientemente se desató una intensa lucha. Las fuerzas armadas de la república serbia, con la evidente ayuda del JNA, avanzaron para expandir sus fronteras, mientras que el relativamente débil ejército bosnio luchó por conservar la integridad y autoridad territorial de su nuevo estado independiente. Luego de varias semanas, los serbios controlaron casi dos tercios del territorio de Bosnia.

La osadía y el éxito de la ofensiva militar de los serbo-bosnios tuvo como resultado, hasta cierto punto, su gran ventaja militar sobre las facciones musulmanas y croatas. Durante 1991, en Bosnia se formaron varias unidades militares y paramilitares serbias listas para luchar. Estas unidades recibieron mucha ayuda del JNA, el cual permaneció en el país hasta después de la independencia. Antes y, a medida de irse en retirada el JNA, le abrió los arsenales a las unidades militares serbias y le permitió al personal simpatizante unirse a ellos. Entretanto, el gobierno de Bosnia hizo poco por armarse. En realidad, el Presidente Izetbegovic no tuvo mucha oportunidad de hacer lo contrario. El único recurso existente para conseguir armamento era el JNA y éste solo ayudaba de buena gana a los serbios. Además, en septiembre de 1991 las Naciones Unidas (ONU) impuso un embargo para el envío de armas a Bosnia, lo cual ocasionó que la importación de armas y material se hiciese difícil y costosa para el gobierno bosnio. Por lo tanto, cuando se dividió el país, los serbo-bosnios tuvieron la voluntad y el poder militar aplastante, especialmente una gran preponderancia de aviones y armamento pesado, de avanzar alrededor de los sectores Norte y Este de Bosnia. Ahí crearon un estado étnico con conexiones directas a la misma Bosnia y a la serbia de Croacia. En cuestión de semanas, el gobierno bosnio se encontró rodeado de estados y enclaves serbios hostiles y que se apoyaban entre sí.

Para ese entonces, la intervención internacional directa que eventualmente ocasionaría un crescendo en Deliberate Force ya se encontraban en desarrollo. Varios estados europeos y los EE.UU., preocupados por el crecimiento de la violencia y la posible intervención de Yugoslavia, reconocieron a Bosnia en abril de 1992 y, el 20 de mayo, el Consejo de Seguridad de la ONU recomendó la admisión de Bosnia a la Asamblea General. El 29 de junio el Consejo de Seguridad acordó proveer las fuerzas de paz para proteger el flujo de abastecimientos de ayuda humanitaria hacia el aeropuerto de Sarajevo, bajo la protección del UNPROFOR cuyo estatuto se extendió para incluir las operaciones de paz en Bosnia. Alrededor del mismo tiempo, el poder aéreo de la OTAN se involucró en la región proveyendo aviones dotados del sistema aerotransportado de advertencia y control (AWACS) en apoyo a Sharp Guard, una operación de la OTAN y de la Unión Europea Occidental, para hacer cumplir el embargo de armas y las sanciones económicas en contra de la antigua Yugoslavia. La cooperación directa entre la ONU y la OTAN comenzó el 16 de octubre cuando, por acuerdo previo, la ONU emitió la Resolución Número 781 del Consejo de Seguridad de la ONU (UNSCR) la cual prohibía todas las operaciones militares de vuelo sobre Bosnia y la OTAN activaba la operación Sky Watch a fin de observar e informar toda violación a dicha prohibición. Después de haber observado durante los próximos meses cientos de violaciones de no vuelo, particularmente por aviones de combate pertenecientes a la facción serbo-bosnia, la ONU y la OTAN cooperaron nuevamente para endurecer la prohibición de no vuelo. El 31 de marzo de 1993, la ONU emitió la UNSCR 816 mediante la cual se prohibían todos los vuelos no autorizados por la ONU y autorizaba a los estados miembros a tomar las medidas del caso para imponer esa prohibición. Simultáneamente, la OTAN reemplazó la operación Sky Watch con la operación Deny Flight para dar a conocer el nuevo elemento de fuerza. Durante los próximos meses, la OTAN y la ONU añadieron otras misiones a Deny Flight, incluso apoyo aéreo cercano (CAS) para proteger al personal de la ONU que eran atacados, apoyo aéreo ofensivo (OAS) para castigar a las facciones que violaban las UNSCR y la supresión de las defensas aéreas enemigas (SEAD) para proteger los aviones de la OTAN que volaban las otras misiones. A fin de coordinar la planificación y particularmente los blancos identificados para ser atacados durante estas misiones, el Consejo del Atlántico Norte (NAC) de la OTAN también activó una junta de coordinación de blancos conjunta (JTCB) que constaba de los comandantes tácticos de más antigüedad de la OTAN y la ONU quienes se preocupaban del empleo del poder aéreo en la región y sus consecuencias. Esta elaboración y planificación constituía un proceso de evolución que colocó las bases para Deliberate Force, la cual hablando técnicamente, era solo una fase de Deny Flight.

La planificación de la intervención aérea evolucionó por casi tres años, aproximadamente desde principios del otoño de 1992 hasta finales de agosto de 1995. Una de las razones importantes de dicha prolongación fue la dificultad de la OTAN, la ONU y la comunidad internacional en general de llegar a un acuerdo sobre el por qué del conflicto. Eventos perceptibles hicieron obvio que los elementos principales de la guerra de Bosnia fueran las tensiones étnicas, la manipulación política de dichas tensiones y el desequilibrio del poder militar. Pero ¿cuál, o cuáles, de estos elementos ejercía la mayor influencia sobre su forma, alcance o virulencia? En sus investigaciones para el segundo capítulo sobre la guerra de los Balcanes, el profesor Karl Mueller identificó dos distintas corrientes de opinión sobre este tema, particularmente entre los gobiernos intervencionistas. Una de estas opiniones recalcaba el conflicto étnico. De alguna manera, según esta opinión, los eslavos estaban culturalmente propensos a degollarse unos a otros. Bosnia era tan sólo un ejemplo, un lugar donde el derrumbamiento de las restricciones del sistema federal yugoslavo sólo desencadenaron los tan controlados, pero nunca olvidados, odios étnicos en una región perennemente inestable y violenta. Mueller sostuvo que a inicios del conflicto bosnio, esta era la perspectiva oficial de la mayoría de los gobiernos intervencionistas europeos, en particular Gran Bretaña y Francia, quienes proporcionaron la mayoría de las fuerzas de paz para Bosnia. La segunda corriente hizo énfasis en las manipulaciones políticas de líderes políticos serbios tales como Milosevic y Karadzic. Indistintamente de las inestabilidades intrínsecas de la región, en esta opinión se sostenía que la lucha actual había sido provocada y sostenida por el racismo venal de demagogos irresponsables. Este panorama del conflicto, el cual reflejaba la posición oficial predominante en los EE.UU. después de la primavera de 1993, sostenía, por lo tanto, que la violencia en la región era episódica y no perenne.4

Para los planificadores aéreos, estas dos opiniones de los elementos que apoyaban la guerra de Bosnia eran significativamente explícitos, porque cada uno implicaba una estrategia de intervención diferente. Si la guerra constituía el resultado de fuerzas endémicas culturales, entonces no habían culpables. Todos los participantes eran igualmente culpables e igualmente víctimas inocentes de fuerzas que no podían controlar. Si ese era el caso, entonces el papel apropiado que desempeñaba una intervención era el de mediador neutral. En la medida que se usaba la fuerza en dicha intervención, sólo debe hacerse para proteger a los inocentes, separar las facciones en guerra y fomentar la comunicación y la confianza entre ellas. Por lo tanto, conforme a las costumbres militares estadounidenses de actualidad, la opinión de que el conflicto era perenne en Bosnia dio lugar a una estrategia de mantener la paz dirigida a aminorar el sufrimiento y facilitar un cese de fuego y un acuerdo político tan pronto como fuese posible. En contraste, si la guerra fuese el resultado de una manipulación política, entonces habían culpables; los políticos que se aprovechaban de la situación para continuar la guerra para sus propios intereses y los de sus constituyentes. De ser ese el caso, entonces la coerción también desempeñaba un papel legítimo en la intervención militar, junto con la ayuda y el fortalecimiento de la confianza. Suponiendo que uno pudiese identificar los cálculos de los riesgos en comparación con los beneficios, entonces uno podría identificar blancos militares que si se atacaban o se amenazaban, cambiarían el balance de los cálculos en favor de la paz. La fuerza militar de intervención también podría remediar los resultados de los crímenes de guerra y las conquistas territoriales de los agresores de la guerra. En tal caso, un cese inmediato de la lucha no sería apropiado si le negaba a los intervencionistas el tiempo necesario para hacer “correcciones”. Por lo tanto, conforme a las costumbres militares estadounidenses de actualidad, la opinión de que el conflicto en Bosnia era episódico y oportunista dio lugar, en parte, a una estrategia de la aplicación de la paz con el propósito de coaccionar a los jefes militares a aceptar la paz y corregir los errores.

Estos dos puntos de vistas de las causas de la guerra también tuvieron un significado indirecto para los planificadores de las campañas aéreas, porque su inconsistencia menoscababa la capacidad de la OTAN y de la ONU, en calidad de organizaciones corporativas, para tener un consenso entre ellas y sus miembros sobre exactamente qué hacer acerca de Bosnia. El consenso era un preludio necesario a la acción, porque ambas organizaciones son asociaciones voluntarias de estados soberanos. Una vez dicho, esto parece ser una verdad obvia. Pero en el calor de los acontecimientos, a los planificadores militares a menudo se les olvida que, en comparación con el orden jerárquico de las organizaciones militares, estas organizaciones internacionales funcionan con base similar a la anarquía institucionalizada. Indistintamente de cuán ordenado y cooperador sea el proceso interno de estas organizaciones, sus estados miembros no están sujetos a ellas o a la voluntad de los otros miembros. Incluso, los estados pequeños pueden bloquear las acciones de la corporación sencillamente retirándoles su apoyo. Como resultado, la mayoría de los diplomáticos de mayor antigüedad entrevistados para el BACS destacaron, explícita o implícitamente, que ninguno de los planes o políticas generales para Bosnia, incluso aquellos relacionados con el empleo del poderío aéreo, tendrían éxito a menos de que fuesen respaldados por todos los estados principales en la intervención, particularmente aquellos en el Consejo de Seguridad y en la OTAN. Según Robert Hunter, el embajador estadounidense durante la operación Deny Flight, llegar a un consenso de apoyo para robustecer el empleo del poder aéreo sobre Bosnia fue un proceso diplomático difícil y que tomó varios meses, pero fue un precursor absoluto para la acción.5 No es de extrañar que Mueller describió el debate sobre las causas que apoyaban la guerra como “uno de los obstáculos más importantes de las iniciativas occidentales para lidiar con la crisis”.6

El paso lento del desarrollo de la política tenía una ventaja para los aviadores de la OTAN, incluso para aquellos que eventualmente organizarían la operación Deliberate Force les dio tiempo para superar los impedimentos institucionales y doctrinales que confrontaron al planificar y llevar a cabo las operaciones aéreas continuas sobre Bosnia. En el tercer capítulo del BACS, el Tte. Cnel. Bradley Davis describió la estructura organizacional de la OTAN durante la operación Deny Flight.7 La región de Bosnia cayó bajo la esfera de acción de la Quinta Fuerza Aérea Táctica Aliada (5 ATAF) de la OTAN con cuartel general en la Base Aérea Dal Molino de la Fuerza Aérea Italiana, Venecia, Italia. El comandante general italiano de la 5 ATAF, quien al momento de Deliberate Force era el General de División Andrea Fornasiero, estaba supeditado al comandante de las Fuerzas Aéreas Aliadas del Comando Sur (AIRSOUTH). Desde diciembre de 1992, el comandante del AIRSOUTH era el Tte. General Joseph Ashy, hasta que el Tte. General Michael E. Ryan lo reemplazó en septiembre de 1994. Estos dos oficiales de la Fuerza Aérea de los EE.UU., estaban a su vez supeditados a almirantes de la Armada de los EE.UU. al mando de las Fuerzas Aliadas del Sur de Europa también con cuartel general en Nápoles, Italia. A inicios de la operación Deny Flight, el comandante en jefe del AFSOUTH (CINCSOUTH) era el Almirante Jeremy Boorda hasta que fue reemplazado por el Almirante Leighton W. Smith, Jr. A fin de completar la cadena de mando, la AFSOUTH estaba supeditada al Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas en Europa (SACEUR), también un comandante estadounidense de cuatro estrellas. El SACEUR recibía sus directrices de los embajadores con sede en el NAC.


Si la guerra constituía el resultado de fuerzas endémicas culturales, entonces no habían culpables. Todos los lados eran igualmente culpables e igualmente víctimas inocentes de fuerzas que no podían controlar.


El problema, según Davis, radicaba en que ni la 5 ATAF ni la AFSOUTH estaban organizadas, tripuladas, ni dotadas para lidiar con la extensión y complejidad de una operación del calibre de Deny Flight, ni siquiera de la de Deliberate Force. A finales de 1992, la 5 ATAF estaba a cargo de supervisar y controlar indirectamente la defensa aérea de Italia. Por consiguiente, tenía conexiones de comunicaciones moderadas con los centros de defensa aérea y de radar a lo largo de Italia. Pero el cuartel general de la 5 ATAF era pequeño y su centro de control estaba aprovisionado con equipo obsoleto. No contaba con ningún sistema ultramoderno automatizado para la planificación aérea ni para la información de enlace descendente que había tenido tanto éxito durante la Guerra del Golfo Pérsico de 1990 a 1991. Del mismo modo, AIRSOUTH era un cuartel general de planificación pequeño, a cargo de la planificación aérea de AIRSOUTH y de la supervisión de las actividades de la 5 ATAF y otras dos ATF acantonadas en Grecia y Turquía. Ni AIRSOUTH ni AFSOUTH contaban con divisiones para la planificación durante una crisis que pudieran lidiar con el ataque rápido y la evolución política y militar de una operación como Deny Flight.8 En conjunto, las fuerzas establecidas y el equipo de los dos cuarteles generales estaban muy lejos de poder cumplir con las posibles exigencias de observación continua y hacer valer las restricciones prohibiendo el vuelo sobre Bosnia.


Por lo tanto, conforme a las costumbres militares estadounidenses de actualidad, la opinión de que el conflicto en Bosnia era perenne dio lugar a una estrategia para hacer la paz dirigida a aminorar el sufrimiento y facilitar un cese de fuego y un acuerdo político tan pronto como fuese posible.


Los cimientos de la doctrina formal de la OTAN para las operaciones de paz también eran irregulares. En vista de que la mayoría de los comandantes principales y los planificadores era estadounidenses, el Mayor Robert Pollock, en un capítulo del informe BACS, analizó el texto formal de las teorías que podrían haber sido relevantes para la planificación de Deliberate Force y disponibles para los planificadores de AIRSOUTH. El analizó tres interpretaciones teóricas disponibles en la literatura, a saber: la teoría de la negación de Robert Pape, el paradigma de los cinco anillos de John Warden y el enfoque de “sistemas” para la identificación de blancos de la Escuela de Comando y Estado Mayor. A pesar de las diferencias enunciadas en las proposiciones teoréticas y los enfoques en la planificación, Pollock descubrió que esas tres teorías por lo general producían conjuntos de blancos similares entre sí y similares a los blancos que fueron bombardeados durante Deliberate Force.9 No obstante todas las recomendaciones potencialmente útiles y la seguridad que estos tres conceptos pudiesen haber ofrecido, ni Pollock ni otros miembros del equipo BAC descubrieron evidencia oral que los planificadores de AIRSOUTH tenían conocimiento de dichos conceptos.

En su análisis de las doctrinas escritas de la OTAN, el Coronel Maris McCrabb estableció que los planificadores de Deny Flight también encontraron pocas directrices en sus manuales y publicaciones. Dichas directrices eran particularmente desatinadas para las operaciones aparte de la guerra (OOTW), en las cuales las operaciones de paz son un subconjunto. Al resumir sus resultados, McCrabb indicó “que en la OTAN la doctrina de la planificación aérea se enfoca en las consideraciones de la Coalición, pero mantiene silencio acerca de la OOTW, y que ha pesar que la doctrina conjunta de los EE.UU. pone más énfasis en OOTW, no integra completamente las consideraciones de la Coalición. Otro asunto que complica a ambas doctrinas es el papel que desempeña el poder aéreo tanto en la OOTW como en la guerra convencional”.10 Estas deficiencias doctrinales eran evidentes con respecto a la relación singular y sin precedentes de la OTAN, principalmente una alianza militar, actuando en apoyo militar de la ONU, una organización mundial principalmente política. Notablemente, las doctrinas establecidas en su mayoría guardaban silencio con respecto a cómo los aviadores podrían reconciliar, en sus planes y listas de blancos, los objetivos y restricciones contradictorias que podían surgir entre dos organizaciones poderosas en una situación de paz en la cual un combatiente, como mínimo, no quería hacer la paz. Por lo tanto, al referirse a una de las preguntas más importantes de la investigación, McCrabb concluyó que “la pregunta sobre si estos planificadores estaban usando como referencia a la doctrina existente o solamente estaban ‘suponiéndolo’, es en gran parte una cuestión contenciosa, ya que prácticamente no existía casi nada que podían consultar”.11

Dada la naturaleza sin precedentes de la relación entre la ONU y la OTAN, se puede comprender esta aparente falta de directrices para poder conducir la multicoalición de las operaciones de paz. Pero constituía un vacío importante en el contexto de la planificación aérea de la OTAN porque el enfoque en general de la estrategia de la ONU, y el enfoque operacional de los comandantes aéreos de la OTAN comenzaron a bifurcarse casi desde el inicio de Deny Flight. Bajo la operación Sky Watch, el enfoque estratégico de los aviadores de la intervención y de la OTAN era hacer la paz, observar y reportar, pero no trabar el combate. Pero la decisión de activar la operación Deny Flight agregó el cumplimiento de la paz como una posible característica de la estrategia de la intervención. Si bien nunca retaron el compromiso en general de la ONU de mantener su posición en calidad de conciliador neutral, el General Ashy y otros comandantes de mayor antigüedad de la OTAN inmediatamente reconocieron que el enfoque de sus operaciones era mantener la paz.12 Además, en vista de que los serbo-bosnios contaban con el mejor componente aéreo en Bosnia, evidentemente Deny Flight estaba principalmente dirigida hacia ellos. Dicho enfoque se agudizó durante la primavera y el verano de 1993 cuando se añadieron las misiones CAS y OAS, al menos de Deny Flight; la ONU designó ciertas ciudades bajo el control del gobierno de Bosnia como lugares seguros y se comprometió a protegerlas. En vista de esos acontecimientos, la OTAN volaba, en gran parte, para restringir tanto a las facciones serbias de emplear su ventaja militar decisiva como su capacidad para asaltar ciudades que estaban bajo el control de sus enemigos. Esto difícilmente se puede considerar como un acto de paz imparcial, y su contraste en general con la misión de la ONU se convirtió en un motivo de frustración para los pilotos de la OTAN y de debate estratégico, particularmente dentro del NAC.


La mayoría de los diplomáticos de más antigüedad, entrevistados por el BACS, destacaron, ya sea explícita o implícitamente, que ningún plan general o políticas hacia Bosnia, incluso aquellas relacionadas con el empleo del poder aéreo, tendrían éxito a menos que fuesen respaldadas por todos los estados principales en la intervención.


Contando con todos estos elementos dentro del contexto de su planificación, los aviadores de la OTAN aparentaban haber recibido sus responsabilidades operacionales y de planificación para Deny Flight bajo circunstancias poco envidiables. El conflicto en el cual se estaban involucrando era lo suficientemente complicado en sus orígenes y la complicada política regional. Pero su tarea se complicó aún más por la presencia de, como mínimo, dos interpretaciones generalizadas del conflicto actual entre los líderes políticos directos e indirectos, y cada una de esas interpretaciones aludía a un diferente enfoque para el empleo del poder aéreo. Dentro de su cadena de mando formal, los generales estadounidenses a cargo de Deny Flight trabajaban para el NAC, el cual operaba en apoyo del Consejo de Seguridad de la ONU. A inicios de Deny Flight, la mayoría de los gobiernos miembros de ambas organizaciones estaban decididos a limitar la intervención a operaciones de paz y, por consiguiente, evitar toda misión militar que aparentaba favorecer una facción bosnia sobre otra. Sin embargo, dentro de su cadena de mando informal, estos oficiales eran estadounidenses, y para mediados de 1993 su gobierno, de hecho, apoyaba el empleo del poder aéreo para detener o castigar la agresión serbia, una postura con la cual los líderes de la AFSOUTH estaban de acuerdo. Agravando esta situación estratégica, AFSOUTH no estaba lista ni material ni doctrinalmente para la operación Deny Flight. Por consiguiente, a medida que el debate estratégico continuaba y la crisis de Bosnia se desarrollaba, estos aviadores tendrían que fortalecer la comprensión conceptual del conflicto al igual que la infraestructura del comando y la estructura de la fuerza necesaria para planificar y llevar a cabo operaciones en contra de los combatientes regionales de medios inciertos y con intenciones de resistir. En pocas palabras, se enfrentaban a un gran reto.

Planificación

Para estudiar la planificación de Deliberate Force se tiene que estudiar la operación Deny Flight. Hasta unas pocas semanas antes de la ejecución misma de la campaña, no había ningún plan, ni anexo al mismo conocido como Deliberate Force. Cuando surgió este vocablo, aparentemente se originó del título de un brífin de AIRSOUTH que hubo a inicios de agosto de 1995, titulado “Operaciones aéreas en Bosnia-Herzegovina”, “Deliberate Force”.13 Pero el brífin no delineaba la campaña de bombardeo a nivel de teatro en que se convirtió Deliberate Force. Dicho brífin enumeraba varios planes de contingencia aérea que hasta ese momento AIRSOUTH había elaborado a fin de llevar a cabo varios aspectos de la misión de Deny Flight. En calidad de menú especializado para poner en vigor las UNSCR, proteger áreas de seguridad específicas y reprimir las defensas aéreas serbo-bosnias, este brífin le ofrecía a los comandantes aéreos de la OTAN una base a fin de responder a una crisis futura, pero no proponía una acción específica para una crisis en particular. De manera que, lo que sucedió varias semanas más tarde, cuando la operación conocida como Deliberate Force comenzó, fue la activación y rápida modificación de varios planes elaborados originalmente bajo los auspicios de Deny Flight. Por lo tanto, a pesar de sus evidentes diferencias de la parte principal de Deny Flight, en cuanto a enfoque e intensidad, Deliberate Force puede entenderse sólo como un resultado que evolucionó de las preparaciones y la planificación que tuvieron lugar en la operación más prolongada. El Coronel Chris Campbell y el Tte. Cnel Davis detallan varios aspectos de esta iniciativa de la planificación en los capítulos del BACS, los cuales forman la base de la mayor parte de lo que se da a continuación.14

La planificación intencional para Deny Flight comenzó casi a inicios de la operación Sky Watch a mediados de octubre de 1992. A mediados de noviembre, después de observar continuas violaciones en las zonas de no vuelo por parte de las facciones de Bosnia, en particular por aviones de combate serbios, la ONU y la OTAN comenzaron a elaborar los detalles de un plan más eficaz para el cumplimiento. Los planificadores aéreos en el Cuartel General de las Potencias Aliadas en Europa (SHAPE) en Mons, Bélgica, comenzaron a elaborar conceptos organizacionales, operacionales y de estructura de avanzada para dicho plan. Entre otros asuntos, sugirieron que sería necesario, según las normas estándar de la OTAN, establecer un centro conjunto independiente de operaciones aéreas (CAOC) a fin de controlar la expansión de las operaciones aéreas sobre la región.15

Esta sugerencia planteó el problema de si dicha CAOC, de establecerse, debería ser una extensión del centro de comando y control de la 5 ATAF en Venecia o una creación nueva e independiente. Como respuesta a una solicitud de la OTAN de analizar dicho asunto, el comandante de las Fuerzas Aéreas de EE.UU. en Europa (USAFE), el General Robert C. Oaks, envió a su Comandante de la Decimoséptima Fuerza Aérea, el General de División James E. “ Bear” Chambers, a visitar y evaluar la aptitud de la 5 ATAF para aceptar las responsabilidades adicionales de la operación anticipada. En calidad de comandante con experiencia, y conocedor del poder aéreo al igual que de la región, y que ya estaba a cargo de llevar a cabo parte de la campaña humanitaria de USAFE a Sarajevo, Chambers constituía una selección lógica para dicha tarea. Para diciembre, la planificación de incrementar la capacidad de AIRSOUTH de hacer cumplir el régimen de no vuelo sobre Bosnia continuaba en torno a varias trayectorias.

El Teniente General Ashy aceptó el mando de AIRSOUTH justo en ese momento. Prácticamente el día en que asumió el cargo, Ashy se reunió con el Almirante Boorda e “hizo serias planificaciones para las operaciones aéreas en los Balcanes ... para vigilar una zona de no vuelo”.16 Respetando al General Chambers y deseando emplear su familiaridad con las operaciones en Venecia, Ashy optó por establecer un CAOC independiente bajo la dirección de Chambers.17 En papel, este CAOC sería una extensión supeditada al ya existente centro de mando del 5 ATAF, pero en práctica el General Chambers se reportaría directamente a AIRSOUTH. Ashy escogió este arreglo en lugar de ampliar las instalaciones del 5 ATAF porque pensaba que le daría más control sobre lo que el anticipaba sería una situación rápida y políticamente hipersensible. Ashy también consideró traer el CAOC a Nápoles o trasladar su cuartel general a Venecia, a fin de colocar tanto las funciones de planta de la planificación como de la ejecución de la operación en un solo lugar. Después de pensarlo, decidió aceptar la división física de su estado mayor a fin de conservar otras ventajas. El permitir que el CAOC permaneciera en Venecia tenía la ventaja de conservar como mínimo el formato de la estructura de mando de actualidad de la OTAN, manteniendo al comandante italiano de 5 ATAF dentro de la cadena de mando formal. El mantener su propio cuartel general de planificación en Nápoles facilitaría el contacto diario y directo con el Almirante Boorda, algo que Ashy necesitaba para cumplir con sus tareas.18


Los planificadores de Deny Flight encontraron muy pocas directrices en sus manuales y publicaciones.


El siguiente punto a tratar era realzar el estado mayor y las capacidades de comunicación y de planificación de AIRSOUTH y del CAOC para cumplir con las posibles demandas de Deny Flight. Al encontrar al CAOC funcionando con equipo “antiguo”, Ashy y su estado mayor se dedicaron a la tarea de traer terminales modernos de datos de inteligencia y de comunicaciones al CAOC y para conectar al centro con AIRSOUTH y las unidades en campaña y los escuadrones de la OTAN que comenzaban a desplazarse a las bases alrededor de Italia. Como parte de este proceso, la CAOC recibió analistas de sistemas y terminales para el sistema de enlace de los centros de inteligencia y operaciones en Europa (LOCE) de la OTAN. Las capacidades de inteligencia de la AIRSOUTH fueron fortalecidos aún más por el traslado de personal de inteligencia del Cuartel General de la Decimosexta Fuerza Aérea en la Base Aérea Aviano, Italia, a Nápoles.19 Reconociendo el hecho de que el número de efectivos de AIRSOUTH y del CAOC permanentemente autorizados era aún muy pequeño para la tarea que debían desempeñar, Ashy también comenzó a incrementar el número de manera rotativa, destacando efectivos de 30 a 90 días. En poco tiempo, estos efectivos de servicio interino constituyeron la gran mayoría del personal del CAOC y una porción significativa de la fuerza de AIRSOUTH.

Mientras tanto, los planificadores de AIRSOUTH comenzaron a colocar las bases documentales para Deny Flight y las posibles operaciones de combate. El enfoque de su trabajo era el Plan de Operaciones (OPLAN) 401401 de CINCSOUTH, Deny Flight, la guía general de las operaciones aéreas de la OTAN en apoyo a las operaciones de paz de la ONU en Bosnia. Gran parte de este documento y sus iteraciones permanece clasificado y, por consiguiente, fuera del alcance de este artículo. Los detalles se tratan con más profundidad en varios capítulos del BACS, en particular el del Coronel Campbell. Pero vale destacar que el OPLAN 40101 comenzó como un bosquejo que planteaba las reglas de guerra y el concepto de operaciones (CONOPS) del CINC y que luego se convirtió en un documento más detallado que trataba sobre la evaluación de la misión, las opciones de estrategia, los procedimientos de coordinación, los asuntos de logística, las reglas de guerra (ROE), etc., que CINCAFSOUTH consideraba pertinentes a la nueva y compleja operación bajo su mando. En vista de que Deny Flight era principalmente una operación aérea, la mayor parte del trabajo del 40101 lo hicieron varios miembros del estado mayor de AIRSOUTH y por otros de AFSOUTH, con la participación directa del General Ashy y sus subordinados.20

Las primeras dos versiones del OPLAN 40101 fueron publicadas rápidamente, lo que reflejaba la rápida expansión de la misión de Deny Flight durante la primera mitad de 1993. La primera versión, aprobada por NAC el 8 de abril, principalmente describía cómo AIRSOUTH interceptaría, inspeccionaría y trabaría en combate aquellas aeronaves que violaran la orden de no vuelo. La segunda versión fue publicada el 13 de agosto. En sus provisiones se reflejaban la adición del CAS y del OAS de la ONU y la NAC al menú de posibles misiones aéreas de la OTAN.

La adición del OAS al OPLAN exigía que AIRSOUTH creara, y obtuviera la aprobación de NAC, una lista adecuada de blancos. Dicha aprobación fue una declaración de la decisión de NAC emitida el 8 de agosto, pocos días antes de que se diera a conocer la segunda iteración del OPLAN 40101. Esta declaración delineaba tres opciones de blancos para los ataques aéreos de ofensiva. La primera opción trataba sobre los ataques de la OAS de duración y alcance limitado en contra de las fuerzas militares y los sistemas de armamento que violaban directamente las resoluciones de la ONU o atacaban las fuerzas de paz de la ONU y otro personal. Los blancos de la segunda opción eran mecanismos para levantar los asedios. Su enfoque permanecía en las fuerzas militares y los elementos de apoyo, pero su alcance se expandió para incluir los blancos a lo largo de los alrededores próximos a un área segura asediada. Los blancos de la tercera opción delineaban una campaña más amplia en contra de los blancos fuera del aérea próxima a un asedio.21 Durante los meses venideros, AFSOUTH hizo ajustes mínimos a esta lista básica de blancos, pero la categorización en tres opciones permanecía vigente.

Una vez todos estos acontecimientos organizacionales y de planificación ocurrieron, la tensión intrínseca entre el enfoque del mantenimiento de paz de la ONU y el aspecto del cumplimiento de paz de Deny Flight estaba afectando profundamente las operaciones. El establecimiento, y lo que es más, la interpretación de las ROE para la operación proporcionaron una indicación temprana de dicha tensión. En su capítulo sobre las ROE, el Mayor Ron Reed aclaró que estas reglas son un indicador primario de los problemas en una operación militar. Su función es la de enlazar los objetivos, la estrategia, las operaciones y las leyes internacionales para establecer los métodos y los límites de la fuerza que pueden emplearse en un conflicto. A fin de ser viable, la coalición de las ROE debe reflejar las opiniones de todos sus miembros y las realidades de la situación. Si no se cumple una de dichas condiciones, entonces las disputas se suscitarán rápidamente por encima y en torno a las mismas.22 En el caso de Bosnia, la OTAN respaldó oficialmente la visión estratégica de la ONU. Por lo tanto, a falta de un conflicto abierto, en febrero de 1993 el General Ashy y su estado mayor lograron obtener de la ONU y NAC la aprobación de las ROE iniciales.23 La verdadera tensión se suscitó de lo que resultó ser la mayor renuencia de la ONU, al menos en comparación con la tendencia de los comandantes aéreos involucrados, verdaderamente hacer cumplir las ROE. “La OTAN”, concluyó el Mayor Reed en su estudio, “siempre consideraría el uso de la fuerza en términos de obligar a los serbo-bosnios ... mientras que la ONU consideraba la fuerza dentro de un contexto mucho más limitado de autodefensa”. De hecho, a pesar de las muchas oportunidades de hacerlo, no fue sino hasta el 12 de marzo de 1994 que la ONU autorizó un ataque CAS en tierra en defensa de las fuerzas de paz.24

El hecho de que los líderes políticos de la ONU ejercían un control cercano de las operaciones aéreas constituía otra manifestación de la postura interna de la intervención en cuanto a pacificador/imponer la paz. En junio de 1993, la OTAN y la ONU adoptaron un procedimiento de doble llave para autorizar los ataques CAS y OAS. Haciendo uso del requisito metafórico de que dos individuos “le den vuelta a las llaves” para permitir o lanzar armas nucleares, el acuerdo exigía que oficiales idóneos, tanto de la ONU como de la OTAN, dieran vuelta a las llaves antes de que un avión de la OTAN pudiera lanzar bombas en contra de un blanco en tierra. Para la OTAN, todo comandante militar, desde el director del CAOC hasta sus superiores, podía autorizar ataques CAS como respuesta a un requisito de la ONU. El CINCAFSOUTH era el único autorizado de llevar a cabo ataques aéreos de ofensiva. Para la ONU, los umbrales de la decisión se habían elevado a un nivel organizacional. El Secretario General, Boutros Boutros-Ghali, ordenó que su representante especial, el Embajador Yasushi Akashi, autorizara los ataques CAS, mientras que él (Ghali) mantenía la autorización de los ataques aéreos de ofensiva.25 Por lo tanto, este acuerdo de doble llave constituía un esfuerzo evidente para contrabalancear el control de la ONU y la OTAN sobre las operaciones aéreas. Como tal, destacaba como mínimo una presunción corporativa de cada organización entre los estados miembros de que existía la posibilidad de un malentendido o la comisión de un acto irresponsable en la manera en que una u otra organización pudiese interpretar la posición de las ROE y las circunstancias inmediatas a un propuesto ataque.

Aquí surge una pregunta: Si los miembros corporativos de ambas organizaciones temían la posibilidad de un posible empleo irresponsable o poco atinado del poder aéreo, ¿quién creían ellos que lo iba a hacer? En gran parte, la evidencia disponible al BACS sugiere que la preocupación principal giraba en torno a la “americanización” de la opción aérea de la intervención. Desde el verano de 1993, y aún con más fervor después del siguiente invierno, los líderes políticos estadounidenses eran los defensores más a favor del empleo punitivo del poderío aéreo en los Balcanes. Desde los inicios de Deny Flight, el poderío aéreo de la OTAN en los Balcanes estaba bajo el control de los oficiales sirviendo bajo la bandera de los Estados Unidos, aunque algunos servían en calidad de comandantes de la OTAN. Además, la mayor parte del poder aéreo de ofensiva de la alianza radicaba en una poderosa ala mixta acantonada en la Base Aérea Aviano, al noreste de Italia. Varios estados europeos, particularmente aquellos con fuerzas de paz en tierra ligeramente armadas, temían que estas circunstancias (mal infundadas o no) podrían conducir a un empleo unilateral estadounidense del armamento aéreo en una manera que podría aumentar el nivel de violencia en la región, o el papel que desempeñaba la intervención en la región. Por lo tanto, según el Embajador Hunter, varios miembros del NAC propusieron, tanto a la OTAN como a la ONU, el procedimiento de doble llave como iniciativa para establecer un acuerdo que la mayoría de la población pensara precluiría toda acción de ofensiva aérea.26 El embajador estadounidense, Richard Holbrook, compartía la opinión de Hunter.27 Parte del acuerdo de doble llave se trataba de controlar un “arma” poderosa y políticamente sensible en el arsenal de la Coalición, y la otra parte se trataba de cómo poder controlar a los poseedores de dicho armamento.


Hasta unas pocas semanas antes de llevar a cabo la campaña, no había ningún plan ni ningún anexo conocido como Deliberate Force.


Si las ROE y el acuerdo de doble llave reflejaban la tensión entre y dentro de la ONU y la OTAN sobre la estrategia de intervención adecuada en Bosnia, también ayudaron en muchas ocasiones a incrementar dichas tensiones. Este fue particularmente el caso cada vez que dos organizaciones se preparaban para emplear el poder aéreo en contra de los serbo-bosnios. Ante la presión de lo acontecido, los comandantes aéreos de la OTAN y los diplomáticos estadounidenses por lo general favorecían ataques aéreos agresivos y fuertes, mientras que la mayoría de los demás compañeros en la intervención y los líderes de la ONU hicieron un llamado a la precaución y la moderación.

El ataque aéreo en contra del Aeródromo Ubdina el 21 de noviembre de 1994 puso de relieve esta tensión. La OTAN y la ONU ordenaron dicho ataque a fin de castigar las recientes violaciones a la prohibición de no vuelo por los serbo-bosnios y aviones de la krajina serbia, algunos de los cuales estaban acantonados en el aeródromo. El Teniente General Ryan, quien sólo semanas antes había tomado posesión de AIRSOUTH, anticipó una defensa activa del aeródromo y solicitó un extenso ataque del mismo, incluso ataques en contra de los aviones ofensores, las pistas de carreteo y aterrizaje y los sistemas de defensa aérea y el armamento en el área. Imitando el enfoque de su comandante, el Almirante Smith alegó que la meta adecuada del ataque era “hacer del Aeródromo Ubdina un estacionamiento”.28 No obstante, a fin de mostrar restricción y para limitar las bajas serbias, el Secretario General Boutros-Ghali aprobó los ataques sólo en contra de las pistas de carreteo y aterrizaje de Ubdina, no en contra de los aviones y los sistemas de defensa aérea locales, los cuales probablemente estarían llenos de trabajadores durante el ataque. Entre otras consideraciones, el Secretario General esperaba evitar el tener que provocar a los serbo-bosnios a que tomaran rehenes a personal de la ONU, al igual que lo habían hecho anteriormente en abril, en venganza a un ataque CAS de la OTAN cerca de Gorazde. Considerando las restricciones de la ONU como una interpretación de que los ataques aéreos propuestos eran ineficaces y que aumentaban los riesgos para sus tripulaciones, Simth y Ryan presionaron al Secretario General y al Embajador Akashi para que nuevamente se incluyesen en la lista de blancos los aviones y los sistemas de defensa. Los líderes de la ONU finalmente acordaron aprobar de antemano los ataques en contra de los sistemas de defensa que constituían una amenaza inmediata solamente a los aviones de la OTAN, pero continuaron a prohibir los ataques en contra de los aviones serbios.29 Los aviones a propulsión de la OTAN atacaron varios lugares de artillería antiaérea y de misiles de superficie a aire en la vecindad aledaña al aeródromo pero, aparte de eso, sólo atacaban las pistas de aterrizaje.30 Fue una demostración poco menos que convincente del poder o la capacidad de decisión de la OTAN, una que dejó muy frustrados a los comandantes aéreos estadounidenses y a varios diplomáticos.31

El abismo entre las opiniones de los comandantes aéreos de la OTAN y la ONU acerca del propósito apropiado y la agresividad del empleo del poder aéreo continuó exacerbándose después de Udbina. La evidente renuencia de la ONU de emplear el armamento fue manifestada muy claramente después del ataque cuando el Embajador Akashi mordazmente trazó una línea entre la ONU y la reciente acción de cumplimiento por parte de los aviones de reacción de la OTAN. En una carta escrita a Radovan Karadzic, informó que los aviones de la OTAN estaban bajo el control de la ONU, pero que sólo actuarían en defensa de los UNSCR y la UNPROFOR. A pesar de las implicaciones de los ataques aéreos contra los serbios, informó que los aviones de la OTAN “no eran ni el enemigo ni el aliado de ningún combatiente”.32 Los comandantes de la OTAN cada vez estaban más frustrados con el largo proceso de la ONU para tomar una decisión en relación a la aprobación de los ataques aéreos. El Almirante Smith se acordó que dicha frustración alcanzó su mayor intensidad durante el verano de 1995, cuando las fuerzas de paz de la ONU, “protegiendo” la ciudad de Srebernica, hicieron un llamado desesperado al CAS. En cuestión de minutos, los aviones de la OTAN estaban listos para atacar, pero durante dos días la ONU rehusó utilizar su “llave”, y es un hecho que al cabo de este plazo la ciudad cayó en manos serbias.33 A manera de reflexión sobre las opiniones de los estadounidenses involucrados en Bosnia, el Embajador Holbrook catalogó como “desastre implacable” el acuerdo de doble llave que creó entre la ONU y la OTAN una tensa e inadecuada relación de traslapo de responsabilidades y fricción.34

La sensibilidad política del asunto del poder aéreo también influenció las actividades de planificación de Deny Flight. A lo largo de la operación, los Generales Ashy y Ryan se esforzaron por cerciorarse que sus iniciativas de planificación y las operaciones no menoscabaran la confianza de los líderes políticos de la OTAN y la ONU, de manera sumamente profesional y ejerciendo el auto control de su mando. Con ese fin, todas las iteraciones al OPLAN 40101, culminando con el cambio número cuatro en mayo de 1995, cuidadosamente ataban las operaciones anticipadas de AIRSOUTH a la protección de las fuerzas de la ONU y al cumplimiento de las UNSCR específicas, indistintamente si eran misiones de aire a aire, SEAD, CAS u OAS. En el OPLAN también se le aconsejaba a los pilotos de la OTAN de que se cercioraran que sus ataques, de ser autorizados, fueran “en proporción” (es decir, que evitaran las bajas y los daños colaterales innecesarios).35 También, las opciones de los tres blancos mencionadas en los planes de ataque de AIRSOUTH ofrecían una seguridad de que las fuerzas de la OTAN constituían un instrumento flexible y estaban bajo un estricto control. Según el Embajador Hunter, la seguridad implícita de dichas provisiones eran apuntalamientos esenciales de sus iniciativas para acumular y mantener el apoyo entre los miembros del NAC para unas operaciones aéreas más pujantes.36

Desde los inicios de Deny Flight, los Generales Ashy y Ryan le habían solicitado a la OTAN que apoyaran el hecho de que coroneles y generales no estadounidenses pudiesen desempeñar de manera permanente posiciones de mando y estado mayor en AIRSOUTH y el CAC. A pesar de sus repetidas solicitudes, en la víspera de Deliberate Force, coroneles estadounidenses llenaron todas las posiciones en el estado mayor del CAOC y en la mayoría de las de AIRSOUTH.37 La mayoría de los que estaban bajo de estos coroneles en el CAOC eran oficiales subalternos y sargentos. Esta era una situación anómala en la estructura de mando de la OTAN en la cual los comandantes y sus subjefes por lo general son de diferentes nacionalidades, al igual que los comandantes en los siguientes niveles de la organización. El personal fundamentalmente estadounidense del CAOC y de la estructura de mando aéreo pudo haber sido tanto un resultado del desasosiego que algunos de los estados miembros del NAC sentían acerca del arma aérea, como la causa del mismo. Varios analistas del BACS escucharon informes de importancia secundaria en cuanto a que la situación en el CAOC irritaba a los oficiales no estadounidenses, pero los analistas nunca recibieron respuestas a cartas que le enviaron personalmente a dichos individuos preguntándole directamente sobre sus percepciones y posturas. Sin embargo, el Embajador Hunter nunca escuchó quejas por parte de los representantes nacionales en el NAC, donde dichas quejas hubiesen exigido acciones correctivas. En su opinión, la disposición de los líderes políticos de la OTAN de aceptar el acuerdo, pudo haber reflejado tanto su desacuerdo con tener a sus nacionales demasiado asociados con lo que podría convertirse en un empleo políticamente explosivo del poder aéreo, como su reconocimiento de que el personal de la USAF estaba mejor capacitado y dotado para manejar las previstas operaciones aéreas.38 El equipo del BACS no encontró ningún apoyo por escrito de las percepciones de Hunter, pero la mayoría de los comandante aéreos de más antigüedad sí la compartían. Además, aún persiste el hecho ineludible que los otros estados de la OTAN no ofrecieron a sus oficiales para llenar posiciones de mando claves.

La ambivalencia de la OTAN acerca del posible empleo del poder aéreo de combate en Bosnia también parece haber socavado toda disposición de los líderes de la ONU para permitir a la OTAN que utilizara el espacio aéreo más libremente en defensa de sus resoluciones. Al igual que en el empleo de toda fuerza militar, una operación aérea a medias o incompleta sería no sólo indecisa sino política y diplomáticamente vulnerable a la crítica mundial, expuesta a destruir cualquier apoyo que hubiese en la ONU y la OTAN para continuar la intervención, y, como resultado de todo lo anterior, capaz de hacer exacerbar aún más, en lugar de calmar, el nido de avispas que era Bosnia. Por lo tanto, el Embajador Hunter dio a conocer que la falta de cooperación del Secretario General Boutros-Ghali para autorizar los operaciones CAS en defensa de las tropas de la ONU, y mucho menos considerar una pujante campaña OAS en contra de blancos serbios en el área, en gran parte se debía a su creencia, durante la primavera de 1995, que la OTAN no contaba con la unidad política para llevar a cabo dichas operaciones a una conclusión exitosa. El Secretario-General le puntualizó a Hunter que nunca aprobaría dichas operaciones a menos que estuviese convencido que la ONU las apoyaría hasta el fin. Por lo tanto, la mayoría de las iniciativas diplomáticas de Hunter en el NAC durante 1994 y 1995 estaban guiadas a fomentar dicha unión y a establecer un compromiso entre los demás gobiernos miembros. Hasta que suficientes, o todos ellos, decidieran apoyar una operación aérea vigorosa, Hunter no contaba con que la ONU le permitiera a los aviones de la OTAN atacar a los serbo-bosnios.39

Como resultado de varias consideraciones y acontecimientos, el apoyo general para ataques aéreos de ofensiva, a fin de proteger las áreas seguras, comenzó a ganar partidarios entre los estados miembros de la OTAN durante la primavera y a principios del verano de 1995. Por lo general, tres años de desafíos desfachatados por parte de Bosnia a las resoluciones de la ONU y las leyes de guerra, habían agotado la paciencia de probablemen-te la mayoría de los gobiernos que intervinieron en Bosnia, y habían infundido en la intervención un sentido de desesperación. Para mediados de mayo de 1995, la prensa internacional informó que, como resultado de una aparente lucha incontenible, “los casi 40,000 efectivos de la ONU en la región estaban descendiendo a un estado de imprudencia y peligro”, que el Embajador Akashi se había convertido en una “figura ridícula” y que había “consentimiento en declarar muertos al Grupo de contacto (vea a continuación)”.40 Por lo tanto, a fin de castigar a los serbo-bosnios por haber violado el área segura de Sarajevo, el 24 de mayo de 1995, aviones de la OTAN atacaron los depósitos de municiones serbios en los alrededores de la ciudad de Pale. Los serbios respondieron tomando como rehenes a 370 efectivos de la ONU y encadenando algunos de ellos a posibles blancos, paralizando así la intervención. Dicha humillación, tal como sucedió, obligó al Ministro de Defensa, William Perry, declarar que “la credibilidad de la comunidad internacional estaba en juego”.41 También logró que la mayoría de los gobiernos intervencionistas compartieran más la opinión de los Estados Unidos que una vigorosa campaña aérea era necesaria a fin de obligar a los serbios a cumplir con las resoluciones de la ONU.

El apoyo para una acción más enérgica surgió durante junio hasta mediados de julio ante los ataques serbios en las área seguras de Zepa, Gorazde y Srebernica, y cuando los serbo-bosnios derribaron un F-16 estadounidense. Por último, después que la ONU rechazó el 20 de junio una solicitud de AFSOUTH para permitirle atacar a fin de castigar a los serbios por haber violado la ley de no vuelo, después que Srebernica cayó a causa del asalto brutal el 11 de julio y Zepa, aparentemente la próxima en la lista de conquistas serbias, los ministros de relaciones exteriores de 16 estados intervencionistas se reunieron en Londres del 21 al 25 de julio, en gran parte debido a las exhortaciones del Ministro de Estado, Warren Christopher. La finalidad de dicha reunión fue preparar el camino para una intervención más enérgica en el conflicto de Bosnia. El arma más necesaria, y quizás como todo diplomático comprendió en ese momento, era el poderío aéreo de la OTAN.42

Para el momento en que los ministros se reunieron en Londres, los planificadores aéreos de la OTAN ya habían acumulado un conjunto de planes para presentárselos a fin de lidiar con aspectos específicos del conflicto de Bosnia, junto con una idea clara de cómo deseaban poner en vigor dichos planes. Todos esos planes eran sub-elementos del OPLAN 40101 básico, a pesar de que la mayoría de estos planes se habían iniciado después que General Ryan tomó posesión de AIRSOUTH en octubre de 1994. Entre dichos planes se encontraba Dead Eye, el plan SEAD que el General Ryan había iniciado después de los ataques al Aeródromo Udbina. El propósito de Dead Eye era proveer protección a los aviones de la OTAN contra las defensas aéreas serbo-bosnias, a medida que volaban a fin de proteger las áreas seguras o en otras misiones. Una característica sobresaliente de Dead Eye, una que la eximía de las restricciones geográficas impuestas a los ataques OAS y CAS, era que, de ser necesario, podía sostener ataques extensos, en contra de los blancos de los sistemas de defensa aérea integrada (IADS) a lo largo de Bosnia. A inicios de 1995, y a medida que el plan evolucionaba, se incorporó una división de Bosnia al sudeste y noroeste de las zonas de acción (ZOA), acantonadas en las áreas de Sarajevo y Banja-Luka, respectivamente. Según el relato del Coronel Daniel R. Zoerb, director del sector de operaciones de Deny Flight de AIRSOUTH, el Mayor Kieth Kiger bajo su comando propuso estas ZOA “a fin de evitar conflictos de ataques aéreos planificados simultáneamente en las IADS”, pero las mismas no implicaban ningunas restricciones sobre la libertad general de los pilotos de la OTAN para atacar elementos del IADS a lo largo de Bosnia para defenderse. Si su avión volaba para defender una ciudad en cualquier ZOA, el General Ryan esperaba poder lanzar ataques en contra de las defensas aéreas a lo largo del país en guerra.43

De manera continua, los planificadores de AIRSOUTH también elaboraron planes a fin de proteger áreas seguras específicas y, de ser necesario, los actualizaban. Después de los bombardeos en Pale a finales de mayo de 1995, los planificadores del General Ryan redactaron un informe conocido como “Operaciones Aéreas de la OTAN en Bosnia-Herzegovina”, en el cual se mencionaban y describían las opciones de varios ataques disponibles, pero no a Dead Eye. Durante julio y principios de agosto, dicho informe se amplió para incluir a CONOPS, sugiriendo que los planes de ataque en tierra para defender las ciudades bosnias se basaran en los límites de las ZOA fijadas para Dead Eye. Bajo los acuerdos existentes, los aviones de la OTAN que atacaban en defensa de un área segura estaban limitados a atacar blancos dentro de los 20 ó 30 kilómetros de la zona de exclusión alrededor de la misma. Lo que los planificadores de AFSOUTH solicitaban era la libertad para atacar una gama más amplia a lo largo de toda ZOA en la cual se encontrara una ciudad asediada. Por lo tanto, al momento de la reunión en Londres, los planificadores aéreos de la OTAN en AIRSOUTH estaban pensando en ataques en tierra en gran escala, apoyados por una campaña SEAD a nivel de teatro en defensa de las ciudades bosnias en lugar de las aplicaciones vacilantes y poco sistemáticas que habían caracterizado al empleo aéreo hasta ese momento.


El abismo entre las opiniones de los comandantes aéreos de la OTAN y de la ONU sobre el uso adecuado y la agresividad del empleo del poder aéreo era cada vez mayor después de los bombardeos en contra del aeródromo en Udbina.


Desde la perspectiva estadounidense, la reunión en Londres comenzó con una iniciativa para difundir amenazas poderosas de ataques aéreos en contra de los serbios, algo que el Ministro Christopher catalogó de “infame agresión”.44 Al concluir el primer día de la conferencia, Christopher aseveró que los ministros habían acordado que un ataque en contra de Gorazde sería enfrentado con un poderío aéreo decisivo y sustancial”.45 Además, declaró que “los acuerdos de mando y control existentes para el uso del poder aéreo de la OTAN serían ajustados para garantizar el interés común y la unidad”. Con esto, intentó decir que los EE.UU. esperaba que el papel que desempeñaba la ONU disminuyera con respecto a la toma de decisiones tácticas, quizás para finalizar este procedimiento de doble llave.46 Por último, Christopher afirmó que los ministros reunidos acordaban “no se permitiría la toma de rehenes a fin de evitar que se implementaran nuestras leyes”. Todo esto, declaró, reflejaba una creencia en general que “mientras continuara la agresión serbo-bosnia, todo proceso político (para lograr la paz) estaba sentenciado a fracasar”.47 En resumen, Christopher estaba pronosticando una estrategia de intervención en la cual el poderío aéreo obligaría a los serbios a cesar sus ataques en las ciudades bosnias, lo cual por ende abriría el camino para las negociaciones de paz productivas.

Contrario a las confiadas predicciones del Ministro Christopher, otros acontecimientos en la conferencia de Londres señalaban que los ministros reunidos no respaldaban completamente la propuesta estadounidense de desencadenar un asalto aéreo determinado. El Ministro de Relaciones Exteriores británico, Malcolm Rifkind, anunció que “a pesar de que había un fuerte respaldo hacia el poder aéreo, también habían dudas ... que el mismo se emplearía sólo si se consideraba necesario”.48 Como una precaución del mismo estilo, la delegación francesa reconfirmó una demanda de que toda operación de bombardeo fuese precedida por refuerzos en tierra, particularmente contra la ciudad de Gorazde que estaba en peligro de extinción.49 Como resultado de estas reservaciones, la declaración de la conferencia en realidad extendía la amenaza de ataques aéreos sólo a fin de proteger a Gorazde, una limitación que instó al primer ministro bosnio, Haris Silajdzic a considerarla como una “luz verde” para atacar en cualquier otra parte. Al menos públicamente, los líderes serbo-bosnios tampoco se sintieron intimidados por las amenazas de la conferencia en Londres, según lo mostró el ejército serbo-bosnio en sus continuos ataques contra las ciudades protegidas por la ONU.50

Mientras, en el Cuartel General de la OTAN, el Embajador Hunter, el Secretario General Willie Claes y otros funcionarios estaba planificando los acontecimientos en el NAC a fin de darle alguna credibilidad a las amenazas de una acción aérea decisiva emanadas de la conferencia en Londres. Después de una reunión NAC el 25 de julio, el día en que concluyó la conferencia, Claes declaró que el NAC había aprobado “la planificación necesaria a fin de garantizar que el poderío aéreo de la OTAN se emplearía a tiempo y eficazmente en caso de que los serbo-bosnios amenazaran o atacaran a Gorazde”. El Secretario General también destacó que dicha planificación comenzaría a fin de proteger las otras áreas seguras y advirtió que “dichas operaciones, una vez lanzadas, no se descontinuarían”.51 Los detalles operacionales acordados por el NAC no estaban incluidos en el informe de prensa del Secretario General. Estos incluían la adopción de acontecimientos desencadenados que, de ocurrir, provocarían el inicio del bombardeo. También el NAC aprobó el plan de AFSOUTH para defender cada ciudad bosnia al atacar blancos serbios a lo largo de la ZOA en la cual dicha ciudad estaba ubicada.52 Por último, la OTAN envió a Bosnia tres comandantes aéreos a fin de convencer al comandante militar serbo-bosnio, el General Ratko Mladic, de la determinación de la alianza de cumplir con sus amenazas.53

Todos estos acontecimientos fueron gratas noticias para el General Ryan y el Almirante Smith. Estaban particularmente complacidos por la autorización del NAC de atacar a lo largo de una ZOA, en particular en defensa de una ciudad dentro de la misma. Si se les hubiese limitado a atacar sólo a los blancos en la zona de exclusión militar que rodeaban las áreas seguras, ambos opinaban que sus misiones se emplearían en contra de blancos tácticos difíciles de encontrar y atacar, tales como piezas de artillería y vehículos blindados. Ambos comandantes esperaban que los ataques aéreos en contra de esa clase de blancos “directos” serían lentos en ocasionarle suficiente “dolor” a los serbios para obligarlos a cumplir con las exigencias de la ONU. Por consiguiente, recibieron con agrado la oportunidad de planificar en contra de una gama más amplia de blancos “indirectos”, tales como puentes, instalaciones de mando, depósitos de almacenamiento, y así sucesivamente, que ellos también sabían serían fáciles de encontrar y destruir. Además, Ryan y Smith anticiparon que, misión por misión, dicha campaña ocasionaría más dolor coactivo a los serbios, a un costo más bajo en cuanto a derramamiento de sangre y tiempo, que una enfocada en los blancos directos.54 Smith y Ryan opinaban que el derramamiento de sangre y el tiempo eran las mayores preocupaciones, porque anticipaban que el apoyo público de la campaña se desvanecería rápidamente, particularmente si las bombas de la OTAN comenzaban a aniquilar civiles o incluso soldados serbo-bosnios.55

Además de ampliar la libertad de planificación de AIRSOUTH, la acciones del NAC del 25 de julio también dieron paso a que los líderes de la ONU desistieran de su resistencia a una fuerte campaña de ataques aéreos de ofensiva. En calidad de fuertes y públicas declaraciones con intención de castigar los ataques serbios en las áreas seguras, las decisiones de la NAC contribuyeron en gran medida a mostrarle al Secretario General de la ONU que la mayoría, sino todos, los estados miembros de la OTAN habían encontrado el compromiso y la resistencia política doméstica para iniciar y permanecer con una campaña aérea lo suficientemente extensa como para afectar las acciones y la política serbia. Como respuesta, ese mismo día el Secretario General transfirió las “llaves” de la ONU para aprobar los ataques aéreos de ofensiva y CAS de sus manos y de las del Embajador Akashi, respectivamente, a las manos del General Bernard Janvier, el comandante de UNPROFOR.56 El poder para lanzar ataques en contra de los serbios ahora se encontraba en manos de los comandantes militares en el teatro.

Tal como el Coronel Campbell lo describió en su capítulo del BACS, el General Ryan respondió a estos rápidos cambios en la política y ambiente diplomático de la intervención, acelerando la iniciativa continua de la planificación aérea.57 Su estado mayor continuó perfeccionando los planes de las áreas seguras y de Dead Eye. Aprovechándose de la libertad para planificar ataques a través de una ZOA, los planificadores de AIRSOUTH también elaboraron un plan conocido como Vulcan el cual postulaba ataques de gran amplitud en la ZOA del sudeste a fin de proteger a Sarajevo. En otro nuevo informe titulado “Operaciones Aéreas Graduadas” se propuso una intensificación de ataques a lo largo de una ZOA para obligar a los serbios a apartarse de una o más áreas seguras. Para el 3 de agosto estas acciones de planificación habían alcanzado un punto en el que el Almirante Smith y el General Ryan podían informar al Secretario General Claes y al General George Joulwan, SACEUR, sobre cómo intentaban emplear las ataques aéreos de ofensiva en los Balcanes. Contando con el respaldo de estos líderes, el 10 de agosto el Almirante Smith firmó un memorándum con el General Janvier y su subjefe, el Teniente General británico Rupert Smith, en el cual se aclaraban la “finalidad”, “fases” y “suposiciones”, etc., para guiar la campaña aérea que se perfilaba.58 Al mismo tiempo, AIRSOUTH llevó a cabo acuerdos de coordinación de aire a tierra y listas de blancos con los comandantes en tierra de la ONU y con el General de División británico David Pennyfather, Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas de Reacción Rápida de la OTAN, la cual había sido desplazada a Sarajevo por varias semanas.59 Por lo tanto, para la tercera semana de agosto el General Ryan tenía al menos los planes para luchar a favor de la ONU.

También, a medida que fue pasando el verano, el General Ryan se aprovechó de la disminución en las restricciones diplomáticas para la planificación de las operaciones de ofensiva a gran escala, ampliando el número de personal del CAOC y el equipo lo más rápido posible. Guiado y, en parte, forzado por las recomendaciones del equipo de estudio del Pentágono que evaluó el apresto de la CAOC para ampliar las operaciones aéreas a fines de julio, Ryan dependió en gran medida en el personal y equipo estadounidense para ampliar las capacidades de la CAOC.60 Cientos de efectivos en servicio interino provisional comenzaron a llegar procedentes de bases estadounidenses, junto con un flujo de sistemas ultramodernos de comunicaciones, inteligencia y de planificación automatizada. Más importante aún, elementos del Sistema de planificación aérea de contingencia en el teatro (CTAPS) de la USAF comenzaron a llegar, los cuales, una vez totalmente instalados y en funcionamiento, realzarían enormemente la capacidad de planificación y de comprobación del CAOC para controlar las operaciones aéreas de alta intensidad en tiempo real.

Juntas, dichas acciones completaban la “americanización” eficaz del CAOC, pero este era un precio el cual Ryan y el Teniente General Hal Hornburg estaban listos a pagar en su apuro para prepararse. Durante meses la política había restringido su capacidad de prepararse para una guerra aérea de más envergadura, y ahora de repente la política les presentaba la posibilidad de dicha guerra, mucho más rápido de lo que ellos podían ajustar sus fuerzas para acomodarla.61 No obstante, a pesar del hecho de que la gran mayoría del personal CAOC había permanecido en Italia durante pocas semanas, o días, y a pesar de todas las cajas de equipo CTAPS sin abrir, el Almirante Smith, el General Ryan, el General Hornburg (el director del CAOC), el subjefe del Hornburg, el General de Brigada David A. Sawyer (quien también fungía como vicecomandante de la 5 ATAF) estaban listos para luchar la tercera semana de agosto, alrededor de una semana antes de que se encontraban en medio de una ... Continuará en nuestro próximo ejemplar.

NOTAS:

1. Coronel Robert C. Owen, editor, DELIBERATE FORCE: A Case Study in Air Campaigning: Report of the Air University Balkans Air Campaign Study (Deliberate Force: Caso experimental de las campañas aéreas: Informe del Estudio de la Campaña Aérea en los Balcanes del Air War College [Universidad del Aire]), sin publicar. Al momento de imprimirse este “Resumen”, el informe principal estaba en sus últimas etapas de revisión en el Air War College, y archivadas en la Air Force Historical Research Agency (AFHRA) (Agencia Histórica de Investigaciones de la Fuerza Aérea), Base Aérea Maxwell, Alabama. La versión oficial clasificada estará disponible para uso oficial en enero de 1998; una versión no clasificada estará disponible en el verano. El actual informe completo consta de 13 capítulos escritos por 11 autores diferentes:

Capítulo 1: “Prólogo”, Cnel Robert C. Owen

Capítulo 2: “La caída de Yugoslavia y la destrucción de Bosnia”, Karl Mueller

Capítulo 3: “Antecedentes de la planificación”, Tte Cnel Bradley S. Davis

Capítulo 4: “La doctrina de los EE.UU. y la OTAN en la planificación de la campaña”, Cnel Maris McCrabb

Capítulo 5: “El plan de la campaña aérea Deliberate Force”, Cnel Christopher Campbell

Capítulo 6: “Ejecución de Deliberate Force”, Mayor Mark Conversino

Capítulo 7: “Evaluación del combate”, Mayor Mark C. McLaughlin

Capítulo 8: “Evaluación de la eficacia de Deliberate Force: Reanudando la conexión político-militar”, Mayor Mark C. McLaughlin

Capítulo 9: “Armamento y tácticas”, Tte Cnel Richard L. Sargent

Capítulo 10: “Líderes y seguidores-El factor humano”, Mayor John C. Orndorff

Capítulo 11: “Carruajes de fuego: Las reglas de guerra en la operación Deliberate Force”, Mayor Ronald M. Reed

Capítulo 12: “Caminos no tomados-enfoque teórico a la operación Deliberate Force”, Mayor Robert D. Pollock

Capítulo 13: “Resumen”, Cnel Robert C. Owen

2. Algunos analistas importantes de este conflicto agregarían una cuarta causa: la intervención desencaminada de estados y organizaciones ajenas en el conflicto. Según su punto de vista, la caída de Yugoslavia creó una crisis constitucional trazada por aquellos que querían conservar un estado federal multiétnico, donde los derechos individuales y las oportunidades económicas estaban protegidas por la ley, y aquellos que buscaban la seguridad y la oportunidad en la creación de estados naciones basadas en su origen étnico, talladas de las existentes repúblicas de la Federación. Según esta opinión, los estados europeos individuales, principalmente Alemania, fortalecieron la posición nacionalista y aseguraron la caída de Yugoslavia al reconocer la independencia de Eslovenia y Croacia. De manera similar, cuando los EE.UU. presionó con éxito a la ONU y la comunidad europea en marzo y abril de 1992 a que reconocieran su independencia, la guerra en Bosnia fue inevitable. Este es un argumento importante que está relacionado directamente con los efectos de Deliberate Force. Pero el resultado en bruto de la intervención en las políticas bosnias no era una estrategia a considerar por parte de los planificadores aéreos de la OTAN. A ellos no se les preguntó si debían intervenir, simplemente se les dieron los parámetros que correspondían a su parte en la intervención y se les ordenó que lo hicieran. Por lo tanto, este asunto en particular no forma parte de la lista de las causas en este estudio de la planificación aérea, aunque indudablemente es una consideración crítica-particularmente a nivel estratégico. Para más detalle sobre este caso, consulte a Susan L. Woodward, Balkan Tragedy: Chaos and Dissolution after the Cold War (Tragedia en las Balcanas: Caos y disolución después de la Guerra Fría) (Washington, D.C.: Brookings, 1995) y Christopher Bennett, Yugoslavia’s Bloody Collapse: Causes, Courses and Consequences (El colapso sangriento de Yugoslavia: Causas, cursos y consecuencias) (New York: New York University Press, 1995).

3. Terminología para describir la comunidad serbo-musulmana es un problema. Algunos analistas emplean Bosniaks, aparentemente para darles una connotación no religiosa, como serbios o croatas. El problema con ese vocablo es que para los musulmanes implica una relación más cercana entre ellos y la causa por conservar la unidad multiétnica y la integridad territorial de Bosnia, que para los serbios y los croatas. Con muchas salvedades individuales, tal pudo haber sido el caso al inicio del conflicto de Bosnia, pero ante la presión de la guerra, los líderes musulmanes adoptaron cada vez más objetivos políticos “étnicos” y la retórica. Por lo tanto, en este capítulo se hace referencia a los musulmanes como tales, cuando es adecuado, y al gobierno nacional o la causa como bosnia.

4. Capítulo 2.

5. Robert A. Hunter, entrevista grabada por el autor, 23 de julio de 1996, cinta 1, lado A, índice 50.

6. Capítulo 2.

7. Capítulo 3.

8. Tte Cnel R. Boyd, Cuartel General AIRSOUTH, Nápoles, Italia, entrevistado por el autor, 6 de diciembre de 1995.

9. Capítulo 12.

10. Capítulo 4.

11. Ib.

12. General Joseph W. Ashy, Comandante, Centro Espacial de los EE.UU., transcripción de entrevista por el autor, 29 de abril de 1996, 10; y Almirante Leighton Smight, “Operaciones de la OTAN en Bosnia-Herzegovina: Deliberate Force, 29 de agosto al 14 de septiembre de 1995”, presentación ante el Air War College, 9 de noviembre de 1995, videocinta, índice 1046, AFHRA, Bosnia Air Campaign Study (BACS) (Estudio de la campaña aérea en Bosnia), archivo Misceláneo Núm. 19.

13. Informe, “NATO Operations in Bosnia-Herzegovina-Deliberate Force” (U) (No clasificado), c. 1 de agosto de 1995. (OTAN Secreta). La información extraída no es clasificada.

14. Capítulos 3 y 5.

15. Los asuntos civiles y militares relacionados con el establecimiento del CAOC eran complejos. Tal como destacara el General Joseph Ashy en comentarios hechos en su borrador, la OTAN estaba completando su primer compromiso de ofensiva militar fuera del área, en una región donde algunos miembros, notablemente británicos y franceses, ya tenían tropas comprometidas bajo el estandarte de la ONU. También, todo el asunto de los arreglos de mando de Deny Flight tenía implicaciones para una pregunta más amplia del futuro estado de los arreglos AFSOUTH, incluso si debería estar supeditada o no a un comandante estadounidense. No obstante, en vista de que los orígenes detalladas del CAOC no eran centrales a la iniciativa de Deliberate Force, el equipo BACS no los investigó a profundidad, aparte de afrontar la influencia que la última ubicación y estructura del CAOC ejerció sobre los acontecimientos. Aquí nos encontramos con otra área digna de investigar. Consultar a Robert C. Owen, memorándum, asunto: Comentarios telefónicos del General Ashy al segundo borrador del BACS, 20 de julio, AFHRA; y Coronel Larry Bickel, discusiones con el autor, Base Aérea Ramstein, Alemania, 24 de agosto de 1996. Al momento de esta discusión, Bickel estaba destacado al Cuartel General de las Fuerzas Aéreas de los EE.UU. en Europa (USAFE), pero en el otoño de 1992, fungió como planificador aéreo en la región de los Balcanes en el SHAPE. El (quizás junto con otros) sugirió el vocablo inicial CAOC, de conformidad con la terminología y costumbres de la OTAN.

16. Entrevista Ashy, 4.

17. Ib., 6.

18. Ib., 25–57.

19. Ib., 28–31; y Tte Cnel Lowell R. Boyd, planificador de AIRSOUTH, Cuartel General de AIRSOUTH, Nápoles, Italia, transcripción de la entrevista por el autor, 6 de diciembre de 1995, 12–13.

20. Entrevista a Boyd, 6. A lo largo del período bajo discusión, el Tte Cnel Boyd fungió en calidad de uno de los planificadores principales del General Ashy y él principalmente estaba a cargo de la elaboración de la ROE. Boyd también destaca que el Mayor Richard Corzine estaba involucrado en el desarrollo de la ROE del AFSOUTH durante las fases iniciales de Deny Flight.

21. Memorándum para el Secretario General de la OTAN, Declaración de decisión del NAC, MCM-KAD-084-93, asunto: Opciones operacionales para los ataques aéreos en Bosnia-Herzegovina, 8 de agosto de 1993.

22. Capítulo 11.

23. Entrevista a Ashy, 36.

24. Capítulo 11.

25. Presentación Smith, índice 865–900. Es importante recordar que el acuerdo de doble llave no se refería a la acción aérea en contra de aviones que violaban la resolución de no vuelo. Sólo tenía que ver con los ataques de aire a tierra CAS y OAS. Bajo las disposiciones de la ROE de la OTAN y la ONU, la decisión de atacar aviones ofensores recaía sobre los canales de la OTAN, desde el director del CAOC hasta sus superiores. No obstante, es justo decir que el acuerdo de doble llave reflejaba una precaución que penetraba la ONU y la OTAN acerca del empleo de la fuerza militar que, a su vez, preocupó a los líderes en ambas organizaciones acerca de hacer cumplir la regla de no vuelo, particularmente en contra de aviones no combatientes, tales como helicópteros, que podrían tener a bordo personal no combatiente o civil. Cuando los pilotos de la OTAN observaron a los serbios atacar los aviones que bombardeaban blancos bosnios el 28 de febrero de 1994, la reacción fue rápida y segura, dando como resultado el derribo de cuatro aviones.

26. Entrevista Hunter, cinta 1, lado A, índice 350–450.

27. Embajador Richard Holbrooke, entrevista grabada por el Mayor Mark McLaughlin y el Dr. Karl Mueller, 24 de mayo de 1996, lado A, índice 584. Los investigadores del BACS también escucharon declaraciones que el acuerdo de doble llave pudo haber sido una manera de darle a los franceses un veto indirecto sobre las operaciones aéreas de la OTAN. Con tropas de paz en tierra ligeramente armadas, los franceses tenían razón de preocuparse acerca de toda acción que pudiese ocasionarles un ataque. No obstante, sin tener un representante en el NAC, no tenían ninguna opinión directa sobre el empleo del poderío aéreo de la OTAN. Pero a través de su representante permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, el gobierno francés pudo influenciar dicha operaciones a través de la “llave” de la ONU. El equipo BACS no descubrió ningún documental o entrevista oral que muestre que la preocupación de los franceses influenció la decisión de la OTAN de proponer un arreglo de doble llave, pero la idea parece ser plausible. Evidentemente, éste es un aspecto atractivo para amerita más investigación.

28. Presentación Smith, índice 1280.

29. Ib., índice 1270–1330.

30. Mayor Scott G. Walker, Base Aérea Maxwell, Alabama, entrevistado por el autor, 28 de febrero de 1997. Walker era el vicecomandante de la misión del ataque aéreo a Udbina. Consultar también “NATO Jets Knock Out Base for Serb Planes” (Aviones de reacción de la OTAN atacan base en busca de aviones serbios), The Stars and Stripes, 22 de noviembre de 1994, 1–2.

31. Entrevista Holbrooke, lado A, índice 567.

32. Carta de Yasushi Akashi a Radovan Karadzic, 10 de noviembre de 1994.

33. Presentación Smith, índice 1080–1105.

34. Entrevista Holbrooke, lado A, índice 029–040.

35. Cuartel General de las Fuerzas Aliadas al Sur de Europa, CINCSOUTH OPLAN 40101, DENY FLIGHT (U), cambio cuatro, 3 de mayo de 1993 (SECRETO). Información extraída no es clasificada. También, cabe destacar que el vocablo “proporcional” era la manzana de la discordia entre los planificadores aéreos de la OTAN y la ONU, en vista de que los planificadores lo consideraron como un nivel adecuado de repuesta, mientras que antes del bombardeo a Pale, los planificadores y los líderes de la ONU lo tomaron como “ojo por ojo, diente por diente” (v.gr., atacar la “prueba irrefutable”). Ver Coronel Daniel R. Zoeb, “Comments to second Draft of the BACS” (Comentarios al segundo borrador del BACS), mensaje vía fax al Coronel Robert C. Owen, 16 de julio de 1997, AFHRA, 10.

36. Entrevista Hunter, cinta 1, lado B, índice 37; y cinta 2, lado A, índice 2835.

37. Brífin del Tte Gral. Hal Hornburg al equipo BACS, Air Force Wargaming Institute (Instituto de juegos de guerra de la Fuerza Aérea), Base Aérea Maxwell, Alabama, 14 de marzo de 1996. El General Hornburg era el director adjunto del CAOC durante Deliberate Force.

38. Entrevista Hunter, cinta 2, lado A, índice 949.

39. Ib., cinta 1, lado A, índice 1157–1559.

40. James L. Graff, A Second Season for War (Una segunda temporada para la guerra), Time Magazine, 15 de mayo de 1995, 48–49.

41. Citado en “Pity the Peacekeepers” (Apiádense de los precursores de la paz), Time Magazine, 15 de mayo de 1995, 48–49.

42. En noviembre de 1995, el Almirante Leighton Smith informó que la brutalidad de la conquista serbia de Serbrenica fue el acontecimiento decisivo para reunir a los ministros de relaciones exteriores en Londres. Presentación Smith, índice 1570.

43. Los detalles de esta fase de la planificación, muchos de los cuales permanecen clasificados, se tratan en más detalle en el capítulo 4. También consultar a Zoerb.

44. Para opiniones y reportajes de la conferencia, consultar los dos artículos de Michael Evans en el London Times del 22 de julio de 1995 titulados: “Muted Threat Falls Short of Summit Hopes” y “American Deal Sours over Dinner”. También consultar el texto del discurso del Ministro de Estado Christopher pronunciado el 22 de julio: The International Conference on Bosnia: How we Must Act (La conferencia internacional sobre Bosnia: Cómo debemos actuar), comunicado del Ministerio de Estado de los EE.UU., 24 de julio de 1995, 583–584.

45. Christopher, 583.

46. Esto refleja la opinión de Michael Evans en su artículo “American Deal Sours”.

47. Christopher, 584.

48. Evans, “Muted Threat”.

49. Evans, “American Deal Sours”.

50. Evans, “Muted Threat”.

51. OTAN, “Declaración de Prensa por el Secretario General después de la reunión del Atlántico Norte el 25 de julio de 1995”.

52. General George Joulwan, SACEUR, SHAPE, Casteau, Bélgica, entrevista por Jerry McGinn, 24 de julio de 1996, cinta 1, lado A, índice 832–1128.

53. General James L. Jamerson, vicecomandante en jefe, Comando Europeo de los EE.UU., entrevista grabada por el autor, 23 de julio de 1996. El General Jamerson fue uno de los oficiales enviados.

54. Presentación Smith, índice 1950–2065.

55. Tte General Michael Ryan, Cuartel General AIRSOUTH, Nápoles, Italia, entrevistado por el Mayor Tim Reagan, Air Force Studies and Analysis Agency (AFSAA) (Agencia de Estudios y Análisis de la Fuerza Aérea), y el Dr. Wayne Thompson, Center for Air Force History (Centro de Historia de la Fuerza Aérea), 18 de octubre de 1995.

56. Carta de Boutros Boutros-Ghali, Secretario General de la ONU, a Willie Claes, Secretario General de la OTAN, 26 de julio de 1995.

57. Capítulo 5.

58. Memorándum de Acuerdo del Almirante Leighton Smith, Jr., CINCSOUTH, con el General Bernard Janvier, Comandante, UNPROFOR, asunto: Las decisiones NAC del 25 de julio y la directiva del Secretario General de la ONU, 10 de agosto de 1995.

59. AIRSOUTH, Datos de la Operación Deliberate Force, n.d., 2.

60. Para el análisis, consultar el artículo de Coronel John R. Baker, subdirector de operaciones de actualidad, Cuartel General de la USAF, titulado “Informe de la visita de ayuda al Centro de Operaciones Combinadas (CAOC) de la operación Deny Flight, Vicenza, Italia, 24–30 de julio de 1995”.

61. Los organigramas del CAOC existen en varios documentos recopilados por el equipo BACS. Uno de ellos, el más asequible, se encuentra en el artículo titulado “La respuesta de la USAFE a la crisis en los Balcanes: Breve historia de las operaciones Provide Promise y Deny Flight”, agosto de 1995, AFHRA, Archivo BACS CAOC-24, carpeta B–1b(2–3) 

 
El Coronel Robert C. Owen (BA, MA, Universidad de California en Los Angeles; MA, PhD, Duke University) es decano de la School of Advanced Airpower Studies (Escuela de Estudios Avanzados de Poder Aéreo), Base Aérea Maxwell, Alabama. Anteriormente ha fungido en calidad de profesor de estudios de poderío aéreo, School of Advanced Airpower Studies; jefe, Sección de Doctrina Conjunta, División de Doctrinas, Cuartel General de la USAF, Pentágono, Washington, D.C; oficial ejecutivo y piloto instructor, 340 Grupo de Adiestramiento de Transporte Aéreo Táctico, Base Aérea Little Rock, Arkansas; y profesor adjunto de historia, US Air Force Academy (Academia de la Fuerza Aérea). El Coronel Owen ha publicado artículos en revistas tales como el Airpower Journal y Comparative Strategy, entre otras.
 

No debe entenderse que nuestra revista representa la política de la Secretaría de Defensa, la Fuerza Aérea de los EE.U.U. o la Universidad del Aire. Más bien su contenido refleja la opionión de los autores sin tener carácter oficial. Está autorizado a reproducir los artículos en esta edición sin permiso. Por favor, si los reproduce, mencione la fuente, Airpower Journal, y el nombre de los autores.


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