NIÑOS

 

 

Bajo la higuera, aún

era de noche.

 

¡Que magia el frío oscuro,

entrando acurrucados (ella y yo)

entre las grandes hojas que rozaban (bastas,

peludas, con escarcha quieta)

nuestras frentes, de noche: que cegaban

nuestros ojos (¡rocío, estrellas!)

de noche!

 

(Por algún claro, el cielo

rosado y verdeplata, todavía con recuerdos pálidos

de noche.)

 

Después, dentro, muy quietos (ella y yo)

y muy callados (para nada) como

si fuera aún

de noche

 

Juan Ramón Jiménez