SABADO

 

 

Me levanté temprano y anduve descalza

por los corredores; bajé a los jardines

y besé las plantas;

absorbí los vahos limpios de la tierra,

tirada en la grama;

me bañé en la fuente que verdes achiras

circundan. Más tarde, mojados de agua,

peiné mis cabellos. Perfumé las manos con zumo

oloroso de diamelas. Garzas

quisquillosas, finas,

de mi falda hurtaron doradas migajas.

Luego puse traje de clarín

más leve que la misma gasa.

De un salto ligero llevé hasta el vestíbulo

mi sillón de paja.

Fijos en la verja mis ojos quedaron, fijos en la verja.

El reloj me dijo: diez de la mañana.

A dentro un sonido de loza y cristales:

comedor en sombra; manos que aprestaban

manteles.

A fuera sol como no he visto

sobre el mármol blanco de la escalinata.

Fijos en la verja siguieron mis ojos,

fijos. Te esperaba.

 

Alfonsina Storni