RENOVANDONOS EN EL ESPIRITU DE NUESTRA MENTE PARA SERVIR A DIOS
I.  El conocimiento de la sabiduría de Dios:
Juan nos enseña que nuestra fe vence al mundo:          
1 Jn. 5:4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al
  mundo, nuestra fe  
   
Pero Pedro nos enseña que hay deseos carnales que batallan contra el alma:  
1 Ped. 2.11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos  
  carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena nuestra manera de vivir entre los
  gentiles, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a  
  Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.  
   
Pablo nos enseña que el deseo de la carne (la nuestra o la de otros) es CONTRA el deseo del Espíritu:
Gál. 5.16-18 Digo, pues:  Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne, porque el deseo de la carne
  es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí PARA QUE no
  hagáis lo que quisiéreis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.  
                   
II.  Una historia bíblica:              
   
1 Reyes 20 Ben-adad, rey de Siria contra Acab (un tipo de la batalla de los deseos carnales vs el alma) 
   
1 R. 20.3 Ben-adad: Argumentos y altiveces que se levantan CONTRA el conocimiento de Dios  
  Tu plata y tu oro son míos y tus mujeres y tus hijos hermosos son míos  
  Primero ataca a nuestra mente: (Intimidación por temor del hombre y no de Dios)
  Si no estamos firmes en la fe, afirmado el corazón en el conocimiento de quién y de quién
  soy yo, sin temer las amenazas, poniendo a Cristo en primer lugar en mi corazón.
   
1 R. 20.4 Acab: Temor, cobardía (por debilitarse en la fe y dudar)  
  Como tú dices, rey señor mío, yo soy tuyo y todo lo que tengo  
  El espíritu de nuestra mente no renovada en el Señor se pone de acuerdo con el espíritu
  del mundo y nos atemorizamos y nos acobardamos  
   
1 R. 20.13 Jehová interviene para ayudarlo. 3 veces le envía profecía:   
   
1 R. 20.13 Primera: Por contestar: no se alabe tanto el que se ciñe las armas como el que las desciñe (Dios) 
  Halló misericordia de Dios:  
  Edifica su fe: PARA QUE conozcas que yo soy Jehová   
   
  Segunda: Por haber creído y obedecido a Jehová, halló la gracia de Jesucristo:  
  Le exhorta: Vé, fortalécete, y considera y mira lo que hagas (guíate por su Espíritu): 
  Porque pasado un año, volverá contra tí (otra vez seremos probados para ver si hay fruto de El)
   
  Ve En tu corazón ten certeza, no te debilites, YO SOY tu sabiduría por la fe
  Fortalécete En tu alma ten convicción, no dudes, YO SOY tu justificación por la fe 
  Considera En tu mente piensa en todo lo que es verdadero, YO SOY tu santificación por la fe
  Mira lo que hagas Con tus fuerzas, haz lo bueno, YO SOY tu redención por la fe  
   
  Tercera: Por continuar decidido a obedecer, halló la misericordia de Dios que es nueva cada mañana y
    Le consuela: PARA QUE conozcas que yo soy Jehová (le da otra oportunidad de conocerlo)
Hoja No. 2
                   
  ¿Qué hizo Acab con esa otra oportunidad?  Tuvo 7 días para prepararse, para que Dios LO RENOVARA.
  Dios cumplió su palabra, estuvo con ellos y les dió la victoria sobre sus enemigos. Pero… por su fruto
  vemos que no aprovechó ese tiempo.  
   
  No se esforzó en obtener el conocimiento de su sabiduría para tener discernimiento entre la voluntad de
  Dios y la voluntad de su carne o la voluntad de la carne de Ben-adad, su enemigo.  
   
  Encontramos en Acab la siguiente falacia o engaño:  
   
  1) Dios le había dicho que entregaría a su enemigo en sus manos para que le conociera  
      Si permitía que el deseo de su carne lo dominara, nunca podría servirle en espíritu y en verdad.
   
      Acab prefirió hacer pacto con el deseo de su carne y le conservó la vida.  
   
      Continuó así sometido al dominio del temor del hombre y al espíritu de cobardía del espíritu
      del mundo  
                   
La aplicación práctica a nuestra vida:
Mt. 16.24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos:  Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo
  (no se sirva a sí mismo, no agrade a los deseos de su carne) y tome su cruz (obedezca el deseo
  del Espíritu) y sígame.  
   
  Porque el que quiera salvar su vida (conservarle la vida al deseo de su carne), la perderá, y
  todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.  
   
  Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ¿O qué
  recompensa dará el hombre por su alma?        
    La vida de mi carne es CONTRA la vida del Espíritu. Si yo vivo para agradar a mi carne,
    no puedo vivir para agradar a Dios.
PARA MEDITAR A SOLAS CON EL ESPIRITU DE DIOS:
En mi vida personal:
¿A qué deseos de mi carne continúo conservándoles la vida a pesar de la palabra que Dios me ha hablado?
¿Con cuáles pensamientos todavía soy clemente -más bien autocomplaciente- sabiendo que no son verdad?
En mi vida familiar:
¿A qué deseos de la carne de otro continúo encubriendo, a sabiendas que no son correctos?
¿Por qué lo hago? ¿Por temor o por cobardía?
En mi vida social:
¿Hago pacto con los deseos de la carne de otro para no confrontarlos en mí mismo?
¿Transijo aún con argumentos y/o altiveces que se levantan CONTRA el conocimiento de Dios?
¿Le tengo "clemencia" a lo que Dios no se lo tendría porque no proviene de bien?
Regreso al Indice de Estudios Bíblicos