Aún Recuerdo Aquel Día
Sentada en la popa
ella el mar observaba
mientras el viento jugaba
con su largo cabello
que hasta el sol envidiaba
por sus rubios destellos.
Robaba el azul del cielo
y del verde dejaba despojos
con los que se teñía el mar
para con ellos conformar
el agua marina de sus ojos.
Su piel blanca, muy blanca
cual nube que anhela el firmamento
de pronto dorada se tornaba
con las caricias del sol y el viento.
Contemplando pensaba
no puede verse más bella
más equivocado estaba
pues aquella divina diosa
acariciada por la brisa
al ver que la observaba
me deleitó con su sonrisa.
Zeus obsequiaba a Neptuno
Esta criatura celestial
¿Cómo yo? Simple humano
podría osar tocar su mano
y desde el momento aquel
rendirle total pleitesía
convertirme en su siervo fiel
y entregarle el resto de mi vida.
Mas la nave apenas partía
dejando el muelle atrás
un paseo de todo un día
para vencer mi cobardía
y acercarme a conversar.
La Ventana
El día comienza
y la esperanza despierta
¿la podré ver?
Muero por esa mujer
que mis sueños alienta;
quizás por su trabajo
se ha cruzado en mi camino
¿La alejará de mi lado
o la unirá a mi destino?
¡Qué suerte! Esta mañana
donde pasa la brisa
a traves de su ventana
puedo ver mi bella rosa
que me brinda una sonrisa,
es simplemente preciosa
y es imposible evitar
que de forma maliciosa
el pendiente de su ombligo
mis labios quieren besar.
La quiero sólo conmigo
sé que soy egoísta
que tan solo soy su amigo
pero me matan los celos
si al charlar por su ventana
llega alguna voz profana
sin haber sido invitada
y desviando su mirada
me roba esos ojos bellos;
imprevisto, entrometido
que osa apagar los destellos
de ese momento divino
privado… incluso prohibido
de estar a solas conmigo
La vida es traicionera
y el destino su cómplice
juegan de sucia manera
pues junta dos corazones
que separa por un vórtice.
A su lado de la ventana
“Ella”: libre, bella, pura, lozana
y en el otro yo perdido,
solo apresado, lleno de ansias
¡Si la hubiera conocido
en distintas circunstancias!
Laureano