El Don de Hechos 2:38, 39
Wayne Price & Ron Cosby
Trad.: Rolando Rovira
"Usado con permiso por
escrito de Ron Cosby para Rolando Rovira".
Cierto predicador, discutiendo el
propósito de la morada de Espíritu, comenta: “Es necesario señalar que, contrario a la insistencia de algunos, la
promesa aquí [2 Cor. 6:16 wp) es la morada personal de la Deidad; no es una
figura retórica. El Padre y el Hijo realmente—en Persona, por medio del
Espíritu Santo—viven y caminan con aquellos que cumplen los requisitos para Su
presencia”.
Este punto de vista con respecto a la
morada, es sostenido por predicadores y escritores muy sobresalientes; sin
embargo, no carece de dificultades. Note las contradicciones que se encuentran
en la cita de arriba: 1) ¿Dios y Cristo “realmente” moran en el cristiano, o
moran en el cristiano representativamente, es decir, “por medio del Espíritu
Santo” quien “realmente” mora en nosotros? ¡No puede ser ambas cosas! 2) ¿2
Cor. 6:16 es figurativo o no lo es? Dios dijo que Él “mora[ría] y vivi[ría] entre ellos”. Aquí Pablo se refiere a
Levítico 26:12 donde Dios declaró: “y andaré entre vosotros” (observe que esto es plural). Esto simplemente
presenta a Dios morando representativamente “en medio” de Su pueblo, no
literalmente, individualmente, y directamente dentro de un ser humano. El
escritor del primer párrafo comenta acerca de 2 Corintios 6:16, “no es sólo una
figura retórica”. Pregunta: Si que Dios camine entre nosotros no es figurativo,
entonces ¿qué es? Y si “caminar” entre nosotros es una figura retórica, y de
seguro lo es, entonces ¿no debería también ser figurativa Su “morada” en/entre
nosotros?
Figurativa o Literal — ¡Ese es el Asunto!
Todos nosotros a veces hemos tenido
dificultad en decir exactamente lo que queremos decir, y nuestras discusiones relativas
a la morada del Espíritu Santo ilustran esta realidad. Una respuesta muy común
de aquellos que enseñan la teoría de la morada directa, cuando se les pide que
expliquen las dificultades involucradas en su punto de vista, simplemente pasan
por alto el problema al decir, “Sólo
debemos aceptarla (la morada del Espíritu) por fe”. Este artificio, sencillamente no trata con el punto en
cuestión— ¿es una expresión bíblica dada para ser tomada o literalmente o
figurativamente? ¡ESE ES EL ASUNTO!
Nuestra tarea como comunicadores de la
Palabra es entregar las verdades de Dios en una manera fácil de comprender.
Estamos para aclarar dificultades y ¡no
viceversa! Con este predominante pensamiento en mente, haremos la siguiente
pregunta: ¿UN CONVERTIDO A CRISTO RECIBE
EL ESPIRITU SANTO INMEDIATAMENTE CUANDO SE BAUTIZA EN AGUA PARA EL PERDON DE
SUS PECADOS? Adicionalmente, ¿cuál es la naturaleza de lo que él recibe? O en términos más simples, ¿QUÉ es lo que recibe exactamente?
¿Dónde la Biblia enseña que alguien
recibe el Espíritu Santo mismo en el
momento que él, el creyente, es bautizado en agua? Es cierto que Hechos 2:38
dice que vendría a aquellos que eran la audiencia de Pedro ese día, y que ese
don sería dado en el futuro a algunos luego de su conversión (observe el tiempo
del verbo “recibiréis”). Antes de decir que solamente los cristianos reciben el
Espíritu, y que eso pasa en el mismo instante en el que se bautizan, tome en
cuenta que los gentiles de Cesarea recibieron el Espíritu Santo ANTES de su bautismo en agua (Hch.
10:45ss). La frase “don del Espíritu Santo” se encuentra tanto en Hch. 2:38
como en 10:45; si contendemos que el uso en el capítulo 2 no es mismo que el
del capítulo 10, estamos obligados a mostrar el por qué. ¿Qué abrumadora y necesaria
razón puede darse para que las frases deban entenderse diferentemente? ¿Por qué
se refiere solamente a los cristianos en Hch. 2, pero a los inconversos en Hch.
10? Simplemente aseverar que una es
literal y la otra figurativa no prueba
una proposición; aún debemos tratar con el asunto de la interpretación literal
vs. La interpretación figurada. Es nuestro propósito mostrar que una supuesta y
errónea interpretación del “don del Espíritu Santo” como siendo el Espíritu
Santo mismo el don, ha causado una mala comprensión de la palabra “Espíritu” en
las referencias posteriores a Hechos 2:38. Hemos permitido que una mala
interpretación de Hechos 2:38 tiña las referencias posteriores y se convierta
en el estándar por el cual se juzgan otras actividades del Espíritu. Otros
sostienen que un creyente obediente recibe una “medida no milagrosa” del
Espíritu, pero aún no definen ese concepto para el resto de nosotros que no
entendemos su explicación.
¿Simultánea
o Subsiguiente?
La realidad es que el Nuevo Testamento
enseña que recibir el Espíritu NO es
simultáneo con el bautismo en agua, sino posterior a éste. Ofrecemos cuatro
casos de estudio del Nuevo Testamento como prueba de esta proposición: Hch.
8:13-19, Hch. 19:1-7, Hch. 10:44-48, y Hch. 2:38.
PRUEBA
No. 1: Hch.
8:13-19.
A.
Felipe predicaba a Cristo a los ciudadanos de Samaria (v. 5).
B.
Ellos creyeron el mensaje y fueron bautizados.
1. NO recibieron el Espíritu Santo
automáticamente cuando fueron bautizados.
2. Cualquier
teoría que afirme que ellos recibieron el Espíritu automáticamente cuando se
bautizaron contradice el texto inspirado el cual claramente dice que NO lo tenían.
3. Si se
argumenta que recibieron un don no
milagroso (pero NO el don dado
por la imposición de las manos apostólicas), de todos modos aún tenían que recibir el Espíritu: la
contradicción se mantiene en pie.
4. Si ellos
“habían” recibido el Espíritu en el bautismo, ¡entonces Lucas estaba equivocado
cuando afirmó que no lo tenían! ¿Cómo nos atrevemos a decir que ellos tenían el
Espíritu cuando el escritor inspirado dice que no lo tenían?
PRUEBA
No. 2: Hch.
19:1-7.
A. Si el verbo
“creísteis” es una sinécdoque de “salvados” (y lo es), entonces ¿por qué Pablo
pregunta: “Recibisteis el Espíritu cuando fuisteis salvos”?
1. Si lo recibieron
automáticamente cuando obedecieron el evangelio (y Pablo pensaba que ellos
habían obedecido el evangelio), ¿por qué les hizo una pregunta tan tonta?
2. La pregunta
de Pablo claramente establece el hecho de que ES posible para alguien ser salvo, Y AUN ASI NO HABER RECIBIDO EL ESPIRITU SANTO.
3. Por esta
razón, la recepción del Espíritu no sigue automática y necesariamente al
bautismo, sino que depende de la imposición de las manos de un apóstol.
B. Como doce
hombres en Efeso (Hch. 19:7) recibieron el Espíritu después de su bautismo,
¡pero no como un resultado inmediato de ser bautizado en Cristo! Estos
creyentes bautizados (Hch. 19:5) recibieron el Espíritu cuando Pablo puso sus
manos sobre ellos— ¡NO ANTES!
C. Recuerde que
en ambos ejemplos (Hechos 8 y 19) los que habían creído y habían sido
bautizados (como fue mandado por Cristo previamente—Mr. 16:16) recibieron el
Espíritu Santo, no solamente porque habían creído y habían sido bautizados,
sino porque ¡UN APOSTOL PUSO SUS MANOS
SOBRE ELLOS!
PRUEBA
No. 3: Hch.
10:44-48.
A. Note que los
gentiles “recibieron el Espíritu” (v. 47) ANTES
DE SER BAUTIZADOS.
1. ¿Propósito?
Mostrar al mundo (especialmente a los judíos) que Dios no hace distinción entre
judíos y gentiles (Hch. 11:18; vea también 10:28 y 10:34, 35).
2. Ellos
recibieron el Espíritu, no por medio de la imposición de las manos apostólicas,
sino directamente desde el cielo. Este derramamiento milagroso del Espíritu,
confirmando la aprobación celestial para con los gentiles siendo aceptados en
iguales condiciones que los judíos, no podía ser refutado exitosamente (Hch.
15:8).
B. En los
textos de prueba ofrecidos hasta el momento, observe que el dar el Espíritu
estaba limitado a la era apostólica (1 Cor. 13:8-10).
1. Si alguien
objeta “Esto se refiere a los dones milagrosos”, estamos de acuerdo.
2.
Adicionalmente nos apresuramos a añadir que si uno acepta el testimonio del
escritor inspirado, aceptará que el “don
del Espíritu” en Hch. 10:45, 46 ¡es una medida milagrosa!
C.
Los hechos son estos:
1.
La “caída del Espíritu” (v. 44) es igual a “recibir el Espíritu” (v. 47).
2. Pero el “don
del Espíritu Santo (v. 45) es igual a “recibir el Espíritu” (v. 47).
3. Finalmente,
que los tres términos, “caer el Espíritu”, “recibir el Espíritu Santo” y “don
del Espíritu Santo” se refieren al elemento milagroso (v. 46) ¡es irrefutable!
D. El término
“don del Espíritu Santo” en Hch. 10:45 significa un don milagroso dado por el
Espíritu Santo.
1. ¿Cuál debe
tomar precedencia: un significado supuesto
de Hechos 2:38 de que el “don del Espíritu Santo” es una morada literal, no
milagrosa del Espíritu en el cristiano, o el significado conocido de Hch. 10:45 donde el “don del Espíritu” es algo
milagroso?
2. ¿No es
probable que teniendo el significado posterior en la primera narrativa del
Nuevo Testamento, el concepto de la Deidad (la tercera Persona de la Deidad)
morando literalmente, en Persona, en el cuerpo del cristiano, no habría sido
tan apresuradamente asumido?
PRUEBA
No. 4: Hch.
2:38.
A. Se dice que
este versículo enseña que el Espíritu Santo mismo se da a una persona cuando
ésta obedece el evangelio, sin embargo, tal versículo simplemente dice que el
don es de/desde el Espíritu.
B. Una morada literal
de cualquier miembro de la Deidad en carne humana sería un milagro.
1. Si el
Espíritu Santo está literalmente y personalmente en un cristiano, entonces
Cristo no es el único ejemplo de la
Deidad contenida en un cuerpo humano.
2. Si la Deidad
literalmente habitaba en Pedro,
entonces él debió disculpar a Cornelio cuando éste intentó adorarle (a Pedro)
como está registrado en Hch. 10:26.
3. La mayoría
de los hermanos que cree que el Espíritu Santo mora “en persona” dentro del
cristiano, y que lo hace así desde su bautismo, generalmente contiende que:
a. Él no da señales de
Su presencia.
b. No enseña ninguna
verdad adicional.
c. No ofrece
ninguna protección [milagrosa] contra aceptar el error.
d. Y que nos
exige confiar en una vieja Biblia de 1, 900 años para aprender Su voluntad
mediante el estudio diligente, aun cuando Él está en contacto directo con el
corazón (el entendimiento) todo el tiempo.
4. Sus
estudiantes después de poco tiempo empiezan a esperar alguna evidencia de que
realmente Él está allí. Lo siguiente es que esperen guía especial, dirección
[milagrosa], y otras cosas semejantes.
C.
¿Qué es el “don del Espíritu Santo” en Hechos 2:38?
1. Esta frase
se encuentra sólo dos veces en el Nuevo Testamento (Hch. 2:38 y 10:45), y en
ambas ocasiones las usa el mismo orador—el apóstol Pedro.
2. Si tal frase
se refiere al poder milagroso en
Hch. 10:45 (lo cual es incuestionable—vea la prueba No. 3), ¿por qué debemos
esperar que sea no milagrosa en Hch.
2:38? Esta pregunta merece una respuesta.
3. Si significa
algo completamente diferente de lo que encontramos en Hch. 10:45, entonces
¿cuál es la razón inevitable para darle un significado no milagroso (otro
distinto al que siempre hemos enseñado)?
4. Hechos 2:17—
¿“de mi Espíritu” o “desde el Espíritu mío”?
a.
El caso del sustantivo griego, sin modificadores preposicionales, nos deja con
dos elecciones: la palabra “Espíritu” sería o caso genitivo (“de”) o caso ablativo
(“desde”).
b.
Sin embargo, la preposición apo
utilizada por Pedro se usa UNICAMENTE con
el caso ablativo—y la idea de
origen, fuente, separación, o punto de partida el cual es inherente con el uso
del caso.
c.
En lugar de ser igualado con el Espíritu, el “don” discutido por Pedro es
“separado y distinto” del Espíritu.
d.
Por eso el Espíritu no es un ejemplo de genitivo epiexegético (que el Espíritu
es el don), pues el caso ablativo usado por Pedro demanda que el “don” y el
“Espíritu” sean vistos separadamente, el don como algo cayendo (“derramado
desde”) el Espíritu.
e.
¿Importancia? Pedro, por inspiración, aplica la profecía de Joel a lo
acontecido en Pentecostés.
f.
El “don de lenguas” en Hechos 2 vino “desde el Espíritu” y funcionó como la
autorización del cielo para lo que se predicó ese día.
5. Ya que “toda”
carne no recibió el derramamiento del Espíritu ese día (sólo los judíos), es
obvio que el uso de Pedro de la profecía de Joel incluía más que lo ocurrido
ese día.
a.
Los gentiles debían ser incluidos, así que el “derramamiento” del Espíritu en
Hechos 10 también fue una parte del cumplimiento de la profecía de Joel.
b.
Ya que el grupo de los apóstoles del Señor no incluía mujeres, pero Joel
incluyó mujeres en su profecía como recipientes de este derramamiento del
Espíritu, los dones espirituales conferidos mediante la imposición de las manos
apostólicas también estaba incluido en esta profecía (vea Hch 8:12-19; 19:1-6;
2 Timoteo 1:6; y Hch. 21:9).
6.
El contexto es determinante.
a.
La profecía de Joel es el trasfondo para las observaciones de Pedro (Hch.
2:16-21). Dos veces Pedro declaró que este derramamiento fue “DESDE” el
Espíritu (Hch. 2:17, 18) — ¡milagroso!
b.
Pedro dijo que esto podía ser VISTO y OIDO (Hch. 2:33)—milagroso.
c.
Ya que el mismo término “don del Espíritu Santo” en Hch. 10:45 es milagroso,
¿por qué debemos suponer que cinco versículos después se referiría a un don no milagroso?
D. El “don” de
Hechos 2:38 era un don de poder milagroso del Espíritu Santo para los
cristianos del primer siglo (vea la promesa de Jesús en Mr. 16:17-20).
1. El don fue
otorgado directamente desde el Espíritu en Hechos 2 y Hechos 10—para propósitos
de confirmación en ambos casos.
2. En otras
ocasiones el don fue conferido por los apóstoles cuando ellos ponían sus manos
sobre algún cristiano sin “don” (Hch. 8:12-18).
3. Era una
promesa limitada al primer siglo, mientras la revelación de Dios estaba siendo
confirmada (compare Mr. 16:17-20 con Heb. 2:3, 4).
E. La manera en
la que cualquier miembro de la Deidad mora en el cristiano hoy no es ni por una
presencia milagrosa, ni por una presencia no milagrosa (pero literal), lo cual
es de todos modos una contradicción, sino al permitir el cristiano que la
Palabra inspirada de Dios gobierne e influya su vida en cada acción; así Dios,
Cristo y el Espíritu Santo se ven en su vida (Gal. 2:20; Ef. 3:17; 1 Jn. 3:24;
4:16 y pasajes similares).
F. Tal vez se
pregunte, ¿cuándo alguien “recibe” el Espíritu si es que no lo recibe
automáticamente en el bautismo? RESPUESTA: En el mismo momento que él recibe a
Dios y a Cristo—el primer y el segundo miembro de la Deidad (vea el párrafo E
arriba).
El
Don—Hechos 2:39
Desde el primer siglo, fieles hermanos
han enseñado que Dios concedió dones milagrosos a ciertos cristianos escogidos
en el primer siglo con el propósito de de confirmar la palabra de Dios como
genuina (Heb. 2:3, 4). Es nuestra convicción estudiada que Hechos 2:38 Y 39 es otro pasaje que enseña la misma
verdad. Por un cercano estudio de las palabras y frases usadas por Pedro, se demostrará
que la misa es plausible y probable. Recuerde que la era milagrosa cesó en el
primer siglo luego de que la Palabra había sido ya confirmada, aun este hecho
también está implicado en Hechos 2:39.
Como se observó anteriormente, la frase “el
don del Espíritu Santo” sólo aparece dos veces en todo el Nuevo Testamento,
Hechos 2:38, y 10:45. (Rogamos al lector que revise es punto antes de proseguir
con el estudio). Se demostró que la frase “don del Espíritu Santo” en Hechos
10:45 inequívocamente se refiere a los dones milagrosos del primer siglo dados
por el Espíritu Santo. ¿Por qué esa frase, usada por el mismo orador (un
apóstol inspirado), y encontrada en el mismo libro (Hechos de los Apóstoles),
debe entenderse diferentemente en Hechos 2:38? Preguntamos, ¿qué debe tomar
precedencia: un significado supuesto
de Hechos 2:38 de que el “don del Espíritu Santo” es una morada literal, no
milagrosa del Espíritu en el cristiano, o el significado conocido de Hch. 10:45 donde el “don del Espíritu” es algo
milagroso?
El texto de Hechos 2:39 dice lo
siguiente:
“Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros
hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios
llamare”.
Pedimos su atención a la palabra “gar”,
traducida “porque” (v. 39). Esta palabra puede ser una partícula significando
la razón o causa de la declaración anterior. Un uso más probable de la palabra
aquí es su fuerza como un explicativo. Es decir, sirve para aclarar, explicar,
o ilustrar la expresión o pensamiento anterior.