Señor Juez de Instrucción:
JULIO D´GAETANO, argentino, músico, nacido el 21 de marzo de 1944, casado y separado de hecho, domiciliado en calle Zeballos nº 1174 de esta ciudad, ante V. S. respetuosamente me presento y digo:
Que vengo a presentar formal denuncia por hechos que considero que constituyen los delitos de Reducción a la Servidumbre, Abandono de Persona y Asociación Ilícita, contra los directivos de REMAR (Recuperación de Marginales), de calle Buenos Aires 1411 de esta ciudad, pero con sedes en todo el país y aún del extranjero.-
Por problemas de salud y falta de trabajo me presenté a mediados del mes de diciembre de 1997 en la dirección indicada. Allí me atendió un hombre de nacionalidad española, vasco más precisamente, de nombre José, que oficia, entre otros, de "pastor" de la institución en la ciudad de Rosario. Él me derivó a Javier Araujo, me tomaron los datos de identidad y decidieron que tenía que viajar a Buenos Aires por mis propios medios a Avda. Centenera al 2300 (y Cnel. Díaz) en el barrio de Pompeya, donde están las oficinas centrales de REMAR. Me presenté allí el 22 de diciembre de 1997 a las 20:15 hs.-
Allí, luego de recibirme, me revisaron mis bolsos y me sacaron todos los medicamentos que llevaba conmigo, los que necesito por mis afecciones neurológicas en las piernas, diciéndome, ante mi objeción, que mi único neurólogo de allí en adelante iba a ser Dios y mi enfermero Cristo. También me quitaron una cruz con la imagen de Cristo, porque me dijeron que eso no condice con la ideología de la comunidad.-
También me secuestraron el dinero y los aparatos electrónicos que llevaba conmigo, porque alegaban que todo tenía que pasar a formar parte de la comunidad y que los tenía que donar. Debido a que estaba sin dinero y sin medios para retornar a Rosario, me vi obligado a aceptar el despojo. Nunca pude recuperar esos bienes, que si bien no son muy valiosos, formaban parte de los pocos bienes que poseo.-
También me despojaron de mis documentos, los que nunca pude recuperar, ya que quedaron en las oficinas de Buenos Aires.-
Lo narrado ocurrió a las 20:15 horas. A las 21:30 hs. me subieron a una Trafic Belga, marca Mercedes Benz junto con otro ingresante, de nombre Javier, un mendocino que sufría de HIV muy avanzado. Nos llevaron a una "granja de primera fase" tal como la calificaban, la que se encuentra ubicada a 3 kms. antes de llegar a San Miguel del Monte, doblando a la derecha y siguiendo caminos de tierra. Esa noche me hicieron dormir en una pequeña casa, en una habitación con ocho cuchetas, en total hacinamiento. Me dieron una cobija maloliente, sin sábanas ni almohada. El colchón era de paja.-
En el lugar solamente está construída la casita a que hice referencia y otra casa mayor, en la que estaba alojado el encargado del campo y otros internos. En total éramos unos 35 a 40 hombres. Estaba prohibido el ingreso de mujeres en el lugar.-
A la mañana siguiente empezó el verdadero calvario. Nos despertaron a las 6:30 hs. de la mañana. El encargado de despertar a la gente controla la disciplina del grupo y es un lugarteniente del "responsable" de esa casa, un tal "José", de nacionalidad uruguaya, exonerado de la policía de ese país, ex cocainómano y preso por robo, el que a su vez depende del encargado de la granja en su conjunto, de nombre "Víctor", originario de San Francisco, Córdoba.-
A las 6:45 horas tuvimos que presentarnos, al igual que todos los días en adelante a una reunión religiosa a la que llaman "devocional", consistente en la lectura y comentario de la Biblia y que dura una hora.-
El lugar en que se desarrollaba queda a unos 150 metros de la casita. Debido a mis problemas en las piernas me resultaba dificultoso caminar esa distancia, especialmente porque me habían quitado el bastón que siempre uso, diciéndome: "Para caminar tenés que apoyarte en Cristo". (El bastón me lo había quitado el llamado Víctor inmediatamente después de llegar a la granja referida).-
En el acto devocional nos decían que teníamos que tener una especie de letrero en la frente con la palabra "obedece", y que no había que pensar, solamente obedecer. Nos amenazaban diciéndonos "Al que no le guste, ahí está la tranquera. No va a llegar lejos", haciendo referencia al hecho de que el lugar está rodeado de esteros, lodazales y cangrejales. Es un lugar tan solitario que por el camino de chacra que pasa por el lugar solamente vi pasar tres personas en 35 días que permanecía allí.-
En el devocional se nos insistía en decirnos que éramos "parias, ratas inmundas". Víctor, que estaba a cargo del "devocional", nos dijo: "yo tampoco los quiero, pero tengo que aguantarlos, así que más vale que se porten bien". Como estas expresiones no me gustaron, (en ese primer) día lo miré fijamente, pero sin decir palabra alguna. En castigo a mi actitud me dijo: "A vos, cuando termine el devocional, te ablando".-
A continuación nos sirvieron el desayuno, consistente en una lata de mate cocido sin azúcar y con pan cubierto de moho.-
Cumpliendo la advertencia que me había hecho Víctor vino José y me dió una tijera de unos 15 cm. (de las usadas para cortar tela) y me dijo: "Flaco, empezá a cortar todo el pasto alrededor de la casita, acá no hay guadaña ni cortadora de pasto". Era evidente que me castigaban de esa forma, haciéndome acordar de órdenes humillantes por el estilo dadas de limpiar un gran salón con un cepillo de dientes. Posteriormente comprobé que había guadañas y cortadora eléctrica de pasto, pero lo que a mí me habían hecho tenía por finalidad someterme.-
Objeté haciéndole saber que no podía caminar y me dijo que eso era falta de fe, que no me calentara, que ya iba a tener fe y que lo hiciera sentado en tierra y arrastrándome.-
Al día siguiente, y por tres días más continué haciendo ese trabajo humillante. Me quedaron las manos sangrantes.-
Cuando terminé de cortar el pasto con la tijera lo llamé a José, y me dijo: "Bien, flaco, fue un laburo de sopre", es decir, que se trataba de una "ablande". Eran las 11:30 horas de la mañana y yo no tenía ni fuerzas para meterme en la casita. Me dijo que descansase durante el resto del día y me entregó una Biblia.-
El trabajo era de 8:00 a 13:30 hs. Luego se hacía un intervalo de 1 hora para almorzar hasta las 14:30 hs. y luego se continuaba trabajando hasta las 18:30 o 19 hs.-
La comida consistía todos los días en un cocido de verduras de descarte traídas del mercado central de Buenos Aires, donde se la regalaban. No tenía carne, ni aceite ni grasa. Ante una observación mía hecha a José respecto a que la verdura estaba podrida y que tenía gusanos, me contestó: "No te calentés, que yo en la cárcel comía todos los días rancho con gusanos, es lo que ustedes se merecen".-
Sin embargo yo pude observar que Víctor, José y otros encargados comían muy poco con nosotros, pero luego se quedaban en la cocina y comían fiambres, lo que para los demás internos era inexistente.-
Debo señalar que en la granja todo estaba prohibido, revistas, diarios, radios, grabadoras, lápices, excepto la Biblia y la música cristiana que estaba a cargo de Víctor. La prohibición de tener lápices tenía por finalidad evitar que pudiéramos enviar un mensaje de ayuda por medio de alguien que se pudiera escapar.-
En alguna oportunidades durante los almuerzos se pasaban sermones del grupo de Jimmy Swaggart.-
En el almuerzo no se podía hablar, como no fuera con los dos internos que estaban encargados de servir la comida.-
Podíamos caminar por el campo al final de la tarde, en los alrededores de las casas, pero siempre acompañados por nuestra "sombra" (un vigilante obligatorio) y vigilados por prismáticos que usaba Víctor.-
MEDIDAS DISCIPLINARIAS
Todo aquel que los dirigentes consideraban que tenía que ser disciplinado por alguna causa, como en mi caso por mirar fijamente al responsable del devocional, o por no haber mostrado suficiente fervor en los actos de fe, o tuviera algún altercado con otro interno, se le aplicaba una "disciplina" que consistía en lo siguiente:
En el lugar donde estaban los chiqueros había un pozo de aporximadamente tres metros de diámetro por tres metros de profundidad, donde los encargados de alimentar a los animales echaban los excrementos. A ese pozo iba el candidato y debía palear los excrementos desde el pozo hacia afuera durante todo el día, al que iba después del "devocional", sin desayunar ni almorzar. Llegada la noche lo dejaban higienizarse y comer. Lo curioso es que al otro día el pozo estaba nuevamente lleno hasta los bordes.-
Conocí gente que ha estado castigada de una a dos semanas seguidas en el pozo, saliendo a veces a hurtadillas para meterse en los chiqueros y disputarse la comida con los chanchos.-
Otra medida disciplinaria consistía en hacerles carpir la tierra de una plantación de papas con un cuchillo. Este castigo era parecido al que me aplicaron de hacerme cortar el pasto con una tijera.-
Otro castigo consistía en obligar al interno a quedarse parado en los alrededores de la casita. El responsable, o la "sombra" o Víctor el encargado, le preguntaba al castigado: "¿Qué estás mirando?". Si el castigado contestaba: "El piso", le decían: "No mirés el piso, no tenés que mirar nada". Uno de los castigados dijo: "No puedo no mirar nada" y le contestaron, "Cuando no mires nada estarás mirando a Dios".-
PRIMERA FASE
Supe así que el lugar en el que estaba era lo que en la organización se consideraba como una granja de "primera fase".-
En esta granja de primera fase, con todas las medidas humillantes que se aplicaban, trabajos agotadores, mala comida, falta de descanso, se disolvía la voluntad del interno para someterlo al arbitrio de los encargados. Con el tiempo seleccionaban a los que mejor presencia física tenían y se los comenzaba a llevar a reuniones religiosas del grupo en la ciudad de Buenos Aires, los miércoles y domingos. Estas reuniones eran del tipo pentecostal, con bailes, gritos, histeria, imposición de manos, hablar en "lenguas", etc. Los asistentes,entre sí, se llamaban "hermanos".-
En una ocasión el "pastor" de nombre "Chomi", de origen español y líder de Mar del Plata en la organización, nos dijo que en Galicia a los pulpos se los apaleaba hasta matarlos para que la carne quedara más tiernita. Que de ello deducía que como nosotros estábamos un poco duros en cuanto a la fe, habría que apalear a unos cuantos. En tal sentido decía que Dios no quiere a los tibios, que había que ser fervoroso en todos los momentos del día a fin de no ser vomitado por Dios.-
SEGUNDA FASE
En la segunda fase los internos viven en "hogares" ubicados en la ciudad.-
Los internos pasan así a trabajar como esclavos de la agrupación.-
A unos se los envía diariamente al mercado central a pedir la verdura de descarte, que luego se retira con un ómnibus.-
Otros deben encargarse de reparar los artículos de segunda mano que han recolectado pidiendo por las casas, a fin de venderlos.-
Otros son enviados a mendigar en los ómnibus de transporte urbano, en donde deben recitar un texto enseñado sobre REMAR, su lucha contra las drogas y la marginación y lo que Jesucristo ha hecho con ellos, pidiendo una colaboración.-
Con esta actividad llegan a recaudar entre 50 y 70 pesos diarios. Al final del día deben entregar el dinero a los dirigentes de REMAR. El que incurre en alguna falta, que puede ser desde quedarse con una parte del dinero o simplemente fumar o tener un encendedor, es devuelto a trabajar 15 días o más (de acuerdo a la falta) en las granjas de primera fase.-
Así fue como supe que el estar en la granja de primera fase consistía en sí mismo en un castigo para los que ya estaban en la segunda fase.-
Pude observar que los que se encuentran en la segunda fase están totalmente automatizados. Para conseguir ese sometimiento, además de todas las privaciones relatadas se les permite dormir apenas unas pocas horas y con interrupciones durante la noche, con la excusa de mantener "alertas" a los internos.-
LA SOMBRA
Uno de los métodos para conseguir el control de los internos es el de fijarles una "sombra", que consiste en obligarlos a estar siempre acompañados por otro de los internos, a fin de vigilarse mutuamente. En las salidas para mendigar también es obligatorio estar acompañado por la "sombra".-
JAVIER
Uno de los internos que estaba en la granja de primera fase de San Miguel del Monte se llamaba Javier. Era un mendocino de 28 años de edad aproximadamente, infectado de HIV, en un estado muy avanzado de su enfermedad y un nivel muy bajo de defensas, (38 o 40). Durante varios días estuvo rogando para que lo llevaran a un hospital de Buenos Aires para que le dieran medicación. Yo lo visitaba donde yacía en su cucheta. Tenía unos 39º de fiebre y si no se levantaba y no se arrastraba hasta el comedor (ubicado en la casa grande, a 150 metros de allí) no comía ni se desayunaba. No le llevaban la comida. Un domingo a la mañana temprano, cuando vino el colectivo de REMAR, José le dijo que se preparara, que iba a llevarlo a Buenos Aires al Hospital Muñiz. Luego, a la noche, cuando volvió el colectivo, me contaron que Javier no llegó a la Capital. El colectivo paró en una zona inhóspita del camino en medio del campo, en el cruce de la ruta 2. José le dijo: "Javier, hasta aquí llegás. Nuestra voluntad es que te quedes con nosotros, aunque la voluntad del Señor es que te bajes y vuelvas a Mendoza como puedas". No lo volví a ver, pero considero que con él se hizo un verdadero abandono de persona.-
LEONARDO
Se trataba de un rosarino, del bajo Ayolas, de 32 años de edad aproximadamente, retrasado mental (o psicótico). Era incapaz de conectarse con la realidad. Permanecía sin dormir, sin comer, parado afuera casi todas las noches, hiciera frío o lloviera. Con una leve sonrisa en el rostro.-
José o el encargado, al finalizar el día, le decían al volver del trabajo: "Vos te hacés el loco, vos de loco no tenés nada, yo te voy a ablandar". Acto seguido cacheteaban al joven, que no mostraba respuesta alguna, y caía al suelo sin decir palabras. Algunas noches, entre tres o cuatro, le rompían la ropa y lo obligaban a bañarse con agua extremadamente fría. Lo golpeaban porque se resistía y trataba de salir de la ducha. Un día Víctor le dijo: "Voy a llamar al Borda para que te encierren y no salgas nunca más. Vos no estás loco, vos tenés un demonio adentro".-
Cuando yo me fuí de esa granja Leonardo todavía permanecía en esa situación.-
MI HUÍDA
Ese estado de cosas, lógicamente, era insoportable, por lo que inmediatamente comencé a planear cómo escapar de allí, dándome cuenta de la grave situación en que me encontraba.-
El encargado de la granja, en caso de que alguien escapara del lugar utilizaba un celular y se comunicaba con los propietarios de los campos vecinos y con la policía diciéndoles que se había escapado un drogadicto.-
El único camino que existe para escapar de esa verdadera prisión es una simple huella que tiene unos 2 kms. y comunica con la ruta 3, la que es un camino antiguo muy poco transitado. Cerca de allí hay una estación de servicios de "EG3", a cuyos empleados Víctor tiene apalabrados para que lo llamaran en caso de que alguien que hubiera escapado pasara por allí. Si desde la estación de servicios lo llamaban enviaba una "patota" en automóviles para recapturar al evadido. En su defecto conseguía la ayuda de patrulleros de San Miguel del Monte, que los arrestaban por vagancia.-
Un día estaba muy dolorido por mis problemas en las piernas y les dije a los responsables que yo tenía que hacerme un examen neurológico. Ante mi insistencia consintieron en llevarme en el colectivo a Buenos Aires y supuestamente iban a llevarme al Hospital Muñiz.-
Fijaron un domingo. Guardé lo imprescindible y lo más liviano en un bolso, con la excusa de que tenía miedo de dejar esas cosas por temor a que me las robaran. Ya en Buenos Aires debí esperar hasta el día siguiente para que me llevaran al hospital. El lunes me dijeron a la mañana muy temprano que me preparase porque iba a ir al Hospital Muñiz, que debía ir y volver caminando, acompañado y vigilado por mi "sombra". Como eran diez kilómetros de distancia les dije que no podía caminar por mi problema en las piernas, y el martes uno de los españoles, líder del grupo, me pasó a buscar con un auto. Me dijo "Buscá tu sombra, y vamos, que te voy a llevar a un dispensario". Era el dispensario de una iglesia de barrio que tenía un médico de guardia y el líder le dijo a mi "sombra": "Tú entras con él al consultorio, y le dices al médico que le dé algo para el dolor de la pata. Nada más. Ni radiografía ni exámenes, ni nada. La radiografía te las hace Dios, y los exámenes te los hace Cristo. Si este tío llega a abrir la boca, te das media vuelta y lo dejas solo". Mientras tanto me habían retenido el bolso en el automóvil, con lo que si yo hacía algo me dejaban abandonado en el lugar, sin dinero, sin los documentos (que me habían retenido) y sin los pocos bienes que me quedaban.-
Se puede considerar que allí tenía oportunidad de librarme, pero realmente estaba atemorizado y con una muy disminuída capacidad de respuesta.-
El médico me hizo poner una inyección que no me calmó el dolor, y dijo que me llevaran de nuevo en una semana.-
A la semana siguiente salimos para ir nuevamente al dispensario. En una parte del viaje el ómnibus se detuvo, cerca del puente Alsina, debido a que necesitaban ir a buscar unos documentos en unas oficinas cercanas. Se bajaron José y el conductor, el que era mi "sombra". En ese momento vi la oportunidad de escapar de mi prisión. Le pregunté a uno de los internos en qué parte estábamos, porque tenía solamente dos pesos en mi poder, escondidos porque no se nos permitía tener dinero. Al saber que estaba en la Capital y me alcanzaba el dinero para poder pagar el boleto de un ómnibus, con la ayuda de un interno salté desde la única ventanilla del ómnibus, porque, para evitar las fugas, habían dejado la puerta cerrada.-
Fue así como pude escapar de una prisión y de una condena que se me había impuesto sin que yo hubiera cometido delito alguno.-
Quiero señalar que a las personas a las que se las somete a este encarcelamiento y trato humillante, en muchos casos no son drogadictos perdidos como se los pretende pintar. Muchos, como yo, simplemente acudimos a ese lugar por una cuestión de necesidad económica, y en lugar de ayuda nos vimos envueltos en un retorno a la esclavitud y la sevicia.-
Señalo que, aún en el caso de los drogadictos, el sistema empleado con ellos en lugar de recuperarlos, aumentándoles su autoestima, hacer que amen su cuerpo y su vida, por el contrario les incrementan la desvalorización de sí mismos y les reemplazan una adicción (a las drogas) por otra adicción (obediencia a los líderes del grupo).-
Que, además de solicitar que se investiguen los delitos denunciados, quiero alertar a la comunidad respecto a este grupo destructivo, que pretende presentarse como una comunidad terapéutica y solidaria. Por el contrario, tiene todas las características de las sectas destructivas, reclutando sus adeptos entre las personas más desvalidas de la sociedad.-
He sabido que en algunos casos, hasta los mismos jueces recomiendan este grupo, o imponen a algunos drogadictos su internación en las granjas de primera fase. Seguramente no saben que en estos lugares no se cumple con los mínimos recaudos de asegurar la salud, y por supuesto, menos aún, la dignidad de las personas.-
Proveer de conformidad
SERÁ JUSTICIA
Dr. Hector W. Navarro
Abogado
Col. Abog. Rosario Libro nº IX - Fº 95
Trib. Federal Tomo 87 Folio 802
Córdoba 850 - local 22 - Rosario
Tel.(0431) 4470889
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