CHISTES DE LOCOS

                                                                              

Un loco había puesto dos bicicletas juntas, y aguardaba acontecimientos. Al pasar otro loco por el lugar, le preguntó a aquel cual era el motivo de su actitud. "Es para que ambas bicicletas procreen y pueda tener una bicicleta de niño" El recién  llegado le contesta: "Para que ambas bicicletas puedan tener familia tienes que poner una encima de la otra" En eso estaban ambos cuando un tercer loco, que aparece en escena y es enterado del propósito de sus compañeros, les dice: "Para que ustedes puedan conseguir lo que quieren, a la bicicleta de arriba tienen que sacarles las gomas"

En los fondos de un manicomio, un loco se había subido a un  árbol y se resistía a bajarse, a pesar de que las horas pasaban y tenía que ir a cenar con los demás. Vanos habían sido los intentos de sus compañeros y de los enfermeros del nosocomio para lograr que bajara, hasta que un siquiatra, quien había empezado a trabajar allí desde ese mismo día, saca de sus pertenencias una hoja de afeitar, y dirigiéndose al loco que estaba subido en el árbol le dijo: "Si no te bajas antes de que cuente tres, corto este árbol y te vas a caer junto a él"  Inmediatamente después el loco bajó del árbol a una velocidad vertiginosa. Muchos fueron  los aplausos que recibió el siquiatra, de los internados y de los enfermeros, por el logro de su objetivo, y uno de éstos le expresó:" Doctor lo felicito sinceramente, pues nos ha hecho ver la importancia del estudio de la siquiatría para obtener resultados que de otra forma no se hubieran podido lograr", agregando "Pensar que con la amenaza de   cortar el árbol con una simple hoja de afeitar, logró que el enfermo depusiera su actitud" Entonces el siquiatra le respondió: "Es que si él no bajaba del árbol, se lo cortaba nomás"

Un grupo de locos se reían estruendosamente cada vez que uno de ellos nombraba un número. En efecto, uno de ellos decía "12" y todos los demás se descostillaban de la risa, otro decía: "4" y sucedía lo mismo, y así sucesivamente. Un curioso se acercó al grupo y preguntó a uno de ellos por qué se reían con solo mencionar un número, a lo que el demente le respondió: "Todos nosotros hemos numerado los chistes y los recordamos de memoria con solo mencionar su número" Entonces el curioso se acercó al grupo y con fuerte voz exclamó: "14". Al ver que nadie se reía, se dirigió nuevamente a uno de ellos y le preguntó por qué motivo no se rieron  del chiste número l4, a lo que el mismo le respondió: "Es que para contar chistes hay que tener gracia"