autor : EDGARDO BARREIRO

Yo canto por eso...



Por los seres olvidados,
por las tardes cuando llueve
y por las que sale el sol.

Por los juegos de la infancia,
los amigos de ese entonces
y aquél barrio que dejé.

Por la Escuela y el Liceo
y por la primera novia
y las playas de mi Pueblo y mi ciudad.

Por los vientos que guiaron
mis caminos y mis sueños,
por la vida, por la suerte y el amor.

Es por eso que yo canto,
no me borres la sonrisa...
y que nunca tú me quieras olvidar.

Por aquél que ves que sufre
y también por el que sueña,
por aquellos que no cesan de luchar.

Por mis hijos, por mis padres,
mis hermanas y hasta el aire
que le imprimen a mi vida una canción.

Por aquella vieja viola,
por aquél primer poema
que una noche, noche oscura acaricié.

Por aquellos que se fueron
y también por los que llegan.
Los amigos de la barra,
por el vino, la guitarra y nada más...


Volver al silencio...



Aún se puede
volver al silencio.
No dejemos de alzar
nuestra voz.
Que los hombres
no tomen banderas.
La bandera del mundo
está en Dios.

Aún se puede 
volver al silencio.
No dejemos de alzar
nuestra cruz.
Que la vida
persiga un camino,
de montañas,
estrellas y luz.

Que la muerte
no alcance a la vida,
si la vida
a la muerte venció.
Los espejos del hombre
se miren
y acaricien la voz
del Señor.


Sabanas revueltas...


 
Los amantes usan
sábanas revueltas,
sólo ellos conocen
la ciudad dormida,
la ciudad despierta...

Sábanas revueltas,
sábanas revueltas,
sólo ellos conocen
partes que están vivas,
partes que están muertas...

Sólo los amantes
conocen la noche,
la ciudad poblada,
la ciudad desierta...

Los amantes usan
sábanas revueltas,
sábanas revueltas,
sábanas revueltas,
que entre días y noches
y entre sol y lluvias,
la vida da vueltas...


 

Copyright ©  2003 Edgardo Barreiro
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