Asistencia

 

 

Textos.  Hechos 4:31. 11: 26. 12: 12. 14:27. 20:7. I Corintios 5:4. 14:23,26. Hebreos 12:12

 

Introducción.

  Dios siempre ha estado pendiente de las reuniones de alabanza y hermandad de su gente. En cada etapa él así lo ha mandado. No solamente es correcto reunirse, sino que es un pecado dejar de hacerlo.

   La adoración el primer día de la semana es un mandato, pero el lugar, la hora, el orden de la adoración y muchos otros detalles necesarios, no son especificados. Para que una congregación se reúna, se debe llegar a un acuerdo acerca de estas especificaciones.

   Dios sabía que necesitaríamos estas reuniones. El propósito de Dios es que la adoración nos de beneficios para incrementar nuestro conocimiento, desarrollar nuestro carácter, y estimular nuestra devoción.

1. Razones para una asistencia regular.

    Mostramos nuestro amor por el Señor, Juan 14:15. Crecemos y nos convertimos en cristianos maduros al desear el fruto de la palabra.  Protegernos de la apostasía. Tenemos comunión con nuestros hermanos en la participación con la Cena del Señor.

   Cuando asistimos a todos los servicios de la iglesia, nos estamos sometiendo a los Ancianos (predicador) que están a cargo de nuestra dirección y son quienes nos alimentan. Cuando el alimento espiritual se prepara y no venimos a recibirlo, ¿Cómo podemos crecer?  Cuando los cristianos llegan a una nueva comunidad , inmediatamente deben localizar la iglesia e identificarse con ella. Es el deber de cada cristiano trabajar y servir bajo la supervisión de los Ancianos (predicador)  de una congregación local.

2. Cuando intencionalmente dejas de ir al servicio de la iglesia.

    Significa que Dios y Cristo no son los primeros en tu vida, Mateo 6:33. Estás indicando que tú no le das valor a la comunión cristiana con tus hermanos. Das muy mal ejemplo. Te niegas a la posibilidad del conocimiento que necesitas. Manifiestas un espíritu de indiferencia. Pones la seguridad de tu propia alma en peligro y descuidadamente abandonas las cosas espirituales que te protegen contra el camino que lleva a la apostasía. ¿por qué alguien intencionalmente faltaría a los servicios?

3. Una carta a Dios.

    Querido Dios.

    Siento mucho que hayas hecho el domingo el día que lo hiciste. Como verás, así están las cosas: podríamos asistir más regularmente si tu día fuera algún otro. Escogiste un día que llega al final de una semana difícil, y cuando estamos tan cansados. No solamente eso, sino que es el día siguiente al sábado por la noche. Las tardes del sábado , Tú lo sabes, es el tiempo para disfrutarlo; así que, vamos al cine o una fiesta, y a veces nos da la media noche antes de llegar a casa.

    Resulta casi imposible levantarse el domingo por la mañana. Escogiste el día que queremos dormir hasta la tarde, y esto hace muy difícil levantar los niños para que vayan a la escuela dominical, especialmente cuando tienen que ir tan temprano. Además, ahí están los paltos que lavar y siempre tenemos algunas otras cosas por limpiar. No es mi intención faltarte el respeto, querido Dios, pero deber darte cuenta que tú escogiste el día equivocado y justo el día en que tenemos la comida más grande. No solo eso, sino que la iglesia a acordado la hora de la alabanza, justo a la hora en que debemos preparar  la comida. También debes pensar en Enrique. El está atado a esa oficina toda la semana, y el domingo por la mañana es el único día y hora que tiene para arreglar el carro y cortar el césped. Cuando se pone sus viejas ropas y sus manos están llenas de grasa, ¿Tú esperas que él pueda ir ala iglesia?

  Te digo estas cosas, querido Dios, porque quiero que Tú veas nuestro punto de vista. No es por falta nuestra que no podemos ir a la iglesia el día domingo por la mañana. Nos gustaría ir, y nosotros sabemos que debemos y que necesitamos ir. Pero que te quede claro la verdadera razón por la que no podemos ir es porque Tú escogiste el día equivocado.

4. Una carta del predicador Juan.

    La asistencia a la iglesia el domingo pasado fue pobrísima. Creo que no debo quejarme puesto que tuve un montón de miembros enfermos y cuando le añades todos los recluidos, no tenemos mucho con que llenar los asientos de la iglesia.  De esta manera, continúe adelante y prediqué lo que tenía preparado. Solo que el eco en el edificio de la iglesia casi vacío, lastimaba mis oídos. Mi esposa dijo que lo que necesitaba era salir a pasear un rato y dejar que el aire fresco limpiara mi cabeza. Me hizo sentir bien por dentro. ¡Lo que vi me llenó de felicidad! Vi “milagro” tras “milagro”

    El buen hermano Pérez, quien estaba  enfermo de muerte, esa misma mañana se había recuperado e iba rumbo hacia la playa a pasear. Solamente un milagro lo había haber rescatado de tan terrible enfermedad en tan corto tiempo.

    Ahora, ahí estaba en hermano Rubén. Rubén me dijo el  domingo en la mañana que la espalda de su hermano estaba en tan mala condición que temía que necesitara una operación. Bien, lo recordamos en nuestra oración por los enfermos y justo a las 1 de la tarde estaba haciendo fila para ir a presenciar el partido de la final de fútbol. Si esto no era rápida recuperación, yo no sé que podría ser.

    Entre todos, cera de 20 enfermos, se habían levantado y obtenido recuperación de una forma u otra. Pero lo que realmente me puso feliz, fue ver tantos de mis recluidos paseando y disfrutando el mundo. El papá del hermano Pérez, quien no va asiste a la iglesia porque no les gusta los tumultos, iba rumbo a los desfiles. La mamá de la hermana Luisa quien estaba demasiado débil para salir de la casa, estaba en el supermercado de compras. La  joven hermana Carla que tenía una infección en los riñones estaba asiendo fila para comprar el tiquete de entrada al cine; la película que se exhibía era, “El hacedor de milagros”  pensé que era muy apropiado que se diera cuenta como le había ocurrido un milagro a ella.

   Si Señor, mi corazón estaba fascinado con lo que veía. De seguro tendría el edificio lleno el próximo domingo con todos los enfermos de la congregación ya recuperados y todos los recluidos liberados. Solo espero que no hagan mucho esfuerzo antes del próximo domingo para que no tengan una recaída.

   Ahora me voy  divertir con mi hijo, el va ha hacer el vaquero y yo la vaca y en vez de comer pasto voy a comer latas, pues creo que no me será difícil digerirlas después de los cuentos que me he tragado.

 

Tomado de el libro fundamentos Bíblicos, páginas 84-86.

 Proporcionado por: Francisco González G.