BUSCÁNDONOS
Nadie
encuentra lo que no está buscando. No es verdad que las cosas aparecen de
pronto; que, sorpresivamente, cuando para la lluvia, vemos una hermosísima flor
en el tallo en el que antes no había nada. Allí hubo, por lo menos, un capullo
cerrado, algo que estaba por abrirse, por transformarse en flor...
Cuando
un hombre encuentra a una mujer, cuando una mujer encuentra a un hombre... los
dos estaban buscándose. Por soledad. O por dolor. O por ganas de revivir la
vida insuflándole oxígeno a los los pulmones. O porque sí. ¿Por qué
explicarlo todo? ¿Por qué decir que la causa, el efecto, que la casualidad no
existe, que...? Mejor pensemos que lo importante es que, cuando no hay alguien a
nuestro lado, no hacemos tostadas (¿para mí solamente? (No...), no gastamos el
frasco de perfume, duran menos las latas de atún y más las milanesas en el
freezer, compramos con más nostalgia que alegría un ramito de flores para
llevar a casa, y estrenamos muy pocas cosas. Se van yendo las ganas, como se va
la luz, poquito a poco... Y la noche nos asesta su golpe con el recuerdo, nos
envía sus fantasmas más tristes, sus sombras incansables e inclementes. La
noche que no termina nunca, que crece, que atormenta, que entrevera nombres, que
ronda, que agiganta las lágrimas hasta transformarlas en un océano. Estamos
solos porque no hacemos una llamada. Porque no damos el paso que nos acerca.
Porque
no decimos la primera palabra que se transforme en puente. Nadie encuentra lo
que no está buscando. ¿Por qué crees que vos y yo nos encontramos? ¿Desde dónde
venías acercándote? ¿Desde cuándo yo esperaba que llegaras? ¿Por qué yo?
¿Por qué vos? ¿Por qué nosotros? ¿Por qué crees que no te desviaste, con
otro rumbo, que no fuiste más hacia el sur, o más al norte, o al otro lado del
mar incalculable? ¿Por qué pensás que me detuve para que pudieras alcanzarme,
extender las dos ramas de tus brazos, abarcarme con toda tu ternura como diciéndome
"ahora ya no te parará nada malo, nada triste, nada cruel"; podes
dejar de llorar, podes dormir con los ojos cerrados, mansamente y, al despertar,
no estarás sola... Nunca más estarás sola. "¿Y yo estaré solo nunca más...?"
¿Por qué? Porque los dos estábamos buscándonos.
Porque
desde aquella lejana, lejanísima primera vez que nos vimos, quedó un delgado,
finísimo, invisible hilo uniéndonos... un hilo que nada puede cortar, un hilo
que atraviesa paredes, muros, montañas... un hilo indestructible que no
soltaste, que no solté, y que al fin volvió a reunirnos para que la historia
termine su retrato, tal vez poniendo un poco menos de tonalidad en la paleta, o
distintos colores y brillos, pero retornando a los dos mismos protagonistas.
Vos y yo. Regresando. Volviendo al paraíso prometido que salimos a buscar sin saber que lo teníamos tan cerca, debajo de los pies. Cuando un hombre encuentra a una mujer, cuando una mujer encuentra a un hombre... los dos estaban buscándose. Nadie encuentra lo que no está buscando. ¿Me entendés, ahora?
Poldy Bird – Argentina