SANGRE AZUL

Es curioso observar a un niño cuando alguien le cuenta un cuento. La atención que pone a todos los detalles, y lo asombrado que se queda cuanto más fantástica es la historia o más se aleja de la realidad. Pues bien, resulta que los cuentos no son únicamente para los chavalillos. Son muchos los adultos que creen estar viviendo en mundos donde existen príncipes azules, caballeros y nobles. Es normal que un niño crea que un monarca y su familia tengan la sangre azul, es lo único que le puede mostrar la diferencia entre esos seres privilegiados y su mundanal existencia. Porqué si no la gente iba a estar interesada por su vida. La explicación es sencilla, son superiores y por lo tanto modelos a seguir.

Hasta el mayor defensor de la igualdad hace una reverencia al estar ante las personas que gozan de un color más bonito que el rojo corriendo por sus venas, ¿Por qué lo hará? Ante un igual no lo hace, sólo se arrodilla ante algo superior.

Es de agradecer que de vez en cuando visiten al populacho, son gestos que a uno le honran. Pillarse un pedete de vez en cuando con los súbditos es algo muy campechano. No hay porqué decir que fue un accidente esquiando, ¿quién no ha sufrido un traspiés por haber bebido un poquito más de la cuenta? Se trata de cosas que los mortales entendemos y que no creemos sean tan malas.

Como también es lógico que no pueden conocer a todos y cada uno de sus súbditos (ya sabemos que les encantaría, pero...) cada Navidad tenemos el placer de tenerlo entre nosotros. Sin que se interpongan ni muchedumbres enfervorizadas ni esos señores con gafas de sol que siempre van escuchando el walkman. Nos cuenta sus problemas y todos le escuchamos un ratito. Cuando nos apetece ver otra cosilla y cambiamos de canal (con el mayor de los respetos) nos encontramos que lo han invitado en todas las demás televisiones. Así que no nos queda más que escuchar sus sabias palabras acerca de la convivencia, de la paz y de la libertad.

De vez en cuando nos deleitan con alguna boda o bautizo (ya vendrán las comuniones), que son auténticas expresiones de júbilo popular. Otra muestra de que son como nosotros la tenemos al enterarnos de que la boda (por ejemplo) la paga el padre de la novia de su bolsillo, lleno de dinero ganado con el sudor de su frente.

Como resulta que en este país a la gente le gusta tanto la sangre azul, no se conforma con la de aquí. Aceptamos sin ningún tipo de prejuicios a los reyes otros pueblos, como es el caso de Grecia o de Bulgaria. Pobres ignorantes, no saben lo que se pierden al no quererlos.

En fin que si lee esto alguno de estos personajes de cuento, sepa que estamos muy contentos con sus obras humanitarias y respeto a los demás. Les seguiremos contando a nuestros hijos cuentos de reyes, espero que no pase lo que con los Reyes Magos, que resulta que no existen.