EL GRAN AMOR

 

 

Un gran amor, un gran amor lejano

es algo así como la enredadera

que no quisiera florecer en vano

y sigue floreciendo aunque no quiera.

Un gran amor se nos acaba un día

y es tristemente igual a un pozo seco,

pues ya no tiene el agua que tenía

pero le queda todavía el eco.

Y, en ese gran amor, aquel que ama

compartirá el destino de la hoguera,

que lo consume todo con su llama

porque no sabe arder de otra manera.

 

José Ángel Buesa