Texto del discurso pronunciado por el Presidente de la República
de Cuba, Fidel Castro Ruz, en el acto con motivo de la primera graduación
de la Escuela Latinoamericana de Medicina. Teatro "Carlos Marx",
20 de agosto de 2005.
Excelencias y entrañables amigos que,
en representación de los países que son patria de
los médicos que hoy se gradúan, nos honran con su
presencia;
Jóvenes tenaces y aplicados que hoy se
gradúan como médicos de nuevo tipo y sus familiares;
Profesores y trabajadores de la Escuela Latinoamericana
de Medicina;
Distinguidos invitados:
Esta graduación era un
sueño hace casi siete años. Hoy es una prueba de la
capacidad de los seres humanos para alcanzar las más elevadas
metas, y un premio realmente para los que creemos que un mundo mejor
está a nuestro alcance.
La idea surgió cuando
los cables comenzaron a divulgar la noticia de que el huracán
Mitch había arrancado la vida a más de 40 mil personas
en Centroamérica. Propusimos enviar una fuerza médica
capaz de salvar cada año tantas vidas como las que había
destruido el huracán. No vacilamos en hacerlo aunque estábamos
todavía bajo los más duros embates del período
especial. Ello era posible porque, aun en medio de aquella terrible
prueba después del derrumbe del campo socialista y de la
URSS, que nos privó de toda cooperación exterior,
y cuando en el mundo se daba por perdida nuestra causa, la Revolución
no cesó un instante de crear capital humano.
Asociada a la idea de apoyar
a Centroamérica con miles de médicos, nació
de inmediato la Escuela Latinoamericana de Medicina, para sustituir
progresivamente con médicos de esos países a los médicos
cubanos que integraban aquella fuerza, cuando fueran finalizando
su misión. Hoy esa escuela, con su pujante desarrollo, apoya
la formación de médicos no sólo en Centroamérica
sino también en otras regiones del mundo.
Volviendo la mirada hacia el
pasado, recordamos que antes del Primero de Enero de 1959 la represión
sangrienta condujo al cierre de nuestros centros de enseñanza
superior, entre ellos la única Escuela de Medicina, que radicaba
en la colina universitaria de la Ciudad de La Habana.
La mayoría de los graduados
existentes procedía de sectores con recursos económicos.
La mitad de los médicos, atraídos por Estados Unidos,
abandonaron la Patria amenazada y agredida. Sólo quedaron
3 mil y un reducido número de profesores de Medicina. Con
ellos comenzamos a edificar lo que hoy tenemos.
Por estas causas, en los primeros
años del triunfo de la Revolución sólo unos
pocos pudieron recibir el título de médicos. La primera
graduación de jóvenes médicos que iniciaron
sus estudios después del Primero de Enero de 1959 tuvo lugar
el 14 de noviembre de 1965.
Hacía apenas seis años
habían cesado nuestros combates en las montañas orientales
de la Sierra Maestra. Frescos todavía los recuerdos de aquel
escenario, invité al contingente de los 400 jóvenes
que finalizaban sus estudios de Medicina a graduarse en la montaña
más alta de aquella cordillera y de Cuba, a casi dos mil
metros de altura: el Pico Turquino.
Hoy ante ustedes, en este teatro,
me parecen irreales las palabras que dirigí a los que en
la punta de la empinada montaña se graduaron como médicos.
Después de subrayar algunos
párrafos de una copia de aquel discurso, no puedo resistir
la tentación de repetir esta noche, cuando se gradúa
esta vez un contingente de 1.610 médicos de la Escuela Latinoamericana
de Medicina, incluidos los caribeños que estudiaron en otras
sedes universitarias de Cuba, algunas palabras de lo que dije entonces.
Eran días, además,
en que los ataques piratas y los actos terroristas contra nuestro
país, organizados por el gobierno de Estados Unidos, se producían
constantemente.
Les decía entonces a
los jóvenes: "En este viaje muchos de ustedes han tenido
oportunidad de comprender muchas cosas, sin palabras, sin adoctrinamientos,
sin discursos, en ese lenguaje mudo pero elocuentísimo de
las realidades sociales y de las realidades humanas. Estoy seguro
de que mucho más que las ideas abstractas, las inclinaciones,
la vocación, la condición natural de cada uno de ustedes
?incuestionablemente buena?, contribuirá a que sepan cumplir
el deber, a que en cada ocasión sepan comportarse de la mejor
manera, por la actitud de los campesinos de estas montañas,
la clase de hombres y mujeres que ustedes han visto; la bondad,
la amabilidad, la generosidad, la solidaridad, el reconocimiento,
la gratitud de los hombres y mujeres, de los niños y los
ancianos que en tan duras condiciones de vida han trabajado, han
crecido y han vivido en estas montañas; sus gestos absolutamente
espontáneos, las flores con que los recibían, las
frutas de sus cosechas, el café, el agua, la voluntad de
ayudarlos, la colaboración que prestaron en la organización
de todo, la estimación hacia los médicos."
"El juramento de los estudiantes
graduados, su contenido revolucionario internacionalista, todo esto
tiene que dolerles mucho a los enemigos.
"Quisieron tal vez contrarrestar
de alguna forma esto, y anoche, según noticias que llegaron
esta mañana, siendo las 12 y 45 de la madrugada aproximadamente,
una lancha pirata abrió fuego hacia tierra, a la altura de
la calle Lagunas en La Habana. Tres o cuatro minutos después
otra lancha pirata, al parecer buscando la casa del Presidente,
abrió fuego produciendo un gran número de impactos
de ametralladora en el Acuario Nacional. Eso ocurre precisamente
hoy."
Para los distinguidos invitados
que nos honran con su participación en esta graduación
y para todos los presentes, trataré de resumir, en apretadísima
síntesis, los resultados de nuestros esfuerzos en el campo
de la formación del personal y en el desarrollo de la ciencia
médica a lo largo de los años transcurridos desde
entonces.
Médicos graduados en nuestro país
después del triunfo de la Revolución:
· En el decenio 1960-1969: 4.907
· En el segundo decenio, 1970-1979: 9.410
· En el tercero,1980-1989: 22.490
· En el cuarto, 1990-1999: 37.841
· En el quinquenio 2000-2004: 9.334
Una cifra total que asciende a 83.982. De ellos,
3.612 procedentes de otros países.
Habría que añadir
los 1.905 médicos cubanos que se gradúan este año,
por lo que la suma se eleva en realidad a 85.887.
Hoy la forma de prepararlos
es radicalmente distinta. Antes de la Revolución, las clases
eran masivas y se impartían a veces a cientos de alumnos;
las prácticas, muy reducidas y ausencia casi total de elementos
de ciencias básicas. Era posible terminar la carrera sin
haber examinado a un enfermo directamente o realizar un parto. Los
programas estaban dirigidos fundamentalmente a la acción
curativa del paciente y al ejercicio privado de la profesión,
alejados totalmente de los problemas de salud que afectaban al país.
La palabra prevención apenas se citaba. El promedio de graduados
era de 300 médicos y 30 estomatólogos por año.
Hoy la matrícula de jóvenes
cubanos y de los procedentes del resto del mundo, cada vez más
hermanados en la lucha por un destino más justo y humano,
se eleva considerablemente en las diversas áreas que un sistema
racional y eficiente de salud pública requiere.
En el curso 2004-2005, el número de estudiantes
alcanzó las siguientes cifras:
· Medicina: 28.071
· Estomatología: 2.758
· Enfermería: 19.530
· Tecnología de la Salud: 28.400
Suma total actual de estudiantes: 78.759.
Cursan su carrera en nuestro país más
de 12 mil estudiantes de Medicina procedentes de 83 países:
Ø 5.500 de América del Sur
Ø 3.244 de Centroamérica
Ø 489 de México y Norteamérica,
incluyendo 65 jóvenes de
Estados Unidos y 2 de Puerto Rico
Ø 1.039 del Caribe
Ø 777 del África Subsahariana
Ø 42 de África del Norte y Medio
Oriente
Ø 61 de Asia
Ø 2 de Europa
Los países de América Latina que
cuentan con más alumnos son:
1. Venezuela 889
2. Honduras 711
3. Guatemala 701
4. Paraguay 641
5. Brasil 629
6. Bolivia 567
7. Nicaragua 560
8. Ecuador 551
9. Colombia 545
10. Perú 532
Del Caribe:
11. Haití 676
12. Rep. Dominicana 403
13. Jamaica 134
14. Guyana 117
15. Belice 79
16. Santa Lucía 69
Hoy tenemos la enorme satisfacción de
graduarlos a ustedes, 1.610 nuevos médicos:
Ø 495 de América del Sur
Ø 771 de Centroamérica
Ø 343 del Caribe
Ø 1 de Estados Unidos
Los últimos siete años
han sido de intenso y creciente batallar en el campo de la solidaridad
y de la formación de médicos cubanos y de otros pueblos
hermanos.
Los medios y los métodos
se han revolucionado de modo increíble, y la formación
teórica y práctica supera considerablemente la que
se conoció a lo largo de la historia. Más exacto sería
decir que la multiplican.
Si antes había un solo
hospital docente, hoy todos los hospitales ostentan el honroso calificativo
de docentes.
Algo más: sedes de formación
de médicos en nuestro país pueden ser cualesquiera
de los 444 policlínicos de que dispone la atención
primaria. Con el apoyo de medios audiovisuales y programas interactivos
de computación, más la presencia de decenas de especialistas,
Másters y hasta Doctores en Ciencias, los resultados se comparan
e incluso superan los de las formas históricas de preparar
a los que deben garantizar la salud y el bienestar del pueblo.
Hace siete meses tuve la satisfacción
de reunirme con 300 jóvenes de Haití, Guatemala y
Honduras que cursaban el último semestre de la carrera y
marchaban a sus respectivos países para prestar servicios
junto a las brigadas de especialistas cubanos en Medicina General
Integral que laboran en los más apartados rincones de esa
región. Con ellos marcharon 50 jóvenes cubanos de
igual nivel. Los resultados han sido impresionantes. Les prometí
participar en su graduación, y aquí están en
este mismo acto, entre ustedes, como soldados espartanos de la Medicina,
esgrimiendo sus escudos victoriosos.
¡Gloria a esa juventud,
a los nuevos salvadores de vidas, que elevan la noble profesión
de médicos a los más altos niveles de consagración
y ética que ha conocido el mundo! Ellos encarnan el tipo
de médicos que miles de millones de personas pobres requieren
con desesperada urgencia.
Cuanto he dicho es, sin embargo,
pálido al lado del colosal movimiento de formación
de médicos de vanguardia que a la luz del alba bolivariana
están llevando a cabo Venezuela y Cuba. De esta forma, y
en pleno desarrollo de la Misión Barrio Adentro, concebida
por el Presidente Hugo Chávez, 22.043 bachilleres venezolanos
cursan hoy estudios premédicos en los 7.898 consultorios
de Barrio Adentro, en estrecha cooperación con los ministerios
venezolanos de Enseñanza Superior y Salud Pública.
El 3 de octubre iniciarán los estudios de primer curso de
Medicina. En sólo diez años se graduarán 40
mil por esta vía.
A su vez, en Cuba se inicia
el desarrollo de un programa para formar en igual período
de tiempo 20 mil médicos venezolanos procedentes de la Misión
Ribas o de los liceos, y adicionalmente 30 mil médicos de
los países latinoamericanos y caribeños. Podrán
optar por esta oportunidad jóvenes latinoamericanos y caribeños
que, debido fundamentalmente a su procedencia humilde, no han podido
realizar sus estudios en los mejores liceos, ni obtener cupo en
los centros de enseñanza médica.
Formar un médico en Estados
Unidos, como se conoce, cuesta no menos de 300 mil dólares.
De hecho, Cuba está formando en este momento más de
12 mil médicos para el Tercer Mundo, con lo cual realiza
una contribución al bienestar de esos países cuyo
valor asciende a más de tres mil millones de dólares
estadounidenses. Si forma o contribuye a formar cien mil médicos
de otros países en diez años, su aporte equivale a
30 mil millones de dólares estadounidenses, a pesar de ser
Cuba un país pequeño del Tercer Mundo bloqueado económicamente
por Estados Unidos.
¿Dónde está
el secreto? En el hecho real de que el capital humano puede más
que el capital financiero. Capital humano implica no sólo
conocimientos, sino también ?y muy esencialmente? conciencia,
ética, solidaridad, sentimientos verdaderamente humanos,
espíritu de sacrificio, heroísmo, y la capacidad de
hacer mucho con muy poco.
Los países ricos hacen
exactamente lo que Cuba pero al revés. No forman médicos
para el Tercer Mundo, les arrebatan los que esos países forman.
Un informe de la Universidad
de Harvard y de la Organización Mundial de la Salud denuncia
el escandaloso saqueo de médicos de los países pobres
por parte de los países ricos. Publica una lista con el porcentaje
total de médicos de diferentes países que son emigrantes
del Tercer Mundo:
Austria 5 por ciento
Francia 6 por ciento
Alemania 7 por ciento
Dinamarca 7 por ciento
Noruega 15 por ciento
Australia 22 por ciento
Estados Unidos 24 por ciento
Canadá 26 por ciento
Reino Unido 32 por ciento
Nueva Zelandia 35 por ciento
La fuga de ese personal significa,
como señala el informe, que los países pobres subsidian
cada año a los ricos por ese hecho en 500 millones de dólares.
Esas inmensas sumas de que hablo
son reales y en el mercado capitalista tienen su precio, pero no
requieren los enormes recursos de la producción material
y pueden estar, por tanto, al alcance de cualquier país.
Juntos también, Venezuela
y Cuba, estamos llevando a cabo lo que constituye uno de los más
emocionantes programas que puedan ponerse en práctica: devolver
o preservar la visión en los próximos diez años
a más de seis millones de latinoamericanos y caribeños.
Se han creado las condiciones
en Cuba y están creándose en Venezuela para diagnosticar,
operar o curar cada año 25 mil caribeños,100 mil cubanos,
100 mil venezolanos y 120 mil sur y centroamericanos.
En realidad, el programa se
ha iniciado ya en 14 centros oftalmológicos de los 24 con
que contaremos a finales del presente año, los que disponen
de las más avanzadas tecnologías que existen en el
mundo. Nuestro país alcanza ya un ritmo de 1.400 operaciones
de la vista diariamente.
Este año estamos a punto
de alcanzar ya la cifra de 50 mil venezolanos de la misión
Barrio Adentro operados de la vista entre mediados de enero y hoy
20 de agosto. En menos de un mes han recibido igual tratamiento
1. 093 caribeños, en virtud de los Acuerdos de Anzoátegui,
suscritos el pasado 30 de junio.
Debe conocerse que, dado su
estado de pobreza, más de 4 millones y medio de latinoamericanos
y caribeños requieren de este servicio anualmente y no lo
reciben, y más de medio millón pierde la visión
cada año, muchas veces sin haber sido examinados nunca por
un médico.
Al igual que hace 40 años,
permítanme soñar. Sólo que después de
medio siglo de lucha estoy absolutamente seguro de que nadie podrá
decir de los sueños de Cuba, como dijo Calderón de
la Barca, "toda la vida es sueño, y los sueños,
sueños son."
¡Adelante, abanderados
invencibles de tan noble profesión, demostrando que todo
el oro del planeta no puede doblegar la conciencia de un verdadero
guardián de la salud y de la vida, listo para marchar a cualquier
país donde se le necesite, y convencido de que un mundo mejor
es posible!
¡Gracias!
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