LLAMANDO AL HIJO

 

 

Cuando tu me llamas

todos los pájaros cantan;

la mar y sus caracolas

al corazón lo levantan.

 

Cuando tú me llamas

el cuerpo se sobresalta:

que es un romero sin sed

y no necesita el agua.

 

Cuando tú no me llamas

la vida se me desgana.

Se convierte en un erial

que ya no produce nada.

 

Carmen Conde