DOLOR

 

 

 Quisiera esta tarde divina de Octubre

pasear por la orilla lejana del mar,

que la arena de oro y las aguas verdes

y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera

como una romana para concordar

con las grandes olas y las rocas muertas

y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento y los ojos fríos

y la boca muda, dejarme llevar.  

  Ver como se rompen las alas azules

contra los granitos y no parpadear.

Ver como las aves rapaces se comen

los peces pequeños y no despertar.

Pensar que pudieran las frágiles barcas

hundirse en las aguas y no suspirar.

Ver que se adelanta la garganta al aire:

el hombre más bello no desear amar.

Perder la mirada distraídamente,

perderla y que nunca la vuelva a encontrar

y figura erguida entre cielo y playa

sentirme el olvido perenne del mar

 

 

Alfonsina Storni