SOLEDAD
Fuiste
en un tiempo dulce compañero,
confidente
cabal, seguro ampara,
en tú
regazo ideal se hizo más claro,
el
espejismo azul de la quimera,
infalible
esfumar del sueño caro.
Mi
enemigo doliente te declaro,
aunque
hacerlo, en verdad mucho me hiere.
Cuanto
instante íntimo vivido,
en
las noches de luna venturosas,
o en
veladas de ensueño,
peregrinas.
Pero
lógico el ciclo se ha cumplido:
primavera
triunfal me dio tus rosas,
transcurrido,
me punzan tus espinas.
Anónimo