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El Ciudadano & la región 12 / MUNDO
Martes 10 de agosto de 1999

CONTRADICCIÓN. El intendente aceptó la legitimidad de querer saber qué pasa pero menospreció al periodismo
Muia no hablaba del búnker porque “no nos favorecía” Carlos Muia, intendente


CASILDA “No es lindo recibir llamadas de distintos lugares del país preguntándonos qué pasa en Casilda. Siento mucho dolor como casildense de que nuestra ciudad trascienda por estas cosas”, se lamentó el jefe de la comuna local, Carlos Muia, al referirse a la atención que despertó en la Argentina y aun en el exterior la revelación de la existencia de una organización que, en forma secreta y clandestina, comenzó a construir un refugio fortificado para almacenar elementos que pudieran servir para auxiliar a los sobrevivientes de un eventual cataclismo. Muia dijo en un programa de radio local que no quiso atender “a ninguno de los medios nacionales que golpearon las puertas, que llamaron por teléfono, que trataron de conseguir audiencia, porque me parecía que era entrar en el juego de ellos, y que la figura del intendente explicando lo inexplicable iba a ayudar a di fundir algo de nuestra ciudad que no nos favorecía”. El intendente de Casilda habló por primera vez de la asociación Amigos de la Naturaleza y de la repercusión que tuvo la misteriosa construcción que hizo levantar al oeste de la ciudad, señalando que “si hay un grupo que ha intentado llevar adelante una actividad por pensamientos y por creencias propias, la ciudad no lo ha interpretado de ninguna otra manera de la que se ha manifestado en estos días: quiso saber de qué se trataba (la edificación del refugio), se suspendió su construcción, nuevamente se habilitó y se autorizó y ahí terminó todo. Lo otro es fábula, es querer cargar con fábula y con pensamientos irreales una historia que pudiera ser noticia”. Desde que El Ciudadano hizo pública la existencia del búnker de Casilda y las explicaciones que

dieron sus propietarios sobre las motivaciones que tuvieron para hacerlo construir, el tema fue abordado por periodistas de Canal Azul, ATC, América 2, Radio Continental, FM News, FM Diez, Televisión Española, los diarios Página 12, El Día de La Plata y La Opinión de Rafaela, las radios LT2 y LT8 y los canales 3 y 5 de Rosario y las emisoras de Venado Tuerto y San Jenaro Norte, entre otras. Los comentarios que se siguen escuchando en la ciudad expresan las dudas del vecindario sobre los móviles que animan a los dirigentes de Amigos de la Naturaleza, una de las ramificaciones de la organización internacional Energía Universal y Humana. Estas dudas giran en torno al tipo de influencia psicológica que pudieran ejercer con sus previsiones catastróficas sobre las personas que incorporan a sus filas y sobre la posibilidad de que las expongan a algún tipo de aprovechamiento económico. “Yo no digo que esta gente esté detrás de algo así (la idea del fin del mundo), pero puede ocurrir. Gracias a Dios aquí no pasó, pero ya existen casos en que de repente gente totalmente normal se hizo daño físicamente luego de ser influenciada por alguna disciplina religiosa extrema”, advirtió un vecino. Curtis Cao Duy, uno de los líderes mundiales de la organización, advirtió a ochocientos seguidores que asistieron a un curso realizado en julio en Rosario que la Tierra puede estallar en pedazos por las tensiones gravitatorias derivadas de la alineación de los planetas, o por el choque con un asteroide, y los instó a donar dinero para ayudar a quienes no tienen recursos para preservarse de las consecuencias.

El rumor del Apocalipsis y el avestruz

Un maestro vietnamita en transmisión de la energía convoca a prepararse para el fin del mundo; un grupo de sus seguidores construye un depósito de víveres para los sobrevivientes de la hecatombe; integrantes y ex miembros de la agrupación dan fe del carácter secreto de la misma; mucha gente siente preocupación y hasta temor, según lo manifiestan algunos sacerdotes de la región. Calificar de “fábula” al palpable desarrollo de tendencias apocalípticas y restarle importancia, como lo hizo el intendente de Casilda, es irracional. Y la irracionalidad, en la historia de la humanidad, puede medirse en pérdida de vidas. Sería más prudente mantener un alerta razonable. Al menos hasta que se sepa mejor de qué se trata todo esto y los protagonistas hablen con claridad. Por el contrario, la actitud de Muia se parece a la del avestruz, que esconde la cabeza bajo la tierra.