RUEDA EL CIELO

 

 

Rueda el cielo que no concuerde

su intento y el grácil tiempo

a recorrer la posesión del clavel

sobre la nuca más fría

de ese alto imperio de siglos.

Rueda el cielo el aliento le corona

de agua mansa en palacios

silenciosos sobre el río

a decir su imagen clara.

Su imagen clara.

Va el cielo a presumir

los mastines desvelados contra el viento

de un aroma aconsejado.

Rueda el cielo

sobre ese aroma agolpado

en las ventanas,

como una oscura potencia

desviada a nuevas tierras.

Rueda el cielo

sobre la extraña flor de este cielo,

de esta flor,

única cárcel:

corona sin ruido.

 

José Lezama Lima