Y el mundo sigue andando!!!
Mis amigos comentaban jocosamente, en una reunión del pasado mes de agosto, la
construcción del bunker de Casilda y el arca de Arequito. Yo puse cara de nada que ver,
porque si hubiera contado que durante muchos años me la creí, se habrían sentido
justificados de haber dudado tantas veces de mi inteligencia.
Pero ahora me decido y hablo. ¿No sería lindo que se terminaran mágicamente los
problemas de falta de guita, amor y esperanza?. Actualmente para conseguir dinero hay que
esforzarse mucho, si querés amor hay que ser amable y para tener esperanza hay que creer
en Duhalde y De la Rúa. Todo eso me parece imposible.
Por eso no hay que asombrarse si alguien se agarra de las descabelladas interpretaciones de
Nostradamus o de las profecías siniestras del argentino Parravicini, escandalizado porque en
los años 30 las mujeres empezaban a usar pantalones.
Ahora yo también me río, pero cuando unos yanquis me predicaron en Mendoza me lo creí
todo. Ellos estaban tan convencidos que habían huido de EEUU porque el profeta de Los
Niños de Dios pronosticó que California se hundiría en el mar con la llegada del cometa
Kohoutek. Ingresé en la secta y con el mismo entusiasmo que los yanquis empecé a reclutar
gente y a guardar alimentos secos. Desgraciadamente los garbanzos se llenaron de gorgojos
y yo perdí diez años en esa locura. Por eso, cuando escucho que otros se ríen del bunker de
Casilda me acuerdo del fallecido fundador de Los Niños de Dios, que me había convencido
de que el fin del mundo era en 1993 y canturreo un tango en homenaje a él y a todos los
falsos profetas: "tus ojos se cerraron y el mundo sigue andando". Como el zorzal criollo,
canto por no llorar.
Sin embargo parece que los múltiples fracasos no sirven y cada generación tiene que
aprender en cabeza propia. Un tal Miller había señalado el año 1844 para el fin del mundo.
Sus creyentes se subieron a los árboles para estar más cerca del cielo en el momento del
arrebato y se vistieron de blanco para no tener que cambiarse de ropa en el Paraíso. A
algunos los tuvieron que bajar a hondazos porque no se daban por vencidos. En este siglo ya
hubo muchos que, ante el fin inminente, eligieron la muerte para apresurar el tránsito. Y eso
no es chiste.
En Funes una conocida locutora convenció a muchos de que el fin llegaba el 11 de agosto y
les hizo comprar carpas, bolsas de dormir y arroz. Ante el fracaso les dijo que consiguió una
postergación para hoy, 9 de setiembre, porque hay cuatro nueves en la fecha (9/9/99) lo que
tendría alguna relación con los boletos capicúa.
Querido lector: Si hoy usted está leyendo este artículo quiere decir que nada ocurrió y
podemos reirnos aliviados. Si en cambio, vino el fin del mundo, ni siquiera saldrá el diario a
la calle y yo quedo como un duque. Así de simple.
Chau, hasta el próximo desatino.
Eduardo Lause - ex pastor de Los Niños de Dios
actualmente a cargo de la Secretaría de Ayuda a las Personas Afectadas por las Sectas
Destructivas