Diario El Mercurio
Sección Cartas al Director
El Hood
Al momento de su hundimiento, el Hood no era el acorazado más
grande del mundo, porque en realidad no era un acorazado (battleship) sino
un crucero de batalla (battle cruiser). Estos buques tenían el tamaño
y poder de fuego de un acorazado, pero alcanzaban una velocidad muy superior,
lo que se conseguía sacrificando el espesor de su coraza, con lo
que resultaban relativamente vulnerables. Eran los buques malditos de la
armada británica. En la batalla de Jutlandia, en la Primera Guerra
Mundial, en pocos minutos el fuego de los acorazados alemanes dio cuenta
de cuatro de esas naves, con gran pérdida de vidas. En la Segunda
Guerra, meses despúes de la perdida del Hood, otro de esos navíos,
el Repulse, fue hundido por aviones japoneses en Indochina, junto con el
acorazado Prince of Wales, compañero del Hood en la cacería
del Bismark. Sólo su gemelo, el Renown, alcanzó el fin de
la guerra.
Las escuadras de Japón, Francia y Alemania también contaron
con algunos de esos buques. En general no fueron muy exitosos, salvo el
Scharnhorst y el Gneisenau, alemanes, que cumplieron un papel destacado
en la conquista de Noruega por los nazis, desafiando el poderío
de la marina
británica.
Eduardo Vila-Echagüe C.