Uno de los más importantes trabajos del dramaturgo Ramón del Valle Inclán es su obra "Divinas palabras" escrita en 1920, la cual se suma a las jornadas teatrales que se exhiben en el Centro Histórico.
En esta ocasión, la obra de Inclán cobra vida bajo la dirección de Julieta Hernández y Mayra Mitre en el ex Convento de San Lorenzo, ubicado en Belisario Domínguez 22, en pleno corazón del Centro Histórico.
"Drauco" es la compañía de teatro que a partir del 1º de abril y hasta el próximo 25 de junio abrirá las puertas de este barroco edificio los días viernes, sábado y domingo a las 18:00 horas para que cada personaje de Divinas palabras conviva con el espectador.
En dicha puesta en escena las bajas pasiones y el amor mal intencionado son los temas que envuelven la trama. Desde la óptica de la crítca religiosa, moral y por qué no, ética, esta tragicomedia de aldea, como el mismo autor la llama, muestra la perifidia y la hipocresía moral del cristianismo decadente confrontando la ética miserable de la gente, logarndo así desarrollar un gran panorama de dolor y del profundo proceso de transformación económica, política y social que sucedía en España en esa época.
La creatividad de Del Valle-Inclán para describir el drama de los insensatos habitantes del universo de Divinas palabras es tan grande, que transforma a la gente imiserable en su privilegiado protagonista. Ninguno de los personajes pertenece a la alta sociedad o habla en su nombre. Este es un mundo singular, habitado por un conglomerado de tramposos, gente religiosa, mujeres chismosas, limosneros, ladrones y hampones de toda clase, en los que los valores universales están exluídos de su vida.
Divinas palabras pertenciente al teatro del esperpento, es un gran cuadro dramátaico en el que los abandonados hablan acerca de la naturaleza humana a través de una objetiva y desapegada discusión acerca de la envidia, la mezquindad y la ambición.
En esta historia también surge el amor, la pasión y el perdón. Mari-Gaila, personaje interpretado por Ximena Ballinas, resulta la encarnación de María Magdalena y su "salvación", quien sin pensarlo abandona su hogar por Séptimo, caracterizado por Emilio Méndez.
La riqueza del vestuario, el manejo de espacio en el escenario, aunado a la acertada actuación de los 15 actores en escena hacen posible que todos los valores negativos que desarrolla Ramón del Valle Inclán penetren en la piel de cada espectador, quien sin darse cuenta puede convertirse en un personaje más de Divinas palabras.