LOS DOS CONEJOS
Por entre unas
matas,
seguido de perros,
no diré corría,
volaba un conejo.
De su madriguera
salió un compañero
y le dijo: «Tente,
amigo, ¿qué es
esto?»
«¿Qué ha de
ser?», responde;
«sin aliento
llego...;
dos pícaros
galgos
me vienen
siguiendo».
«Sí», replica
el otro,
«por allí los
veo,
pero no son galgos».
«¿Pues qué son?»
«Podencos.»
«¿Qué? ¿Podencos
dices?
Sí, como mi
abuelo.
Galgos y muy
galgos;
bien vistos los
tengo.»
«Son podencos,
vaya,
que no entiendes
de eso.»
«Son galgos, te
digo.»
«Digo que
podencos.»
En esta disputa
llegando los
perros,
pillan descuidados
a mis dos conejos.
Los que por
cuestiones
de poco momento
dejan lo que
importa,
llévense este
ejemplo.
Tomás de Iriarte