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Caminábamos
y caminábamos por el pedregoso camino, íbamos vadeando los baches,
tomando los atajos, sorteando los lentiscales, saltando por las pasadas
avenidas que lo habían dejado todo lleno de broza y de palos, y cuando
por fin divisamos el corte, se nos bajaron las fuerzas, se nos distendieron
los ánimos, y los manijeros ¡erre que erre!, coordinando los esfuerzos
para que las tareas, sin retraso comiencen, para mantener continuado
el ritmo, para que todo produzca en firme; pues saben, que lo peor
es cortar y luego volver a empezar, y por eso, nos incitan a hablar,
a silbar y a cantar.
En los tajos no hay tema preciso; lo mismo se comenta la elocuencia
de Prieto que la dureza de Calvo Sotelo, o la sapiencia de Azaña.
Uno puede estar de acuerdo con Besteiro, seguir las reflexiones de
Ortega, sentirse a gusto con las peroratas de Casares Quiroga o con
los razonamientos de Alcalá-Zamora, el "cacique de Priego" pero siempre
nos queda el poso común, de que todos y cada uno de ellos, se esfuerza
por mantener viva la llama de la legalidad republicana y nosotros,
el pueblo por los exhaustivos trabajos maltrecho, llenamos nuestras
mentes y nuestras almas con la esperanza cotidiana de que Dios nos
proveerá de algo mejor para todos nosotros y para nuestras casas,
en llegando el mañana.
En nuestras reflexiones, a veces por lo bajinis, y a veces ya con
las voces más templadas, unos a otros, sin cortapisas y a gusto, nos
despachábamos por las claras.
Mañana... mañana tendremos escuelas, y nuestros hijos verán cómo la
Institución Libre de la Enseñanza, se va extendiendo a todas las ramas.
Mañana... mañana tendremos Mutualidad y una buena Previsión Social
para no morirnos de hambre cuando nos aceche el accidente o nos llegue
la enfermedad.
Mañana... mañana tendremos derecho a una casa digna, al trabajo regulado
y a una cierta y segura pensión para quien por la edad, o por otros
inconvenientes, ya no pueda ni dar un jornal.
Mañana... mañana tendremos médicos preparados, con dispensarios bien
equipados y con especialistas en todas las ramas y, especialmente,
en Pediatría y en Maternidad, para que nuestros hijos y nuestras mujeres
puedan salir de ese trance, que es el dar a luz y dejar de vivir a
un ritmo casi constante.
Mañana... mañana lograremos tener un buen dispensario, aquí, en el
Barrio, en la Estepa o en las cuevas del Zahorí; y con él, y sus buenos
profesionales, podremos nivelar la relación entre la natalidad y la
mortandad infantil.
Mañana... mañana tendremos capacidad suficiente para entender que
lo político y lo social son dos polos importantes para el progreso...
pero que sueltos no son "na" y menos, si entre los humanos falta el
respeto por lo que cada uno pueda sentir, pensar o votar.
Mañana... mañana tendremos campos para ejercitar el deporte, porque
con él, nuestros cuerpos mejor podremos desarrollar, y también tendremos
cines y teatros para darle rienda suelta a quienes tengan la imaginación
inquieta, y también podremos darle a nuestra mente, algo más de solaz
y de paz.
Mañana... respetaremos todas las creencias y también las iglesias
de cada cual.
Cuando alguien toca este punto, yo siempre pienso en los tiempos pasados,
donde las guerras de religión llenaron siglo tras siglo los campos
de difuntos; y aunque no quiero, siempre me aflijo y en mi interior,
al Supremo Hacedor no le dejo de preguntar:
¿Pero... por qué, Señor
de la Creación, hay que esperar hasta mañana para saber entendernos
y para poder vivir en paz?