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Cuando Morfeo suelta y sólo queda un poco de la telaraña
que aprisiona el hondo sentir que lleva en sus entrañas, se le escapa
un suspiro, preludio del nudo que sube de sus pulmones hacia la garganta.
¡La causa!, el revivir como en un relámpago, la crónica que a toda
plana, narra la enfermedad de ese dictador llamado Franco.
En ésta, el escritor, verdadero artífice de las letras, va desgranando
con palabras sencillas y llanas, y procurando no volcarse hacia ninguno
de los lados por donde a algunos les gustaría que se enfocase tan
delicada situación, cuanto es menester para que cualquier profano
o desconocedor de la situación, se pueda hacer un juicio lo más aproximado
posible de lo que en la madre patria vino a ocurrir, y de lo que durante
su automandato, este reyezuelo, tuvo a bien discurrir.
Las primeras líneas dicen así: ...
"No era insigne el militar, pero
era un militar... un militar que cargado de medallas e insignias,
seguía y seguía con la vieja fórmula de "palo a la burra blanca, palo
a la burra negra" y en vez de ejercer el poder positivo de la toma
de decisiones, ejercía el negativo con la ausencia de dichas decisiones.
Así iba dejando que se pudriesen por sí solas todas las situaciones
y hasta los hay, quienes ufanos, aseguran haberle oído decir a su...