LA CASA

 

 

      En Chile, el pueblo llama al pan “Cara de Dios.” (G. M.)

 

                   

La mesa, hijo, está tendida,

en blancura quieta de nata,

y en cuatro muros azulea,

dando relumbres, la cerámica.

Esta es la sal, éste el aceite

y al centro el Pan que casi habla.

Oro más lindo que oro del Pan

no está ni en fruta ni en retama,

y da su olor de espiga y horno

una dicha que nunca sacia.

Lo partimos, hijito, juntos,

con dedos duros y palma blanda,

y tú lo miras asombrado

de tierra negra que da flor blanca.

 Baja la mano de comer,

que tu madre también la baja.

Los trigos, hijo, son del aire,

y son del sol y de la azada;

pero este Pan "cara de Dios"

no llega a mesas de las casas;

y si otros niños no lo tienen,

mejor, mi hijo, no lo tocaras,

y no tomarlo mejor sería

con mano y mano avergonzadas.

 

 Gabriela Mistral – Chilena