INTIMA
Yo
te diré los sueños de mi vida
en
lo más hondo de la noche azul...
Mi
alma desnuda temblará en tus manos,
sobre
tus hombros pesará mi cruz.
Las
cumbres de la vida son tan solas,
¡tan
solas y tan frías! Yo encerré
mis
ansias en mi misma, y toda entera
como
una torre de marfil me alcé.
Hoy
abriré a tu alma el gran misterio;
ella
es capaz de penetrar en mí.
En
el silencio hay vértigos de abismos:
yo
vacilaba, me sostengo en ti.
Muero
de ensueños; beberé en tus fuentes
puras
y frescas la verdad; yo sé
que
está en el fondo magno de tu pecho
el
manantial que vencerá mi sed.
Y sé
que en nuestras vidas se produjo
el
milagro inefable del reflejo...
En
el silencio de la noche mi alma
llega
a la tuya como un gran espejo.
¡Imagina
el amor que habré soñado
en
la tumba glacial de mi silencio!
Más
grande que la vida, más que el sueño,
bajo
el azur sin fin se sintió preso.
Imagina
mi amor, mi amor que quiere
vida
imposible, vida sobrehumana,
tú
sabes que si pesan, si consumen
alma
y sueños de olimpo en carne humana.
Y
cuando frente al alma que sentía
poco
el azur para bañar sus alas
como
un gran horizonte aurisolado
o
una playa de luz, se abrió tu alma:
¡Imagina!
¡Estrechar, vivo, radiante
el
imposible! ¡La ilusión vivida!
Bendije
a dios, al sol, la flor, el aire
¡la
vida toda porque tu eras vida!
Si
con angustia yo compre esta dicha,
¡bendito
el llanto que manchó mis ojos!
¡Todas
las llagas del pasado ríen
al
sol naciente por sus labios rojos!
¡Ah!
tú sabrás mi amor; mas vamos lejos,
a
través de la noche florecida;
acá
lo humano asusta, acá se oye,
se
ve, se siente sin cesar la vida.
Vamos
más lejos en la noche, vamos
donde
ni un eco repercuta en mí,
como
una flor nocturna allá en la sombra
me
abriré dulcemente para ti.
Delmira Agustini