osoarbol1.jpg (18321 bytes)EL OSO Y LOS ÁRBOLES

El oso pardo  es un animal esencialmente forestal. El bosque constituye el medio natural más frecuentado por nuestros osos. En él se esconde, descansa, se alimenta y lleva a cabo gran parte de su vida social. Por ello no es de extrañar que el naturalista pueda leer en los árboles los indicios de las distintas actividades del oso pardo. La mayoría de estas señales que quedan en los árboles las hacen al alimentarse (búsqueda de frutos o insectos) o al marcarlos para que otros osos encuentren su rastro por el olfato. Veámos cuáles son las principales marcas dejadas por los osos en los árboles del Pirineo o de la Cordillera Cantábrica.
        
  
por Gerardo Caussimont (FIEP) y Roberto Hartasánchez (FAPAS)
        
                                                 
http://www.fapas.es
    

Árboles descortezados

Especies: abeto (Pirineo), haya y pinos (en ambas cordilleras).
Cúando: esencialmente en primavera, cuando hay pocos recursos disponibles.
Dónde: en árboles secos en pie o que empiezan a secarse.
Motivo: el oso busca larvas de insectos xilófagos (que barrenan la madera y se alimentan de ella).
Método: descorteza lateralmente el tronco con las uñas ya que es más fácil arrancar placas enteras de corteza en este sentido.
Señales: deja marcas características al clavar las uñas y arañazos laterales al tirar de la corteza. Esta actividad puede tener más o menos importancia según el estado sanitario de los árboles.


Árboles con ramas rotas

Especies: avellano, cerezo, mostajo, serbal, manzano, higuera.
Cuándo: verano y otoño.
Motivo: alcanzar los frutos de estos árboles antes de que caigan al suelo y sean consumidos por otros animales.
Método: en árbole pequeños como el avellano, el oso se pone de pie y dobla las ramas principales hasta alcanzar el fruto, rompiendo a menudo alguna de tanto curvarla; en la cordillera Cantábrica, el oso trepa a los cerezos, por ejemplo, y "escaña" (rompe) las ramas terminales más finas para acercárselas y coger los frutos sin caerse; es capaz de subir a varios metros de altura hasta alcanzar la copa de los árboles.
Señales: ramas rotas y marcas de uñas en el tronco.


Árboles arañados

osoarbol3.jpg (13630 bytes)Especies: abetos, pinos (Pirineo), hayas y robles (cordillera Cantábrica).
Cuándo: en primavera y verano.
Dónde: árboles situados en una senda muy frecuentada por varios osos (crestas, límites naturales, collados).
Motivo: marcaje territorial o de reconocimiento entre individuos (sobre todo los machos). El oso se frota contra el árbol para dejar impregnado su olor.
Método: al frotarse, el oso araña o muerde la corteza y provoca pequeñas heridas en el árbol o ensancha una herida existente. La mayoría de las veces se pone de pie y se frota la espalda, la nuca, el pecho o bien los lomos en posición normal. En ocasiones también se sienta para frotarse la espalda. Este tipo de marcas se encuentran el el tronco desde el suelo hasta unos dos metros de altura.
Señales: corteza arañada y tres o cuatro marcas más o menos paralelas, en general a más de 1'20 metros del suelo. También hay pelos adheridos a la corteza o a las astillas. En las coníferas se van pelos pegados a la resina, que además permanecen mucho tiempo después tras el paso del animal. Este tipo de árbol marcado es rarísimo en las zonas donde hay muy pocos osos. Es más frecuente en zonas donde viven varios individuos, sobre todo si son machos adultos.  Llegan a servir a varias generaciones.

Árboles y tocones destrozados

Especies: cualquier especie, abeto (Pirineo), pino, haya, roble.
Cuándo: sobre todo en primavera o principios del verano.
Dónde: en árboles caídos o tocones de árboles cortados años atrás.
Motivo: el oso busca larvas de insectos de la madera en los troncos en descomposición, mientras que en los tocones de pino busca esencialmente hormigas y sus puestas.

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Método: el oso deshace totalmente el tocón, escarbando y proyectando fragmentos a varios metros; en los árboles caídos, abre el tronco lateralmente tirando con ambas patas después de clavar las garras en la madera descompuesta. Al hacer estos esfuerzos, desgaja el tronco en grandes fragmentos que pueden aparecer a varios metros de distancia.
Señales: deja marcas de uñas en el tronco y restos de su actividad esparcidos alrededor.


Descortezamiento de troncos en busca de líber

Especies: fenómeno observado en coníferas del Pirineo central (abeto, picea, pinos) y en algunos árboles de la cordillera Cantábrica (castaño, sauces).
Cuándo: en el Pirineo central desde finales de mayo hasta agosto; en la cordillera Cantábrica en mayo. No ocurre todos los años.
Motivo: el oso arranca tiras de corteza y raspa con los dientes el líber (tejidos que median entre la corteza y la madera) que queda adherido a la corteza. El líber es un alimento rico en azúcares solubles que el oso explota en épocas o años de pocos frutos desponibles.
Método: el oso clava sus garras en la corteza o la muerde para herirla, luego con un movimiento lateral (más fácil en formas cilíndricas como las de los troncos) tira de la corteza hacia el exterior hasta que consigue desprender una banda.
Señales: deja marcas de las uñas o de los dientes en el tronco del árbol, así como marcas de los dientes en los trozos de corteza desparramados alrededor del árbol.


Señales de trepar a grandes árboles

Especies: además de subirse a los cerezos en la cordillera Cantábrica, el oso trepa a los robles en ambas cordilleras y a los abetos en la pirenaica, como ya se ha indicado.
Cuándo: trepa a los robles en octubre y noviembre, cuando las bellotas están disponibles
Dónde: en zonas donde la bellota no es abundante.
Motivo: el oso trepa a lo largo del tronco, valiéndose de las garras de las cuatro patas, tal y como un empleado de teléfonos sube a un poste con sus crampones. Cuando llega a una rama, trepa por ella e intenta alcanzar las bellotas. También dobla o sacude las ramas más finas para tirar las bellotas al suelo y allí comérselas.
Señales: en el tronco se aprecian alternativamente las marcas de las uñas de las patas izquierdas y derechas. A veces se aprecian nítidamente las marcas de las cinco garras clavadas y a una altura de hasta doce metros. También se pueden ver las marcas de resbalones, cuando el oso clava las uñas y araña el tronco al bajar.

     
Este documento forma parte de la monografía sobre el oso pardo publicada en el nº 119 de la revista Quercus (enero 1996) y elaborada conjuntamente por el FIEP y el FAPAS.

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