CASILDA
“No es lindo recibir llamadas
de distintos lugares del país preguntándonos
qué pasa en Casilda.
Siento mucho dolor como casildense
de que nuestra ciudad
trascienda por estas cosas”, se lamentó
el jefe de la comuna local,
Carlos Muia, al referirse a la atención
que despertó en la Argentina
y aun en el exterior la revelación
de la existencia de una organización
que, en forma secreta
y clandestina, comenzó a
construir un refugio fortificado
para almacenar elementos que
pudieran servir para auxiliar a los
sobrevivientes de un eventual cataclismo.
Muia dijo en un programa de
radio local que no quiso atender
“a ninguno de los medios nacionales
que golpearon las puertas,
que llamaron por teléfono, que
trataron de conseguir audiencia,
porque me parecía que era entrar
en el juego de ellos, y que la figura
del intendente explicando lo
inexplicable iba a ayudar a di
fundir algo de nuestra ciudad que
no nos favorecía”.
El intendente de Casilda habló
por primera vez de la asociación
Amigos de la Naturaleza y de la
repercusión que tuvo la misteriosa
construcción que hizo levantar
al oeste de la ciudad, señalando
que “si hay un grupo que
ha intentado llevar adelante una
actividad por pensamientos y por
creencias propias, la ciudad no lo
ha interpretado de ninguna otra
manera de la que se ha manifestado
en estos días: quiso saber de
qué se trataba (la edificación del
refugio), se suspendió su construcción,
nuevamente se habilitó
y se autorizó y ahí terminó todo.
Lo otro es fábula, es querer cargar
con fábula y con pensamientos
irreales una historia que pudiera
ser noticia”.
Desde que El Ciudadano hizo
pública la existencia del búnker
de Casilda y las explicaciones que
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dieron sus propietarios sobre las
motivaciones que tuvieron para
hacerlo construir, el tema fue
abordado por periodistas de Canal
Azul, ATC, América 2, Radio
Continental, FM News, FM Diez,
Televisión Española, los diarios
Página 12, El Día de La Plata y La
Opinión de Rafaela, las radios LT2
y LT8 y los canales 3 y 5 de Rosario
y las emisoras de Venado
Tuerto y San Jenaro Norte, entre
otras.
Los comentarios que se siguen
escuchando en la ciudad expresan
las dudas del vecindario sobre
los móviles que animan a los
dirigentes de Amigos de la Naturaleza,
una de las ramificaciones
de la organización internacional
Energía Universal y Humana.
Estas dudas giran en torno al
tipo de influencia psicológica que
pudieran ejercer con sus previsiones
catastróficas sobre las personas
que incorporan a sus filas
y sobre la posibilidad de que las
expongan a algún tipo de aprovechamiento
económico.
“Yo no digo que esta gente esté
detrás de algo así (la idea del fin
del mundo), pero puede ocurrir.
Gracias a Dios aquí no pasó, pero
ya existen casos en que de repente
gente totalmente normal
se hizo daño físicamente luego
de ser influenciada por alguna
disciplina religiosa extrema”, advirtió
un vecino.
Curtis Cao Duy, uno de los líderes
mundiales de la organización,
advirtió a ochocientos seguidores
que asistieron a un curso
realizado en julio en Rosario
que la Tierra puede estallar en
pedazos por las tensiones gravitatorias
derivadas de la alineación
de los planetas, o por el choque
con un asteroide, y los instó
a donar dinero para ayudar a
quienes no tienen recursos para
preservarse de las consecuencias.
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El rumor del
Apocalipsis y
el avestruz
Un maestro vietnamita en
transmisión de la energía
convoca a prepararse para el
fin del mundo; un grupo de
sus seguidores construye un
depósito de víveres para los
sobrevivientes de la hecatombe;
integrantes y ex
miembros de la agrupación
dan fe del carácter secreto
de la misma; mucha gente
siente preocupación y hasta
temor, según lo manifiestan
algunos sacerdotes de la región.
Calificar de “fábula” al
palpable desarrollo de tendencias
apocalípticas y restarle
importancia, como lo
hizo el intendente de Casilda,
es irracional. Y la irracionalidad,
en la historia de la
humanidad, puede medirse
en pérdida de vidas. Sería
más prudente mantener un
alerta razonable. Al menos
hasta que se sepa mejor de
qué se trata todo esto y los
protagonistas hablen con
claridad. Por el contrario, la
actitud de Muia se parece a
la del avestruz, que esconde
la cabeza bajo la tierra.
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