Empleo y Trabajo en la Nueva Economía Global 

Fuente de Colaboración: RO VERDEJA, Presentaciones de Negocios, de fecha 11 de septiembre del 2001

Las nuevas tecnologías no destruyen, ni crean empleo, lo transforman, dependiendo de la forma en que se utilizan en las empresas.

EEUU y Japón, las dos economías tecnológicamente más avanzadas del mundo, poseen las tasas de desempleo más bajas (alrededor del 3%). En Europa, el desempleo es el resultado de la creciente interdependencia económica en un sistema global y de las condiciones europeas de estabilidad laboral y protección social, superiores a las existentes en Asia (excepto Japón) y EEUU.

En palabras de Manuel Castell, profesor de investigación del Instituto de Estudios Sociales Avanzados de Barcelona: "No se puede jugar en el mismo campo, el mismo juego y con reglas diferentes".   Estamos en la era del conocimiento en la cual se incrementa el valor de los recursos humanos, si éstos cuentan con las habilidades apropiadas.

En la economía del siglo XIX las capacidades adquiridas no tenían importancia. El trabajo era en su mayoría alquilado, contratado y despedido. Constituía un factor marginal de la producción.  El siglo XXI exige que se produzcan cambios:

1. Las cualificaciones técnicas necesarias para triunfar se incrementarán y cambiarán rápidamente. Serán pocos los que cuenten con una cualificación laboral válida para toda la vida.

2. Dado que las cualificaciones necesarias dependerán del despliegue de nuevas tecnologías en rápida transformación, en muchos casos, se necesitará un esfuerzo de formación sobre la marcha, conjunto entre los empleados y los empresarios. Los individuos no pasarán todos los años en una misma compañía y las compañías no tendrán para siempre los mismos empleados. Tendremos la destrucción gradual de los sistemas de formación sobre la marcha.

3. En una economía global en la que los empresarios disponen del mundo entero para buscar salarios más bajos, los sueldos no se determinan sobre la base de vivir en un país pobre o rico, sino sobre las capacidades individuales. Los que cuentan con una buena educación y viven en India obtienen los mismos salarios que los norteamericanos; y los de baja educación en Norteamérica obtiene salarios parecidos a los de India.

Los procesos, los productos y los servicios nuevos de la tercera revolución industrial provocan un cambio en el nivel de ingresos en relación a la comparación de las antiguas habilidades con las nuevas.  Los trabajadores veteranos venden la experiencia y las técnicas de trabajo de una etapa anterior. Los trabajadores jóvenes venden las capacidades adquiridas recientemente.  La experiencia es menos valiosa. En el último cuarto de siglo, los beneficios de la experiencia han decrecido cualquier nivel de educación.

En Norteamérica los ingresos del mercado para las habilidades de distintos grupos de edad también han cambiado de manera dramática. La década de máximos ingresos para los hombres con estudios secundarios pasó de ser entre los de 45 y 54 años, a ser entre los de 35 y 44.  En dólares ajustados a la inflación, las ganancias de los hombres de entre 45 y 55 años descendieron en un 24%. Nótese el mismo cambio en los nuevos MBA, se incrementaron un 60 % en los últimos cuatro años y la reducción masiva de altos cargos veteranos.

Para Lester Thurow, profesor de administración y economía en el Massachussets Institute of Technology, (MIT) "Lo nuevo tiene más valor y lo viejo vale menos". El antiguo conocimiento y la experiencia son menos valiosos de lo que solían ser, los datos lo demuestran y las noticias lo confirman. Los trabajadores jóvenes trabajan más duro, están mejor cualificados, son más flexibles y poseen más potencial.

En la nueva economía basada en el conocimiento, sólo aquellos que tienen niveles más altos de cualificación reciben incrementos reales en sus salarios. A medida que se desciende en la curva de la educación, las reducciones de salarios se hacen cada vez más grandes, 3% para los licenciados universitarios, 29 % para los que tienen estudios secundarios y 31 % para los que no acabaron la escuela secundaria (datos en EEUU).   Esto no es sorprendente: algunos estudios muestran que al mismo tiempo que el rédito de un coeficiente intelectual alto está en alza, se incrementa la diferencia entre los que cuentan con un IQ alto y los de un IQ bajo. Una revolución basada en las capacidades intelectuales eleva el valor de los cerebros (datos del MIT).

La variación de los salarios en EEUU durante los últimos 25 años transmite un mensaje: En el siglo XXI, ningún país en vías de desarrollo puede dejar a ninguno de sus ciudadanos sin educación.  
El sistema educativo debe redefinirse, adaptarse a las necesidades del sistema productivo y basarse en la capacidad de procesar la información.  Implica el desmantelamiento de la formación enfocada a las cualificaciones requeridas a largo plazo y, por tanto, rápidamente obsoletas, sustituirse por una integración entre educación y trabajo constante a lo largo de la vida profesional.

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