Himaky llegó a su casa y subió las escaleras para después encerrarse en su habitación. Sentía como si el mundo se acabara, acaso era esto una extraña trampa del destino? Ella se había enamorado de Dayko hacía muchos años y lo había tratado muy mal al enterarse de que era homosexual… y ahora estaba enamorada del chico con el que Dayko había pasado sus últimos días…
Se sentó en su cama, tratando de calmarse. Luego de un tiempo de haberse alejado de Dayko, había comenzado a sentirse culpable por no haberlo comprendido en el momento en el que probablemente más lo había necesitado. Así que había hablado con algunas personas que sabían a donde se había ido y lo buscó.
Cuando supo en que escuela estaba, hizo un traslado, y cuando por fin entró en ella, sólo fue para enterarse de que Dayko había muerto. Fue justo el día que había conocido a Trunks. Aun podía recordar como se había sentido al enterarse de que Dayko había muerto, no podía ni siquiera pensar en nada, sólo había tomado sus cosas y había salido a las canchas a tomar algo de aire. Ni siquiera podía llorar… luego de un rato había decidido irse, sin siquiera observar su camino, recordaba haber tropezado con una lata, y no haber sabido lo que había ocurrido sino hasta haberse encontrado en los brazos de un chico guapo, amable y de hermosos cabellos largos color púrpura. En parte esto la había hecho olvidar incluso sus preocupaciones y culpas.
Luego de un tiempo había averiguado en que cementerio estaba Dayko, y siempre que lo visitaba encontraba hermosos ramos de rosas rojas en la lápida… siempre había creído que probablemente sus familiares eran quienes lo visitaban…
Después había entrado a la Universidad, volviendo a encontrarse con Trunks, se había enamorado de él completamente… y cuando se enteró de que Trunks tenía una aventura con Goten, quiso alejarse de él. Estuvo tentada incluso a cambiarse de universidad o incluso de país, pero lo había reflexionado… era como si el destino le hubiera dado una oportunidad de compensar el daño que le había hecho a Dayko. Así que hizo su mejor esfuerzo y se convirtió en la mejor amiga de Trunks.
Cuando por fin Trunks se dio cuenta de que a quien amaba era a ella, Himaky se había sentido muy feliz. Era como si con esto el destino le dijera que Dayko la había perdonado e incluso había dejado de visitar su tumba. Pero ahora… se sentía confundida, y dudaba de que lo que había llegado a creer fuera verdad.
Himaky: Será acaso que Trunks aun no lo ha olvidado? Es esto un castigo por no haberte comprendido… Dayko?
Mientras decía esto, colocó sus manos en su cabeza, tratando de calmarse. De pronto, una luz a la vez brillante y suave comenzó a llenar la habitación, haciendo que Himaky levantara la vista.