GERMÁN BURGOS

el Blues del mono


Burgos camina por una vereda distinta de la de los demás jugadores. No tira bombas cuando lo sacan del equipo ni se corta las venas por un gol tonto. Baila su propia música, aunque de individualista no tenga nada


Los códigos del fútbol o ese "Evangelio" según el cual existe un conjunto de convenciones necesarias para andar por la vía de la normalidad sin sospecha de desviación, no lo tiene entre sus apóstoles. No resulta usual eso de eludir el dramatismo y pontificar diversión. Germán Burgos es, en el mejor de los casos, un abanderado del principio del placer. "El fútbol te permite, a cualquier edad, volver a ser un pibe. ¿Cómo no lo voy a disfrutar?", se pregunta.

Las formas del hedonismo del Mono semejan la edad de la ilusión. Volar, revolcarse, atajar, asegurar la pelota contra el piso, dar vueltas, caer. "El arco tiene mucho de libertad y de sentirte en la piel de un chico. Yo empecé a atajar a los siete años en la vereda. No pusieron en el arco, me puse solo", dice.

El sendero standard le vuelve a quedar chico. El mono cree que hay que "ponerle música" al fútbol. Pero no es mero gusto por la metáfora, Burgos toma impulso y se anima a la gran confesión. "Cuando largue la pelota me voy a dedicar a la música", anuncia. A la hora de soñar, vaticina un futuro de blues y roncanrol, su vicio.

"Yo soy Stone, un apasionado del blues por los Rolling. A través de ellos conocí a los negros y al spiritual: el desahogo de la esclavitud, una forma de protesta. Descubrí eso y me volví loco. Me compré discos y libros."

No se lo tomó como un hobby, precisamente. Tiene una colección de 370 discos: 70 de los Rolling Stones y muchos de sus seguidores vernáculos, como los Ratones, Pappo, Viejas Locas... Un legado que no es incompatible con su gusto por el tango, al que le encuentra una natural conexión con el dolor la melancolía de la música negra.

Lo cierto es que se puso a estudiar armónica y ya le tomó el gusto a la composición "¿Te pensás que voy a terminar mi carrera de futbolista sin tener nada hecho?", dice. Pero, por ahora, el privilegio de su swing es exclusivo de su bañadera y de alguna que otra fiesta familiar.

Desmenuza que canta desde chico, cuando irrumpió por primera vez en el coro del colegio religioso de su Mar del Plata natal. "No fantaseo con lo del blues. Lo voy a hacer. Y no para ganar plata", aclara. Incluso apura una teoría sobre el tema: "El fútbol y la música se interrelacionan mutuamente, pero no son compatibles: la música es de noche y el fútbol es de día. Por ahora, no tengo más que alguna que otra tarde para sacarme la leche".

Traslada la simpleza de los tres tonos del blues a su actual medio de vida. Así, jamás va a desairar a un colega con el remanido chamuyo de que no ganó nada. Pero lo que no admite es la falta de valor para buscar un objetivo. "Las ganas de llegar, aunque cueste el fracaso." Un sabor, por cierto, que estuvo cerca de paladear, como parte del convite que plantea el fútbol. Por eso, cuando llegó a River, conoció el legendario rito del aplauso a la figurita nueva, de la misma forma que espera "recibir la patada en el culo" de los que algún día se mandan a mudar. Mientras tanto...

¿Vivís con el karma de los goles zonzos?
Eso es parte del fútbol, no me hago historia. Me cago de risa. Los goles tontos le caben a cualquier arquero. Un gol es una pequeña herida, un ratito de amargura, pero yo soy un optimista nato. No me permitiría nunca un dejo de depresión. Si no, me harían 10 goles por partido

Pero esto te valió el mote de arquero irregular y te sacó del equipo muchas veces
¿Qué me pueden decir? Si atajo desde los siete años. Desde esa edad estoy en el puesto que yo considero el más importante de todos. Los que me critican, ¿estuvieron alguna vez en una situación así? Pero yo estoy siempre, aunque tenga claro, incluso, el momento en que voy a salir del equipo.

Por eso el bajo perfil...
A mi no me gusta hacer declaraciones estridentes ni nada por el estilo. Y por adentro lo vivo igual, a nivel personal y deportivo. "¿Cómo estás?", me preguntan cuando no juego. Yo digo siempre: "Excelente". Porque si no estoy bien no puedo volver a jugar. Yo camino por las paredes si no juego. Pero eso lo revierto y lo convierto en felicidad. No sé cuál es la fórmula. No es actuación, lo siento así. Son enseñanzas del Viejo Griguol. ¿Porqué hacer estupideces?

¿Lo decís por Berti?
No, cada uno reacciona de diferente manera cuando sale del equipo. En mi caso, yo le golpeo la puerta a Ramón y hablo tranquilamente.

¿Por que lo cuestionan, entonces?
Qué sé yo... Los medios vienen pidiendo su cabeza hace rato, pero ahora estamos de nuevo punteros y esa es su mejor defensa.

Pero está el mito de que no les da indicaciones...
Nada que ver. El te inculca la libertad, que es lo mejor que se le puede dar a un jugador. Así uno crea y no se preocupa por el rival.

¿Porque tantos cortocircuitos con él?
Es bueno que un jugador salte cuando lo sacan del equipo. Si yo fuera técnico, no me gustaría que el jugador que sale se quedase patas para arriba mirando la tele.

Pero vos sí te quedas piola en esos casos...
Me quedo piola pero trabajo el triple.



¿Sabías que en algún momento ibas a retornar a la titularidad?
Si, porque tengo claro que no hay indiscutibles

En un momento Bonano pareció afirmarse...
Si, pero yo estaba tranquilo. Nunca es completa la felicidad cuando no jugás, pero el hecho de estar y alentar a los compañeros también es importante.

¿Pero no es traumático pasar de titular en la selección y en River a ser desafectado y suplente en tu club?
No, son cosas que suceden. A mi no me afectan. Todo me transforma. Es también la edad. Ya tengo 28 años.

¿Es la maduración justa?
Si, porque me encuentro bien en los momentos difíciles. Cuando todos están enloquecidos, yo estoy tranquilo. Me gusta el fuego. Ahí voy. Con traje antiflama, pero voy.

Le han pegado de lo lindo, pero ni se inmuta. Reconoce que la gente de River siente un cariño especial por él: "Yo sé que tengo algo, como un ángel que siempre surge. Lo demás. pasa. Sé que voy a triunfar. La mentalidad positiva mía es superior a todo lo que se pueda decir".

A la hora de su autoevaluación, no admite puntos fuertes ni débiles: "Es que la nota la leen los delanteros, y después te la mandan a guardar...(se ríe). Pero he cambiado como arquero. Me han hecho más goles".

Al parecer, tiene las credenciales de un padrino de lujo. "El gran Amadeo Carrizo me dice: 'Seguí así. Ojalá yo hubiera tenido tu fuerza espiritual'. Amadeo me ama", se vanagloria. "Dice que el más parecido a él soy yo."

¿Es el único que cree tanto en vos?
No, también hay otra gente. Te llegaría a sorprender. No es toda mi familia nada más...(vuelve a reír). Lo importante es creer en uno mismo. Si no, no llegás a nada. Yo me veo bien... Si fuera el técnico de la selección, me pondría de titular.

¿Te considerás el mejor arquero argentino?
No, para mi, el más completo es Comizzo. Me gusta esa línea de arquero-jugador, más cerebral, de la que Gatti es el más grande. Después de Comizzo estoy yo.

¿Te gusta la moda de los arqueros que patean penales?
Me encanta. Así hay un poquito de acción y me da la oportunidad de patear uno y hacer un gol. ¿Sabés una cosa? Soy el único arquero de la historia de River que se mandó al área rival a buscar un centro.

Pero no cabeceaste
Pero anduve cerca...en los entrenamientos, Ramón me pone de nueve y hago goles. El puesto de arquero tiende a cambiar. Al jugar con los pies, estás obligado a mejorar tu técnica.

¿Y qué dice Díaz?
A él no le gusta. El tiene su idea. Pero hay cosas que las hacés con la cabeza y otras con el corazón. Esa vez me salió de adentro y le dije que me tenía fe. Yo voy porque tengo un fuego interior que me dice que algún gol voy a hacer.

Es el momento para aludir a la tan mentada inspiración. "A veces me digo 'Este es mi día'. Pero si me pasara todos los días, laboraría de poeta. La inspiración, como Tu Sam, puede fallar..."



¿Cómo es tu relación con Ramón?
El diálogo con Ramón es fluido. Cuando querés hablar, golpeas la puerta y listo. No tenés el vestuario minado.

¿Creés que entro en la historia?
Todos los muchachos que estamos en este proceso hemos entrado en la historia. Ganamos la Libertadores y un torneo local excepcional

¿Te ves el día de mañana entre los grandes del club?
Ojalá que sí. Yo siempre le digo a mi viejo: "Más no puedo hacer por vos. Estoy atajando en el arco de River. Tu ídolo es Amadeo Carrizo y él me quiere muchísimo y puso tres páginas en su libro dedicadas a mí. Más no puedo hacer". (Ahora se ríe a carcajadas.)

¿Cuánto te va a durar el arco de River?
Yo no sé que me va a pasar mañana. Pero tampoco tengo que demostrarle nada a nadie ni me preocupa que estén circulando nombres, como suele ocurrir en un club grande. Lo mejor de mi como arquero es lo que viene, siempre.

¿Esperás otra convocatoria de Passarella?
Nadie me puede quitar la ilusión de jugar el Mundial. Y hasta ahora no hay fijas en ningún puesto. Con este sistema de eliminatorias, el equipo va a cambiar en todos los frentes. Antes, se cambiaba sólo por lesión. Así que tengo posibilidades.

¿Sos de los que compran el diario para leer el puntaje que les pusieron los periodistas? Leo los diarios, si, pero para informarme. De los puntajes no me preocupo mucho. El 4 lo tengo asegurado (risas).El Viejo Griguol me decía: "Vos, tranquilo, que yo sé lo que podés rendir..." Así que no le doy mucha bola al asunto.

La mano del Viejo Timoteo atraviesa todas las paradas de la campaña futbolística del Mono, a quien se llevó a Buenos Aires cuando despuntaba los dulces 16. "Ferro me compró al Florida de Mar del Plata en 10.000 pesos, de los cuales no vi un solo mango", rememora. "Lo único que sé es que cuando volví a los cinco meses, el club había cambiado todo. canchas e instalaciones nuevas por todos lados. Yo estaba medio crudo en esa época."

El itinerario fue bravo. "Iba viajar a los 15 años. Me quería Independiente también. Pero Ferro me ofrecía inglés, seguir el colegio en Buenos Aires y una pensión. Independiente, en ese momento, concentraba en el club y a mi viejo no le gustó." Pero no hubo caso. No la pudieron convencer a la madre. "Agarré el pasaje de tren, lo rompí delante de ella y le dije: 'Preparáte porque el año que viene me voy'. Fue un calvario. Mi mamá me miraba y lloraba. 'No te voy a mirar más' , la cargaba. Pero al otro año me fui."

"La tenía muy clarita, sabía lo que quería", dice. Pero no había posibilidades para desarrollar su costado calavera. "No podías salir de joda porque no había plata. Y Griguol nos machacaba con el tema de las salidas, el cuidado personal...Pero tenía razón. El que no se cuida no llega."

Así llegó la Primera de Ferro a los 20, el casamiento con Sandra, los primeros billetes para la casa y las hijas: Florencia, de 7 y Sasha, de 2. "Griguol nos hacía la cabeza. Si te comprás el coche primero, decía, ponele un inodoro atrás para la gente que te viene a visitar."

El legado de Timoteo es perceptible en todos los poros de la vida del Mono. Pero si tiene que mencionar un referente entre sus colegas, no tiene dudas. "El Flaco Francescoli siempre fue una fuente de enseñanzas, por el manejo de su vida, su relación con sus compañeros y el medio en general." Pero a esta altura de lo acontecimientos, Burgos admite que la gente va a tener que acostumbrarse a un River sin el uruguayo. "EL Flaco no puede jugar toda la vida. El está dando su alma, tiene un espíritu de lucha impresionante. La otra vez dijeron que era triste, ¡dejáte de embromar! No será Jorge Corona, pero es un fenómeno."

Lo que no le concedió el medio son amistades en bandeja. "Tengo 7 u 8 amigos, muy pocos del ambiente. La amistad -explica- es una cosa muy profunda. Estamos rodeados de gente que se sube al carro." Sin embargo, aclara que en River el compañerismo está muy arraigado como base misma del éxito. "Tenemos una onda bárbara. Y así nos va. El plantel que está dividido no gana nada", define.

Y quiere, por supuesto, seguir llenando las vitrinas de club y sus bolsillos. Fiel a su nueva pasión por la literatura maldita de Charles Bukowsky, utiliza la metáfora burrera para graficar su impresión del final del campeonato. "Mirá, para mi es como en el hipódromo. Faltan los últimos 400 metros y caballo que alcanza, quiere ganar..."


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